Cristina Martín García
Cuando hay tristeza lo mejor es centrarnos en la causa de la señal, no en la señal en sí.
La tristeza es una emoción normal y, como tal, forma parte de la vida. “Es la respuesta natural a situaciones en las que experimentamos alguna forma de pérdida. Suele manifestarse con falta de motivación, desgana, llanto, reducción de la actividad, sensación de pesadez o falta de energía y pensamiento centrado en lo negativo”, explica Francisco Estupiñá Puig, vicepresidente de la Sociedad Española para el Avance de la Psicología Clínica y de la Salud - Siglo XXI (Sepcys). La experiencia concreta de tristeza puede variar de persona en persona, y de situación en situación.
Cuando la tristeza impide a la persona llevar adelante su vida y genera un malestar muy intenso, “consideramos que se puede estar franqueando el límite de la tristeza patológica, la depresión”.
Pero no siempre es así. Estupiñá explica que “muchos eventos de la vida, como el fallecimiento de alguien cercano, perder el trabajo, o una ruptura sentimental, pueden producir una tristeza intensa sin que esto sea necesariamente anormal”.
Para afrontar la tristeza normal que puede surgir en el día a día, el experto da una serie de consejos:
1) CENTRARSE EN LA CAUSA DE LA TRISTEZA, NO EN LA TRISTEZA
La tristeza normal es la señal de que algo no va bien en nuestro día a día. “Lo mejor es, siempre que sea posible, centrarnos en la causa de la señal, no en la señal en sí. Por ejemplo, si me siento triste por haber discutido con una persona, la mejor forma de atajar la tristeza es solucionar el problema”.
2) BUSCAR EL APOYO DE LOS DEMÁS
Pero, en ocasiones – por ejemplo un fallecimiento – puede que no haya una solución posible. En esos casos, Estupiñá sugiere, por ejemplo, “buscar el apoyo de los demás”.
Hablar del problema puede ayudar a veces. Aunque el vicepresidente de Sepcys explica que, como regla general, “se ha de hablar cuando uno siente que lo necesita. Esto da una perspectiva externa de nuestros problemas y nos permite obtener apoyo y desahogo”.
Sin embargo, advierte, “forzarse a hablar puede no ser tan positivo. El interlocutor es muy importante y alguien con buenas intenciones, pero que esté más interesado en arreglarnos la vida que en escucharnos, puede producir poco confort”.
3) TRATAR DE NORMALIZAR LA SITUACIÓN
Otro método frente a la tristeza es tratar de normalizar el ritmo de vida. Mantener las labores, el ocio y la rutina que se hacen en el día a día. Eso sí, “sin forzarse”, añade Estupiñá.
4) BUSCAR EMOCIONES POSITIVAS
El experto insta a experimentar emociones positivas. Cada uno encontrará estas emociones en actividades diferentes. Algunos, por ejemplo, podrán hacerlo en la música o el cine.
En general, “la actividad positiva, agradable y reforzante es la mejor respuesta para la tristeza. Pero, hay que tener cuidado para evitar que se convierta en una forma de escape de los problemas de la realidad”, avisa Estupiñá .
5) HACER DEPORTE
El deporte es una actividad muy positiva para el estado de ánimo y tiene cierta cualidad euforizante por sí misma. “Esto se debe a los cambios en el organismo, la secreción de endorfinas, y la sensación de reto y superación que habitualmente conlleva”. Además, facilita el sueño y la alimentación, dos procesos que también se pueden ver afectados por la tristeza.
6) EVITAR LA APATÍA
Es habitual que la tristeza lleve a la apatía o la desgana, llevando a abandonar la actividad social, de ocio, laboral, etc. “Esto puede hacer que nos sumamos todavía más en la tristeza y que perdamos cosas positivas que servían de combustible. Es muy importante que la tristeza no nos detenga completamente”.
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