Contratos blindados, medidas de seguridad extremas, amenazas y hasta el privilegio de cerrar el espacio aéreo. Estas son las condiciones en las que se realizan muchas de las exclusivas de las bodas de los famosos. Una guerra abierta entre los que cuentan con el privilegiado material del enlace y aquellos otros que aguardan durante horas, esperando la posibilidad de que algún despiste permita hacer una foto de los contrayentes para venderla a la competencia o para que sea retirada del mercado a un alto precio.
La boda de Fran y Lourdes ha reabierto el debate sobre algo que no es nuevo. Los enlaces de Marta Sánchez, Luis Alfonso de Borbón o el amigo íntimo del Príncipe, Álvaro Fuster, son sólo algunos ejemplos de cómo los intereses de famosos, revistas y paparazzi se han enfrentado. En todas ellas la cabecera más pudiente del kiosco tenía la exclusiva; una exclusiva que no siempre se logró proteger.
Marta Sánchez y la tienda de campaña para la novia
En 1995, la diva del pop Marta Sánchez contraía matrimonio con Jorge Salati. Meses antes, la cantante había llegado a un acuerdo para vender la exclusiva. Sin embargo, un contratiempo provocó que dos medios de la competencia pudiesen llevar el enlace a su portada. Marta había elegido una finca con ermita en Toledo para casarse y celebrar allí el posterior convite. Un lugar privado y de difícil acceso garantizaba que ningún fotógrafo que no fuese ‘oficial’ pudiese tomar una instantánea. Con lo que no contó la cantante fue con que el pequeño templo no estaba bendecido, por lo que se vio obligada a abandonar el recinto en el que estaba a salvo de los paparazzi para dar el ‘sí quiero’ a Salati. “Todos esperábamos ante las vallas de la finca, la organización tuvo que improvisar un plan para sacar a Marta y llevarla a la ermita del pueblo y no se les ocurrió otra cosa que envolverla con varias sabanas formando una improvisada tienda de campaña para que no pudiésemos fotografiarla”, comenta uno de los reporteros que logró reventar la exclusiva. “Tuve suerte; colé la cámara bajo la manta y empecé a disparar sin mirar. Mi sorpresa llegó cuando descubrí que había tres fotos en las que se veía el traje. De esta manera se rompió la exclusiva”, concluye. En aquel caso, la agencia encargada de salvaguardar la boda vio como sus honorarios descendían al existir un material que acabó en manos de la competencia.
Luis Alfonso de Borbón, un ‘rey’ con seguridad privada
En el año 2004, Luis Alfonso de Borbón abandonaba la soltería en la República Dominicana, después de un largo noviazgo con Margarita Vargas. Poco amigo de la prensa del corazón, el bisnieto de Alfonso XIII había decidido previamente ceder las fotos a una conocida agencia para que esta las repartiese de manera gratuita a todos los medios. Con lo que no contaba el hijo de Carmen Martínez Bordiú es que esta agencia tenía la intención de repartir una sola instantánea y vender el resto del álbum a una revista. La exclusiva por tanto la ostentaba una sola cabecera y había que protegerla.
Luis Alfonso y Margarita querían calma e intimidad y el poderío que da ser duque de Anjou y la hija de un multimillonario lograron que algunos fotógrafos estuvieran retenidos durante horas. “Llegué a La Romana un par de días antes, alquilé una casa donde permanecí hasta el día del enlace. Sin embargo, no pude hacer ni una sola foto”, comenta uno de los paparazzi que viajó hasta Republica Dominicana, que añade: “El día de la boda, al salir de casa, me encontré con que un policía estaba sentado en el capó de mi coche. Me retuvo durante horas, llamé a la embajada, pero no logré llegar a la capilla de San Stanislao de Cracovia donde se celebraba la ceremonia. Sin embargo, otro compañero tuvo más suerte y pudo realizar un buen reportaje”, concluye. Las fotos no oficiales se vendieron también a la revista que ostentaba la exclusiva. De esta manera se aseguraron que nadie más pudiese publicar el enlace.
El amigo del Príncipe, traicionado por su pueblo
En abril de 2012, uno de los mejores amigos de Don Felipe, Álvaro Fuster, se casaba en Málaga con Beatriz Mira, exnovia de Carlos Baute. Un enlace que dada la lista de invitados interesaba a todos los medios. Una vez más la exclusiva estaba en juego. El anuncio de que los príncipes de Asturias e Isabel Sartorius acudirían a la celebración provocó que no sólo fotógrafos de otros medios, sino también invitados y curiosos comenzasen a lanzar fotos. “En dos horas las fotografías corrían como la pólvora, por eso se vieron dos bodas: la publicada en la revista con más dinero para pagar este tipo de reportajes y las recogidas por el resto de medios, a los que les había llegado material suficiente para hacer un buen collage”, señala un fotógrafo en consultado por este portal.
Miriam Díaz Aroca y las sospechas del novio
Da igual que se trate de una finca, una iglesia o la puerta de los juzgados. Cuando un fotógrafo conoce la fecha de un enlace, las horas de guardia en ocasiones dan sus frutos. Un soplo a tiempo y la paciencia de un paparazzi en muchas ocasiones tiene su recompensa, tal y como ocurrió con la segunda boda de Miriam Díaz Aroca, en el año 2004. Así lo cuenta el reportero que logró reventar la exclusiva. “Sabíamos que Miriam se casaba con Wichi Washington en una finca en Torrelodones y que allí no podríamos hacer nada. Sin embargo, había una manera de fotografiar a la pareja. Los novios debían casarse en el juzgado, por lo que horas antes aparcamos nuestro coche con los cristales tintados frente al mismo. Por allí debían entrar o salir. El novio y la agencia encargada de salvaguardar la exclusiva llegaron primero y empezaron a sospechar, se acercaron a nuestro automóvil, donde permanecíamos agazapados, pero no nos movimos. Por fin llegó Miriam, aunque con retraso, y pudimos fotografiarla. El trabajo estaba hecho. Nuestro reportaje lo llevamos a la revista que tenía la exclusiva, que tuvo que pagar para retirarlo. La agencia encargada del reportaje fue quien sufrió las consecuencias, al ver su precio rebajado”, narra el gráfico que consiguió las imágenes.
El invitado ‘traidor’
La última modalidad en esto de romper la exclusiva es mucho más sencilla. Un invitado indiscreto manda una foto a unos amigos y estos la cuelgan en una red social. Así se logró el material de la boda de Francisco Rivera, que ya ha tenido sus consecuencias. Según ha sabido Vanitatis, la agencia encargada de salvaguardar la imagen del torero podría haber sufrido una reducción en sus beneficios de hasta un 25%. A partir de ahora, habrá que vigilar si el enemigo ‘juega’ en casa.