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Gracias fracaso porque ahora soy un experto



 Alicia Escaño Hidalgo 6, Abril 2017 en Psicología1946 compartidos
Hombre en la cima de la montaña

El concepto de fracaso lo tenemos muy estigmatizado. Desde que somos pequeños las miradas que recibimos cuando fracasamos o cometemos algún error son muy parecidas a las que recibimos cuando nos portamos mal. Después somos nosotros los que pasamos a mirarnos de esa manera, en lugar de alegrarnos por haber encontrado un camino que no es válido y poder descartarlo, nos enfadamos con nosotros mismos, nos insultamos y dejamos que la tristeza nos inunde, como si fuera la emoción más justa para ese momento..
Esta forma de afrontar el fracaso a lo único que nos lleva es a meter la pata más veces ya que esa concepción tan negativa no nos deja margen para el aprendizaje que el error podría suponer.

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Además, cuando no entendemos el fracaso como algo positivo, solemos cerramos en banda, abandonar los proyectos que teníamos entre manos y decimos a nosotros mismos que somos unos inútiles. ¿Cómo vamos a aprovechar lo que ese error tiene que enseñarnos si nos lo tomamos de esta forma, si intentamos borrarlo todo como si fuera un texto mal escrito?
Las personas que no aceptan los fracasos ni saben extraer una enseñanza de ellos normalmente son personas con una baja aceptación de sí mismas. Suelen buscar el perfeccionismo en todas sus acciones, y cuando se dan cuenta de que no son perfectos y sus expectativas no se cumplen son capaces de dejarlo todo y caer en la desesperanza más absoluta.
Esta actitud, tan poco funcional, solo consigue que personas con altas potencialidades y buenas aptitudes dejen de intentarlo por miedo a fracasar de nuevo. Una actitud que las encierra en una urna de cristal, en la zona de confort.
Hombre frente a un cristal mirando hacia abajo

El fracaso es señal de crecimiento

La persona que nunca fracasa es aquella que jamás lo intenta y se queda en la zona que sabe que los riesgos son mínimos. Pero en realidad, estas personas anhelan una vida más emocionante, con retos, con desafíos o metas a las que llegar. Y no es que sea totalmente necesario cumplir sueños o tener éxito.
Lo que es más necesario que el fin, es el propio camino, el querer levantarnos cada mañana para intentar alcanzar nuestros objetivos.

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Cuando dejamos de intentar por miedo a fracasar, ya estamos acariciando el fracaso. El dolor es menos intenso que la ansiedad que puede suponer emprender en un proyecto que desafía nuestras capacidades. Pero una vez superado toda esta fase, la vida adquiere un color mucho más vivo.
El fracaso, lejos de ser una puerta al abandono de nuestros sueños, ha de ser la señal que nos comunica que estamos creciendo. Un indicador de que estamos explorando nuevos caminos y que gracias a todo ello, mejoraremos y maduraremos y desarrollaremos nuestras capacidades.
Es cierto que el fracaso no está bajo nuestro control y, si quieres conseguir el éxito, has de asumir que vas a equivocarte varias veces. Lo que sí está bajo nuestro control es la capacidad de persistir a pesar de lo que suceda y es ahí donde es positivo invertir nuestras energías y salir a flote.

¿Cómo gestionar el fracaso?

El fracaso no es un fin, sino un paso intermedio. El movimiento incuestionable hacia el éxito o el triunfo en cualquier área vital. Por lo tanto, el fracaso tiene más ventajas que desventajas, lo único que tenemos que hacer para darnos cuenta es ser conscientes de que un fracaso no nos define ni significa más que la necesidad de actuar de diferente forma.
Hombre saltando
Para aprender a gestionar mejor los fracasos, el primer paso alude a una tarea tan complicada como importante: la de aceptar aquello que no podemos cambiar. La de no quedarnos en la queja por las cartas que nos han tocado en suerte, cuando no van a volver a repartir, y jugar. Además, con independencia del resultado, nosotros no somos ese juego ni vamos a jugar siempre con las mismas cartas, no somos nuestros pensamientos ni nuestras conductas. Somos mucho más que todo eso, un ser complejo, cambiante, que aprende y al que no le faltan oportunidades de mejorar.
Somos seres valiosos, al margen de nuestros errores, los cuales nadie puede demostrar que añadan o quiten valor a ninguna persona.

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El siguiente paso es ajustar las expectativas. Tenemos que tener muy claro qué es el “yo real” y el “yo ideal”. El “yo real” es la persona que soy, ni más ni menos. Está formado por mis características personales, mis habilidades, mis virtudes, mis defectos y limitaciones. Si me conozco bien, sabré hasta donde puedo y no puedo llegar.
El “yo ideal” es la persona que creo ser, pero que en realidad no soy. Si tengo expectativas muy altas sobre mí y creo más en mi “yo ideal” que en mi “yo real”, voy a sufrir cuando la realidad me diga que debo ajustar el listón.
Para ello, debo tener siempre presente quien soy, teniendo en cuenta que no soy ni mejor ni peor que ningún otro ser.

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Por último, aprende a tolerar las frustraciones que trae la vida. Los proyectos no salen siempre como uno quiere, pero eso no tiene por qué equivaler a una derrota. Aceptaremos lo que no nos agrade, errores propios incluidos; aprendamos de ellos porque aquello con lo que nos quedemos será el alimento de la ilusión para seguir adelante.

Científicos descifran por primera vez el ADN completo de momias de Egipto


Posted: 02 Jun 2017 05:31 AM PDT
Científicos descifran por primera vez el ADN completo de momias de Egipto
Han secuenciado todos los genes de tres momias. Los análisis muestran que los egipcios actuales están un 8 por ciento más emparentados con africanos subsaharianos que con antiguos egipcios
El material genético de tres momias que vivieron en Egipto entre el año 1.400 antes de Cristo y el 400 de la próxima era ha sido totalmente secuenciado, tal como se ha publicado este martes en la revista «Nature Communications». La investigación, dirigida por Johannes Krause, investigador en el Instituto Max Planck de Ciencia de la Historia Humana en Jena (Alemania), ha concluido que los egipcios actuales están más relacionados con africanos subsaharianos que con los antiguos egipcios. Estos, por su parte, estaban más emparentados con poblaciones de Oriente Próximo y Asia occidental. Esto quiere decir, según los autores, que en el pasado reciente hubo un flujo de población subsahariana hasta Egipto que cambió la composición genética de la población.

Los testimonios y restos dejados por los egipcios siempre han mostrado que estuvieron en constante intercambio con las culturas africanas, asiáticas y europeas desde hace al menos 3.000 años, a través de fenómenos migratorios. Sin embargo, este hecho ha sido difícil de demostrar a través del material genético, sobre todo porque el clima y la antigüedad de los restos dañaban mucho el ADN.
Pero en esta ocasión los investigadores han logrado usar las modernas técnicas de secuenciación (lectura) del ADN, para reconstruir el genoma completo de los restos egipcios a partir de millones de fragmentos. Además, han usado rigurosas pruebas de autentificación para evitar que la contaminación con material genético de bacterias o humanos modernos pudiera alterar los resultados.
Los investigadores confían en haber demostrado que su método puede transformar y acelerar la investigación de las momias egipcias. Además de para reconstruir movimientos de población, han explicado que la secuenciación podría usarse para estudiar la evolución de genes concretos, analizar rasgos individuales de las momias, establecer relaciones de parentesco o incluso buscar el rastro de antiguas infecciones.

Las momias de Abusir el-Meleq

En esta ocasión, los investigadores tomaron muestras de huesos, dientes y tejidos blandos de 151 momias halladas en el yacimiento de Abusir el-Meleq (Egipto), situado junto al río Nilo, en el Egipto Medio, y que en la actualidad estaban en manos de dos colecciones antropológicas.
Posición del yacimiento de Abusir el-Meleq. En naranja, origen del material genético de las poblaciones modernas.
Posición del yacimiento de Abusir el-Meleq. En naranja, origen del material genético de las poblaciones modernas. Crédito: Nature Communications
A partir de estos restos, los autores secuenciaron el genoma completo de tres momias: una del periodo anterior a Ptolomeo (el sucesor de Alejandro Magno que fundó su reino en Egipto a la muerte de este), otra de la época de Ptolomeo y una última ya perteneciente al período de la dominación romana.
Además de esto, el equipo de Krause examinó el genoma mitocondrial (un pequeño conjunto de genes que está dentro de las mitocondrias, «fábricas» de energía del interior de las células humanas), de 90 momias.
Con esta información genética, los investigadores pudieron analizar la composición genética de las poblaciones de la antigüedad y después compararla con las actuales.

Las huellas genéticas de la conquista

«En concreto, estábamos interesados en buscar cambios y continuidades en la composición genética de los habitantes de Abusir el-Meleq», ha explicado en un comunicado Alexander Peltzer, uno de los coautores del estudio e investigador en la Universidad de Tubinga. «Quisimios averiguar si la conquista de Alejandro Magno y de otras superpotencias dejó una huella en los genes de los antiguos egipcios», ha dicho Verena Schuenemann, también coautora y profesora en la Universidad de Tubinga.
La investigación ha concluido que no fue así. La composición genética de la población de Abusir el-Meleq no sufrió importantes cambios durante los 1.300 años que su estudio ha cubierto, a pesar de la conquista de las superpotencias. En sus genes no se han encontrado huellas de conquistadores, pero sí señales de un origen vinculado a poblaciones antiguas de Oriente y a grupos neolíticos de la península de Anatolia y de Europa.
Pero si las conquistas no cambiaron los genes de los antiguos egipcios, las migraciones sí que transformaron el ADN de los modernos. Estos tienen un material genético un 8 por ciento más similar al de poblaciones africanas subsaharianas que al de los antiguos egipcios, lo que indica que hubo un importante movimiento migratorio en la región, que tuvo que ocurrir en los últimos 1.500 años, tal como ha explicado Stephan Schiffels, otro de los coautores. El motivo de este flujo de personas pudo ser, según Schiffels, una mejora de la movilidad desde el sur del río Nilo, el incremento de la actividad comercial entre Egipto y el África subsahariana y el comercio de esclavos a través del Sáhara, que comenzó hace 1.300 años.

Un nuevo momento para las momias

Los propios autores han recordado que los restos de un único yacimiento no se pueden extrapolar a todo el antiguo Egipto. Pero sí que han propuesto que su investigación es la única que proporciona una conjunto de datos genéticos lo suficientemente fiable. Lo que es una prueba de que la secuenciación puede aplicarse con éxito a las momias egipcias.
Sarcófago de Tadja, encontrado en Abusir el-Meleq (Egipto)
Sarcófago de Tadja, encontrado en Abusir el-Meleq (Egipto)
Los estudios genéticos de momias siempre han sido muy polémicos entre los egiptólogos. La humedad y el calor típicos de las tumbas egipcias es muy dañino para el ADN, de modo que los estudios que intentan extraerlo corren el riesgo de leer genes modernos de bacterias y humanos modernos en vez de los antiguos.
«La potencial preservación de ADN tiene que ser mirada con escepticismo», ha dicho el propio Johannes Krause, autor del presente estudio y director del Instituto Max Planck para Ciencia de la Historia Humana. «El cálido clima egipcio, los altos niveles de humedad de muchas tumbas y algunos de las productos químicos usados en la momificación, contribuyen mucho a que los genes se degraden, y hacen muy improbable que el ADN de las momias egipcias sobreviva».
Pero las técnicas de secuenciación más modernas pueden cambiar este panorama, tal como sugiere la investigación presentada por Krause. Para confirmarlo, los autores extenderán sus análisis genéticos a otros yacimientos y a otros periodos del Antiguo Egipto.
Las técnicas usadas en este estudio abren la puerta a nuevos e interesantes estudios del material genético de las momias. En un futuro próximo podrían enriquecer mucho lo que se sabe sobre la increíble historia de Egipto

Posible presencia fenicia en América: la misteriosa inscripción de Bat Creek


Posted: 02 Jun 2017 06:04 AM PDT
Posible presencia fenicia en América: la misteriosa inscripción de Bat Creek
La Piedra de Bat Creek fue descubierta en un pequeño túmulo cercano a Knoxville, Tennessee (Estados Unidos) en el siglo XIX. Los arqueólogos que realizaron excavaciones en el lugar en el año 1889 encontraron allí una pequeña tablilla de piedra grabada con misteriosos caracteres alfabéticos.
La inscripción fue descubierta por un equipo encabezado por el entomólogo Cyrus Thomas, de la Oficina Smithsoniana para la Etnología y el Estudio de los Túmulos. Ocho años más tarde, el Congreso de los Estados Unidos asignó al Instituto Smithsoniano la responsabilidad de reanudar estas excavaciones arqueológicas. El objetivo principal de la investigación era explorar los túmulos prehistóricos de la zona. A los pocos años de iniciarse los trabajos, los arqueólogos ya habían descubierto más de 40.000 piezas arqueológicas y redactado un informe de setecientas páginas acerca de sus hallazgos, que fue presentado en el año 1894.

Thomas se preguntaba si la inscripción de la tablilla podría estar escrita en un lenguaje precolombino. Estaba fascinado por la tablilla y los secretos que encerraba, aunque no poseía los conocimientos ni las herramientas necesarios para examinar el objeto de manera adecuada. En la actualidad, sus informes sobre las excavaciones no están considerados una fuente arqueológica seria. No obstante, este descubrimiento, conocido como la Piedra de Bat Creek, permitió a Thomas a dejar su huella en la historia.

Un extraño lenguaje

En un principio, Cyrus Thomas estaba convencido de que la inscripción estaba escrita en alfabeto Cheroqui. El alfabeto Cheroqui fue creado por Secuoya, un platero cheroqui. Su nombre anglosajón era George Gist (o Guess), y creó un silabario que permitía escribir en lengua cheroqui. El silabario fue adoptado en el año 1825 por la Nación Cheroqui, analfabeta hasta entonces. En un principio estaba constituido por logogramas, pero con el paso del tiempo Secuoya creó un sistema de 85 caracteres con los que poder escribir en lengua cheroqui. Los símbolos tienen una apariencia similar a los alfabetos griego, latino y cirílico.
Grabado de la inscripción publicado en la obra de Thomas ‘Los cheroqui en la época precolombina’ (1890)
Grabado de la inscripción publicado en la obra de Thomas ‘Los cheroqui en la época precolombina’ (1890)
Unas siete décadas más tarde, en los años 60, otros dos investigadores, Henriette Mertz y Corey Ayoob, observaron que la inscripción se asemejaba a antiguas escrituras semíticas. La cosa no acababa ahí, ya que el especialista en lenguas semíticas Cyrus Gordon afirmó en los años 70 que el lenguaje identificado en el pasado como cheroqui era en realidad paleo-hebreo. Gordon dató la inscripción en los siglos I d. C. – II d. C., y propuso una lectura de los cinco caracteres de derecha a izquierda (tal y como se hace en lengua hebrea), transcribiéndolo como LYHWD, que significaría «para Judea.» Otras interpretaciones del texto sugieren que se leería LYHWD(M), «para los de Judea», «sólo para Judea», o «sólo para los de Judea». Según esta hipótesis, el antiguo lenguaje hebreo utilizado en la inscripción estaría a mitad de camino entre la inscripción de Siloam y los manuscritos paleo-hebreos del Levítico hallados en Qumram.
Transcripción de un artista masón de la frase bíblica QDSh LYHWH en escritura paleo-hebrea (Macoy 1868: 134).
Transcripción de un artista masón de la frase bíblica QDSh LYHWH en escritura paleo-hebrea (Macoy 1868: 134).
Otra teoría sugiere que la inscripción podría estar escrita en lengua Coelbren galesa. Según Alan Wilson, Baram A. Blackett y Jim Michael, los caracteres grabados sobre la tablilla pertenecerían al antiguo alfabeto Coelbren galés. Estos investigadores interpretaron la inscripción como «él es Madoc (nuestro) soberano.» De ahí que dedujeran que en el túmulo de Bat Creek se encontraba la tumba del príncipe Madoc, que habría viajado a América en el año 1170, o del hermano del rey Arturo II, que lo habría hecho en el 562 d. C.
Ambas hipótesis han sido bien investigadas, sin obtenerse una respuesta clara a las incógnitas que plantean. Por esta razón, los científicos se han visto obligados a buscar teorías alternativas para explicar el origen de la tablilla.

Más enigmas sin resolver de la inscripción de Bat Creek

La datación de la tablilla también se convirtió en objeto de polémica. El carbono-14 sugiere que fue creada entre los años 32 d. C. y 769 d. C., o como alternativa, entre el 45 a. C. y el 200 d. C. Estas dataciones se realizaron a partir de fragmentos de objetos hallados junto a la tablilla. Es imposible obtener resultados satisfactorios de una eventual datación de carbono-14 de la propia tablilla, ya que tras su descubrimiento ha sido manipulada por demasiada gente y afectada por numerosas sustancias que podrían alterar los resultados.
En la actualidad, la Piedra de Bat Creek pertenece a la Institución Smithsoniana, y forma parte de la colección del Departamento de Antropología de esta organización. Ha sido cedida al Museo de los Indios Cheroqui situado en Cherokee (Alabama) y también estuvo expuesta durante un tiempo en el Museo Frank H. McClung de la Universidad de Tennessee que se encuentra en Knoxville.
Bat Creek, Condado de Loudon, Tennessee (Estados Unidos).
Bat Creek, Condado de Loudon, Tennessee (Estados Unidos).
El túmulo en el que fue descubierta la tablilla fue arado hasta quedar completamente plano, por lo que su localización se perdió. Sólo nos han llegado descripciones de él. Según las notas escritas por los arqueólogos del siglo XIX, el Túmulo de Bat Creek albergaba nueve enterramientos. El propietario del terreno taló los árboles que habían crecido sobre el túmulo 40 años antes de que dieran comienzo las excavaciones. Fue entonces cuando descubrió que parecía haber algo interesante en sus tierras. Años más tarde, los arqueólogos descubrieron que estaba en lo cierto. Las raíces de los árboles habían alcanzado las tumbas y casi tocaban los esqueletos.

Antiguos viajeros a América

Las leyendas sobre antiguos viajes a América no han sido aceptadas por la historia oficial, aparte de las expediciones medievales de noruegos, polinesios, japoneses y otros pueblos que supuestamente llegaron a América antes que Colón. Se ha llegado incluso a plantear la posibilidad de que los fenicios navegaran en la antigüedad hasta las lejanas tierras del que se conocería en el futuro como «Nuevo Mundo». Esta civilización podría haber transportado a individuos de otras culturas semíticas en sus barcos, en lo que sería una posible explicación de la inscripción de la tablilla de Bat Creek.
No todos los investigadores están convencidos de la antigüedad de la tablilla de Bat Creek. Según algunos podría tratarse de un fraude creado en el siglo XIX. Existen numerosas razones que sustentan esta posibilidad. Hay quien cree incluso que su existencia podría deberse a la creciente influencia de los masones en la época.

Aparte de esto, numerosas interpretaciones relacionadas con la tablilla de Bat Creek sugieren que su objetivo era confirmar ciertas teorías sobre los orígenes de los antiguos habitantes de América. Según los defensores de esta hipótesis, los europeos querían demostrar que las tierras que estaban colonizando les habían pertenecido también en épocas remotas. La creación de una tablilla falsa para justificar esta idea es una posibilidad. Desgraciadamente, al haberse perdido la localización del túmulo y no disponer de más pruebas, todo apunta a que el enigma de la inscripción de Bat Creek continuará siendo un misterio sin resolver en el futuro.
Este artículo fue publicado anteriormente en Ancient Origins en Español y ha sido publicado nuevamente en CodigoOculto.com con permiso.

REPORTAJE DE LAS FALLAS DE VALENCIA


APRENDE A APRENDER CON HUMILDAD


5 señales de que necesitas ir urgentemente al psicólogo



Si has visto muchas películas, es probable que te hayas formado una idea errónea sobre los problemas psicológicos. Quizá piensas que solo atañen a la joven que comprueba 25 veces que ha cerrado bien la puerta antes de acostarse o al soldado traumatizado que confunde las aspas del ventilador de techo con las de un helicóptero en una zona de combate. 

Estos son casos extremos. En una sociedad que nos obliga a trabajar cada vez más duro, los problemas que tenemos son otros.

Las expectativas enormes que colocan sobre nuestros hombros, la cantidad de tareas y obligaciones que debemos enfrentar cada día, las dificultades de la vida y los conflictos interpersonales generan un nivel de estrés y ansiedad que a veces resulta difícil de soportar y que pueden quebrar hasta a las personas más fuertes emocionalmente. En esos casos, lo mejor es recurrir a los servicios de Psicología.

¿Cuándo necesitas la ayuda de un psicólogo?


1. Has sufrido un trauma o una pérdida de la que no logras reponerte

A lo largo de la vida tenemos que enfrentar situaciones difíciles, pero a veces no contamos con los recursos psicológicos necesarios. Si has pasado por una situación traumática o has sufrido una pérdida importante y no logras recuperarte, es fundamental que pidas la ayuda de un psicólogo. 

Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Harvard comprobó que las experiencias dolorosas se quedan grabadas como huellas en el cerebro y se reactivan como si estuviéramos viviendo de nuevo la situación. Para superar el trauma es necesario convertirlo en una experiencia narrativa, lo cual se logra reprogramando el cerebro emocional.

El periodo “normal” de duelo por una pérdida es de seis meses, pero si te sientes muy mal, si sigues experimentando sentimientos muy intensos y notas que no mejoras, no es necesario que esperes tanto tiempo. Un psicólogo puede ayudarte a lidiar con esasituación dolorosadesarrollando la resiliencia.

2. Te enfermas a menudo, sufres dolores musculares, de cabeza o tienes problemas gastrointestinales sin una causa específica

El estrés crónico, la ansiedad, la depresión y otros estados emocionales afectan el sistema inmunitario, haciendo que seas más vulnerable a las infecciones y enfermes con mayor frecuencia. Un metaanálisis realizado en la Universidad de Kentucky en el que se incluyeron más de 300 estudios concluyó que el estrés crónico suprimía la inmunidad celular.

En otros casos, las preocupaciones y las emociones reprimidas pueden tener una expresión somática. Normalmente se manifiestan a través de problemas en la piel, dificultades gastrointestinales y molestias musculares. 

Es importante que no pases por alto estos síntomas porque podrían agravarse y convertirse en factores de riesgo para la aparición de patologías más graves.

3. Sientes que ya no eres el mismo

La personalidad cambia a lo largo del tiempo. Un estudio realizado en la Universidad de Edimburgo reveló que somos una persona completamente diferente a los 14 y a los 77 años. Áreas como la autoconfianza, la perseverancia, la creatividad y la voluntad de superación sufren grandes transformaciones. 

Sin embargo, si sientes que ya no eres el mismo y los cambios han sido muy repentinos, es probable que exista algún problema. Si ya no disfrutas como antes de las cosas que te apetecían, si casi nada te ilusiona y ves el futuro gris, es importante que pidas ayuda porque podrías estar sufriendo depresión. 

Tampoco es buena señal que cambies repentinamente de estado de ánimo, sintiéndote un momento eufórico y a la hora siguiente profundamente triste y melancólico ya que puede ser síntoma de un trastorno bipolar. 

También deberías pedir ayuda si crees que no puedes gestionar tus emociones y estas te desbordan, si te sientes muy irritable o te enfadas con frecuencia. 

4. Te preocupas demasiado sin motivo

Cuando tenemos un problema, es normal que nos preocupemos, pero la preocupación no debe convertirse en tu compañera de viaje habitual. La preocupación excesiva suele generar un desagradable estado de aprensión que se convierte en la base para trastornos psicológicos como la ansiedad y las fobias.

Una investigación realizada en la Case Western Reserve University reveló que preocuparse excesivamente por la pareja, familia, amigos y compañeros de trabajo también nos lleva a asumir estilos relacionales poco asertivos que terminan generando críticas y dañan la relación.

Otra investigación desarrollada en la Universidad de Sussex reveló que la diferencia entre la preocupación normal y la patológica radica en que la primera se centra en un aspecto concreto y puntual mientras que la preocupación patológica se extiende. En práctica, una preocupación conduce a la otra formando una espiral descendente. 

Por eso, si tienes tendencia al catastrofismo, si siempre esperas que ocurra lo peor y a menudo eso te hace sentir ansioso, es mejor que acudas a un psicólogo.

5. Estás desarrollando una dependencia

En muchos casos, la adicción es un intento de compensar las ausencias y/o fracasos en otras esferas de la vida. El comportamiento adictivo suele comenzar a raíz de una situación estresante, por lo que buscamos refugio en ciertas sustancias.

Sin embargo, no existe simplemente la adicción a las drogas, el alcohol y el tabaco, también puede tratarse de una dependencia de la comida. De hecho, la ingesta emocional es un problema cada vez más común que tiene graves repercusiones para la salud puesto que normalmente implica el consumo de alimentos ricos en azúcar y grasas, que son los más gratificantes para el cerebro. 

También se puede desarrollar una dependencia del ejercicio físico, denominada vigorexia, o incluso de tu pareja, en cuyo caso se trata de una dependencia emocional. 

En cualquier caso, la dependencia y la adicción pueden hacer que caigas en una espiral de descontrol que puede tener serias consecuencias para tu vida, por lo que es mejor pedir ayuda al psicólogo cuanto antes.

¿Cuánto dura la terapia de psicología?


Desde AGSPsicólogos, donde llevan más de 30 años abordando desde los trastornos del estado de ánimo como el estrés, la depresión y la ansiedad, hasta las adicciones y los problemas de pareja, indican que la mayoría de las personas se sienten más aliviadas después de la primera visita y notan una mejoría importante entre la séptima y la décima sesión con el psicólogo. 

De hecho, los estudios sobre la eficacia de la psicoterapia han revelado que el 42% de las personas solo necesita entre tres y diez visitas y solo 1 de cada 9 necesitarán más de 20 sesiones. Por supuesto, los trastornos más complejos o ya instaurados pueden demandar una intervención más larga, por eso es importante acudir antes de que el problema siente casa definitivamente. 

Desde AGS también apuntan que es importante que el profesional trabaje para promover la autosuficiencia, de manera que la persona no desarrolle una dependencia del psicólogo. El objetivo final de la psicoterapia es dotarnos de las herramientas psicológicas necesarias para que podamos afrontar los diferentes problemas de la vida sin tener que recurrir constantemente a la terapia.

En ese sentido, un metaanálisis realizado en la Vanderbilt University mostró que los resultados de la psicoterapia, en comparación con los tratamientos farmacológicos, tienden a ser más duraderos y no suelen requerir tratamientos adicionales ya que las personas desarrollan una serie de habilidades que les permiten seguir mejorando aunque el tratamiento haya terminado.


Fuentes:
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Harris, M. A. et. Al. (2016) Personality Stability From Age 14 to Age 77 Years. Psychology of Aging; 31(8): 862–874.
Bernal, J. et. Al. (2012) Recognition of Psychotherapy Effectiveness. APA.
Przeworski, a. et. Al. (2011) Interpersonal pathoplasticity in individuals with generalized anxiety disorder. Journal of Abnormal Psychology; 120(2): 286-298.
Shedler, J. (2010). The efficacy of psychodynamic psychotherapy. American Psychologist, 65, 98-109. 
Hollon, S.D., Stewart, M.O., & Strunk, D. (2006) Enduring effects for cognitive behavior therapy in the treatment of depression and anxiety. Annual Review of Psychology, 57, 285-315. 
Segerstrom, S. C. & Miller, G. E. (2004) Psychological Stress and the Human Immune System: A Meta-Analytic Study of 30 Years of Inquiry. PsycholBull; 130(4): 601–630.
Rauch, S. L. et. Al. (1996) A symptom provocation study of posttraumatic stress disorder using positron emission tomography and script-driven imagery. Arch Gen Psychiatry; 53(5): 380-387.