Alma con Manos de Mujer: la película ¿Y ahora dónde vamos?
A lo mejor, si hubiera habido palabras entre nosotros
hubiéramos habladoA lo mejor, si hubiera habido lágrimas entre nosotroshubiéramos lloradoA lo mejor, si hubiera habido una carretera para llevarnoshubiéramos andadoO si hubiera habido un camino para unirnosnos hubiéramos encontrado.
hubiéramos habladoA lo mejor, si hubiera habido lágrimas entre nosotroshubiéramos lloradoA lo mejor, si hubiera habido una carretera para llevarnoshubiéramos andadoO si hubiera habido un camino para unirnosnos hubiéramos encontrado.
Puede que si hubiera habido historias entre nosotros
las hubiéramos leído Puede que si hubiera habido una oración entre nosotroshubiéramos rezado Puede que si hubiera habido un sueño entre nosotroshubiéramos dormidoPuede que si hubiera habido paz entre nosotroshubiéramos olvidado
las hubiéramos leído Puede que si hubiera habido una oración entre nosotroshubiéramos rezado Puede que si hubiera habido un sueño entre nosotroshubiéramos dormidoPuede que si hubiera habido paz entre nosotroshubiéramos olvidado
A lo mejor sólo hay una dicha que se repite entre nosotrosA lo mejor hay tanta gente inservible entre nosotrosA lo mejor hay una luna o algunos árboles o un puente de hierroA lo mejor hay una llanura o una montaña o un valle lejanoA lo mejor hay un nuevo camino entre nosotros que no podemos ver
Canción de Khaled Mouzanar, original de la película
Ayer viernes, la Asociación Anahata, junto a la Asociación Schams, invitó a la proyección de la película “Y ahora ¿donde vamos?” en el aula de cultura de Villamonte, Algorta en Bizkaia. Dos asociaciones de mujeres, de culturas diferentes, unidas para facilitar la proyección de una película mágica.
La directora Nadine Labaki ha creado un film desde un lugar donde apenas existe industria del cine, el Líbano, para plantearnos una reflexión profunda sobre la sociedad en la que vivimos, los conflictos en los que nos movemos y el tremendo poder de la mujer para la creatividad y la lucha por la vida, desde una posición invencible, la maternidad.
Por eso, desde este blog, os invito a que busquéis la película y la veáis. Nadine rueda una historia sin ubicación espacial ni temporal. Tan sólo a través de la película nos sabes ni donde, ni cuando tiene lugar. Y eso hace que la historia sea universal. Podría ser en cualquier lugar del mundo, en cualquier barrio, entre vecinos de cualquier especie, en el pasado o en el presente, incluso en el futuro si no cambiamos nuestra realidad.
Y desde ese “no lugar” y “no espacio” nos plantea un conflicto entre cristianos y musulmanes y la pelea de unas mujeres por defender la vida de sus maridos y de sus hijos. No importa en qué religión nos creamos, podría ser una lucha entre cualquier tipo de ideología. No importa en qué parte del mundo nos ubiquemos, podría ser a la vuelta de las esquina. Desde el momento en que una creencia religiosa, una ideología política o un equipo de fútbol encasillan la mentalidad o justifican la violencia, hay algo que no funciona.
La película nos invita a revisar los modelos de convivencia basados en el patriarcado. Para mi, no es una película de hombres y mujeres, es una película de energías femeninas y masculinas. Muestra el poder de lo femenino. Cuando la mujer se empodera y se mueve desde su lugar logra algo mágico, defender el derecho a la vida. Cuando el hombre se empodera, libera la mujer que lleva dentro y contribuye al entendimiento, como hacen el cura y el iman de la película.
Para mi Nadine expresa la sublimación de lo femenino: desde la confianza y la fe en la vida, desde la armonía y el entendimiento como punto de partida, desde la palabra y la creatividad como camino, desde la lucha y la perseverancia como objetivos.
La mujer, desde su lugar, tiene el poder de cambiar el mundo. La guerra es absurda, siega vidas de seres humanos y sólo genera sufrimiento para la mayoría y beneficios para los dueños del mundo. Busquemos la paz en nosotros mismos, busquemos la paz entre los más cercanos y, así, en escalera, de dentro hacia afuera, de abajo hacia arriba, lograremos ser las mujeres que este mundo se merece: divertidas, ingeniosas, creativas, amorosas, flexibles, nutridoras, receptoras, negociadoras, pero también luchadoras, guerreras, poderosas, perseverantes y triunfadoras.
Para mi la película refleja también un nuevo modelo de acción hacia el nuevo paradigma. Es el momento de actuar diferente, de usar armas distintas porque la mujer ya tenemos integrado que la violencia genera violencia, que la culpa y la condena sólo llevan a un camino sin salida, que debemos trascender la dualidad entre lo bueno y lo malo, entre lo mío y lo tuyo para defender un lugar común, para crear un nosotros.
Cuando las mujeres de esta película encuentran la manera de enterrar las armas sin usarlas nos muestran que el camino es otro, que la paz se puede cocinar, que los ingredientes están en nuestro interior. Tan sólo hay que encontrar el valor de amasarlos. Incluso con un poco de hachis si es necesario, porque el sentido del humor también es parte importante de la sabiduría del saber vivir.