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Esta tablilla babilónica esconde la tabla trigonométrica más antigua del mundo

Posted: 25 Aug 2017 04:54 AM PDT
El arqueólogo que inspiró el personaje de Indiana Jones, el estadounidense Edgar Banks, descubrió hace un siglo en Irak una enigmática tablilla babilónica repleta de números cuneiformes. Tras un siglo de debates matemáticos, investigadores australianos desvelan ahora su secreto: se trata de una tabla trigonométrica de hace 3800 años, la más antigua conocida hasta la fecha, que enseña como hacer cálculos trigonométricos sin ángulos y con una precisión sin precedentes.

Dos investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW, Australia) han analizado una famosa tablilla de arcilla babilónica, datada entre entre 1822 y 1762 antes de Cristo, y han descubierto que se trata de la tabla trigonométrica más antigua y precisa del mundo. Posiblemente los antiguos escribas matemáticos las utilizaban para realizar los cálculos necesarios para levantar templos, palacios, canales y otras construcciones.
El estudio confirma que los babilonios se adelantaron en más de mil años a los griegos en la invención de la trigonometría (el estudio de los triángulos) y muestra un sofisticado y antiguo conocimiento matemático que había permanecido oculto hasta ahora.

La tablilla, denominada Plimpton 322, fue descubierta en la primera década del siglo XX, en lo que ahora es el sur de Irak, por el diplomático, arqueólogo, académico y comerciante de antigüedades Edgar J. Banks, el personaje real en el que se basó otro de ficción mucho más popular: Indiana Jones.

En esta tablilla aparecen grabadas, con la escritura cuneiforme de la época, una serie de cuatro columnas y 15 filas de números que siguen un original sistema sexagesimal (de base 60, como nuestro sistema horario), en lugar del sistema decimal con base 10 que utilizamos hoy en día. Las cifras describen una secuencia de 15 triángulos rectángulos, que van reduciendo su inclinación y ‘aplanando’ fila tras fila.

Basándose en estudios previos y observando que el borde izquierdo de la arcilla está roto, los investigadores plantean que Plimpton 322 tuvo originalmente seis columnas y probablemente debía estar formada por 38 filas de caracteres cuneiformes.

Ternas pitagóricas mucho antes de Pitágoras

«Esta tablilla lleva desconcertado a los matemáticos desde hace más de 70 años, porque se dieron cuenta de que contiene un patrón especial de números llamado terna pitagórica», explica uno de los autores, Daniel Mansfield, de la Escuela de Matemáticas y Estadística de la UNSW en Sidney,

Una terna pitagórica es una lista de tres números enteros positivos: a, b y c, donde se cumple que a2 + b2 = c2. Un ejemplo sencillo son los números enteros 3, 4 y 5, pero los valores que presenta Plimpton 322 a menudo son considerablemente mayores, como los que refleja en su primera fila, donde aparece el triplete 119, 120 y 169.
El nombre de esta terna se deriva del teorema de Pitágoras, que para un triángulo rectángulo establece que el cuadrado de la hipotenusa (lado opuesto al ángulo recto) es la suma de los cuadrados de los otros dos lados.
«Los babilonios conocían los triples pitagóricos mucho antes de que naciera Pitágoras, como se puede ver en esta y otras tablillas», señala Mansfield a Sinc, y destaca: «Además nos enseñan cómo hacer trigonometría sin usar los ángulos, una trigonometría mucho más simple que no requiere conceptos avanzados como ángulos o números irracionales».

La desconocida trigonometría que describe la tablilla para los triángulos rectángulos se basa en ratios o relaciones, no en ángulos ni círculos. Según los autores, es una obra matemática fascinante que demuestra el genio de sus creadores: «La tablilla no sólo contiene la tabla trigonométrica más antigua del mundo, sino que también es la única completamente precisa, debido al diferente enfoque babilónico de la aritmética y la geometría».

El estudio, que se publica en Historia Mathematica (la revista oficial de la Comisión Internacional de Historia de las Matemáticas), apunta la predilección de los babilónios por la precisión de los números, y compara la tablilla con la llamada tabla de senos de Madhava (construida en el siglo XIV por este matemático y astrónomo indio), demostrando que Plimpton 322 es una tabla trigonométrica «exacta y potente».

Las tablas trigonométricas permiten usar la información de un lado de un triángulo rectángulo para determinar la de los otros dos. Hasta ahora se consideraba al astrónomo griego Hiparco, que vivió alrededor de 120 años antes de Cristo, como el padre de la trigonometría, y a su ‘tabla de cuerdas’ como la tabla trigonométrica más antigua.
«Pero Plimpton 322 precede a Hiparco en más de 1000 años», insiste el otro autor, el profesor Norman Wildberger, quien considera que gracias a esta tablilla se abren nuevas posibilidades no sólo para la investigación matemática moderna, sino también para la educación matemática: «Nos ofrece una trigonometría más simple, más precisa, que tiene claras ventajas sobre la nuestra».

El mundo antiguo enseñando algo nuevo
«Esto significa que tiene gran relevancia para nuestro mundo moderno», añade Mansfield por su parte. «La matemática babilónica puede no haber estado de moda durante más de 3000 años, pero hoy tiene posibles aplicaciones prácticas en topografía, gráficos por ordenador y en el campo de la educación. Es un raro ejemplo del mundo antiguo enseñándonos algo nuevo».
El profesor Daniel Mansfield enseña la tablilla Plimpton 322, que se conserva en la Biblioteca de Manuscritos y Libros Raros de la Universidad de Columbia, en Nueva York.
El profesor Daniel Mansfield enseña la tablilla Plimpton 322, que se conserva en la Biblioteca de Manuscritos y Libros Raros de la Universidad de Columbia, en Nueva York. Crédito: UNSW/Andrew Kelly

«Plimpton 322 era una herramienta poderosa que podría haber sido utilizada en la topografía de los campos o para los cálculos arquitectónicos en la construcción de palacios, templos o pirámides escalonadas», aventura Mansfield, aunque reconoce a Sinc que, en realidad, «es difícil decirlo con seguridad, porque nuestra ventana a ese mundo es muy pequeña: sólo podemos echar un vistazo y decir lo que parece ser».

En cualquier caso, los autores descartan que, como se pensaba hasta ahora, la tablilla sirviera simplemente para que los profesores de la época comprobarán las soluciones de los estudiantes a la hora de resolver problemas de ecuaciones cuadráticas.

Plimpton 322, que se cree procede de la antigua ciudad sumeria de Larsa (a unos 250 km al sur de Bagdad), actualmente se conserva en la Biblioteca de Manuscritos y Libros Raros de la Universidad de Columbia en Nueva York.
«Existe un tesoro de tablillas babilónicas como esta, pero sólo se ha estudiado una parte. El mundo matemático está empezando a descubrir que la antigua, aunque muy sofisticada, cultura matemática de los babilonios todavía tiene mucho que enseñarnos», concluye Wildberger.

Referencia bibliográfica:

Daniel Mansfield, N.J. Wildberger, «Plimpton 322 is Babylonian exact sexagesimal trigonometry». Historia Mathematica, agosto de 2017
Vía: agenciasinc

MIEDO A ESTAR SOLOS


El cuerpo nos habla a través del dolor y la enfermedad


 Dolores Rizo 18, Agosto 2017 en Psicología4234 compartidos
Mujer con depresión cubriéndose la cara por enfermedad
Estar en conexión con nosotros mismos es entender las señales que nos envía nuestro cuerpo, el cual nos habla a través del dolor, la enfermedad, y como no, de la salud en general. Cómo nos sentimos físicamente es una señal de cómo nos encontramos psicológicamente en la mayoría de las ocasiones.
En el ritmo de nuestra vida diaria esta conexión se va debilitando progresivamente y dejamos de entender porqué nos ocurren las cosas, sin saber cómo recuperar el equilibrio. Poco a poco perdemos la habilidad de interpretarnos. Por ello, cuando aparecen en escena el dolor y la enfermedad es importante saber qué nos están diciendo para descubrir cuál es el camino de vuelta hacia la salud y el bienestar.

La enfermedad, un camino hacia la salud

Entender la enfermedad y el dolor significa poder interpretarlos y otorgarles un sentidopara comprender el origen de ese desequilibrio y recuperar la conexión con nosotros mismos.
Mujer triste en una ventana pensando en antiguas parejas
La enfermedad es el medio por el cual nuestro cuerpo nos habla y nos dice que algo no funciona bien, solicitándonos que algo tiene que cambiar. De hecho, nos obliga a cambiar el ritmo de nuestra vida y nos impide seguir al mismo paso que llevábamos hasta ese momento, imponiéndonos un cambio hacia la salud.
Cuando caemos enfermos, solo nos queda comenzar a cuidarnos. Pero no solo atendiendo a los aspectos físicos, sino también a los emocionales, psicológicos y espirituales.

La pérdida del equilibro 

La vida en esencia es equilibrio, armonía y salud. La enfermedad nos dice que se ha roto ese equilibrio y que tendremos que restaurarlo, buscando el camino del cambio para intentar mejorar nuestra situación y encontrar en la medida de lo posible la forma para equilibrarnos.
Si la forma de vida que llevábamos nos abocó a la enfermedad, un cambio en este ritmo puede ser uno de los caminos para volver al equilibrio truncado. Aunque desafortunadamente no siempre sea posible.
“La belleza de la naturaleza y la belleza del entorno cultural creado por el ser humano son, evidentemente, ambos necesarios para mantener la salud del alma y del espíritu del ser humano.”
-Konrad Lorenz-
Cuerpo de mujer
Uno de los problemas que incrementa ese ignorar lo que nos sucede es la forma de vida que llevamos. Así, la mayor factura del estrés y las prisas con las que vivimos es la desconexión con nuestro interior porque cuando esto ocurre, dejamos de atender las demandas procedentes del cuerpo y nuestra mente, exponiéndonos al límite y tensando la cuerda al máximo… hasta romperse en ocasiones.
“Tu cuerpo escucha todo lo que dice tu mente.
-Naomi Judd-

Señales de alerta no atendidas

Mucho antes que la enfermedad, nuestro cuerpo ya nos ha enviado señales de alerta en forma de síntomas, dolores, malestar o debilidades.  Sin embargo, debido a la desconexión con nuestro interior y con nuestro cuerpo, no supimos darles voz ni significado, quitándoles importancia.
Estas señales son muy importantes para no llegar a la enfermedad o al menos para aliviar y tratar en la medida de lo posible lo que nos suceda y que no vaya a más. No escucharlas puede significar su empeoramiento y los primeros pasos hacia el desequilibrio de nuestra salud.
migrañas el dolor en la sombra
Cualquier enfermedad es un proceso y como tal, sabemos que se fue constituyendo desde hace tiempo… Un tiempo al que podamos ganar algunos minutos de ventaja si al menos, nos prestamos atención. De este modo, podremos cambiar nuestros hábitos o acudir al especialista adecuado.
El cuerpo siempre nos habla. Cada sensación, molestia, dolor o proceso enfermizo nos pide un cambio o al menos, que tomemos conciencia de todo aquello que daña nuestro bienestar y por tanto, nuestra salud.
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Cuidar nuestro cuerpo, cuidar nuestra vida

Como vemos es importante saber escuchar cada síntoma o cada molestia que tengamos porque tienen mucho que decir. Después es importante saber interpretarlos para encontrar un significado, ya sea nosotros cuando sea algo liviano o con la ayuda de un profesional especializado. Y en último lugar, cambiar aquello que afecta al buen funcionamiento de nuestro organismo en la medida de lo posible. 
Existen muchas dolencias que tiene su origen en hábitos inadecuados que vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida, como son la mala alimentación, los hábitos insanos de sueño o descanso o las posturas corporales inadecuadas, ocasionadas a veces por el ámbito laboral. También nuestro cuerpo acaba resintiéndose cuando vivimos sometidos a mucho estrés, adicciones o excesos, como en los horarios laborales.
Si procuramos mantener el equilibrio, cuidaremos nuestro cuerpo, y en definitiva, de nuestra vida. Porque aunque existan situaciones que desgraciadamente, escapen de nuestro control, hay muchas otras en las que sí podemos intervenir para vivir mejor. Procuremos tener hábitos sanos y estar conectados a nuestras necesidades personales, nuestra salud lo agradecerá.

Dejar de hablar a alguien como castigo

Dejar de hablar a alguien como castigo

 Edith Sánchez 15, Agosto 2017 en Emociones22195 compartidos
pareja que no se mira pensando en dejar de hablarle al ser amado
El silencio a veces cumple la función de castigo. Dejar de hablar a alguien es una salida a la que muchas personas acuden para “expresar” su enojo, su inconformidad o sus reproches. ¿Cómo de eficaz es este método para superar un problema o lograr que alguien cambie? ¿Qué significa la decisión de evitar las palabras cuando hay un rencor que arde?
Establecer un diálogo con alguien no es fácil, en especial si hay un conflicto que no parece tener vías de solución. Pero si en lugar de abordar el tema directamente lo que se hace es dejar de hablar al otro, lo único que se logra es introducir una tensión adicional. A la disputa no resuelta se suma un limbo que puede llegar a ser una verdadera incubadora de veneno.
Habla para que yo te conozca”.
-Sócrates-
Muchos, sin embargo, en el fondo no tienen interés en resolver el conflicto mediante el diálogo. Lo que desean es que el otro se someta a su propio punto de vista. Entonces utilizan el silencio como castigo, para que el otro se doblegue. Finalmente se trata de una actitud infantil y lo peor es que no resuelve nada. Eso sí, proporciona una gratificación egoísta.
chica-con-rayas-azules-en-el-rostro

Las razones para castigar con el silencio

Hay todo tipo de argumentos para defender la idea de que dejar de hablar a alguien es válido. En el fondo, lo que se busca es castigo. Que entienda que hay un reproche en esa ausencia de palabras. Pero, ¿por qué no decirlo, sino tramitarlo a través del silencio? Estas son las principales razones que esgrimen aquellos que optan por esta medida:
  • Es mejor dejar de hablar a una persona que participar de una discusión en la que se intercambien insultos.
  • Esa persona no me escucha. Por más que le pido que cambie, no me hace caso. Entonces, es mejor no decir nada porque, ¿para qué?
  • Tiene que disculparse conmigo por lo que me hizo (o me dijo, o no hizo, o no dijo). Hasta que no lo haga, voy a dejar de hablar.
  • Para qué hablar si siempre llegamos al mismo punto. Mejor dejar de hablar para ver si entiende que no voy a ceder.
En todos los casos se afirma que el silencio es la mejor opción para tramitar el conflicto. Por una razón u otra, la palabra se ha mostrado ineficaz. Se acude entonces a la decisión de dejar de hablar a alguien para que esto sea asumido como un castigo y, en consecuencia, el otro reconsidere su actitud.

Dejar de hablar a alguien es agresivo

Un silencio puede tener multitud de significados. Algunos de ellos son realmente violentos. Dejar de hablar a alguien es asumir una actitud pasivo-agresivaEsto quiere decir que se está violentando al otro, pero de manera implícita. La mayoría de las veces este tipo de actitudes son tanto o más nocivas que la agresión directa, y lo son porque el silencio se convierte en un vacío que es susceptible de cualquier tipo de interpretación.
Mujer pensando en dejar de hablar a su pareja
Para quien deja de hablar a alguien hay razones claras. También hay una expectativa clara frente a lo que esta situación debe traer como desenlace. Pero, a quienes acuden a estos recursos habría que preguntarles: ¿estás seguro de que el otro comprende realmente el significado de tu silencio? ¿Jurarías que la mejor manera de lograr que cambie, o haga lo que tú quieres que haga, es atacándolo con la falta de diálogo?
El silencio alarga distancias. Y la distancia no suele ser un buen aliado para la comprensión o para restaurar lazos rotos o dañados. Por el contrario, contribuye a ahondar las diferencias.
Por otro lado, dejar de hablar a alguien puede funcionar momentáneamente. Se impone el castigo y el otro reacciona: vuelve para disculparse, prometerte cambios o hacer lo que tú quieres. Sin embargo, a largo plazo también termina incubando pequeños rencores que pueden crecer. El silencio rara vez resuelve el conflicto de fondo o da paso a su resolución, solo lo encubre.

Las sanas funciones del silencio

Es cierto que a veces es mejor callar. Cuando estamos muy exaltados, por ejemplo. La ira hace que exageremos y nos preocupemos más por herir al otro que por expresar realmente lo que pensamos o sentimos. En esas condiciones nada mejor que dejar de hablar mientras recuperamos la compostura. Bajo esas circunstancias, se trata de una decisión inteligente.
En cambio, dejar de hablar para castigar o propiciar que otra persona “se rinda” como hemos dicho es raro que traiga buenos resultados. A veces nos enfrentamos al reto de expresar nuestra ira o nuestro enfado, pero sin herir al otro. La salida no está en dejar de hablar, sino en buscar y encontrar los medios para tender puentes hacia la comprensión. La ausencia de palabras puede hacer que el otro ceda, lo que no significa que el conflicto desaparezca. Por otro lado, también puede pasar que el otro no lo haga y que lo que en un principio era un copo de nieve se trasforme en una bola.
Mujer en silencio junto a un banco
Quizás lo necesario sea buscar mejores condiciones para conversar. También una forma diferente de expresar nuestra inconformidad. Cambiar el espacio rutinario por otro más cálido y amable a veces contribuye a que la comunicación se renueve. Hablar desde el corazón, siempre remitiéndote a lo que tú sientes y no lo a lo que supones que siente el otro es una fórmula que no suele fallar. Inténtalo.+








 Edith Sánchez 15, Agosto 2017 en Emociones22195 compartidos
pareja que no se mira pensando en dejar de hablarle al ser amado
El silencio a veces cumple la función de castigo. Dejar de hablar a alguien es una salida a la que muchas personas acuden para “expresar” su enojo, su inconformidad o sus reproches. ¿Cómo de eficaz es este método para superar un problema o lograr que alguien cambie? ¿Qué significa la decisión de evitar las palabras cuando hay un rencor que arde?
Establecer un diálogo con alguien no es fácil, en especial si hay un conflicto que no parece tener vías de solución. Pero si en lugar de abordar el tema directamente lo que se hace es dejar de hablar al otro, lo único que se logra es introducir una tensión adicional. A la disputa no resuelta se suma un limbo que puede llegar a ser una verdadera incubadora de veneno.
Habla para que yo te conozca”.
-Sócrates-
Muchos, sin embargo, en el fondo no tienen interés en resolver el conflicto mediante el diálogo. Lo que desean es que el otro se someta a su propio punto de vista. Entonces utilizan el silencio como castigo, para que el otro se doblegue. Finalmente se trata de una actitud infantil y lo peor es que no resuelve nada. Eso sí, proporciona una gratificación egoísta.
chica-con-rayas-azules-en-el-rostro

Las razones para castigar con el silencio

Hay todo tipo de argumentos para defender la idea de que dejar de hablar a alguien es válido. En el fondo, lo que se busca es castigo. Que entienda que hay un reproche en esa ausencia de palabras. Pero, ¿por qué no decirlo, sino tramitarlo a través del silencio? Estas son las principales razones que esgrimen aquellos que optan por esta medida:
  • Es mejor dejar de hablar a una persona que participar de una discusión en la que se intercambien insultos.
  • Esa persona no me escucha. Por más que le pido que cambie, no me hace caso. Entonces, es mejor no decir nada porque, ¿para qué?
  • Tiene que disculparse conmigo por lo que me hizo (o me dijo, o no hizo, o no dijo). Hasta que no lo haga, voy a dejar de hablar.
  • Para qué hablar si siempre llegamos al mismo punto. Mejor dejar de hablar para ver si entiende que no voy a ceder.
En todos los casos se afirma que el silencio es la mejor opción para tramitar el conflicto. Por una razón u otra, la palabra se ha mostrado ineficaz. Se acude entonces a la decisión de dejar de hablar a alguien para que esto sea asumido como un castigo y, en consecuencia, el otro reconsidere su actitud.

Dejar de hablar a alguien es agresivo

Un silencio puede tener multitud de significados. Algunos de ellos son realmente violentos. Dejar de hablar a alguien es asumir una actitud pasivo-agresivaEsto quiere decir que se está violentando al otro, pero de manera implícita. La mayoría de las veces este tipo de actitudes son tanto o más nocivas que la agresión directa, y lo son porque el silencio se convierte en un vacío que es susceptible de cualquier tipo de interpretación.
Mujer pensando en dejar de hablar a su pareja
Para quien deja de hablar a alguien hay razones claras. También hay una expectativa clara frente a lo que esta situación debe traer como desenlace. Pero, a quienes acuden a estos recursos habría que preguntarles: ¿estás seguro de que el otro comprende realmente el significado de tu silencio? ¿Jurarías que la mejor manera de lograr que cambie, o haga lo que tú quieres que haga, es atacándolo con la falta de diálogo?
El silencio alarga distancias. Y la distancia no suele ser un buen aliado para la comprensión o para restaurar lazos rotos o dañados. Por el contrario, contribuye a ahondar las diferencias.
Por otro lado, dejar de hablar a alguien puede funcionar momentáneamente. Se impone el castigo y el otro reacciona: vuelve para disculparse, prometerte cambios o hacer lo que tú quieres. Sin embargo, a largo plazo también termina incubando pequeños rencores que pueden crecer. El silencio rara vez resuelve el conflicto de fondo o da paso a su resolución, solo lo encubre.

Las sanas funciones del silencio

Es cierto que a veces es mejor callar. Cuando estamos muy exaltados, por ejemplo. La ira hace que exageremos y nos preocupemos más por herir al otro que por expresar realmente lo que pensamos o sentimos. En esas condiciones nada mejor que dejar de hablar mientras recuperamos la compostura. Bajo esas circunstancias, se trata de una decisión inteligente.
En cambio, dejar de hablar para castigar o propiciar que otra persona “se rinda” como hemos dicho es raro que traiga buenos resultados. A veces nos enfrentamos al reto de expresar nuestra ira o nuestro enfado, pero sin herir al otro. La salida no está en dejar de hablar, sino en buscar y encontrar los medios para tender puentes hacia la comprensión. La ausencia de palabras puede hacer que el otro ceda, lo que no significa que el conflicto desaparezca. Por otro lado, también puede pasar que el otro no lo haga y que lo que en un principio era un copo de nieve se trasforme en una bola.
Mujer en silencio junto a un banco
Quizás lo necesario sea buscar mejores condiciones para conversar. También una forma diferente de expresar nuestra inconformidad. Cambiar el espacio rutinario por otro más cálido y amable a veces contribuye a que la comunicación se renueve. Hablar desde el corazón, siempre remitiéndote a lo que tú sientes y no lo a lo que supones que siente el otro es una fórmula que no suele fallar. Inténtalo.









RECETA - PIZZA DE CALABACIN