NUEVE DÍAS DESPUÉS SE ANUNCIÓ SU COMPROMISO
Felipe y Letizia regresan a Asturias una década después de su 'primer' encuentro
Inadvertida. Así es como pasó la primera fotografía pública de Felipe y Letizia en octubre de 2003. Por aquel entonces nadie podría imaginarse la verdadera relación que les unía más allá de aquel tímido saludo de un heredero a una periodista de TVE que cubría, como otros tantos, los Premios Príncipes de Asturias. Nueve días después, la Casa del Rey anunciaba oficialmente su compromiso y los medios recuperaron, a toda prisa, aquella imagen que a los ojos de muchos periodistas y fotógrafos no era más que una anécdota propia del protocolo de ese tipo de actos.
Una década después, los príncipes vuelven a Oviedo, el mismo escenario donde se les fotografió por primera vez. Sin embargo, el contexto en el que lo hacen es totalmente distinto. Con el paso de los años, la popularidad de la pareja nunca se ha valorado como un solo ente, sino como dos muy independientes el uno del otro, algo que nunca ha beneficiado a Letizia.
A pesar de que Felipe viaja a Asturias respaldado por sus buenas notas,Letizia desequilibra la balanza. Después de su precipitada marcha de Palma de Mallorca el pasado mes de agosto dejando en la isla a su marido e hijas y de las continuas críticas que generan sus salidas nocturnas y su poca disposición a trabajar los fines de semana, sus asesores han trazado una nueva hoja de ruta para que recupere esa popularidad de la que nunca ha gozado. Desde entonces, el comportamiento de la princesa apenas se puede reprochar y, por el momento, no han trascendido salidas privadas que generen polémica.
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
Atrás ha quedado gran parte de la espontaneidad de esa periodista que, con traje pantalón sastre de Armani, sorprendió a todos con aquel “déjame terminar” el 6 de noviembre de 2003 en la petición de mano que reavivó aún más las ya existente críticas a Letizia desde el momento en el que se conoció su compromiso.
Sin embargo, y a pesar de querer estar ajenos a toda polémica y de permanecer en un segundo plano como herederos, Felipe y Letizia han vivido de lleno los años más convulsos de la monarquía española. Testigos del peor dato de popularidad de la Casa Real, la imagen de todos los miembros de la Primera Familia se ha visto perjudicada, salvo el de la Reina Sofía y el príncipe Felipe, que cada vez obtiene mayor apoyo popular. Laimputación de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina en el caso Nóos, el divorcio de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, así como la caída del Rey en Botsuana mientras cazaba elefantes y la irrupción de Corinna, su "amiga entrañable", ha provocado un auténtico vendaval.
La familia de Letizia tampoco ha ayudado en dulcificar la imagen de la Princesa. Su tía Henar, que ha cargado en Twitter contra de la derecha política, la iglesia católica y la monarquía, ha asegurado en más de una ocasión que su sobrina nunca será reina. “Por la historia que nos está tocando vivir, creo que no llegará a reinar”, dijo Henar Ortiz a la revista Vanity Fair el pasado mes de marzo. Pero quien realmente le asestó uno de los peores golpe fue David Rocasolano. En su libro Adiós Princesa, al que este medio tuvo acceso en primicia, su primo afirmó que la Princesa se sometió a un aborto cuando solamente era Letizia Ortiz. Pero esto no fue todo, ya que en su perfil de Twitter, David Rocasolano ha seguido dando alguna que otra puntada sin hilo colgando unas fotografías de la pareja jugando con un triciclo con el único intento de ridiculizarlos.
Una imagen irreconocible
De aquel mentón pronunciado y esa nariz casi aguileña de una joven periodista que se asomaba diariamente a la pequeña pantalla no queda ya ni rastro. Obsesionada desde que entró a formar parte de la Familia Real con su imagen, doña Letizia se ha transformado tanto físicamente que parece otra princesa.
Sin apenas frescura en su rostro, los retoques estéticos han sido los protagonistas de ese cambio a una edad demasiado temprana.
Una intervención para corregir las irregularidades del tabique nasal, otra para suavizar su barbilla, algunos retoques para suprimir las líneas de expresión y la elevación de párpados superiores y pómulos han sido algunas de sus operaciones en esta década. Ahora, con una nueva hoja de ruta, la premisa es la naturalidad. Es decir, no sólo sonreír, también alejarse del bisturí.