LAS REVELACIONES DE UN DETALLADO TEXTO BIOGRÁFICO
Iny, el explorador egipcio
El Museu Egipci de Barcelona reconstruye la tumba de un importante y curioso personaje del Antiguo Egipto
La pasión coleccionista de Jordi Clos ha invertido 22 años en reunir las piezas
ANNA ABELLA
BARCELONA
BARCELONA
Podría decirse que Iny no tenía abuela. «Yo he sido un hombre muy importante. Todo lo he hecho bien. Desde los tiempos del gran explorador de la época de Izezi [faraón de unos 100 años antes] nadie ha hecho las cosas tan bien como yo», escribe en los jeroglíficos grabados en su tumba este, sí, importante personaje del Antiguo Egipto, que vivió entre el 2290 y el 2235 a.C. Hombre de confianza de tres faraones de la VI dinastía, Pepi I , Merenre I y Pepi II, fue, sí, un explorador, cuyo título más destacado, además del de Amigo Único (del rey) fue el de Portador del sello del Dios en las dos grandes barcas, equivalente a jefe de expedición, embajador y almirante, pues dirigió seis expediciones a Siria, Palestina, Biblos y Líbano para traer oro, plata, lapislázuli, aceites y, por primera vez citado en un escrito faraónico, plomo-estaño.
Amigo Único 8Maixaixa Taulé, directora del museo, y Jordi Clos, presidente de la fundación, en la capilla. JOAN CORTADELLAS
Estos reveladores datos, y más, proceden de uno de los textos biográficos más completos y detallados del Reino Antiguo, que puede leerse desde ayer en el conjunto de piezas de piedra calcárea que reconstruyen la capilla de culto de la tumba de Iny, en el Museu Egipci de Barcelona, culminación de 22 años de epopéyica y tenaz pasión coleccionista de uno de sus responsables, Jordi Clos, presidente de la Fundación Clos.
Subastas en medio mundo
La aventura de Iny empezó en 1991, cuando Clos adquirió en una subasta de Sotheby's en Londres la primera pieza, una estela de falsa-puerta de una tumba -«por donde el espíritu del difunto sale de su morada», aclara- y que se expuso al año siguiente en Hotel Claris. En ella el ilustre explorador aparece rodeado de todos sus títulos, honoríficos, religiosos, militares y administrativos, que se repiten en todo el conjunto. Además de los citados, era Sacerdote Lector, Supervisor de los productos en el complejo funerario de Pepi I, conductor de los exploradores, comandante de los reclutas de élite y jefe de portador de los machos, inédito cargo, ilustrado llamativamente en el jeroglífico con tres falos. «No sabemos exactamente a qué se refería -apunta la directora del Museu Egipci, Maixaixa Taulé-. No hay ejemplos paralelos. Podía ser jefe de portadores de bueyes, o quizá de guerreros».
La casualidad llevó a Clos a reconocer, en 1996, el cartucho con el nombre de Iny en un anticuario de París. Era la segunda pieza del puzzle, que se le resistió, por el alto precio, tres años. Pero acabó encajándola, como el resto, adquiridas en una subasta en Christie's en Nueva York (2000) y otra en Tokio (2011). En medio, el arqueólogo Michele Marcolin, ayudó a identificar fragmentos que físicamente están en Japón pero que permitieron reconstruir todo los textos.
El orgullo de Iny no le impidió honrar a dos de sus servidores, algo muy insólito. «Tuvo una deferencia especial con ellos escribiendo en la tumba sus nombres, Impy y Ptahotep, de sobrenombre Chepet, porque para los egipcios el nombre da aire al Ka y hace revivir su espíritu cuando se pronuncia», revelaba ayer un exhultante Clos.