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impresionante corto nos muestra cómo les arrebatamos la creatividad a los niños


La creatividad es una de las cualidades que más valora la sociedad pero también es una de las más escasas. Y no es raro ya que la escuela se encarga de arrebatárselas a los niños desde una edad muy temprana.

De hecho, la creatividad no es simplemente la capacidad para enlazar diferentes elementos que den lugar a una idea original y novedosa, la creatividad también es:

- Atreverse a ser diferente

- Arriesgar e ir más allá de los límites establecidos

- Confiar en el instinto

- Ser auténticos

- Desarrollar una visión diferente de la vida

Desgraciadamente, muchas de las escuelas están estructuradas de forma tal que se limitan a transmitir conceptos y teorías ya existentes, sin promover la reflexión. Los niños deben copiar y memorizar, no hay espacio para la creación.

En casa la situación no es muy diferente ya que los padres les exigen a sus hijos que obtengan buenas calificaciones en el colegio, lo cual significa seguir las reglas de una educación escolástica que no tiene en cuenta la individualidad.

De esta forma, en cierto momento se produce un fenómeno que podríamos denominar "amputación del yo". El niño se va adaptando poco a poco al entorno en el que le ha tocado vivir, abandona sus sueños y comienza a acatar las normas que impone la sociedad porque comprende que de esta forma será aceptado y amado. Así se reduce considerablemente su "yo".

Frases como “esa no es la respuesta correcta”, “jugar es una pérdida de tiempo” o “eso no es lógico” implican que la creatividad no encaja en el esquema general del mundo. Así los niños también terminan perdiendo la fantasía, la imaginación y la alegría, por lo que no es extraño que se conviertan en adultos grises que se sienten atrapados en un trabajo que no les gusta.

Deberíamos ir a escuela de adultos, no de niños

Cada niño es único y especial. No se puede juzgar a un pez por su habilidad para trepar a un árbol porque este vivirá toda su vida pensando que es estúpido.

La relación con los niños no debe ser de imposición sino de descubrimiento. No se trata de imponerles lo que deben ser sino de ayudarles a descubrir lo que son y lo que quieren ser. Los padres y los maestros deberían ser orientadores, compañeros de exploración y aventuras, más que figuras encargadas de establecer estándares imposibles.

Este precioso cortometraje nos muestra cómo les arrebatamos la creatividad a los niños y nos hace reflexionar. Se trata de una producción animada codirigida por Rafa Cano Méndez y dirigida por Daniel Martínez Lara que se llevó el Premio Goya al Mejor Cortometraje de Animación. Echadle un vistazo porque cada minuto vale la pena.

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LOS COMPLEJOS


La medición del tiempo: Un invento de los sumerios que aún perdura en nuestros días


Posted: 23 Jan 2017 04:06 AM PST
La medición del tiempo: Un invento de los sumerios que aún perdura en nuestros días
Podemos encontrar curioso el hecho de dividir las horas en 60 minutos y los días en 24 horas: ¿por qué no un múltiplo de 10 o de 12? Por decirlo de forma sencilla, la respuesta a esta pregunta es que los “inventores” del tiempo no operaban con un sistema decimal (base 10) ni duodecimal (base 12), sino con un sistema sexagesimal (base 60). Para un pueblo tan innovador como los antiguos sumerios, los primeros en dividir los movimientos del cielo en intervalos mensurables, 60 era el número perfecto.

La utilidad del número 60

El número 60 puede dividirse en 1, 2, 3, 4, 5, 6, 10, 12, 15, 20 y 30 partes iguales. La cosa no queda ahí, ya que además los astrónomos sumerios creían que el año tenía 360 días, un número que es exactamente seis veces 60. El imperio sumerio finalmente cayó, pero a pesar de todo, el mundo ha seguido utilizando desde hace más de 5.000 años la configuración del tiempo inventada por los sumerios.

El paso del tiempo

Muchas antiguas civilizaciones tenían un concepto tosco del paso del tiempo. Evidentemente, el día empezaba cuando salía el sol y la noche cuando se ponía. Pero el paso de semanas, meses y años no era tan obvio; sin embargo, estos ciclos también habían sido esbozados por los pueblos de la antigüedad. Un mes era la duración de un ciclo lunar completo, mientras que una semana era el tiempo que transcurría en una fase del ciclo lunar.
La famosa tablilla matemática babilonia conocida como Plimpton 322.
La famosa tablilla matemática babilonia conocida como Plimpton 322.

El año podía calcularse basándose en la sucesión de las estaciones y la posición relativa del sol. Cuando se consiguió determinar el cénit del sol, los estudiosos de la antigüedad pudieron contabilizar el número de amaneceres/ocasos que pasaban hasta que el sol alcanzaba su cénit de nuevo. De este modo, los antiguos egipcios, mayas y babilonios, ente otros, determinaron que el año tenía 360 días. Pero fueron los astrónomos y matemáticos sumerios los primeros en dividir sistemáticamente el paso del tiempo. Su concepción fue ampliamente aceptada y se extendió por toda Eurasia.

El sistema decimal no fue el primero que se utilizó para contar

El sistema decimal es a día de hoy la base numérica más ampliamente utilizada. Es un sistema de conteo disponible al momento, dado que el ser humano dispone de diez dedos para contar. Por esta razón, varias civilizaciones se disputan la invención del sistema decimal, entre las que destacan los griegos (circa 300 a. C.), los chinos (100 a. C.) y los indios (circa 100 d. C.). Son menos conocidos los orígenes del sistema duodecimal, aunque parece haber surgido independientemente en diferentes lenguas, como el antiguo nigeriano, el chino y el babilónico, sistema basado principalmente en la creencia en los doce signos del Zodíaco. Sin embargo, todos ellos fueron precedidos por los antiguos sumerios, que idearon su sistema sexagesimal en el III milenio a. C.
Las antiguas civilizaciones miraban al cielo para determinar el paso del tiempo.
Las antiguas civilizaciones miraban al cielo para determinar el paso del tiempo.

Los sumerios inventan el sistema sexagesimal

Los sumerios dieron preferencia en un principio al número 60 por ser fácilmente divisible. No solo se obtenían pocos restos al dividir y operar con el número 60 y sus múltiplos, sino que además estos restos no tenían decimales periódicos (como por ejemplo 1/3 = 0.333…), un concepto matemático que los sumerios no podían manejar por aquel entonces. 

El país de Sumer fue conquistado en el 2400 a. C. por los acadios, y más tarde por los amorritas (también conocidos como babilonios) en el 1800 a. C. Cada poder conquistador sucesivo parecía apreciar de igual manera el sistema sexagesimal por su practicidad, incorporándolo a sus propias matemáticas. De este modo, la idea de dividir el tiempo en unidades de 60 perduró y se extendió hacia al este por Persia, la India y China, así como por el Oeste hasta Egipto, Cartago y Roma. 

El sistema encajaba perfectamente con el logro de los astrónomos chinos al descubrir las doce horas astronómicas de las estrellas (un descubrimiento principalmente teórico, ya que la mayor parte de la población se guiaba por el sol). También funcionaba de acuerdo con las estrategias militares imperiales, en particular en lo que respectaba a la división de la vigilancia nocturna en múltiples intervalos de idéntica duración. Los egipcios empleaban tres turnos de centinela por noche, los romanos cuatro.

Tablilla babilónica YBC 7289 en la que se observa la suma sexagesimal 1 + 24/60 + 51/60 2 + 10/60 3 como aproximación a la raíz cuadrada de 2 ( √2 = 1.41421296...)

Tablilla babilónica YBC 7289 en la que se observa la suma sexagesimal 1 + 24/60 + 51/60 2 + 10/60 3 como aproximación a la raíz cuadrada de 2 ( √2 = 1.41421296…)

Con las innovaciones griegas e islámicas en geometría, se descubrió que 360 no era solo la duración exacta de una órbita terrestre ideal, sino también un número perfecto para medir y dividir el círculo. De este modo, el sistema sexagesimal empezó a consolidar su lugar en la historia al convertirse en un concepto esencial para las matemáticas y la navegación (al dividirse el globo terrestre en grados de longitud y latitud). Finalmente, con la invención del reloj en el siglo XIV, el círculo de este mecanismo fue dividido en cuadrantes sexagesimales en los que cada minuto se subdividía a su vez en 60 segundos, conservando así la base sexagesimal inventada miles de años atrás por los sumerios.

Este artículo fue publicado en AncientOrigins.es y ha sido publicado nuevamente por CodigoOculto.com con permiso.

RECETA - Receta de Garbanzos con espinacas

 



Ingredientes
  • - Para 4 personas:
  • 400 g de garbanzos
  • 300 g de espinacas
  • 250 g de miga de pan
  • 1 vaso de leche
  • 1 cebolla
  • 1 zanahoria
  • 1 cabeza de ajo
  • 2 huevos cocidos
  • agua
  • harina
  • 1 huevo batido
  • aceite
  • sal
  • perejil picado

Elaboración de la receta de garbanzos con espinacas
De víspera deja los garbanzos a remojo. Pon los garbanzos en agua hirviendo y sal. Pica la zanahoria y la cebolla y échalos a la cazuela donde están los garbanzos. Deja cocer durante hora y media.
Pica fínamente los ajos y ponlos en un bol junto con la miga de pan. Añade la leche y el perejil picado y deja reposar. Haz albóndigas con la miga de pan, pasa por harina y huevo y fríe en una sartén con aceite.
Limpia y trocea las espinacas. Añádelas a los garbanzos y cuece durante otros 2 minutos. Pela y trocea los huevos cocidos en cuatro partes y échalos a los garbanzos.
Pon las albóndigas fritas en la cazuela y remueve. 
Sirve en una fuente amplia y espolvorea con un poco de perejil picado.
Receta indicada para personas que sufren hipertensión. Ver más recetas bajas en sal.

Comentario dietético
Este plato es nutricionalmente muy completo porque además de las legumbres, contiene verduras, cereales, lácteos y huevo siendo recomendable como segundo platos despues de una ensalada variada. 

LOS LADRONES QUE NOS QUITAN ENERGIA


A menudo ponemos en práctica hábitos, formas de pensar, actitudes y comportamientos que juegan en nuestra contra. Se trata de “ladrones de energía”, en el sentido más literal del término ya que nos roban nuestra fuerza, tanto mental como física, desviándola hacia preocupaciones y estados completamente inútiles, que no nos aportan nada y nos hacen sentir mal. El principal problema es que esos "ladrones de energía" trabajan ocultos en la sombra, se convierten en algo tan cotidiano que ni siquiera nos damos cuenta de su existencia. 

Los hábitos que nos roban la salud, el equilibrio y la felicidad


1. Quejarse. Algunas personas han hecho de las quejas el sentido de su vida, viven para lamentarse, siempre encuentran un motivo de insatisfacción. El problema es que estas personas no se quejan para solucionar los problemas sino simplemente para regodearse en ellos. Como resultado, están continuamente husmeando en su “basura cotidiana” buscando algo de lo cual quejarse. De esta manera, centran sus energías en algo totalmente inútil.

2. Dejar tareas pendientes. Aplazar continuamente esas tareas que, antes o después, tendrás que enfrentar, es la mejor manera para añadir una tensión innecesaria a tu vida. De hecho, a menudo es más agotador tener que recordar lo que tenemos que hacer, que enfrentar la tarea de una vez y terminarla. 

3. No darse permiso para descansar. La sociedad nos exige muchísimo, pero no siempre es posible seguir ese ritmo. De hecho, pretender vivir en el carril rápido te pasará una enorme factura, tanto desde el punto de vista psicológico como físico. Por eso, es conveniente que no esperes a llegar al límite para descansar sino que hagas del descanso un hábito cotidiano. 

4. Ser desorganizado. Los lugares donde impera el desorden son como un agujero negro que absorbe tu energía. El caos te hará perder un tiempo precioso buscando cosas y, sobre todo, genera la sensación de incertidumbre y desorganización en tu cerebro, haciendo que al final del día estés más agotado. Por tanto, haz limpieza cada cierto tiempo, un escritorio y un hogar ordenado te harán sentir mucho mejor y te transmitirán una energía muy positiva.

5. No aceptar los hechos. La aceptación no es resignación. Aceptar significa asumir las cosas que no puedes cambiar y hacer algo para cambiar aquellas sobre las que sí tienes algún grado de control. Cuando no aceptas una situación esta se convierte en un obstáculo en tu camino, es como una piedra que añades a la mochila de tu vida y que te hará andar mucho más despacio y con más trabajo. 

6. Aferrarse a las cosas o las personas. Es difícil poner en práctica el desapego, pero es fundamental si no queremos sufrir más de lo necesario. El desapego no significa no amar, sino amar dejando libre al otro, sabiendo que en algún momento esa persona puede alejarse de nosotros. Aferrarse a las cosas o a las personas de una manera obsesiva solo generará dependencia y malestar. Además, nadar contra la corriente te hará perder una energía valiosa que podrías emplear en otros proyectos que te hagan más feliz o te compensen esa pérdida.

7. Preocuparse innecesariamente. No solemos reaccionar ante las situaciones sino ante el cuadro que pintamos en nuestra mente. En ese cuadro no somos objetivos sino que incluimos todas las preocupaciones sobre lo que podría acaecer. Esa tendencia a la negatividad añade un estrés y una ansiedad totalmente innecesarios ya que a menudo esos malos pronósticos ni siquiera dan lugar a un plan de acción sino que son tan solo como moscas molestas que rondan en nuestra mente. Por eso, ante una situación difícil, lo mejor es centrarse en el aquí y ahora, ir paso a paso, sin imaginar consecuencias negativas que probablemente no ocurrirán.

8. No saber decir “no”. Las personas que no saben dar una negativa suelen sobrecargarse de tareas que terminan provocando un gran agotamiento, tanto físico como mental. En muchas ocasiones estas personas no se niegan porque les da pena o porque tienen miedo a que los demás le rechacen. Sin embargo, el tiempo es la posesión más valiosa que tienes y debes utilizarlo sabiamente. No lo malgastes con proyectos que no te motivan ni son tu responsabilidad. Tener tiempo para ti, para los tuyos y para disfrutar de lo que te gusta es fundamental para tu salud.

9. Guardar rencor. El odio y el rencor son sentimientos que te consumen a fuego lento, es como si estuvieses avivando la llama que te quema. Estos sentimientos, avivados a lo largo de los años, incluso tienen consecuencias muy negativas para nuestra salud física ya que llegan a desencadenar enfermedades. Por eso es tan importante aprender a dejar ir. Por supuesto, todas las heridas necesitan un tiempo para sanar, pero debes cerciorarte de que ese tiempo no sea excesivo.

10. No decidirse. Cuando tenemos que tomar decisiones importantes es normal que tengamos dudas y queramos más tiempo para pensar, pero aplazar continuamente las decisiones terminará robándonos una energía preciosa y nos sumará en un estado de incertidumbre que terminará agotándonos. Por eso, es recomendable liberarse de todas esas “batallas internas”. Debemos asumir que no siempre tomaremos la mejor decisión, quizá nos equivocaremos pero los errores son aprendizajes. Es mejor equivocarse y enmendar que quedarse de brazos cruzados sufriendo por la indecisión.

¿Nacemos con un guión para vivir?


 Alicia Garrido Martín Nov 17, 2016 en Psicología742 compartidos
Niño andando por un camino
Os preguntaréis qué es eso del “Guión de vida”. Los guiones los vemos en las películas, en los cortos, en los programas de televisión… pero…¿en la vida? Así es. Muchas veces, si nos descuidamos, podremos estar viviendo de una manera que en parte no hemos elegido conscientemente, pero a la que tampoco hemos cuestionado nunca.
A veces nos encontramos caminando con un piloto automático y metidos en unos zapatos que no elegimos. Pero vamos a aterrizar conceptos. Definamos qué es esto del “Guión de vida“, de dónde viene y qué sentido tiene que haya brotado este concepto en el mundo y la época en que vivimos.
El guión de vida es el término que acuñamos para definir ese plan, ese hilo conductor que guía nuestra vida desde que nacemos hasta que morimos. Eric Berne, médico y psiquiatra canadiense, fue el primero en advertir esta realidad.
Berne a través de las personas que acompañaba en sus procesos de terapia pudo darse cuenta de esta paradoja. Esta consistía en que la mayoría de las personas actuaban siguiendo un guión de vida, independientemente de si se sentían o no identificados con el personaje asignado.
De alguna manera tiene cierta similitud con ese actor que representa una obra dramática actuando en función de lo que otro ha escrito para él. Uno actúa en función de lo que dicta el guionista y adopta el rol que le marca su papel.
máquina de escribir

El guión de vida se puede cuestionar y modelar

Partiendo de esta base y de su definición podemos entender que no estamos hablando de destinos preestablecidos ni insalvables. Ni estamos haciendo mención a algo mágico o sobrehumano que nos venga impuesto y que no podamos actuar para modificarlo.
Estamos hablando de un guión que existe y se consolida en base a escuchar frases como por ejemplo: “Siempre serás tan cabezota…”, “Desde luego es que eres el fuerte de la familia, si no fuera por tí, no sé qué haríamos los demás…”, “Llorar es de cobardes, y tú no quieres ser un cobarde, ¿no es así?”…
Cuando de pequeños escuchamos frases como estas, de alguna manera tenemos que cumplir lo que nos dictan para ser queridos. Si yo actúo de esta manera me querrán y seguiré sobreviviendo. Si yo actúo de la manera que no le gusta a los demás, me “castigarán” y “no me querrán tanto”.

Los niños buscan ser queridos y aceptados por sus padres

Siguiendo el ejemplo anterior, tendré que actuar de la manera en que me acabe sintiendo querido y tenido en cuenta por las personas a las que más quiero. La necesidad de amor y cariño se convierte así en la mejor controladora del niño-actor para que cumpla con el guión que les agrada a los demás.
Este tipo de frases, o más bien, lo que hay detrás de ellas, se llaman mandatos y acaban condicionando al niño. Un niño lo que necesita es sentir que amor y el cariño no son elementos condicionales y si para asegurarse de que contar con ellos tiene que actuar ciegamente, lo hará. Su única necesidad vital es sobrevivir.
Niña con madre deprimida
En cierta forma, el niño va tomando decisiones en función de estos mandatos. Estas actuaciones van construyendo un patrón cada vez más sólido, dando lugar a su forma de ser y de estar en el mundo. Se va construyendo su guión de vida.

Para cambiar el guión de vida primero hay que tomar conciencia de él

No obstante y este es el punto más importante del asunto: el adulto es capaz de tomar conciencia de este patrón en el que se ha sumergido. El adulto puede ver con relativa claridad, si así lo desea, las creencias y patrones en los que ha sobrevivido en toda su infancia, adolescencia y adultez. Sea ayudado en su proceso de terapia, o sin esta ayuda.
Una vez ha tomado conciencia de todas y cada una de las decisiones que ha tomado en su vida condicionadas por esa idea de sí mismo y de funcionamiento del mundo, podrá elegir reconstruir su guión de vida y edificarlo sobre sus propias convicciones, creencias y valores.
niño en tren

Es nuestra responsabilidad cambiar el guión

Tenemos la responsabilidad última de cuestionarnos, de echar un vistazo a nuestra vida sin juzgarla. Simplemente para ver cómo nos hemos ido construyendo y sobre todo qué creencias de la vida nos han hecho tomar una u otra dirección.
Si yo creo que el mundo es hostil y peligroso, porque es lo que se me ha enseñado de pequeño, probablemente en mi vida intente buscar la seguridad desesperadamente, evitando el “riesgo” natural de existir. Tendré así todas las papeletas para convertirme en una persona dependiente.
Por otro lado, perderé oportunidades y quizá evite conocer a determinadas personas por esta creencia que anticipa catástrofes sin saber si quiera si las habrá. Elegir construir nuestra vida en base a nuestras verdaderas y auténticas necesidades, creencias y valores es un derecho que no caduca nunca y que podemos ejercer siempre.
Pero para ello hay que poder cuestionar y no dar por sentado lo que toda nuestra vida ha sido inquebrantable para nosotros. Un proceso costoso, pero que sin duda nos reconciliará con nosotros. Lo hará enseñándonos la diferencia entre sobrevivir y vivir, dándonos la posibilidad de hacer esto último.