La mejor forma para curar un corazón roto es engañarnos, pero no de la forma en que todos piensan. No se trata de fingir que todo está bien, caminar con gusto y sonreír a pesar de sentir presión en el pecho y tener dificultad para poder hablar. Suele ser cansado y poco efectivo. Por suerte, la ciencia ofrece elemento que puede ayudar y que es otra forma de crear la ilusión de que todo está perfecto: un placebo.
Efecto placebo
También conocido como el efecto de sujeto-expectativa, sucede cuando a un paciente se le indica que un nuevo medicamento o tratamiento funcionará e inconscientemente altera el resultado del experimento o reporta lo que esperaba. Es decir, si se le indica a alguien que si toma una pastilla su pierna dejará de doler, es posible que la expectativa genere una respuesta física haciendo que el malestar se reduzca.
De acuerdo con el sitio Popular Science, los placebos pueden aliviar los efectos colaterales de la quimioterapia, los malestares del Parkinson, entre otras enfermedades graves. Si esto se aplica al contexto de los corazones rotos, es posible lograr curar ese sentimiento de angustia, así lo demostró un experimento publicado en el Diario de Neurociencia que se enfocó en registrar los efectos del placebo en un grupo de personas que acababan de terminar una relación.
De acuerdo con el sitio Popular Science, los placebos pueden aliviar los efectos colaterales de la quimioterapia, los malestares del Parkinson, entre otras enfermedades graves. Si esto se aplica al contexto de los corazones rotos, es posible lograr curar ese sentimiento de angustia, así lo demostró un experimento publicado en el Diario de Neurociencia que se enfocó en registrar los efectos del placebo en un grupo de personas que acababan de terminar una relación.
El experimento
Los investigadores tomaron una muestra de 40 personas que sufrieron de alguna ruptura amorosa y los dividieron en dos grupos. A todos les mostraron imágenes de su ex pareja (como en “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”) y se comenzó a hacer monitoreo de su actividad cerebral. Sus niveles de dolor emocional eran considerablemente altos. Mientras esto sucedía, se les aplicó un estímulo de calor en el brazo cuyo propósito era quemarlos ligeramente. Se registraron los resultados y se pasó hacia el siguiente punto de la prueba.
En la segunda fase a ambos grupos se les administró una especie de spray líquido nasal y al primero se le dijo que su efecto reduciría los sentimientos negativos y melancólicos hacia su ex pareja mientras que al segundo sólo se le indicó que servía para mejorar el registro de la actividad cerebral. Fue entonces cuando el efecto placebo entró en juego.
Los participantes del primer grupo sintieron menor dolor físico y mental. Los pensamientos negativos redujeron su efecto mientras que el estímulo del brazo fue percibido como débil a comparación del que recibieron al inicio. Por su parte, los del segundo tuvieron las mismas sensaciones. El resultado probó que el efecto sujeto-expectativa le proporcionó una cura al síndrome del corazón roto.
La triste realidad
Tal y como menciona Sara Chodosh de Popular Science, a pesar de que el efecto placebo ofrece una aparente solución a un problema, no es completamente efectivo. Es decir, a pesar de que reduce los efectos colaterales de la quimioterapia, no funcionará siempre y no reducirá el tamaño de un tumor cerebral. De esa forma, la experiencia subjetiva de curar un corazón roto no es permanente. El efecto pudo haber sido inmediato, sin embargo, no asegura una constante mejora. Nada puede curar un corazón roto, excepto (y de forma cliché) el tiempo.
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Este caso es un estudio aislado y es difícil aplicarlo de manera personal (ya que saber que existe el placebo nulifica el proceso) pero demuestra que con el engaño perfecto es posible aliviar –de manera breve– el dolor que causa terminar una relación.
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Muchos desean tener respuestas acerca de las relaciones de pareja como por qué nos enamoramos o por qué entramos en relaciones monógamas, así que si buscas saber los efectos que causa esa droga peligrosa llamada amor, la ciencia siempre tendrá las respuestas.
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Fuentes:
“Subject reactivity”de Roger Gomm (2009)