Desarrollo Personal
Comprender nuestra mente y cómo funciona la de los demás nos reportará grandes beneficios en la vida, sobre todo en términos de serenidad y felicidad. Por desgracia, todos tenemos una serie de creencias limitantes que arrastramos de nuestras experiencias pasadas o de las enseñanzas que nos transmitieron cuando éramos niños, las cuales se convierten en obstáculos para disfrutar de la vida ya que a menudo son fuentes de malentendidos, estereotipos o percepciones negativas.
Deshacernos de esas ideas preconcebidas nos brindará una enorme libertad porque nos ayuda a deshacernos de esa camisa de fuerza que a menudo nos ata y limita. Algunos principios de la Psicología pueden ayudarnos a darnos cuenta de que algunas de las cosas que pensamos no son tan ciertas.
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Comprender nuestra mente y cómo funciona la de los demás nos reportará grandes beneficios en la vida, sobre todo en términos de serenidad y felicidad. Por desgracia, todos tenemos una serie de creencias limitantes que arrastramos de nuestras experiencias pasadas o de las enseñanzas que nos transmitieron cuando éramos niños, las cuales se convierten en obstáculos para disfrutar de la vida ya que a menudo son fuentes de malentendidos, estereotipos o percepciones negativas.
Deshacernos de esas ideas preconcebidas nos brindará una enorme libertad porque nos ayuda a deshacernos de esa camisa de fuerza que a menudo nos ata y limita. Algunos principios de la Psicología pueden ayudarnos a darnos cuenta de que algunas de las cosas que pensamos no son tan ciertas.
1. Las personas no se fijan en ti tanto como piensas
Solemos pensar que somos el centro de atención, una idea que a muchas personas les genera una gran tensión y ansiedad, hasta el punto que se encuentra en la base de las fobias sociales. Sin embargo, lo cierto es que la mayoría de las personas están demasiado ocupadas pensando en lo que los demás pensarán de ellas, como para fijarse mucho en los demás.
Saber que los demás están tan preocupados como tú por la imagen que proyectan, ocupados con sus propios problemas e inseguridades, es extremadamente liberador. Por tanto, deja de preocuparte por lo que piensen los demás y comienza a preocuparte por satisfacer tus propios estándares, sentirte más cómodo y ser más feliz.
2. Tu personalidad cambia constantemente
Solemos creer que somos la misma persona de hace diez años y que dentro de diez años pensaremos y sentiremos lo mismo que ahora. No es así. Un estudio llevado a cabo por psicólogos de la Universidad de Edimburgo reveló que somos una persona completamente diferente a los 14 años y a los 77 años. Las circunstancias que vivimos nos hacen cambiar nuestra visión del mundo y de nosotros mismos, por lo que lo sería anormal que siguiéramos siendo los mismos.
Esto significa que tienes derecho a cambiar de opinión, a revalorar tus decisiones si consideras que eran inmaduras o inadecuadas e incluso a cambiar de gustos y preferencias. El cambio es la única constante de la vida, no tienes que aferrarte al pasado ni intentar ser “fiel” a unos valores con los cuales ya no te sientes identificado.
3. Cometer errores te hace parecer más simpático
A muchas personas les aterra cometer errores, sobre todo en público, porque creen que los demás les juzgarán duramente o que incluso los rechazarán. Sin embargo, un curioso experimento realizado por psicólogos de la Universidad de Minnesota comprobó que solemos preferis a quienes cometen algunos errores en vez de a quienes se muestran extremadamente competentes, es lo que se conoce como “Efecto Pratfall”.
La clave radica en que los pequeños errores nos hacen parecer más humanos y vulnerables, por lo que las personas se identifican más con nosotros y nos perciben como más simpáticos y cercanos. Por tanto, no te obsesiones con los errores, intenta ser lo más natural y auténtico posible porque es la mejor manera para conectar con los demás.
4. No asumas que tu consejo será escuchado
Es probable que en más de una ocasión alguien haya acudido a ti, preocupado por un problema. En ese caso, es probable que te hayas tomado tiempo para escucharle y le hayas dado consejos. Sin embargo, al notar que esos consejos han caído en saco roto, también es probable que te hayas molestado o frustrado. Es una reacción normal, aunque no deberías tomártela tan a pecho.
En Psicología existe lo que se conoce como “reactancia”, una reacción emocional que se pone en marcha apenas alguien nos dice lo que debemos hacer y cómo hacerlo, es una especie de reacción defensiva con la cual pretendemos defender inconscientemente nuestra libertad y poder decisional. Por tanto, en vez de dar consejos, ofrece sugerencias que contengan ejemplos. Y recuerda que a veces las personas solo necesitan hacer catarsis, por lo que no debes enfadarte si no te hacen caso, ya has cumplido tu misión: brindarles apoyo emocional.
5. Solo puedes controlar tu respuesta
A veces nos obsesionamos con el control, por lo que cuando las cosas no salen como esperábamos nos frustramos, deprimimos o sentimos ansiosos. Sin embargo, lo único que podemos controlar con seguridad es nuestra reacción ante las circunstancias, y eso es más que suficiente porque la manera en que respondas ante un problema, evento o situación a menudo es más importante que la situación en sí misma.
Eso no implica una actitud derrotista ni significa que con una buena actitud conseguirás todo lo que te propones, pero aprender a fluir te evitará muchas preocupaciones inútiles y, sobre todo, te liberará del peso que implica querer controlarlo todo sin tener las herramientas para lograrlo. El objetivo es que intentes ver la parte positiva o, al menos, minimices los daños emocionales. Es un gran cambio de perspectiva que cambiará radicalmente tu vida.
Fuentes:
Harris, M. A. et. Al. (2016) Personality Stability From Age 14 to Age 77 Years. Psychology of Aging; 31(8): 862–874.
Aronson, E., Willerman, B., & Floyd, J. (1966) The effect of a pratfall on increasing interpersonal attractiveness. Psychonomic Science; 4(6): 227-228.