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El hombre que susurraba a los colibríes



Joao Silvestrini, un jubilado que vive en las afueras de Barretos, en el estado brasileño de Sao Paulo, ha conseguido ganarse la confianza de una família de colibríes que le visitan varias veces al día y entran con total tranquilidad por la ventana de su cocina para alimentarse en un comedero de néctar con flores de plástico. Silvestrini muestra en un vídeo difundido a través de su página en Facebook la relación cordial y confiada con uno de estos pequeños pájaros, que parece atender a sus palabras antes de aprovecharse de la comida.
Silvestrini explica que el pequeño pájaro que aparece en el vídeo es hijo de un primer colibrí que se acostumbró a alimentarse en su cocina. Estas son algunas de la frases de la conversación de Silvestrini:
"Hola! Ven! Vamos a filmar aquí, ven aquí, aquí! Vamos a hablar aquí cerca, te estamos viendo? Ven, vamos a hablar un poco, ponte aquí. Quieres beber un poco? Quieres ver la máquina otra vez, ¿de acuerdo? Entonces, mira allí, a la cámara, sí. Te están filmando, vamos a volver. Sigue mi dedo, mira hacia allí! El sinvergüenza está aquí todo el día llamándome. No ha pasado media hora y ya vuelve a estar aquí. Este es el hijo, me lo trajo su madre, que lo dejó caer al lado de la ventana; y se ha acostumbrado a la casa y viene a llamarme cada día".  

El mal uso intencionado de la palabra “reciclaje”

El reciclaje del plástico no funciona y no es una solución sostenible. Es un montaje que nos hace sentir bien y nos aleja de las soluciones verdaderas.
 La triste realidad es que cuando pones un plástico en un contenedor de reciclaje nadie se responsabiliza de que vaya a ser empleado para nada.
En realidad, las posibilidades de que sea convertido en otro objeto de plástico similar (es decir reciclado de verdad como el metal o el vidrio) son mínimas por no decir que nulas.
Lo normal es que los plásticos terminen en la basura o en el medio ambiente, con un costo terrible para el planeta y la salud humana, no sólo ahora, sino para muchas generaciones futuras.

El mal uso intencionado de la palabra “reciclaje

Poner un plástico en un contenedor especial no es “reciclar”, ya que nadie garantiza que se vaya emplear para nada, y mucho menos que vaya a ser reciclado de verdad.
El espejismo del "reciclaje"
Por razones técnicas y económicas el plástico es muy caro y complicado de reciclar de verdad, es decir, en ciclo cerrado como el metal o el vidrio.
Salvo algunas excepciones, lo mejor que le puede pasar al plástico que ponemos en un contenedor es que sea convertido en otros objetos no reciclables (lo que se llama downcycling),  plásticos de inferior calidad, textiles… Es decir, que sólo estamos retrasando su llegada al basurero.
Además, el downcycling no frena la necesidad de fabricar millones de toneladas de plástico nuevo para fabricar cada vez más objetos desechables. Y en el supuesto de ciencia ficción de que consiguiéramos someter a “downcycling” el 100% de los plásticos que se fabrican, ¿qué haríamos con los objetos generados? ¿Tapizar el mundo entero con tejidos de forro polar?

La falacia de los triángulos de reciclaje

Otra falacia notable es los símbolos triangulares de “reciclaje” con flechas que vemos dibujados o grabados en los plásticos y que llevan un número dentro. Esos triángulos con flechitas en absoluto quieren decir que ese plástico sea reciclable. Los números son una manera de agrupar en 7 clases las más de 80.000 resinas plásticas que hay en la actualidad, y las flechitas no quieren decir absolutamente nada, simplemente están ahí para engañar al consumidor. Muchos grupos llevan años pidiendo que esos símbolos engañosos sean eliminados.
¿Sorprendido?  Los secretos sucios del “reciclaje” del plástico no acaban ahí.
Los ciudadanos ponemos plástico en los contenedores de reciclaje pensando que serán reciclados en objetos similares. Sin embargo la mayor parte del plástico que ponemos en los contenedores es arrojado al basurero, incinerado, o exportado a países como China.
En 2011 la UE exportó  3.4 millones de toneladas de basura de plástico, sobre todo a China, para ser incinerada aprovechando que las normativas ambientales son más laxas, o para que sea convertida en objetos no reciclables (downcycling), todo ello en condiciones ambientales y de salubridad deplorables. Canadá, EEUU y otros países ricos también exportan sus desechos plásticos a Asia.
En algunos de los países con mayores tasas de “reciclaje” del mundo, como Alemania, más del 50% del plástico que se recupera es quemado directamente en incineradoras, con un terrible impacto  en la salud de las personas y en el medio ambiente.
Mirando todo esto, poner plástico en contenedores especiales no debería llamarse “reciclar”.  Estamos más bien ante un negocio opaco y engañoso, diseñado para que nos quedemos con la conciencia tranquila y sigamos enganchados a los plásticos de usar y tirar, los cuales permiten beneficios millonarios a unos pocos, a costa de la salud y del medio ambiente de todos. (fuentes de datos)

El falso “éxito” del reciclaje en Europa

Años de adoctrinamiento y de un enorme gasto de dinero público han dado lugar  a sofisticados sistemas de recuperación de algunos tipos de plástico (como el PET) en varios países europeos.
La industria menciona estos sistemas como ejemplos de que el reciclaje de plásticos es una solución verdadera y sostenible y los gobiernos les secundan en esta falacia para no tener que dar explicaciones ante los ciudadanos por haberse convertido en basureros al servicio de una de las industrias más poderosas del mundo. Veamos lo que ocurre en realidad.
Según las propias cifras de la industria, en Europa se recuperan sólo en torno al 25% de los plásticos que se producen. Dentro de ese 25%, en términos de residuos generados por los consumidores europeos, en 2011 se recuperaron 14.3 millones de toneladas, un 58%.  Parece que no está mal como cifra, pero ¿a dónde va todo este plástico recuperado? Un 25% de esa cantidad, 3.4 millones de toneladas, se exportan, casi todo a China. (fuentes)
¿ Y qué pasa con el resto?  En países como Alemania o los países nórdicos más de la mitad es quemado en incineradoras. Osea que de cada cuatro plásticos que el consumidor europeo pone en un contenedor “para reciclar”, dos son quemados, y uno exportado a China (donde será quemado o usado en downcycling sin garantías ambientales ni laborales). ¿Y qué pasa con el 25% restante?  Dependiendo del tipo de plástico (¡hay miles!) y del lugar donde sea recuperado, pueden ocurrir tres cosas: que vaya directamente al basurero (lo más normal), que sea convertido en algo no reciclable (textiles, plásticos de baja calidad, etc) o, lo más raro de todo, que efectivamente sea convertido en un objeto parecido y que, que a su vez, sea reciclable de nuevo.  Este porcentaje mínimo residual sería la verdadera tasa de reciclaje real de Europa.  Una realidad  muy diferente a lo que quieren hacernos creer cuando nos animan a “reciclar”.
Esta es la lamentable verdad del reciclaje que nadie, ni los gobiernos, ni la industria, ni los que se lucran con todo esto quieren que sepamos.

¿Qué pasa en los países en vías de desarrollo, donde vive el 85% de la población mundial?

En EEUU el porcentaje de plásticos recuperados (que no es lo mismo que reciclados) frente a los producidos apenas supera el 7%. En Europa es de un 25%. Ya hemos visto que dos tercios de estos plásticos se exportan a países pobres o se incineran, y el resto, salvo una pequeña parte, terminan en los basureros.
Imagina ahora cuáles son los porcentajes de recuperación de plásticos en los países en vías de desarrollo, donde vive el 85% de la población mundial. Estos países se están ahogando en una marea de plástico por carecer de medios para gestionar los desechos generados por la cultura de “usar y tirar”. Además, Europa, EEUU y Canadá exportan millones de toneladas de sus desperdicios de plástico a países más pobres.

Es hora de despertar del espejismo del “reciclaje”

Poner cosas en contenedores de colores nunca será “reciclar” en tanto no existan mecanismos económicos o legales que garanticen un ciclo cerrado para esos productos.
Es hora de tomar decisiones basadas en la realidad de los hechos y en el impacto intolerable de los plásticos sobre el medio ambiente y la salud.  Decisiones que también tengan en cuenta al 85% de la población mundial que vive en países en vías de desarrollo y que se están ahogando en residuos de plástico.

La verdadera solución es usar el sentido común:

Romper con nuestra adicción a los plásticos de usar y tirar. Reducir tanto embalaje redundante e inútil, diseñar productos sostenibles, emplear envases reutilizables, y elegir materiales realmente reciclables, como vidrio, metal y papel.
En lugar de emplear dinero público para convertir a sociedades enteras en gestores de basura al servicio de grandes corporaciones, los propios fabricantes deberían ser los responsables legales del ciclo de vida completo de cada producto, incluso tras la venta.
En la actualidad, los fabricantes en general se  lavan las manos una vez han vendido el producto, y hacen a los ciudadanos y a los gobiernos responsables de gestionar la ingente cantidad de residuos que  generan con sus decisiones insostenibles de embalaje y diseño, a costa de la salud y del medioambiente de todos.
Si los fabricantes fuesen responsables de pagar por los residuos que generan veríamos cambios radicales en la manera que los productos se diseñan, envasan y distribuyen.
En Febrero de 2013 un grupo internacional de científicos hizo una petición formal a los gobernantes de todo el mundo para que el plástico sea declarado residuo tóxico y peligroso.
Ecoportal.net
El Plástico Nata

El Mediterráneo No Puede Ser Más Hermoso



RECETA - Caldereta de rape con almejas

Caldereta de rape con almejas

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MaloBueno 
Hoy preparamos como segundo plato una caldereta de rape con almejas y gambas, utilizando el toque inconfundible del Pimentón de la Vera con denominación de Origen Las Hermanas que nos vino en la última caja de Disfrutabox.
calderetarapeIngredientes para 4 personas:
  • 1 litro caldo de pescado o marisco
  • 4 dientes de ajo
  • 2 rebanadas de pan
  • Un puñadito de avellanas
  • 250 g gambas
  • 500 g colas de rape
  • Harina
  • 500 g almejas
  • 2 cucharadas Pimentón de la Vera Dulce Las Hermanas
  • Aceite de oliva
  • Sal
  • Perejil fresco
  • Pimienta blanca molida
Elaboración:
  1. Lo primero de todo es limpiar bien las almejas. Sumérgelas en agua fría con un puñado de sal y déjalas reposar unas dos horas en la nevera. Ellas solas irán soltando la arena.
  2. Haz las colas de rape en una sartén (previamente pasadas por harina), vuelta y vuelta, con un toque de perejil fresco. Reserva a un lado.
  3. En una olla, echa el aceite que ha sobrado de freír el rape y añade los ajos aplastados sin piel y las avellanas. Cuando estén casi dorados, incorpora las rebanadas de pan desmigadas.
  4. Aparta la olla del fuego. Sácalo todo y ponlo en un mortero. Machaca bien todo y reserva a un lado.
  5. En una cazuela, pon las almejas para que se abran, a fuego fuerte, con un poco de sal y pimienta blanca molida.
  6. Cuece las gambas o langostinos en la olla junto al caldo de pescado o de marisco, a fuego lento. Echa un poco de sal y pimentón de la Vera.
  7. Tras unos 5 minutos, añade el majado que dejaste en el mortero e incorpora las almejas y las colas de rape. Si es necesario, añade un poco más de caldo y rectifica de sal. En unos 5 minutos tendrás ya preparado el guiso.
  8. Sirve el rape en un plato hondo y riégalo con el guiso. Puedes añadir un poco más de perejil o unos canónigos para decorar

Tu niño interior te grita que vuelvas a acercarte a él


 Cristina Roda Rivera 12, julio 2016 en Emociones3529 compartidos
niña sujetando un farol
Cuando a una persona le cuesta recordar cómo fue en su infancia y qué quería ser de mayor, inevitablemente ese niño que fue está olvidado y mermado, y por tanto su personalidad adulta está de alguna forma un tanto sometida. No sabe cómo amar, a qué mirar y ha dejado de encontrar la gracia en sí mismo.
De tanto diferenciarse para calmarse, de tanto mezclarse con lo que los demás esperan de él, el niño se ha quedado huérfano. Y esto no hace más que complicarle la vida al adulto y ser una copia falsa sin saber muy bien de quién.
La amargura es lo único que ha cristalizado de esta lucha entre tu esencia y el mundo. Pudo ser un bello encuentro, pero buscando el éxito olvidaste que eso solo ocurre a los que realmente son fieles a sí mismos. Ya sea en una cabaña de cartones o en un gran palacete. La tristeza no tiene márgenes ni moldes, traspasa cualquier material por mucho que la disfraces.
Es el momento de parar y escuchar; tu niño interior te grita que vuelvas a acercarte a él.

Yo Padre, Yo Adulto y Yo niño

Eric Berne propuso en su teoría del análisis transaccional que las personas interactúan entre sí mediante transacciones psicológicas, con sus estados del yo: Padre, Adulto y Niño.
Aprendiendo a utilizar el padre para dar cuidados, el adulto para individualizarse y el niño para buscar y recibir cuidados y cariño. Es decir, si la transacción del niño desaparece….¿Cómo puede una persona individualizarse y dar cuidados si ha olvidado de demandar el suyo propio?
Y es que creemos que la vida nos va definiendo y las experiencias nos cambian, pero realmente cabría plantearse si la prueba psicológica que cada uno de nosotros tenemos que pasar es vivir todas esas alegrías y amarguras, sintiendo que nuestro niño interior nos mira y nos reconoce.
Pero la mayoría de la gente ha encontrado más interesante desconectarse de sí mismo y amoldarse a lo que cree que puede resultarle más útil y menos doloroso para vivir. Ha dejado de ser niño y ha pasado a ser copia.
niño

¿Por qué nos negamos a nosotros mismos?

En todo lo que hicimos de niños está el germen de lo que somos ahora. No se trata de hacer una terapia freudiana de 50 sesiones de regresión a la infancia, cada uno de nosotros recordamos muchas cosas sin necesidad de transportarnos a aquella época.
Quiénes eran las personas que nos caían bien instantáneamente, los que nos sorprendían con su humildad, los que solo miraban abajo para tender la mano y dar una sonrisa. Cómo eran los paisajes que nos emocionaban y como nos apasionaba sumergirnos en ellos.
Qué era lo que nos gustaba, las actitudes que nos ahuyentaban de forma espontánea y qué música y arte nos impresionaba. Nuestra creatividad y habilidad para detectar lo auténtico estaba a flor de piel.
Luego crecimos y nos empezaron a decir que estábamos equivocados. Los sensibles se replegaron, los valientes se tornaron demasiado prudentes, los talentosos se volvieron huidizos y demasiado escépticos y los bondadosos temerosos de todo lo que veían alrededor.
Asumimos que soñar estaba mal y que es mejor tener “los pies en el suelo”; aunque a veces lo único que nos apetecía era despegar. Primero la autoridad, luego el miedo al rechazo social, después la dura lucha por la aprobación de los demás y por último la idea de poder, dinero y estabilidad.
Nos transformaron de tal forma que de vivir para fuera, cada vez vivíamos más para dentro. Desconfiando de nuestros sentidos y tiranizados por la mente.
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Cinco claves para desarrollar la resiliencia en niños

Cómo volver a conectar con tu niño interior

Es tan difícil encontrar pistas que nos den algunas respuestas sobre el porqué de nuestra actual forma de ser, que la mejor forma de hacerlo no es seguir las huellas, sino colocarnos en el punto de partida:
  • Trae a tu mente el mejor recuerdo de tu infancia: ¿Por qué lo fue?
  • Busca los libros y películas que te apasionaron cuándo eras pequeño: ¿Cómo es posible que siendo complejas te apasionaron?, ¿qué había de universal en ellas que lo había también en ti?
  • Recuerda quién te hizo daño y por qué: ¿Has evitado a esas personas en tu vida adulta?, ¿te han seguido provocando rechazo?, ¿qué hay en ellas qué rechazas? Recuérdalo, es la pista para saber quién nunca tendrá que ver contigo y en quién nunca deberás convertirte, pues es tu antítesis espiritual. Lo supiste desde siempre.
  • ¿Cómo te imaginabas de mayor? Quizás ya de pequeño sabías que eras alguien complejo y sensible. ¿Luchar contra eso tiene sentido, aunque digan que no debes ser así para ser feliz?
  • Si no te gustaban las personas que al crecer se volvían grises, ¿por qué consientes que se apague tu luz?
  • ¿Te enseñaron que no eras digno de ser amado?, ¿lo sigues creyendo? Pero, sobre todo, ¿pensabas que llevaban razón?
  • Y por último, si siempre te consideraste especial, ¿por qué has dejado de creerlo?
A veces el mundo se empeña en arrebatarnos la ilusión y las ganas, pero la forma de afrontarlo no puede ser otra que sacando tu verdadera esencia, aunque sufras y duela. La felicidad no debe ser una imposición constante, pero la paz y un espíritu sano son unos buenos compañeros de viaje.
Seguro que puedes superarlo, mira esa foto de cuando eras pequeño cada día e intenta que él/ella esté orgulloso de ti. A pocas personas más le debes ese favor, porque a pocas les importas tanto. Tu niño interior te pide a gritos que vuelvas a acercarte a él, no vuelvas a darle la espalda.

La culpa, una emoción aprendida desde niños


 Cristina Tabernero Neira 14, diciembre 2016 en Psicología937 compartidos
Cara de niña enfada detrás de un árbol
La culpa es una emoción muy poderosa. Y muy dañina. Señala también que somos responsables de nuestros actos. En ese sentido podemos tomar conciencia de lo que ha pasado y cómo hemos actuado. Si nos juzgamos, nos señalamos como culpables y nos quedamos anclados en esa emoción, sin actuar, puede llegar a arrastrarnos hasta lo más profundo de pozo, donde nos espera el malestar emocional y físico.
Te propongo una reflexión sobre lo que te hace sentir culpable. Comienza por comprender qué es sentirte culpable. Para mí, sería más saludable analizar de qué te sientes responsable. Porque si comienzas con la connotación negativa que introduce el sentimiento de culpabilidad, probablemente aparecerán también otras emociones poco saludables en principio, como la rabia. A partir de ahí, determina lo que depende de ti y lo que es responsabilidad de los demás.

Cómo surge la culpa

La culpa surge cuando haces algo que sabes que no está bien. Una voz interior te lo remarca. Te sientes mal y ese estado emocional al que te precipitas va a depender de lo que hayamos aprendido, es decir, de la educación que hayamos tenido. Los sentimientos que acompañen a la culpa, como la vergüenza, también van a depender de lo que hayamos aprendido.
Las situaciones que pueden generar culpa son muchas: nos sentimos culpables por no ser buenos padres, buenos hijos, buenos amantes, buenos amigos… Nos torturamos por no haber cumplido las metas que nos fijamos, por engordar, por no llegar a todo… Nos sentimos culpables por lo que hacemos y por lo que no hacemos…Culpables por ser así o pensar esto, sentir aquello o desear lo otro…
¿Cómo vive una persona con culpa?
Las creencias que tenemos, la educación de nuestros padres y nuestros aprendizajes determinarán en cada situación cómo nos sentimos. Desde niños, el peso de la culpa se adquiere desde la familia y el colegio. Los padres contribuyen a este sentimiento de culpa a través de algo tan sencillo como hacer creer al hijo que es la causa de su malestar y sus emociones.

Culpa o responsabilidad

Lo importante es diferenciar entre culpa útil, separada de la culpa asfixiante, estéril y patológica, que tortura. Los sentimientos de culpa que nos permiten rectificar los errores o faltas que hayamos podido cometer resultan útiles. Se entiende así la culpa como responsabilidad. Los otros sentimientos de culpa, suponen un lastre que agota nuestra energía y generan inútiles y profundos sentimientos de malestar. La culpabilidad patológica no tiene nada que ver con la culpabilidad sana o responsable, que sanciona una falta.
Al hilo de esto, Luis Rojas Marcos, prestigioso psiquiatra andaluz afincado en EEUU, habla de una actitud positiva y no sentirse culpable para mejorar en las enfermedades crónicas.

Niños educados en la culpa o en la responsabilidad

Culpabilizar a los niños para tratar d ejercer el control sobre ellos es una estrategia muy peligrosa. Un niño educado en la culpa desarrolla una sensibilidad particular hacia esa moción: será más fácil de manipular y también habrá una mayor probabilidad de que actúe como manipulador. Cada vez que los padres atribuyen al hijo la causa de sus estados de ánimo, contribuyen  a reforzar su sentimiento de omnipotencia al hacerle creer que él es el responsable de sus emociones. Cuando las emociones son desagradables, directamente el niño se siente culpable.
En cambio, los padres que ayudan a sus hijos a reflexionar sobre sus faltas de una manera constructiva y no acusatoria o condenatoria estarán ayudando a sus hijos a enfrentarse de otra manera a sus errores. Después de un comportamiento, los niños pueden reflexionar sobre lo que han hecho y sus consecuencias. A la vez, pueden repararlas y no quedarse estancados en la culpabilidad. Recordemos que una vez que ha señalado el daño y motivado su reparación, este sentimiento debería marcharse.
Es tan fácil contribuir al sentimiento de culpa en un niño como hacerle creer que es el causante del malestar emocional del adulto. Así los padres que atribuyen a los hijos la causa de sus estados de ánimo, les hacen sentir culpables de su enfado o tristeza. Frases como Menos mal, tu hermana no nos ha salido como tú… Estoy muy triste por tu culpa… Con el dinero que nos cuesta el colegio, mira cómo lo aprovechas… Nos da vergüenza que te comportes así… El mensaje es totalmente equivocado: los niños tienen que comprender que cada uno es el responsable de gestionar sus emociones.
Es habitual que el sentimiento de culpa consciente o inconsciente no se gestione bien desde la infancia y pueda llegar a condicionar toda la vida de la persona, generándole aprensiones, miedos, autorrecriminaciones, inseguridades… a veces sin el propio afectado se de cuenta.
Niño llorando

Aprender a gestionar la culpa

La culpa nos hace angustiarnos, torturarnos y despreciarnos. El problema no radica en sentirla, sino en cómo manejar la culpa. Para mejorar su gestión te proponemos estos sencillos pasos:

1.- Examina si eres responsable de lo que ha pasado

La clave de la intervención en la culpa patológica consiste en delimitar tu parte de responsabilidad con la ajena. Para liberarnos de ella es necesario saber cómo afrontamos la responsabilidad. Bajo los efectos de los sentimientos de culpa asumimos responsabilidades que no nos corresponden.

2.- Reconoce la culpa

El psicoanalista Sigmun Freud decía que solo se puede vence al enemigo en su presencia. Acoger el sentimiento de culpa supone asumir su presencia y ponerle palabras. Pensamiento y lenguaje entran en juego para reconocer las emociones.

3.- Expresa la culpa

Si reprimimos y ocultamos la culpa, nos encerraremos en la soledad y el silencio, y en la duda. Las palabras permiten romper ese aislamiento. Contarle a alguien lo que nos hace sentir culpables y cómo nos sentimos ayudará a aliviar el sentimiento.
Madre hablando con su hija adolescente

4.- Reconoce tus propias limitaciones

Disminuir nuestro nivel de exigencias y exceso de responsabilidades de asuntos o sufrimientos ajenos, ayuda a no sentirnos culpables por todo. Renunciar al control, aceptar la existencia de situaciones que se nos escapan, y saber que no podemos llegar a todo, es muy importante.

5.- Elimina los auto-reproches

Los auto-reproches sirven de muy poco. Por el contrario generan dolencias de todo tipo y estados de ansiedad que potencian círculos viciosos de pensamientos negativos. Unos ciclos que a su vez alimentan el sentimiento de culpa.

6.- Pide disculpas

Reflexiona sobre tu modo de actuar, y si sientes que has obrado mal o con desgana, no le des más vueltas. Busca alternativas para reparar el daño, y si no, pide disculpas a la persona afectada. Proporciona un gran alivio y sobre todo abre las ventanas a emociones más positivas.
-¡Pero no hay a quien juzgar! -exclamó el principito.-Te juzgarás a ti mismo -le respondió el Rey-. Es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo, eres un verdadero sabio.
-Antoine de Saint-Exupery. El principito-

Fukushima: Japón declara Estado de Emergencia, reactor nuclear a punto de caer al Océano


Posted: 18 Feb 2017 07:20 AM PST
Fukushima: Japón declara el estado de emergencia, por fugas de radiación en el océano
Los científicos de la central nuclear de Fukushima Daiichi en Japón han declarado el estado de emergencia cuando uno de los reactores está a punto de caer en el océano. Niveles letales de radiación se han detectado alrededor de la zona que según los científicos se deriva de un agujero causado por el combustible nuclear fundido.

La explosión nuclear de Fukushima no deja de causar estragos en el medio ambiente y parece que sólo va a empeorar las cosas. Se implantó un estado de emergencia en la planta de energía de Japón después de que las autoridades registraron un nivel anormalmente alto de radiación proveniente principalmente del agujero creado a partir del combustible nuclear derretido bajo la planta. Y amenaza con empezar a filtrarse en el océano.


De acuerdo con RT.com, la Compañía de Energía Eléctrica de Tokio (TEPCO) informó niveles de radiación de hasta 530 Sieverts por hora dentro del reactor 2 inactivo en el complejo nuclear de Fukushima Daiichi que fue dañado durante el terremoto y tsunami de 2011. Igualmente medios japoneses informaron sobre este desastre global.

TEPCO informó que hay un agujero de aproximadamente un metro cuadrado de tamaño debajo del recipiente de presión del reactor. Los expertos dicen que el agujero en la rejilla metálica de uno de los tres reactores que habían explotado en 2011, probablemente fue causado por el combustible nuclear derretido que cayó a través del buque. El marco de hierro tiene un punto de fusión de 1.500 grados, agregó TEPCO, explicando que es posible que algunos desechos de combustible hayan caído, creando el agujero.

Además, TEPCO añade que han encontrado restos de combustible en el equipo en la parte inferior del recipiente a presión, justo sobre el agujero. Con la ayuda de una cámara controlada a distancia, los científicos pudieron ver dentro del reactor nuclear y vieron los residuos del material nuclear y el agujero.
Fukushima: Japón declara el estado de emergencia, por fugas de radiación en el océano
El ambiente dentro del reactor es tan tóxico que los intentos previos para ir debajo de la planta con robots especialmente diseñados no tuvieron éxito. Los robots funcionaron mal debido a altos niveles de radiación. Pero TEPCO tiene planes de enviar más robots autopropulsados ​​para evaluar el daño causado por la explosión del reactor nuclear.

En una entrevista con RT, Yosuke Yamashiki, doctor en ingeniería de la Universidad de Kioto, dijo que la fuga localizada es un gran descubrimiento. «Esto es una especie de progreso. Hay un agujero muy pequeño… y una cantidad muy pequeña de radiación todavía está escapando del reactor.». Sin embargo no se tiene en cuenta la gran cantidad de radiación que ya escapó desde el año 2011 al océano Pacífico.

Añade que: «No es el nivel fatal, pero está sucediendo. Sin embargo, no han establecido un medio adecuado de cómo descomponer el reactor de fusión aún. No hay tantas maneras de descomponerlo». También mencionó que junto con sus colegas están probando una técnica especial de hielo y los resultados pronto se verán, pero la técnica aún no ha sido aprobada. Si tienen éxito quizás el gobierno permitirá su uso.

Yamashiki subrayó que se necesitarán cientos y miles de años para eliminar por completo la radiación en la zona. Pero, por el lado positivo, dijo, «ahora mismo, el nivel de radiación es mucho menor, ya que el reactor no ha estado activo por un tiempo». Al comienzo de la semana, había grandes esperanzas de una limpieza eficiente en Fukushima, después de que el operador de la planta admitió que podría haber encontrado finalmente parte de los desechos de combustible nuclear que creen es la causa de una gran parte de la contaminación persistente de hace seis años.

A principios de esta semana, las esperanzas de una purificación más eficiente en Fukushima eran altas, ya que el operador de la planta, anunció que una parte de los residuos de combustible nuclear responsable de una gran parte de la contaminación persistente desde hace seis años, finalmente puede haber sido encontrada.

Revive Con Este Video La Destrucción De Pompeya



En el año 79 antes de Cristo, la ciudad de Pompeya fue destruida por una erupción volcánica. La historia de ese horrible día captó la atención de la humanidad quizás más que cualquier otro desastre natural. Todos los días miles de turistas visitan la ciudad de Pompeya y reflexionan sobre lo terrible que esta inesperada experiencia supuso para los habitantes. Ahora, gracias a las impresionantes imágenes de las computadoras, podemos ver lo qué realmente ocurrió durante ese día.