Rincón de la Psicología |
Posted: 02 Dec 2017 05:12 AM PST
Es probable que conozcas a más de alguien así: son personas que necesitan sentirse importantes, a costa de hacerte sentir inferior. Cuando estás a su lado, suelen mirarte por encima del hombro, por lo que al final incluso es probable que termines sintiéndote mal, preguntándote si hay algo de cierto en su mirada desdeñosa y su tono de voz condescendiente. Te hacen dudar de ti.
El psicoanalista vienés Alfred Adler fue uno de los primeros en abordar este fenómeno haciendo referencia a "la lucha por la superioridad" en las relaciones interpersonales. De hecho, fue él quien acuñó el término "complejo de inferioridad", para referirse a las personas que tienen dificultades para integrar sus puntos débiles y errores en una imagen equilibrada de su "yo".
Complejo de inferioridad y estrategias compensatorias
El complejo de inferioridad es la sensación de no ser lo suficientemente valiosos. La persona tiene dudas constantes acerca de sí misma y sus capacidades, se siente inferior porque cree que no cumple con los estándares.
El problema, según Adler, es que “en vez de motivar a mejorar, el complejo de inferioridad paraliza”. Esa tendencia a compararse continuamente con los demás genera una gran ansiedad y angustia, de manera que la persona suele intentar, inconscientemente, compensar esas sensaciones desagradables.
Esas estrategias compensatorias tienen dos objetivos. Por una parte, son un mecanismo de defensa que les hacen sentir superiores a los demás, de manera que protegen un “yo” frágil. Por otra parte, les ayuda a defenderse, para que los otros no descubran lo que consideran sus “puntos débiles”.
El problema es que al construir ese “caparazón externo” con el que pretenden presentarse bajo una luz más favorable, también se aíslan. A la persona que tiene un complejo de inferioridad le costará confiar en los demás porque no quiere que descubran sus debilidades, por lo que en vez de dejar que le ayuden, construyen una barrera y no conectan emocionalmente. Por eso, no es extraño que un estudio realizado en la Universidad de Anatolia haya comprobado que quienes se sienten inferiores e inseguros también se sienten más solos.
Por supuesto, a ese aislamiento social también contribuyen las pésimas estrategias compensatorias a las que pueden recurrir, que a menudo consisten en socavar la autoestima de los demás y hacerles sentir inferiores. En práctica, estas personas no buscarán crecer y superar sus límites sino que intentarán subirse a los hombros de los demás para ver más lejos y parecer más altos. No se esfuerzan por brillar más sino por apagar la luz de los demás.
Obviamente, es muy difícil mantener una relación de cualquier tipo con una persona que compita constantemente con nosotros y que intente "aplastarnos". Al final, cortar esa relación se convierte en un mecanismo de supervivencia psicológica. Las estrategias más comunes de las personas que necesitan sentirse importantes
1. Tener siempre prisa
Nos han hecho pensar que una persona ocupada, es una persona importante. Por eso, quienes tienen un sentimiento de inferioridad siempre parecen tener prisa. Cuando estás con esa persona incluso puedes llegar a sentirte ansioso porque mirará su reloj continuamente, caminará más rápido o hablará del poco tiempo que tiene. Su objetivo es hacer que parezca que te está haciendo un favor muy grande al compartir su escaso tiempo contigo, hasta el punto que puedes llegar a sentirte incómodo.
2. Reetiquetar los eventos ordinarios para que parezcan más importantes
Las personas que necesitan sentirse importantes suelen recurrir a un lenguaje “especial” para reetiquetar los sucesos de la vida cotidiana, de manera que adquieran una mayor relevancia ante los demás. Por ejemplo, pueden referirse a la simple llamada de un cliente como una “conferencia telefónica”. Estas personas no hacen cosas normales, su vida siempre está llena de compromisos y tareas muy importantes.
3. Estar permanentemente preocupados
La gente ocupada es gente preocupada, por lo que para rodearse de un halo de importancia personal, estas personas evitan parecer relajadas. Por tanto, siempre te hablarán de sus preocupaciones y problemas, amplificando al máximo sus repercusiones. De hecho, son auténticos especialistas en presentar las situaciones que para los demás casi serían bendiciones, como grandes problemas o preocupaciones.
4. Hacer esperar a los demás
Las personas importantes no tienen ni un minuto libre, por lo que jamás serán las primeras en llegar. Calculan el tiempo para hacerte esperar un poco, y luego llegarán excusándose porque tenían un compromiso “importantísimo e impostergable”. Así te dejan ver, como al descuido, que son más importantes que tú. También es usual que sea muy difícil quedar con ellas ya que afirman que tienen una agenda muy llena y tienen que hacer malabares para encontrar tiempo un hueco libre.
5. Exagerar sus logros
Las personas que tienen un complejo de inferioridad intentarán compensar sus “defectos” o “debilidades” exagerando sus logros. Es común que busquen palabras rebuscadas para calificar su trabajo, de manera que parezca un puesto de mayor importancia y responsabilidad. A la vez, intentarán minimizar tus logros, afirmando que no son para tanto o sacando a colación tus viejos errores o fracasos.
6. Asumir que son más inteligentes y capaces
Cuando las personas inseguras se sienten amenazadas, activarán sus mecanismos compensatorios de protección. Si creen que puedes hacerle sombra a su inteligencia y capacidades, se centrarán en desacreditarte haciendo notar tus equivocaciones y puntos débiles. En los grupos, es habitual que intenten conducir el tema de conversación hacia su terreno, para poder brillar y opacar a los demás.
7. Ser hípercriticos
Las personas inseguras se comparan continuamente con los demás, pero como no soportan sentirse inferiores, pretenden devaluar a los otros. Por eso, a menudo desarrollan una actitud hípercrítica que puede terminar haciéndote sentir mal ya que nada de lo que digas o hagas será digno de elogio. A veces puedes sentirte como si formarás parte de una competición amañada ya que nunca podrás ganar.
¿La solución?
Arianna Huffington, la escritora y columnista estadounidense, dijo: “No intentes bailar mejor que todos los demás, intenta bailar mejor que tú misma”. La vida no es una competición, por más que la sociedad nos haya inoculado esa idea. El objetivo no es superar a los demás sino superarte cada día a ti mismo. Cuando entendemos eso, no solo nos liberamos de un gran peso sino que la vida se vuelve, asombrosamente, mucho más fácil.
Fuente:
Akdoğan, R. (2017) A model proposal on the relationships between loneliness, insecure attachment, and inferiority feelings. Personality and Individual Differences; 111(1): 19-24.
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