No hablamos de aquellas escapadas románticas que se hacen en pareja los fines de semana y sirven para desconectar. Tampoco de las que se crean durante 48 horas y después se esfuman. Hablamos de las parejas de fin de semana, las que solamente se ven sábados y domingos. Pero eso de vivir como en una luna de miel permanente, ¿realmente funciona?
Normalmente, las personas que las forman se encuentran en un momento cumbre de su carrera profesional. Suelen tener entre 25 y 35 años y viajan con frecuencia. Al no tener demasiado tiempo los días laborables para dedicarle a su pareja, deciden verse con su compañero durante el fin de semana.
La recompensa de un sacrificio diario
Muchas relaciones fracasan por la distancia. Al no renovar la
pasión y el cariño de manera continuada, los kilómetros terminan por hacer mella. Pero esto no sería un problema para aquellas relaciones que mantienen viva la llama de su amor, al menos durante el fin de semana. Saben que, esos dos días son por y para ellos. Y
les sirven como recompensa de jornadas duras de trabajo.
Además, se echan de menos durante muchos días, por lo que sábado y domingo tienen tremendas ganas de verse. Eso hace que su fase de
enamoramiento se alargue. Es decir, verse menos asiduamente hace que cada vez que se encuentren sientan que es como la primera vez. Sería
una especie de flechazo constante que remarca los aspectos positivos de la relación.
Otra de sus ventajas es que, al tener tan poco tiempo para compartir con el otro, cada uno da lo mejor de sí mismo durante esos ratos. Por eso, no suelen perder el tiempo en discusiones absurdas. Atajan los conflictos, para aprovechar el tiempo al máximo. A su vez, esto permite que cada uno se centre en lo que le aporta el otro y en sus cualidades.
Los contras también son abundantes en las parejas de fin de semana
Hemos destacado antes que la distancia física es una de los grandes retos de cualquier noviazgo o matrimonio. Las parejas de fin de semana también pueden ser víctimas de ella.
La inseguridad que se crea sin un contacto diario puede generar dudas y celos hacia el otro. Esto, alimentado de manera diaria, puede llegar a ser motivo de ruptura e incluso de
infidelidad.
Por otro lado, revivir todos los fines de semana ese amor no significa que la relación vaya hacia delante. Esta manera de verse puede estancar la relación. Parece como si ambos estuvieran cómodos con la situación y ninguno pretendiera dar un paso al frente.
Es una sensación de impotencia y conformismo a partes iguales. Se puede llegar a generar una sensación de vivir en espiral por frustración, impaciencia e incluso, aburrimiento.
Cuanto más duradero, más fuerte
Aunque cantidad puede no ser sinónimo de calidad, en este caso, parece serlo. Cuantos más años de relación tenga una pareja, más fuerte serán sus vínculos y sus cimientos.Debido a ello, es menos probable que una relación se rompa por la distancia, cuanto más tiempo lleven juntos.
Por ejemplo, pongamos el caso de una relación de años en la que uno de los miembros debe irse a trabajar temporalmente a otro país. La distancia puede incluso llegar a endurecer más los lazos de unión entre ellos. La pone a prueba y, si sale bien, se convierte en un pilar más de la misma.
Por el contrario, si la relación solamente lleva fraguándose unos cuantos meses, hay una alta probabilidad de que no exista el suficiente
compromiso como para mantenerla.
¿Saben si son compatibles?
Las parejas de fin de semana conviven durante unas cuantas horas. Sábado y domingo comparten cama, comidas y tiempo. Pero, ¿es comparable al día a día de una pareja que vive en una misma casa y tiene que hacer frente a responsabilidades compartidas?
Este tipo de encuentros esporádicos no permite saber cómo realiza el otro las tareas del hogar. Tampoco cómo reacciona cuando algo le molesta, qué manías tiene, qué le gusta hacer al llegar a casa o cómo cocina. Es una relación algo superficial. Quizá se dejen entrever algunos de estos detalles, pero no es lo mismo.
Secretos del éxito en pareja
En cualquier caso, las parejas de fin de semana son una realidad. Nadie puede determinar la duración de una relación en base a cómo se han conocido o cuáles son los parámetros de la misma. Solo los miembros de la relación de pareja saben lo que se cocina en sus vidas.
Sin embargo, sí existen ciertas características que se dan en todas las parejas exitosas. Algunas de ellas son, por ejemplo,
la admiración, el respeto mutuo y la ausencia de codependencia. Además, las expectativas de ambos han de ser realistas y basadas en una elección: amar al otro.
Por supuesto, la base ha de ser la comunicación y la confianza. Se tiene que poder hablar de todo y manifestar cada uno su punto de vista, sin temor a ser juzgados o rechazados. Las parejas atraviesan por momentos preciosos y felices, pero cuando llegan los más duros, deben ser capaces de decirse las cosas tal y como las creen.
Todas estas características pueden estar perfectamente presentes en las parejas de fin de semana. Solamente se ha de poner sobre la mesa lo que cada uno puede aportar al otro, cómo vive esa relación, cómo afecta la distancia a la misma y si la situación le hace feliz.
¡Si ambos congeniáis, entonces puede ser una relación muy sana y duradera!