LEO BARDEM, LA MAYOR ATRACCIÓN DE LA ISLA
No siempre fue así, pero lo cierto es que Penélope Cruz se ha vuelto muy hermética con los años. Una vez entró Javier Bardem en su vida, la de Alcobendas se cerró en banda y desde entonces profesa una discreción total, muy demandada por su esposo, y que se ha hecho extensiva a todo su entorno. No obstante, al matrimonio le ‘crecen los enanos’ en el sentido más literal de la expresión.
La oscarizada actriz se encuentra desde hace tiempo rodando Ma Ma, la nueva película de Julio Medem, en las islas Canarias. No es la primera vez que trabaja en el archipiélago, ya que parte de Los abrazos rotos, de Pedro Almodóvar, también se hizo en las islas afortunadas. Sin embargo, sí es la primera vez que viaja con sus hijos, que le están acompañando en estos días de duro trabajo, pero también de ocio.
‘Pe’, Leo y Luna se han alojado en el Hotel Ritz Carlton de Tenerife, quizá el más lujoso de la isla. El paraje es espectacular y las vistas desde la piscina son una autentica maravilla. En sus días de descanso, Penélope dedica toda su atención a los pequeños. El plan ideal para relajarse y que estos no se aburran es pasar el día en la piscina del hotel. Tal y como acostumbra, la chica Almodóvar intenta pasar lo más desapercibida posible, pero a veces no lo logra, en parte por su hijo mayor.
Imagen del Hotel Ritz Carlton de Tenerife (página web)
Leo, de tres años de edad, muy guapo y dicharachero, es todo un torbellino y no para quieto ni un segundo. Cuando baja con su madre a la piscina se dedica a darse pequeños chapuzones, pero sobre todo a jugar por los jardines de alrededor. Leo habla con todo el que se cruza con él, es simpático y los huéspedes están encantados con su escasa timidez. En más de una ocasión, la actriz se ha visto obligada a ir a buscar a su hijo a otras hamacas o pequeños chill outs de la zona acuática, llegando a ser muchas veces reconocida por la gente, algo que intentaba evitar.
La pareja con su hijo Leo en Italia en 2011 (Gtres)
Ataviada con un discreto bañador color negro, maxi gafas de sol y un pareo del mismo color que se pone en la cabeza a modo de turbante, la actriz logró justo el efecto contrario hace unos días y, en un momento dado, fue reconocida y todas las miradas se centraron en ella, algo que pareció contrariarla bastante, según señalan a Vanitatis testigos presenciales en el hotel. En la piscina se corrió la voz y algunos se acercaron (Penélope no llevaba ningún tipo de guardaespaldas o similar) a pedirle un autógrafo o simplemente a curiosear; principalmente los huéspedes más adolescentes. La actriz se vio obligada a recoger sus cosas y a subir con los niños a la lujosa villa que ocupa en el resort buscando de nuevo su intimidad.