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"Nadie hizo nada para evitar la historia de Amy Winehouse"
Entrevista - Asif Kapadia
El viernes llega a las salas cinematográficas Amy, uno de los documentales destinados a marcar la temporada
Asif Kapadia es el encargado de narrar este relato de ascenso y caída pronunciada de una de las últimas estrellas del firmamento musical
16/07/2015 - 19:39h
Próximamente se cumplirán cuatro años de la muerte de Amy Winehouse. La cantante del norte de Londres fue hallada sin vida la tarde del 23 de julio en su apartamento de Camden. Las pruebas forenses determinaron una cantidad de alcohol en sangre intolerable para su cuerpo (416 mg por decilitro de sangre, cuando el máximo para conducir en Gran Bretaña es de 80 mg/dl). Una de las estrellas más fugaces y brillantes del nuevo milenio que se marchaba a la constelación musical, a la usanza de otros inquilinos instalados ahí desde finales de los 60 y principios de los 70.
La suya fue la crónica en vivo de una muerte anunciada, pero no por ello el varapalo de la noticia resultó menor para una generación no acostumbrada al"vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver". Una filosofía, que en el caso de la de Rehab, no se adscribía tanto al carpe diem propio de la década de los 60, sino más como el (d)efecto de encajar en un estatus de estrella de impacto global no esperado.
Al menos esa es la idea que subyace en Amy, documental sobre la artista dirigido por Asif Kapadia ( Senna, The Return...) que llega este viernes a la cartelera española precedido por su éxito en la taquilla británica, donde se ha convertido en el documental inglés de mayor recaudación en el primer fin de semana.
Kapadia penetra con éste en la esfera privada de la londinense a través de material de archivo, vídeos domésticos, cortes de entrevistas, conciertos y voces en off que se suman hasta completar el retrato íntimo de la persona que sostenía una de las voces más mágicas, profundas y admiradas de las últimas décadas. Un talento vocal que, lamentablemente, se apagó de forma demasiado prematura.
¿Cómo se involucró en el proyecto?
Alguien de Universal Music, que era fan entusiasta de Senna -mi anterior documental-, me preguntó si estaría interesado en dirigir un documental sobre la cantante. No lo dudé. Dije que sí porque soy un gran fan de la música, vivo cerca de donde ella vivía, y tenía un montón de preguntas sobre por qué terminó como terminó.
¿Cómo logró acceder a todo ese material videográfico íntimo de la cantante?
Pasé mucho tiempo con las entrevistas, hablando con mucha gente. Me llevó casi tres años de trabajo. La clave consistió en ganarme su confianza, una vez me la ganaba en las entrevistas, ellos se mostraban muy dispuestos a entregarme las fotografías y los vídeos domésticos que se pueden ver en la película.
¿Recuerda qué sintió cuando observó por primera vez ese material prácticamente virgen de la cantante?
Me di cuenta de que ella era muy divertida, muy inteligente y encantadora. Ya se apreciaba un gran carácter ahí. Puedes darte cuenta de lo brillante que era con esas grabaciones de vídeo doméstico. Fue un poco el momento en que la gente involucrada en este trabajo nos convertimos en fans de ella, la empezamos a amar.
¿Hubo alguien de su entorno que declinara aparecer en el documental? Estoy pensando en su madre por ejemplo, quien apenas tiene presencia en éste.
No, hice una larga entrevista con su madre pero ella no está bien de salud, sufre esclerosis múltiple. Me pareció una buena persona, pero entiendo que es una persona silenciosa, que prefiere estar alejada de las televisiones, la prensa y los focos. Además creo que tiene un poco de trauma de todo aquel período. Pero la considero una mujer muy dulce y buena.
Viendo el documental, parece que no le haya temblado el pulso a la hora de adentrarse en las horas más bajas de la cantante, mostrando incluso material de Amy y su novio y marido por entonces, Blake Fielder-Civil, consumiendo droga. ¿En algún punto tuvo dudas sobre si debía mostrar este material al espectador?
No, creo que no. Como cineasta tienes que intentar ser lo más honesto posible, y este tema no era un secreto, todo el mundo lo sabía. Lo que no implica que sea una parte del trabajo triste, no es glamourosa, no es 'cool', no es divertida, no hay nada positivo en ello. Era importante enseñar que no hay nada glamouroso en la heroína, en la cocaína o en el crack. La historia es muy desagradable, pero creo que tenía que ser lo más fiel posible a ésta.
Parece que su principal objetivo con el documental es destripar el mito para dar con la persona humana que lo sostenía, cuando en muchos casos es más bien lo contrario.
Sí, quería centrarme en su faceta humana. Amy era una persona muy sencilla. Tenía la clase de problemas que todos tenemos antes de que cayera en el mundo de las drogas. Y con el documental quería desvelar ese lado que la mayoría desconoce, porque así es como era, era una chica hermosa.
Viendo el documental tienes la sensación de que Amy era un ser brillante e intenso del que todo el mundo intentaba llevarse una parte: el padre, los responsables del sello discográfico, los promotores de conciertos, el novio, o incluso los tabloides. ¿Fue así?, ¿cree que esa fue la principal razón por la que ella cayó en el mundo de las drogas?
Es complicado. Es una pregunta muy difícil de contestar. El principal objetivo era explicar qué sucedió en la vida de Amy. Lidió con una situación muy complicada. No hay respuestas simples. Puedes ver el documental pero a la vez no ser capaz de dar con la respuesta correcta de porqué todo eso está pasando.
El padre de Amy, Mitch Winehouse, se ha mostrado disgustado sobre la manera en que es retratado. ¿Qué tiene que decir al respecto?
Mi intención no es la de hacer que todo el mundo parezca 'cool', mi objetivo era hacer un documental sobre ella. Pero no siembro nada contra nadie. Todo se centró en lo que pasaba en su historia. Al fin y al cabo ella es el principal personaje del relato, y he intentado ser lo más honesto posible sobre lo que le sucedía a ella y a su alrededor. Eso fue todo.
Uno abandona la proyección de Amy tocado, impactado por su historia, pero a la vez sintiéndose un poco responsable de lo sucedido. Sintiendo que se podía haber hecho algo para evitar su trágico desenlace. ¿Cree que lo podíamos haber evitado?
Creo que sí. La historia oscura de Amy Winehouse duró lo suficiente como para que todo el mundo la supiera, pero nadie hizo nada para evitarla. A la gente le encantaba ver cómo los cómicos gastaban bromas sobre ella. La gente seguía comprando entradas aún sabiendo que ella probablemente no iba a estar bien. Gente que la buscaba en las discos o visitaba webs solo para verla mal. Creo que en definitiva es también una historia sobre su audiencia. Y de lo cómplice que eres como audiencia, al igual que lo es el periodista, el promotor de la gira o todos los que estuvieran implicados en esta historia.
De seguir Amy viva, ¿cuán lejos cree que hubiera llegado en su carrera musical?
Creo que hubiera sido interesante y grande verla hacer un álbum de hip-hop o uno de jazz, algo diferente. No creo que hubiera querido ser una estrella del pop, creo que no era feliz en ese papel. Y si no en eso, quizás hubiera querido dedicarse solo a la escritura, o escribir para otros. Era brillante. De ese modo se hubiera sacado toda la presión que soportaba.
Cómo Recuperarse Del Agotamiento Físico o Mental
Antes de que veas cómo podemos recuperarnos del agotamiento físico mental, te invito a que veas estos 47 segundos de pura vitalidad.
Se trata de una pequeña niña que se siente genial y hace todo un ejercicio de autoestima y vitalidad frente al espejo:
El agotamiento físico o mental puede ser producto de algún acontecimiento estresante o de la práctica de algún ejercicio intenso o muy continuado. Existen otras causas médicas que pueden ser detectadas mediante una visita a tu médico.
Este agotamiento se traduce en un bajón de fuerzas que nos obliga a guardar reposo y nuestramotivación para hacer las tareas cotidianas se viene abajo. Literalmente nuestro cuerpo o mente dice ¡basta!.
Para poder recuperarnos de esta situación y volver a conseguir una buena calidad de vida hay algunos recursos naturales que puedes utilizar o poner en práctica:
1) Bebe mucha agua.
Puede darse el caso que el cerebro confunda una deshidratación con una fatiga. A fin de mantener una hidratación adecuada, debes beber por lo menos 2 litros de agua al día.
Si has realizado una actividad física extenuante, puede que tengas que equilibrar los electrolitosde tu cuerpo. Las bebidas deportivas contienen electrolitos que te ayudarán a mantener un nivel adecuado de este mineral en tu cuerpo.
2) Prueba alguna bebida que contenga aminoácidos.
– El consumo de 500 mg a 3 gramos de L-carnitina y de 10 a 30 gramos de creatina te ayudará a aumentar tu energía.
– 5 gramos de l-glutamina, junto con 100 a 200 mg de L-tirosina, son útiles para la recuperación.
– L-lisina y L-arginina ayudarán al cuerpo a recuperarse más rápidamente y aumentar el crecimiento muscular.
Estas bebidas de recuperación se pueden encontrar en la mayoría de tiendas de alimentos saludables.
3) El ejercicio puede aumentar tu energía.
El ejercicio ayuda a disminuir la aparición y el desarrollo de trastornos como la obesidad, enfermedades cardíacas y diabetes. Estos trastornos pueden contribuir al agotamiento. Además, el ejercicio aumenta el nivel de endorfinas en la sangre, lo que provoca una mayor sensación de bienestar.
4) Averiguar si hay algún problema de salud.
Si tienes un desequilibrio hormonal subyacente, puede dar lugar al sentimiento de fatiga. Una consulta con el especialista despejaría tus dudas.
Un análisis de sangre también descartaría una posible anemia. La alimentación en estos casos es una prioridad.
5) Duerme lo suficiente.
Tu cuerpo necesita tiempo para recuperarse de las actividades, enfermedades o de un trauma psicológico. Trata de dormir al menos 8 horas. Vete a dormir a la misma hora cada noche para desarrollar un patrón de sueño, haz algún ejercicio de relajación antes de irte a dormir y evita el consumo de cafeína durante el día (sobre todo por la tarde).
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RECETA - SOLOMILLO DE CERDO AL AROMA DE ROMERO
El solomillo de cerdo es una carne tan tierna y sabrosa que gusta por igual a grandes y pequeños. Normalmente lo preparamos cortado en medallones que pasamos por la plancha y después cubrimos con alguna salsa. Hoy vamos a preparar una receta de solomillo de cerdo asado con aroma de romero que es muy sencilla y que está lista en quince minutos, y lo mejor, no se mancha nada y siempre sale a la primera.
Es una receta muy fácil que haremos parte en la cocina y parte en el horno consiguiendo una carne dorada en su exterior, muy tierna por dentroaunque perfectamente cocinada y con un aroma que seguro que nos trae recuerdos de la cocina tradicional. Vamos a la cocina a prepararlo en un momento.
Ingredientes para 4 personas
- 1 solomillo de cerdo grande o dos pequeños, aceite de oliva, sal y dos ramas de romero
Cómo hacer solomillo de cerdo asado con aroma de romero
Sacamos el solomillo de cerdo de la nevera y lo dejamos a temperatura ambiente durante 15 o 20 minutos, mientras preparamos la cocina, precalentamos el horno a 190º y vamos poniendo la mesa. Como nos sobra tiempo, ponemos en el vaso de la batidora las hojas de una rama de romero y cuatro cucharadas de aceite de oliva. Trituramos y colamos tirando las hojas yquedándonos con el aceite aromatizado.
Barnizamos el solomillo con el aceite de romero, (basta con muy poco). En una sartén, marcamos el solomillo a fuego muy vivo, para que se dore su exterior y tenga un bonito aspecto. Una vez marcado, lo trasladamos al horno. Si tenéis sartenes aptas para hornear o con mango desmontable es muy cómodo porque no mancharéis ni un cacharro más. Si no, pasáis el solomillo a una fuente de hornear y lo dejáis asar durante 6 minutos, dándole la vuelta y cocinando otros 6 minutos más.
Servimos el solomillo adornándolo con la otra ramita de romero, y mezclando los jugos de la cocción con otra cucharada de nuestro aceite aromatizado, para potenciar el sabor. Unos cristalitos de sal en escamas y corriendo a la mesa donde el aroma del romero que se ha extendido por la casa habrá convocado a todos inmediatamente.
Tiempo de elaboración | 20 minutos
Dificultad | Muy fácil
Dificultad | Muy fácil
Degustación
Esta receta de solomillo de cerdo asado con aroma de romero la podéis servir con patatas panaderas, con patatas fritas o con una buena guarnición de espárragos verdes. Seguro que no quedará ni rastro en el plato, ya veréis.
Manuela Carmena en el diván de Maruja Torres
Maruja Torres, colaboradora de eldiario.es, ha escrito 'Manuela Carmena en el diván de Maruja Torres' (Ed. Planeta), un libro que se publicará el próximo 24 de noviembre y en el que la autora conversa con la alcaldesa de Madrid acerca de lo lo público y de lo privado, el pasado y el futuro, el concepto de ciudadanía, la crisis, la moda, la tecnología, la sexualidad, el feminismo y el derecho a la libertad.
eldiario.es ofrece a sus lectores la introducción del libro, escrita por la propia autora, y el primer episodio:
El porqué de este asunto
Como periodista siempre he pensado que los políticos son como las folclóricas. Igual de escurridizos, aunque mucho más aburridos. Igual de virginales.
Entrevistar a folclóricas fue, en mis tiempos, una tarea ímproba, aunque resultona. Porque ellas siempre te daban algo, incluso cuando no te lo daban, o precisamente por eso. Pero entrevistar a políticos, y me zampé a unos cuantos al principio de mi estancia en Madrid, era infinitamente peor. Ellos defendían su imagen, y estoy hablando de un tiempo en que los asesores de ídem todavía no reinaban como ahora, hasta la extenuación del contrario. Te ibas descomponiendo delante de sus narices y allí seguían, piedra berroqueña y sonrisa celestial. Qué asco.
Es curioso. Las folclóricas ya no alardean de virginidad, pero los políticos, viejos o nuevos, siguen en las mismas. Qué desastre.
Por eso quise hacer este libro. Porque Manuela Carmena ni es, ni ha sido, ni será nunca un político.
Es nada más —y nada menos— una ciudadana situada por elección popular en un cargo que le permite gestionar una ciudad y aplicar a ello su experiencia impresionante como jurista, como mujer,
como persona. Su glamour, que lo tiene, y mucho, radica en su locuaz transparencia. Entre otras particularidades: su optimismo congénito, su fe en el trabajo bien hecho, en las oportunidades a las que uno puede agarrarse para mejorar las cosas, en el esfuerzo, en el poder de las mujeres y de su incansable reSistencia activa. Su confianza en la reinserción que, por supuesto, no comparto pero admiro.
como persona. Su glamour, que lo tiene, y mucho, radica en su locuaz transparencia. Entre otras particularidades: su optimismo congénito, su fe en el trabajo bien hecho, en las oportunidades a las que uno puede agarrarse para mejorar las cosas, en el esfuerzo, en el poder de las mujeres y de su incansable reSistencia activa. Su confianza en la reinserción que, por supuesto, no comparto pero admiro.
Alguien se apresurará si piensa que éste es un libro hagiográfico. No: es empático. Como lo eran mis entrevistas con la gente que me gustaba, cuando ejercía el periodismo. Con la edad, ha dejado de interesarme buscar piezas a las que crucificar a cambio de lucirme. Prefiero que aquellas personas a quienes admiro se muestren, se abran y se queden con vosotros cuando hayáis terminado la lectura.
Manuela sostiene que, cuando escuchas a las personas, cuando las miras y atiendes a sus razones, esas personas se crecen, mejoran. Yo creo que a ella la miró esa ciudadanía que la sigue y la escuchó. Y que ella, más que crecer, emergió. Se reveló. Sí, esta mujer de extremidades finas que gusta de las telas de 6 lunares y de los estampados clásicos —y de lo que las mujeres, antiguamente, llamábamos «conjuntos», vosotras me entenderéis—, esta señora mayor que, como nuestra patrona Rita Levi-Montalcini —la ha nombrado Manuela para el cargo, y yo lo acepto con entusiasmo—, cree que la vejez puede que nos impida ver, oír o caminar tan bien como antes, pero que el crecimiento de nuestro cerebro no lo detiene la edad. Esta mujer, Manuela, se ha convertido en cosa nuestra. Con su buena voluntad y sus involuntarios patinazos. Con su interés por hacer las cosas bien y su impaciencia por quedar bien.
Me apetecía conocer, por fin, a Carmena, antigua alumna de las Damas Negras, jurista partidaria de la reinserción, tremendamente iconoclasta en su forma de hacer las cosas: por su sencillez, el sentido común con que aborda su trabajo. Respaldada por su sólida formación justiciera, y por un equipo que la adora y la sigue por los pasillos, compartiendo estrategias, como si la alcaldesa de Madrid fuera la protagonista de una de esas series de la televisión, preferiblemente la danesa Borgen, que es la que le gusta. Carmena, la mujer que cree que hay que repensar el mundo, la vida, y que eso empieza pedaleando desde abajo.
Había otro motivo para aceptar la propuesta de la editorial. Un motivo generacional. Manuela y yo somos de la misma quinta, le llevo once meses. Y, para mí, verla abrazarse con la juventud, asistir a ese salto que han dado mi generación y la de los jóvenes, sobre todo mujeres, que la siguen con la regeneración de la vida pública como meta, eso supone para mí un regalo, un verdadero estímulo para lo que me quede del camino.
Siempre supe quién era, siempre he sabido quién es Manuela Carmena. Su nombre, su trabajo, ha estado en todo lo que tiene que ver con la Justicia y el progreso de este país. Abogada laboralista —con la atrocidad de la matanza del despacho de la calle Atocha, del que fue fundadora—, miembro fundador de la asociación Jueces para la Democracia, vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), relatora de la ONU en Detenciones Arbitrarias... También aparecía en las charlas entre periodistas sobre el futuro de este país, en los tiempos de la Transición y más tarde, charlas enredadas en manifestaciones, en duelos por los asesinatos de la extrema derecha. La Transición, que sólo conocemos bien quienes la respiramos mientras sucedía, con su picante aroma a gases lacrimógenos, a espacios ignotos, a felicidad repentina tan irrefrenable como el miedo súbito. La virulencia de los fascistas exasperados, que se echaban a la caza entre banderas del aguilucho. Las crispadas celebraciones ultras de cada 20-N, durante demasiados años. Aunque en distintos medios y en diferentes profesiones, crecimos juntas.
Nunca me crucé con ella.
Las conversaciones que componen este libro se basan en dos episodios, que a su vez forman su estructura. En primer lugar, Madrid. Hotel de las Letras. Primeros encuentros, que incluyen también un par de visitas mías al Ayuntamiento, como observadora, y una invitación suya a comer. El segundo episodio se desarrolló entre las paredes gaudinianas de otro hotel con más que encanto, Casa Fuster, en Barcelona, y durante nuestros paseos por la ciudad en la que vivió un par de años, así como en mi piso, en donde intentó, sin lograrlo, eso que tanto le gusta: ponerse un poco maternal, hacer de cuidadora. Entendió pronto que en mi casa cuido yo. Hay un episodio intermedio, basado en Internet. Carmena ha resultado ser una hábil gestora de dos cosas: su tiempo y la tecnología. Contestó sin hacerse rogar a las preguntas que le planteé por e-mail desde la distancia, dictando sus respuestas, con entusiasmo y dedicación, al programa de reconocimiento de voz que tiene instalado en su ordenador.
La alcaldesa es una gran narradora, que aporta vívidas anécdotas, dotadas de olor y de sabores. Desde el principio supe que mi trabajo consistiría en conducirla, mediante estímulos en forma de pregunta o de comentario, hacia donde ella misma quería llegar, y que, en su discurrir, iría trazando su propio retrato. Es a lo que un buen entrevistador aspira.
Mi narración, pues, sigue el curso que sus confidencias imponían. He hecho arreglos cronológicos y, de vez en cuando, acotaciones que me parecen pertinentes para que la persona que lee sepa que en el libro también estoy yo.
Quiero que la saboreéis como si estuvierais sentados junto a mí, agazapados. Como si fuerais espías.
O mejor, testigos. Receptores. Amigos.
RECETA - Sopa de marisco. La receta de Navidad de mi abuela
Comentarios 2
Aunque no siempre celebramos la Nochebuena en casa de mi abuela, sino que vamos cambiando de casa cada año, hay una receta que siempre prepara, y esa no es otra que la sopa de marisco, la receta de Navidad de mi abuela que nunca falla.
Ayer estuve toda la mañana encima de ella, pendiente de cómo hacía cada paso e intentando acordarme de todos los detalles importantes para poder contaros cómo hacer una sopa de marisco de esas que quitan el hipo. No es una receta demasiado complicada, la verdad, pero entretenida es un rato largo.
Ingredientes para un regimiento
1 merluza, 1 kg. de almejas, 1 kg. de gambas, 1 kg. de mejillones, colas de rape, cebolla, ajo, vino blanco, pimentón y guindillas
Cómo hacer sopa de marisco
Hacer un caldo es en general algo muy fácil, ponemos los ingredientes a cocer y listo, pero hacer una buena sopa de marisco es un poco más intrincado, y si no cuidamos los detalles puede que el resultado final ya no sea tan satisfactorio. Así que eso es lo que voy a tratar de explicaros, qué hace mi abuela para que su sopa esté tan rica.
Lo primero de todo es conseguir ingredientes frescos. Pero claro, comprar almejas frescas sin empeñar un riñón estos días es imposible, así que mi abuela las compró hace tiempo y las congeló, pero no tal cual, sino ya abiertas, en su propio caldo, así conservan todo su sabor.
Una vez nos hemos asegurado unos buenos ingredientes, se empieza cociendo la merluza y las colas de rape unos minutinos. Se cuela el caldo, se desmenuza la merluza y las colas de rape y se reserva —esto se puede hacer el día anterior—, luego se cuecen también las gambas, se cuela el caldo, se pelan y se reservan tanto las cabezas y colas como la carne. También abrimos los mejillones al vapor, les quitamos las cáscaras y los reservamos.
En una cazuela lo suficientemente grande se añade el caldo de la merluza, la merluza desmenuzada y el caldo de las gambas y los mejillones, y se deja cocer a fuego lentísimo, también vamos añadiendo las almejas en su caldo. Por otro lado, se trituran las cabezas y la piel de las gambas con la batidora, añadiendo un poco de agua, que luego colaremos y añadiremos al caldo para darle color. Este proceso conviene repetirlo varias veces, añadiendo también las colas de rape e incluso dando un golpe de cocción, hasta que veamos que el agua ya no coge color por mucho que trituremos.
Ahora ya tenemos un buen caldo de marisco, con un color interesante, que está cociéndose a fuego lento, cogiendo cuerpo, pero aún le falta algo: la salsa rubia. En una sartén con aceite pochamos varias cebollas picadas bien fino, con unos dientes de ajo también picados. Cuando la cebolla esté casi deshecha añadimos un chorro de vino blanco, algo de agua y pimentón, dejamos que reduzca un poco y la añadimos a la cazuela.
Por último, debemos añadir los mejillones, las gambas peladas y alguna sin pelar ni cocer que hayamos reservado desde el principio, y también ajustar de sal, aunque normalmente el marisco hará que no debamos añadir demasiada. También podemos echar alguna guindilla (para esa cazuela usó tres, y estaba ligeramente picante), tened en cuenta que la guindilla irá dando sabor incluso finalizada la cocción, así que mejor no pasarnos.
Tiempo de elaboración | Una mañana
Dificultad | Media
Dificultad | Media
Degustación
La sopa de marisco es la receta de Navidad de mi abuela, siempre está en la mesa la noche de Nochebuena, para alegría de los presentes. Con cuerpo, sabor y mucho bicho, es la mejor manera de empezar la cena. Se puede preparar con un poco de antelación —por ejemplo, el día anterior— si tenemos sitio donde guardarla refrigerada, o si en la terraza de casa hace más frío que en la nevera, como suele pasar en Asturias.
Cómo una buena novela “masajea” las neuronas
No hay nada como un buen libro para hacer volar nuestra imaginación y activar nuestra mente. De hecho, hace algunos años los neurocientíficos apreciaron que cuando leemos palabras como “perfume” o “café” se activan las partes del cerebro vinculadas con la percepción de los aromas, como si nosotros mismos estuviésemos percibiendo esos olores.
Hasta el momento, nos habíamos centrado en monitorizar la actividad cerebral durante la lectura, queríamos saber qué pasa en nuestro cerebro mientras leemos. Sin embargo, ahora una investigación realizada en la Universidad de Emory ha ido un paso más allá y sugiere que los efectos de la lectura en el cerebro son a largo plazo.
Hasta el momento, nos habíamos centrado en monitorizar la actividad cerebral durante la lectura, queríamos saber qué pasa en nuestro cerebro mientras leemos. Sin embargo, ahora una investigación realizada en la Universidad de Emory ha ido un paso más allá y sugiere que los efectos de la lectura en el cerebro son a largo plazo.
Según esta investigación, leer una buena novela es como recibir un “masaje” suave pero poderoso, directamente en el cerebro, cuyos efectos no desaparecen inmediatamente después de la lectura sino que se extienden a lo largo del tiempo. De hecho, la lectura activa diferentes redes neuronales, en función de su contenido emocional y visual-espacial.
Los efectos de una buena novela no desaparecen al cerrar el libro
En este estudio se analizaron los cambios que tienen lugar en las funciones y las estructuras cerebrales como consecuencia de la lectura de una novela. Los investigadores reclutaron a 21 estudiantes, a los cuales les dieron seguimiento durante 19 días. Durante los primeros cinco días los investigadores solo escanearon sus cerebros, para tener un punto de partida con el cual comparar.
Durante los siguientes nueve días los participantes leyeron una novela de 30 páginas, todas las noches. A la mañana siguiente, sus cerebros eran escaneados. Después de terminar la novela, durante los cinco días siguientes, los investigadores siguieron escaneando sus cerebros.
Los resultados revelaron una gran actividad en la corteza temporal izquierda, el área del cerebro vinculada con la recepción del lenguaje. También se apreció un aumento de la conectividad, sugiriendo que las personas habían “somatizado” la experiencia semántica. Es decir, el cerebro de los lectores imitaba las acciones físicas de los personajes. De hecho, los cambios neurológicos que se apreciaron respecto a las sensaciones físicas y los sistemas de movimiento sugieren que leer una novela nos puede transportar, literalmente, al cuerpo del protagonista.
Además, lo más interesante fue que esos cambios persistieron cinco días después de haber terminado la novela, lo cual indica que los efectos de la lectura no cesan cuando cerramos el libro.
La novela activa las redes neuronales por defecto
Otro estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Harvard, también desveló que una buena novela estimula lo que se conoce como “Red por Defecto”, una red de neuronas que se activa cuando la mente está en reposo.
En este caso, los participantes fueron sometidos a una Resonancia Magnética Funcional, para ver qué áreas del cerebro se activaban en relación con determinadas tareas, mientras leían partes de novelas, biografías, revistas y libros de autoayuda.
Así se pudo apreciar que, en dependencia del tipo de lectura, solo se activan algunas partes de esa red. Por ejemplo, la novela fue la lectura que mayor activación provocó, dentro de ella, los apartados que describen a personas y pensamientos activaron la corteza prefrontal medial, en el área frontal del cerebro. Por otra parte, los contenidos que describían un contenido más físico estimularon la actividad de los lóbulos temporales medios y la circunvolución temporal medial anterior.
Las funciones de las diferentes áreas del cerebro involucradas en la lectura
La corteza prefrontal es el área del cerebro que más se ha desarrollado a lo largo de la evolución, en comparación con otras especies animales. Por eso, es la principal responsable de las funciones cognitivas superiores, como el pensamiento abstracto, la capacidad para predecir las consecuencias de un acto en el futuro, la posibilidad de distinguir entre el bien y el mal y la capacidad para tomar decisiones.
Los lóbulos temporales contienen estructuras importantes para la memoria, como el hipocampo, o para la percepción y la elaboración del contenido emocional de los estímulos, como la amígdala.
Durante la lectura, estas áreas del cerebro son la base neurobiológica que nos permite comprender la narrativa. Gracias a estas zonas cerebrales podemos comprender no solo las palabras sino las relaciones sociales que se establecen entre los personajes, podemos intuir los sentimientos y, por supuesto, ponernos en su lugar y ser empáticos o asumir sus formas de pensar. Es lo que se conoce como “Teoría de la Mente”.
De hecho, una buena novela es como una llave maestra para comprender la mente humana y desvelar los aspectos que hacen resonancia emocional en nosotros. Esto se debe a que somos capaces de atribuir un sentido a las conductas de los demás, por tanto, también a los personajes de una novela. Esta habilidad se conoce como “Teoría de la Mente” y, si no la tuviéramos, no podríamos disfrutar de una novela ya que seríamos incapaces de ponernos en el lugar de los protagonistas.
Una buena novela aumenta la empatía
Según otro estudio, esta vez realizado en la Universidad de Princeton, leer una novela durante una semana provoca un aumento considerable de la empatía, pero solo si hemos sido capaces de ponernos en la piel del personaje, comprender sus ideas y experimentar sus emociones.
En realidad, no se trata de un resultado inesperado ya que investigaciones anteriores habían confirmado que la literatura de ficción es un potente estímulo cerebral que nos permite experimentar otros mundos, personas y estados mentales diferentes. Nos permite vivir otras vidas.
Un estudio realizado en la New School for Social Research de Nueva York ha ido un paso más allá para demostrar que la empatía solo aumenta cuando leemos una ficción literaria, no las historias de entretenimiento.
Estos investigadores explican que cuando leemos una novela debemos activar nuestros recursos interpretativos para deducir los sentimientos e ideas de los personajes, debemos activar la Teoría de la Mente. Las historias de entretenimiento, como las que se pueden leer en las revistas del corazón o en las clásicas novelas románticas, pintan un mundo coherente, donde los personajes son muy previsibles, por lo que son más bien una confirmación de nuestras expectativas y no promueven ese proceso de razonamiento.
¿Qué enseñanzas podemos extraer de todas estas investigaciones?
1. Que debemos dedicarle más tiempo a la lectura ya que se trata de una actividad muy beneficiosa para nuestro cerebro.
2. Que una buena novela no implica perder el tiempo, todo lo contrario, nos ayuda a desarrollar diferentes funciones cerebrales.
3. Que debemos tener más cuidado con las lecturas que elegimos ya que hay "lecturas vacías" que no nos aportan nada.
3. Que debemos tener más cuidado con las lecturas que elegimos ya que hay "lecturas vacías" que no nos aportan nada.
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