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10 cosas que las personas altamente sensibles necesitan para ser felices


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Posted: 07 Sep 2018 02:00 AM PDT

Las personas altamente sensibles no lo tienen fácil en la vida. Su elevada sensibilidad puede llevarles a desarrollar una empatía que las haga sufrir en exceso y a menudo chocan contra el muro que representa la incomprensión de los demás. 

En la base de esa hipersensibilidad se encuentra un procesamiento diferente. Las personas altamente sensibles procesan la información de manera distinta, por lo que los sonidos altos, las imágenes de violencia o dolor, las luces demasiado brillantes y las aglomeraciones pueden afectarlas profundamente. Por eso, para ser felices necesitan ambientes tranquilos donde sus sentidos puedan descansar. Aunque eso no es todo.

La felicidad llega de la mano de la simplicidad y el sentido


1. Un ritmo de vida más lento y simple 

Debido a que las personas altamente sensibles procesan la información a un nivel más profundo, suelen necesitar más tiempo para realizar ciertas tareas, como desayunar o salir de la casa por la mañana. También necesitan un poco más de tiempo para tomar decisiones, incluso las más sencillas y aparentemente intrascendentes como elegir el sabor de un helado, porque les resulta más complicado procesar la enorme cantidad de opciones existentes ya que en su mente valoran meticulosamente todos los pros y los contras, hasta el punto que en algunos casos pueden sufrir una auténtica parálisis por análisis. Por eso, las personas altamente sensibles suelen ser más felices llevando un ritmo de vida más lento y apostando por un estilo de vida más sencillo. 

2. Un ambiente tranquilo para relajarse después de un día ocupado 

Todos necesitamos un equilibrio entre la ocupación y el descanso, pero para las personas altamente sensibles es esencial. Al final del día, estas personas absorben una cantidad impresionante de información y la procesan hasta el último detalle, lo cual suele ser agotador, no solo a nivel mental sino también físico. El tiempo de relajación y desconexión les sirve para disminuir el nivel de estimulación y restaurar su paz interior. Sin ese equilibrio, una persona altamente sensible puede terminar sufriendo ataques de pánico o depresión. Por eso necesitan un lugar tranquilo donde se sientan completamente a gusto para descansar. 

3. Permiso para emocionarse 

Las personas altamente sensibles no solo son susceptibles a los estímulos externos sino que también son muy sensibles emocionalmente. Suelen tener las emociones a flor de piel y no pueden evitar expresar lo que están sintiendo. Eso significa que muestran su enojo sin tamices, así como su alegría. Para estas personas es muy importante poder expresar sus emociones pues verse obligadas a reprimirlas les hará sentir mucho peor. Por eso, es fundamental que reciban la validación de quienes les rodean y que los demás aprecien esa sinceridad. 

4. Tiempo para adaptarse al cambio 

Las transiciones suelen ser difíciles para todos, pero para las personas altamente sensibles pueden convertirse rápidamente en una enorme fuente de estrés que las abrume. Incluso los cambios positivos, como comenzar una relación de pareja o mudarse a la casa de sus sueños, pueden ser estresantes para estas personas. Necesitan un periodo de tiempo más largo para acostumbrarse a las transformaciones y aceptarlas plenamente. Las personas altamente sensibles tienen su propio ritmo y es importante que los demás lo respeten pues intentar acelerarlo solo causará más estrés y desestabilización. 

5. Una salida para su lado creativo 

Muchas de las personas altamente sensibles experimentan una imperiosa necesidad de crear. Canalizan sus observaciones, ideas y emociones a través del arte, la poesía, la música… Su sensibilidad puede llegar a ser tan abrumadora y la incomprensión social tan grande, que necesitan explorar otros canales para expresar su mundo interior. Para estas personas la creatividad es una especie de válvula de escape que les permite liberar todas las experiencias emocionales y sensoriales. 

6. Un entorno natural y belleza 

Lo queramos o no, nuestro entorno nos afecta. Sin embargo, la influencia del entorno en las personas altamente sensibles es aún más intensa. Los espacios desordenados, caóticos o simplemente feos les generan un estado de malestar difícil de soportar, hasta tal punto que pueden desestabilizarles emocionalmente provocando irritación, frustración y/o tristeza. Al contrario, la naturaleza y los ambientes ordenados con un gusto estético les hacen sentir felices, es como si les ayudaran a recargar su batería emocional. 

7. Dormir bien 

Todos necesitamos dormir y una mala noche de sueño termina pasándonos factura, pero para las personas altamente sensibles los problemas de sueño son una pesadilla insoportable. No dormir las pone de mal humor y afecta profundamente su desempeño hasta tal punto que les resulta casi imposible hacer cualquier cosa. El sueño ayuda a las personas altamente sensibles a procesar las experiencias diurnas para restarles parte de su impacto emocional, por lo que lo necesitan casi tanto como el oxígeno para respirar. 

8. Relaciones interpersonales significativas 

Las personas altamente sensibles no son, necesariamente, introvertidas, sino que disfrutan de la compañía inteligente y necesitan encontrar a un alma gemela que comprenda su naturaleza sensible o, al menos, la respete. Esa persona puede ayudarles a protegerse de la sobreestimulación y validar sus sentimientos, facilitándoles las decisiones del día a día. Sin embargo, si no encuentran a alguien que las entienda y valore, prefieren estar solas ya que las relaciones superficiales carecen de encanto y las aburren rápidamente. Las personas altamente sensibles quieren conectar desde lo profundo y suelen evitar a toda costa las relaciones intrascendentes. 

9. Una vida interior rica 

Las personas altamente sensibles tienen una mayor predisposición a mirar dentro de sí, se cuestionan continuamente sus valores y siempre intentan perfeccionar algo. De hecho, no es extraño que se les catalogue como un “alma vieja”. Estas personas no suelen buscar experiencias vibrantes, pero son capaces de vivir intensamente las experiencias más sencillas que para los demás suelen pasar desapercibidas, como un atardecer. En ellas, la procesión ocurre por dentro. 

10. Un sentido de la vida 

Algunas personas parecen flotar en la vida sin dirección ni propósito. Para las personas altamente sensibles es algo impensable. Por el contrario, suelen dedicar mucho tiempo a reflexionar sobre temas filosóficos. ¿Quiénes son? ¿Por qué están en el mundo? ¿Cuál es el sentido de su vida? Estas personas siempre están buscando un sentido más profundo que le confiera significado a su existencia y actos. Si no lo encuentran pueden sufrir una crisis existencial. Su felicidad depende en gran medida de encontrar su lugar en el mundo.

Las personas que dan para recibir; que hacen favores, para pedir


 Edith Sánchez 5, Junio 2017 en Emociones5282 compartidos
gato que pide favores
A veces no te hacen favores, sino que te plantean negocios. Lo malo es que no te lo dicen abiertamente. Todo lo contrario: hacen pasar su ayuda como un acto de generosidad. Y cuando menos lo piensas, te sacan en cara lo que hicieron por ti. O peor: te endilgan obligaciones que jamás aceptaste contraer.
Quienes actúan de esta manera se escudan detrás de un falso concepto de gratitud. Piensan que en todos los favores está implícito el compromiso de devolverlos. Nunca se aseguran de comprobar si el otro también piensa de esa manera. Simplemente aparecen para cobrar o esperan que tú hagas algo por ellos, incluso sin que te lo pidan. De lo contrario, montan en cólera y hacen un show de victimismo.
El que hace un favor a quien lo merece, él mismo lo recibe”.
-Aurelio Teodosio Macrobio-
Finalmente te das cuenta de que el favor no era un favor, sino una trampa. En estos casos, esa ayuda pone en marcha un mecanismo de control y manipulación, que el otro activará cuando le convenga. Y lo que lo hace tramposo es que se trata de una especie de contrato que nunca lo firmaste. El que te hizo el favor firmó por ti.

Los favores y sus motivaciones

Hay contextos en los que es claro que si te hacen favores, quedas en deuda. La política, por ejemplo, es uno de ellos. También ocurre en el ámbito laboral: si cubres a un compañero esperas que él haga lo mismo por ti, llegado el caso. En ambos ejemplos hay un factor que vuelve trasparente la ecuación: son favores entre personas a quienes las une un vínculo práctico, no uno familiar o afectivo.
Los favores tipo negocio se pactan entre gente que no tiene por qué apoyarse necesariamente. Allí es evidente que si se presta una ayuda, se hace por interés. No hay trampa. Esto no quiere decir que a veces no se hagan o reciban favores de desconocidos. Puedes ayudar a alguien que lo necesita por principios o simplemente porque es lo que quieres en ese momento.
Cuando lo que hay de por medio es una relación más estrecha, que involucra afectos o lazos más fuertes, tanto el favor como la gratitud, en principio, tendrían que ser totalmente gratuitos. Ayudas a tu familia, a tu pareja o a un amigo porque quieres, porque puedes y porque te hace sentir bien. Cuando lo haces sientes satisfacción. No tienes una libreta mental en donde lo registras como una deuda por cobrar. Si llevas cuentas, no digas que hiciste un favor, sino que iniciaste una negociación.

Cuando es peor el remedio que la enfermedad

Desafortunadamente hay muchas personas que sí llevan unas cuentas estrictas de los favores que han hecho. Lo más grave de esto es que cobran cuando quieren y como quieren. En tanto no se hizo jamás un acuerdo explícito con el otro, en cualquier circunstancia pueden aparecer para cobrarse el favor que te hicieron.
Más grave aún cuando tienes que pagar un favor aguantando el maltrato o la violencia de quien te lo hizo. No es infrecuente que personas agresivas y conflictivas tiendan también a ser “generosas” con los demás. Te hacen el favor. Después se enojan, explotan o se vuelven histéricos. Si no dices nada, todo queda bien. Si dices algo, te echan en cara el favor que te hicieron. Así te cobran: con impunidad por lo que hacen. Hasta el abuso sexual a veces se asienta sobre una cadena de favores.
También es frecuente que los favores correspondidos y no correspondidos formen parte del discurso de quienes se victimizan. Un rasgo usual en quienes sienten lástima por sí mismos es ese precisamente. Tienen un largo inventario en donde está consignado todo lo que han hecho por los demás. Y también, por supuesto, todos los detalles de las ocasiones en que sus múltiples favores no han sido correspondidos. Esto les ayuda a sostener su sofisma básico: ellos son las víctimas de los demás.
Una máxima popular dice que un favor, para que sea favor, debe contar con la ingratitud. En esencia esta afirmación es completamente válida. El favor es fruto de la generosidad, de la conciencia de que todo ser humano en estado de necesidad debe ser apoyado por quienes estén en posibilidad de hacerlo. El pago de todo favor es la satisfacción que genera en quien lo hace. El que da, muestra capacidad y poder, en el mejor sentido de esa palabra. ¿Para qué quiere más?

DOS CLASES DE PERSONAS


Sacado de el blog, "Meditaciones en el Mar Rojo" y lo traigo a este blog, porque en el anterior no me hicieron ni un puto comentario jajajjaaaa. Venga ahora en serio.

Por cierto ya se de que clase soy pero no os lo voy a decir y tu? Ale¡ a pensar un ratin jejeje.

En la vida hay dos clases e personas....a cuál perteneces?

Los que pasan la vida soñando y los que dan vida a sus sueños.

Los que sueñan con logros y los que logran sus sueños.

Los que siguen las huellas y los que las dejaron.

Los que ven para poder creer y los que creen antes de ver.

Los que te pisan al subir y los que suben a ayudar.

Los que te dan confianza y los que te la quitan.

Los que dan sin pedir a cambio y los que te piden el cambio.

Los que escogen una de dos y los que toman las dos.

Los que se asoman por la ventana y los que se salen por ella.

Los que hacen, se reproducen y mueren y los que nacen, producen y nunca mueren