Izquierda - Gyani Maiya Sen, de 76 años, posa para una foto en su casa en el remoto distrito de Dang en el oeste de Nepal, 13 de agosto del 2012. Como Gyani Maiya Sen está en sus últimos años de vida, le preocupa que su misteriosa lengua materna se hable por última vez. La señora de 76 años de edad, parte de una tribu en el remoto oeste de Nepal, es una oradora sobreviviente de la conocida kusunda, un lenguaje de origen desconocido y estructuras de frases únicas que ha desconcertado durante mucho tiempo a los expertos. (STR/AFP/Imágenes Getty). Derecha- Ejemplo de indo. (Sheldon Lee Gosline via Wikimedia Commons).
Se dice que el lenguaje es la clave para entender una cultura, el medio por el cual las artes y las ideas de las personas se pasan de generación en generación. Pero muchas lenguas están muriendo en el mundo moderno, y los lingüistas están luchando por rescatar y salvar estas joyas culturales que están enterradas.
Algunas de estas lenguas particularmente prueban su preciosidad por su rareza. “Aislamiento lingüístico” se refiere a los lenguajes que no tienen conexión con ningún otro lenguaje conocido. Hay algunos como el coreano que se habla por gran cantidad de personas, pero hay otros como el kusunda en el Himalaya que solo lo hablan cerca de 7 u 8 personas; o el indo, lengua que no se habla hace miles de años.
¿Estos lenguajes brotaron por sí mismos, o vienen de lenguas antiguas que se perdieron a través de la historia?
Inteligencia artificial arroja luz a 4.000 años de jeroglíficos
La escritura indo, que aún no puede ser descifrada, fascina y frustra a lingüistas y arqueólogos de todo el mundo. Descifrar sus símbolos abriría el lenguaje para una civilización avanzada que vivía hace 4.000 años en el valle del Indo, lo que ahora se conoce como la parte Este de Pakistán y el noreste de India. Esta civilización fue tan avanzada como la de los egipcios y los tiempos de Mesopotamia, que promete riquezas similares a la de los tesoros antropológicos.
Algunos sostenían que no eran lenguajes y que la “escritura” era sólo un montón de símbolos como por ejemplo esos que se encuentran en las señales de tráfico modernas. Otros dicen que son una forma antigua de la lengua del Indostán o que tiene raíces similares a la familia del lenguaje de Dravidian (relacionados con los lenguajes hablados en el sur de India hoy en día).
Los jeroglíficos egipcios fueron descifrados con la ayuda de la piedra Rosetta, una inscripción trilingüe que provee un punto de comparación de los jeroglíficos. Ninguna investigación pudo descubrir las escrituras del Indo.
El científico informático Rajesh Rao de la universidad de Washington, usó algoritmos de computadora donde los análisis humanos no dan con la talla. El probó muchísimos lenguajes en el programa computarizado para analizar los patrones similares, y probó los pasajes de las escrituras indo para detectar algún patrón similar.
El computador no tradujo el lenguaje, pero ayudó a dar el paso para el camino correcto. Fue capaz de identificar partes potenciales del lenguaje hablado por patrones intuitivos. Por ejemplo, en el inglés, hay cierta frecuencia y patrón con el cual la palabra “y” aparece en el pasaje del texto. Hay también otros contextos en el cual alguna palabras, como nombres de lugares, probablemente serían repetidos en algunos intervalos.
“Aunque no lo podemos leer, miramos los patrones y obtenemos la estructura gramatical que hay oculta”, dijo Rao a la revista Wired. En 2011, él también discutió el uso de la computación para descifrar las escrituras antiguas con el programa de TED Talk.
Jeroglíficos rongorongo de la Isla de Pascua
Los jeroglíficos escritos en tablas de madera encontrados en la Isla de Pascua dejaron mudos a los lingüistas. Parece ser que los habitantes de la Isla de Pascua pudieron haber desarrollado esta forma de escritura solamente después de que se encontraran primero con los europeos en 1770. Pero aunque hayan obtenido la idea de escribir de los españoles, la forma no señala ninguna semejanza a un lenguaje conocido.
Los españoles pidieron a los nativos de la isla de Pascua, los rapanui, que firmaran documentos para incorporarse a la corona. El doctor de lenguas Steven Roger Fischer, quien estudió jeroglíficos en el transcurso de muchos años, dijo en un papel titulado “Rongorongo: Las escrituras de la isla de pascua” que Rapa Nui no parecía haber escrito antes de esto. Las firmas en los documentos españoles parecen ser imitaciones de la escritura europea en vez de las escrituras existentes indígenas.
En 1864, la primera persona no nativa de la isla, Joseph-Eugène Eyraud (1820-1868), fue el primero en observar las escrituras del rongorongo. Fueron talladas en tablas de madera en cada casa de la isla, y según dijo, cada una parecía tener un significado sagrado. Unos años después, casi todas las tablas desaparecieron, él dijo. Fischer explicó que esto pudo haber sido por la aniquilación de la población a través de la viruela y por las redadas para capturar esclavos.
Jeroglíficos rongorongo de la Isla de Pascua. (Wikimedia Commons)
Se pensaba que el lenguaje era mezclado con ideogramas (donde los símbolos representan conceptos) y el alfabeto fonético. Fischer sugiere que los tableros contienen creaciones de cantos, sin embargo algunos siguen siendo dudosos.
Fischer usó una pieza con los jeroglíficos de rongorongo como un tipo de piedra Rosetta. La pieza estaba inscripta con solo una parte del texto de rongorongo que había sido marcada en segmentos por líneas verticales. Él fue capaz e observar patrones, particularmente la integración de un símbolo fálico al inicio de cada sección. Fischer interpretó esto como “copulado con”.
Él tradujo la línea de la pieza como “todos los pájaros copularon con los peces: en este punto emitidos por el sol”. Él dijo que es similar a los cantos de procreación que se grabaron en la Isla de Pascua en 1886: “La tierra copulada con los peces ruhi paralyzer: en este punto emitidos por el sol”.
En su libro, “Persona que descodifica jeroglíficos”, Fischer escribió en su descubrimiento: “El rongorongo de la Isla de Pascua estaba hablando de nuevo… después de 128 años de silencio”.
Lengua perdida hablada por loras
Se dice que el explorador del siglo XIX Alexander von Humboldt encontró una lora en Venezuela que repetía palabras de su dueño anterior, lo que se considera como los últimos rastros de una lengua perdida. La lora estaba en posesión de una tribu que había vencido totalmente a la tribu opuesta, Ature. Con cada miembro de la tribu Ature muerto, los ganadores se llevaron muchos despojos, incluyendo la lora. Humboldt grabó las palabras que la lora había hablado, los que seria los últimos rastros de la tribu Ature, de acuerdo con el escritor y periodista Mark Forsyth en su libro “The Etymologicon”.
Un artista moderno que entrenó loras para hablar las palabras grabadas por Humboldt, perpetuó el extraño rol de las loras en preservar las lenguas.
Kusunda: lenguaje aislado de la región del sub-Himalaya
El lingüista David E. Watters de la universidad de Tribhuvan en Nepal estima, que en el 2005 solamente 7 u 8 personas hablaban la lengua aislada kusunda. La historia del lenguaje probablemente data desde la llegada de Tibeto-Burman y las personas que hablan indo-aryan en la región sub-Himalaya, él escribió en un papel titulado “Las notas gramaticales sobre kunsunda”.
El último orador fue creído muerto en 1985, hasta que los tres oradores fueron descubiertos en 2004.
Watters trabajó con estos oradores para grabar todo lo que podía de la lengua que estaba muriendo. Él notó unos puntos de diferencias interesantes entre kusunda y todos las otras lenguas de la región.
Por ejemplo, hay una diferencia enorme en términos de fonología (como suena). Las tribus de los alrededores con historias de caza y recolección como la de kusunda, “son famosas por hacer distinciones anatómicas”, dijo Watters. Kusunda, por otra parte, está extrañamente escaseando de dichas distinciones. La palabra “gobloq” significa ambas, “corazón” y “pulmón,” y la palabra “tu” significa ambas, “serpiente” e “insecto”.
Kusunda ha sido forzada a mezclarse con nepalis y personas de otras tribus debido a su población declinante y sus bosques en disminución por la caza, dándoles la naturaleza única del lenguaje. “Esa kusunda ha persistido hasta hoy en día como algo de un milagro lingüístico”, concluyó Watters.