Deliciosa receta de garbanzos con espinacas, Karlos Arguiñano prepara el cocido de legumbres y verduras con huevo duro y albóndigas fritas de pan.
Ingredientes
- Para 4 personas:
400 g de garbanzos
300 g de espinacas
250 g de miga de pan
1 vaso de leche
1 cebolla
1 zanahoria
1 cabeza de ajo
2 huevos cocidos
agua
harina
1 huevo batido
aceite
sal
perejil picado
Elaboración de la receta de garbanzos con espinacas
De víspera deja los garbanzos a remojo. Pon los garbanzos en agua hirviendo y sal. Pica la zanahoria y la cebolla y échalos a la cazuela donde están los garbanzos. Deja cocer durante hora y media.
Pica fínamente los ajos y ponlos en un bol junto con la miga de pan. Añade la leche y el perejil picado y deja reposar. Haz albóndigas con la miga de pan, pasa por harina y huevo y fríe en una sartén con aceite.
Limpia y trocea las espinacas. Añádelas a los garbanzos y cuece durante otros 2 minutos. Pela y trocea los huevos cocidos en cuatro partes y échalos a los garbanzos.
Pon las albóndigas fritas en la cazuela y remueve.
Sirve en una fuente amplia y espolvorea con un poco de perejil picado.
Receta indicada para personas que sufren hipertensión. Ver más recetas bajas en sal.
Comentario dietético
Este plato es nutricionalmente muy completo porque además de las legumbres, contiene verduras, cereales, lácteos y huevo siendo recomendable como segundo platos despues de una ensalada variada.
A menudo ponemos en práctica hábitos, formas de pensar, actitudes y comportamientos que juegan en nuestra contra. Se trata de “ladrones de energía”, en el sentido más literal del término ya que nos roban nuestra fuerza, tanto mental como física, desviándola hacia preocupaciones y estados completamente inútiles, que no nos aportan nada y nos hacen sentir mal. El principal problema es que esos "ladrones de energía" trabajan ocultos en la sombra, se convierten en algo tan cotidiano que ni siquiera nos damos cuenta de su existencia.
Los hábitos que nos roban la salud, el equilibrio y la felicidad
1. Quejarse. Algunas personas han hecho de las quejas el sentido de su vida, viven para lamentarse, siempre encuentran un motivo de insatisfacción. El problema es que estas personas no se quejan para solucionar los problemas sino simplemente para regodearse en ellos. Como resultado, están continuamente husmeando en su “basura cotidiana” buscando algo de lo cual quejarse. De esta manera, centran sus energías en algo totalmente inútil.
2. Dejar tareas pendientes. Aplazar continuamente esas tareas que, antes o después, tendrás que enfrentar, es la mejor manera para añadir una tensión innecesaria a tu vida. De hecho, a menudo es más agotador tener que recordar lo que tenemos que hacer, que enfrentar la tarea de una vez y terminarla.
3. No darse permiso para descansar. La sociedad nos exige muchísimo, pero no siempre es posible seguir ese ritmo. De hecho, pretender vivir en el carril rápido te pasará una enorme factura, tanto desde el punto de vista psicológico como físico. Por eso, es conveniente que no esperes a llegar al límite para descansar sino que hagas del descanso un hábito cotidiano.
4. Ser desorganizado. Los lugares donde impera el desorden son como un agujero negro que absorbe tu energía. El caos te hará perder un tiempo precioso buscando cosas y, sobre todo, genera la sensación de incertidumbre y desorganización en tu cerebro, haciendo que al final del día estés más agotado. Por tanto, haz limpieza cada cierto tiempo, un escritorio y un hogar ordenado te harán sentir mucho mejor y te transmitirán una energía muy positiva.
5. No aceptar los hechos. La aceptación no es resignación. Aceptar significa asumir las cosas que no puedes cambiar y hacer algo para cambiar aquellas sobre las que sí tienes algún grado de control. Cuando no aceptas una situación esta se convierte en un obstáculo en tu camino, es como una piedra que añades a la mochila de tu vida y que te hará andar mucho más despacio y con más trabajo.
6. Aferrarse a las cosas o las personas. Es difícil poner en práctica el desapego, pero es fundamental si no queremos sufrir más de lo necesario. El desapego no significa no amar, sino amar dejando libre al otro, sabiendo que en algún momento esa persona puede alejarse de nosotros. Aferrarse a las cosas o a las personas de una manera obsesiva solo generará dependencia y malestar. Además, nadar contra la corriente te hará perder una energía valiosa que podrías emplear en otros proyectos que te hagan más feliz o te compensen esa pérdida.
7. Preocuparse innecesariamente. No solemos reaccionar ante las situaciones sino ante el cuadro que pintamos en nuestra mente. En ese cuadro no somos objetivos sino que incluimos todas las preocupaciones sobre lo que podría acaecer. Esa tendencia a la negatividad añade un estrés y una ansiedad totalmente innecesarios ya que a menudo esos malos pronósticos ni siquiera dan lugar a un plan de acción sino que son tan solo como moscas molestas que rondan en nuestra mente. Por eso, ante una situación difícil, lo mejor es centrarse en el aquí y ahora, ir paso a paso, sin imaginar consecuencias negativas que probablemente no ocurrirán.
8. No saber decir “no”. Las personas que no saben dar una negativa suelen sobrecargarse de tareas que terminan provocando un gran agotamiento, tanto físico como mental. En muchas ocasiones estas personas no se niegan porque les da pena o porque tienen miedo a que los demás le rechacen. Sin embargo, el tiempo es la posesión más valiosa que tienes y debes utilizarlo sabiamente. No lo malgastes con proyectos que no te motivan ni son tu responsabilidad. Tener tiempo para ti, para los tuyos y para disfrutar de lo que te gusta es fundamental para tu salud.
9. Guardar rencor.El odio y el rencor son sentimientos que te consumen a fuego lento, es como si estuvieses avivando la llama que te quema. Estos sentimientos, avivados a lo largo de los años, incluso tienen consecuencias muy negativas para nuestra salud física ya que llegan a desencadenar enfermedades. Por eso es tan importante aprender a dejar ir. Por supuesto, todas las heridas necesitan un tiempo para sanar, pero debes cerciorarte de que ese tiempo no sea excesivo.
10. No decidirse. Cuando tenemos que tomar decisiones importantes es normal que tengamos dudas y queramos más tiempo para pensar, pero aplazar continuamente las decisiones terminará robándonos una energía preciosa y nos sumará en un estado de incertidumbre que terminará agotándonos. Por eso, es recomendable liberarse de todas esas “batallas internas”. Debemos asumir que no siempre tomaremos la mejor decisión, quizá nos equivocaremos pero los errores son aprendizajes. Es mejor equivocarse y enmendar que quedarse de brazos cruzados sufriendo por la indecisión.
Alicia Garrido MartínNov 17, 2016 en Psicología742 compartidos
Os preguntaréis qué es eso del “Guión de vida”. Los guiones los vemos en las películas, en los cortos, en los programas de televisión… pero…¿en la vida? Así es. Muchas veces, si nos descuidamos, podremos estar viviendo de una manera que en parte no hemos elegido conscientemente, pero a la que tampoco hemos cuestionado nunca.
A veces nos encontramos caminando con un piloto automático y metidos en unos zapatos que no elegimos. Pero vamos a aterrizar conceptos. Definamos qué es esto del “Guión de vida“, de dónde viene y qué sentido tiene que haya brotado este concepto en el mundo y la época en que vivimos.
El guión de vida es el término que acuñamos para definir ese plan, ese hilo conductor que guía nuestra vida desde que nacemos hasta que morimos.Eric Berne, médico y psiquiatra canadiense, fue el primero en advertir esta realidad.
Berne a través de las personas que acompañaba en sus procesos de terapia pudo darse cuenta de esta paradoja. Esta consistía en que la mayoría de las personas actuaban siguiendo un guión de vida, independientemente de si se sentían o no identificados con el personaje asignado.
De alguna manera tiene cierta similitud con ese actor que representa una obra dramática actuando en función de lo que otro ha escrito para él. Uno actúa en función de lo que dicta el guionista y adopta el rol que le marca su papel.
El guión de vida se puede cuestionar y modelar
Partiendo de esta base y de su definición podemos entender que no estamos hablando de destinos preestablecidos ni insalvables. Ni estamos haciendo mención a algo mágico o sobrehumano que nos venga impuesto y que no podamos actuar para modificarlo.
Estamos hablando de un guión que existe y se consolida en base a escuchar frases como por ejemplo: “Siempre serás tan cabezota…”, “Desde luego es que eres el fuerte de la familia, si no fuera por tí, no sé qué haríamos los demás…”, “Llorar es de cobardes, y tú no quieres ser un cobarde, ¿no es así?”…
Cuando de pequeños escuchamos frases como estas, de alguna manera tenemos que cumplir lo que nos dictan para ser queridos. Si yo actúo de esta manera me querrán y seguiré sobreviviendo. Si yo actúo de la manera que no le gusta a los demás, me “castigarán” y “no me querrán tanto”.
Los niños buscan ser queridos y aceptados por sus padres
Siguiendo el ejemplo anterior, tendré que actuar de la manera en que me acabe sintiendo querido y tenido en cuenta por las personas a las que más quiero. La necesidad de amor y cariño se convierte así en la mejor controladora del niño-actor para que cumpla con el guión que les agrada a los demás.
Este tipo de frases, o más bien, lo que hay detrás de ellas, se llaman mandatos y acaban condicionando al niño. Un niño lo que necesita es sentir que amor y el cariño no son elementos condicionales y si para asegurarse de que contar con ellos tiene que actuar ciegamente, lo hará. Su única necesidad vital es sobrevivir.
En cierta forma, el niño va tomando decisiones en función de estos mandatos. Estas actuaciones van construyendo un patrón cada vez más sólido, dando lugar a su forma de ser y de estar en el mundo. Se va construyendo su guión de vida.
Para cambiar el guión de vida primero hay que tomar conciencia de él
No obstante y este es el punto más importante del asunto: el adulto es capaz de tomar conciencia de este patrón en el que se ha sumergido. El adulto puede ver con relativa claridad, si así lo desea, las creencias y patrones en los que ha sobrevivido en toda su infancia, adolescencia y adultez. Sea ayudado en su proceso de terapia, o sin esta ayuda.
Una vez ha tomado conciencia de todas y cada una de las decisiones que ha tomado en su vida condicionadas por esa idea de sí mismo y de funcionamiento del mundo, podrá elegir reconstruir su guión de vida y edificarlo sobre sus propias convicciones, creencias y valores.
Es nuestra responsabilidad cambiar el guión
Tenemos la responsabilidad última de cuestionarnos, de echar un vistazo a nuestra vida sin juzgarla.Simplemente para ver cómo nos hemos ido construyendo y sobre todo qué creencias de la vida nos han hecho tomar una u otra dirección.
Si yo creo que el mundo es hostil y peligroso, porque es lo que se me ha enseñado de pequeño, probablemente en mi vida intente buscar la seguridad desesperadamente, evitando el “riesgo” natural de existir. Tendré así todas las papeletas para convertirme en una persona dependiente.
Por otro lado, perderé oportunidades y quizá evite conocer a determinadas personas por esta creencia que anticipa catástrofes sin saber si quiera si las habrá. Elegir construir nuestra vida en base a nuestras verdaderas y auténticas necesidades, creencias y valores es un derecho que no caduca nunca y que podemos ejercer siempre.
Pero para ello hay que poder cuestionar y no dar por sentado lo que toda nuestra vida ha sido inquebrantable para nosotros. Un proceso costoso, pero que sin duda nos reconciliará con nosotros. Lo hará enseñándonos la diferencia entre sobrevivir y vivir, dándonos la posibilidad de hacer esto último.
El descubrimiento de la tumba del antiguo faraón egipcio: Tutankamón en 1922 es, sin duda, el mayor hallazgo arqueológico de la historia, pero ciertamente no ocurrió con facilidad - de hecho, el egiptólogo y arqueólogo Howard Carter, tardó no menos de 15 años para encontrarlo.
Carter inicialmente había sido escogido en 1907 por el quinto conde de Carnarvon para supervisar las excavaciones en curso en el Valle de los Reyes de Egipto debido a su excelente reputación para la grabación y la preservación de los descubrimientos, sin embargo los años siguientes no fueron muy fructíferos. De hecho, el descubrimiento de la tumba de Tutankamón se realizó durante la última temporada de excavación que Lord Carnarvon estaba dispuesto a financiar.
El 26 de de noviembre de 1922 fue la fecha en que Carter hizo la primera pequeña brecha en la puerta de la tumba. Lord Carnarvon estaba a su lado.
"Al principio no pude ver nada, sólo sentir el aire caliente que escapa de la cámara haciendo que la llama de la vela se moviera rápido, pero, poco a poco, a medida que mis ojos se acostumbraron a la luz, los detalles de la habitación surgieron lentamente de la niebla, animales extraños, estatuas, y el oro -. En todas partes el brillo del oro "- Howard Carter
Aunque la evidencia indica que la tumba había sido allanada dos veces por los antiguos ladrones de tumbas, estaba casi intacta. Miles de objetos de valor incalculable yacían en el interior, incluyendo el sarcófago del rey-niño. La catalogación y el registro de todo ellos antes de su remoción y almacenamiento tomó casi ocho años en completarse.
Estas increíbles fotografías en color, que documentan las tumbas descubiertas y fueron originalmente en blanco y negro, fueron creadas para una exposición que se celebró en la ciudad de Nueva York en noviembre de 2015.
Diciembre de 1922: Una cama ceremonial en la forma de Vaca Celestial, rodeada de provisiones y otros objetos en la antecámara de la tumba.
Diciembre de 1922: Debajo de la cama león en la antecámara se encontraron cajas y baúles, y una silla de ébano y marfil, que Tutankamón utilizaba de niño.
Enero de 1924: En un "laboratorio" establecido en la tumba de Seti II, los conservadores Arthur Mace y Alfred Lucas limpian una de las estatuas centinela de la antecámara.
Diciembre de 1923 En el interior del santuario exterior en la cámara funeraria, un enorme manto de lino con rosetas de oro, que recuerdan el cielo nocturno, y cubre los santuarios más pequeños.