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Mujeres recorriendo RUTAS SALVAJES

 “Ada” de Ana Sabater y Cheryl Strayed en “Salvaje”

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rutas salvajes
“Sola, frente a una naturaleza en estado puro, desolada,
perdida, rota y sin embargo hallada, encontrada, feliz. En paz.
Comencé el viaje creyendo que no iba a poder realizarlo, confusa y aturdida y
ahora disfruto de cada paso, cada instante es una maravillosa unión con el camino”
Como dice Clarissa Pinkola en Mujeres que corren con lobos “todos sentimos en anhelo de lo salvaje. Y este anhelo tiene muy pocos antídotos culturalmente aceptados. Nos han enseñado a avergonzarnos de este deseo. Nos hemos dejado el cabello largo y con él ocultamos nuestros sentimientos. Pero la sombra de la Mujer Salvaje acecha todavía a nuestra espalda de día y de noche. Dondequiera que estemos, la sombra que trota detrás de nosotros tiene sin duda cuatro patas”.
Somos en esencia animales, domesticados, educados, pensadores y socialmente aceptables, pero sin embargo esa parte nuestra instintiva y bestial está ahí, por mucho que nos compremos trajes carísimos y nos maquillemos de princesas.
Cuando nuestro cuerpo está herido, adolorida nuestra alma buscamos el referente natural como escapatoria, la eterna y cambiante naturaleza. La fuerza transformadora y viva de los árboles. La purificación a través del agua que fluye. El volver a respirar el aire puro del lugar no contaminado con el oxígeno que entra por nuestros pulmones y nos revitaliza. Debajo de un cielo estrellado donde meditar y sentirnos seguros. O quizá elegiremos un desierto para en la nada hallar algo que perdimos dentro de nosotros mismos. Para reencontrarnos con aquello lleno de vida y magia, la maravillosa madre tierra. La sagrada Pachamama que nos acogerá como una madre llena de sabiduría ancestral y que nos dará consuelo para sanar el interior roto.
Y ahí nos reconciliaremos con nuestra parte salvaje corriendo por lo recóndito, en soledad, enfrentándonos cara a cara con nuestro propio miedo desnudo de lo superfluo, en la esencia de nuestro  dolor que surge de nuestros problemas de aceptación, incomprensión o no perdón. En ese lugar elegido danzaremos los bailes sagrados de la reconciliación con nuestro yo. Y seremos de nuevo lobas salvajes aullando a la luna.
Ana Sabater en su obra Ada o Cheryl Strayed en su novela Salvaje nos cuentan historias de mujeres que han viajado lejos de su lugar cotidiano en un viaje hacia una naturaleza en apariencia hostil y en realidad sanadora y acogedora. En el caso de Ada la mujer se sumerge en un desierto que envuelve intentando llevarla a encontrar un alma perdida. La ausencia de su propio mundo, y de todo le conduce hacia la nada o hacia el todo según se mire. Desposeída está dispuesta a hallar la esencia. Reconducir hacia una nueva orientación personal, reconstruida y revitalizada. Cheryl Strayed nos narra la experiencia autobiográfica de sí misma en su viaje por el Sendero Montañoso del Pacífico. Una travesía en la que continuamente se probó a sí misma en la soledad del bosque y la montaña.
Ambas mujeres buscan sanar sus heridas en un lugar extremo en unas condiciones físicas que ponen a prueba su resistencia interior. Y ambas desean superar la ausencia de una madre muerta demasiado pronto.
Descargar la ira contenida en cada paso del viaje, unirse con el todo cielo-tierra. Caminar y sufrir dolores físicos. Y darse cuenta de lo pequeños que somos en este universo. Al mismo tiempo que se toma conciencia de la unión, de la infinitud, de lo cíclico, de la verdad esencial interior. Acallar las voces que nos rasgan por dentro en cada zancada. Y sentir cada instante. Respirar y ser uno con la naturaleza y con nuestro propio yo salvaje y bestial.
Sacar los propios demonios en un acto exorcista de vaciado de lo que no es real. Pensamientos destructivos en una soledad impuesta que al principio es enemiga para convertirse en amiga. En un cuerpo físico que sufre los estragos de una psicología destructiva. Y vencerlos, superar las altas montañas, las picaduras de serpientes, y cada revés con esa fuerza interior de animal que posee un feroz instinto de supervivencia.
Recorrer un camino, que se imaginaba imposible, gozando. Danzando al compás del baile mágico del universo que nos prueba una y otra vez para que seamos capaces de aprender que la magia está en cada piedra aunque no seamos capaces de descubrir la estrella que brilla en su interior.
Renace la mujer, harapienta, sudada y con la ropa sucia. Desgreñada y llena de ampollas. Sus sentidos se han reforzado. Sus pies se convierten en garras, sus músculos se tensan, su vista se agudiza y su oído se refuerza. En su estado más intenso. Viva y despierta como no lo ha estado nunca. Con el alma renovada gritando en la noche oscura porque ha llegado el amanecer más hermoso.


Booktrailer novela Ada de Ana Sabater