Posted: 15 Jun 2017 05:21 AM PDT
Entre las localidades de Melba y Marsing, en el estado norteamericano de Idaho, hay una enorme roca en la que hay inscrito un curioso mapa prehistórico.
La roca basáltica, de aproximadamente el tamaño de un coche pequeño, contiene un petroglifo que a primera vista parece un caótico conjunto de trazos y círculos sin sentido.
Pero en realidad se trata de un mapa de la región del río Snake, en la que se halla, con las montañas, las corrientes de agua, indicaciones meteorológicas, e incluso la situación de manadas de animales de caza, y de las tribus cercanas.
En realidad toda la zona es abundante en petroglifos, conformando el parque arqueológico Celebration, al sur del estado. La datación de las tallas se estima en unos 12.000 años de antigüedad, pero existen también algunas más modernas, petroglifos realizados hasta el siglo XIX por los pueblos que habitaban en la zona, los Paiute y los Shoshone.
Es precisamente a estos últimos a quienes se atribuye la creación del mapa, sin que hasta ahora se haya podido más que teorizar acerca de su utilidad como punto de referencia para la caza. Hay quien ve en él un reflejo de la posición de las constelaciones. Otros opinan que muestra los patrones migratorios de búfalos y otros animales.
A algunos les extraña que los Shoshone puedan haber puesto todo ese conocimiento a la vista de cualquiera, en lugar de guardárselo para sí mismos, por lo que apuestan por algún tipo de relación con prácticas chamánicas.
Los propios Shoshone actuales, que comparten la reserva de Fort Hall con los Bannock, aseguran que se trata de un mapa, y el lugar tiene una gran importancia espiritual para ellos.
El pueblo Shoshone (o shoshoni) son un grupo de tribus que hablan una lengua de origen uto-azteca, y que habitaban zonas de Nevada, Utah, Idaho, Wyoming, California y Oregón. Se dividían en cuatro grupos, hasta que uno de ellos, los Comanche, formaron su propia tribu aparte. En la actualidad apenas quedan unos 12.000 individuos.
Se desconoce quien descubrió los petroglifos en 1872, que estuvieron prácticamente abandonados hasta que el noviembre de 2012 la roca donde se halla el mapa, y unas 14 hectáreas alrededor, fueron compradas por el condado de Canyon para la creación del parque.