Posted: 20 Apr 2018 04:12 AM PDT
Hay pequeños gestos que revelan mucho más de nosotros de lo que estaríamos dispuestos a contar. Las manos, en especial, son las que más nos delatan. No solo revelan nuestro nerviosismo sino también nuestras incongruencias y, recientemente se ha descubierto que incluso pueden ser un indicador de nuestro nivel de inteligencia o, para ser más específicos, reflejan nuestro nivel de procesamiento cognitivo.
"Embodied Cognition": Pensar con el cuerpo
En el ámbito de la Psicología está ganando cada vez más terreno la teoría del “embodied cognition”, que podría traducirse como “pensar con el cuerpo”. Esta nueva corriente argumenta que el pensamiento no ocurre en un espacio abstracto, limitado a nuestra mente, sino que se expresa en el cuerpo.
Es decir, el trabajo cognitivo del cerebro tiene un reflejo directo en nuestro cuerpo.
Desde esta perspectiva, nuestros gestos constituyen una especie de canal a través del cual expresamos nuestros pensamientos, aunque no siempre seamos conscientes de ello.
Los movimientos que hacemos con las manos mientras hablamos constituyen una especie de segundo idioma, y añaden información extra que no se encuentra en nuestras palabras, poniendo al descubierto el proceso de pensamiento que se encuentra detrás.
El movimiento de las manos revela el proceso de pensamiento
Susan Goldin-Meadow, profesora de Psicología en la Universidad de Chicago, ha dedicado años al estudio de los gestos que realizamos mientras aprendemos y resolvemos problemas. Está convencida de que “cambiamos de opinión moviendo las manos”.
En sus investigaciones ha encontrado una pista fascinante sobre cómo los gestos que hacemos con las manos revelan nuestra inteligencia. Se trata de “desajustes” entre la expresión verbal y los gestos físicos.
Por ejemplo, una persona puede decir que una pelota más pesada cae más rápido que una ligera, pero hace un gesto que indica que ambos caen a la misma velocidad, lo cual es correcto.
Esa discrepancia revela que el pensamiento está trabajando a máxima capacidad y que la persona se encuentra en un estado de transición, pasando de un nivel de comprensión a otro superior.
A menudo los pensamientos que expresan nuestras manos son ideas más nuevas y avanzadas sobre el problema que estamos intentando solucionar. Nuestra mente consciente aún no ha asimilado esas nociones a través del lenguaje, porque se trata de un proceso mucho más complejo, pero ya las ha captado y las expresa a través de los gestos.
Por tanto, esos gestos con las manos que implican una “contradicción” con nuestro discurso verbal en realidad son muestras de nuestra inteligencia en plena acción, del trabajo cognitivo que estamos desarrollando en el fondo para resolver el problema.
Mover las manos también nos hace más listos porque acelera el aprendizaje
La teoría del “embodied cognition” es un camino de dos sentidos. Significa que el pensamiento no solo se refleja a través del cuerpo sino que los movimientos de las manos también aceleran el aprendizaje, llevando el conocimiento incipiente a la conciencia y contribuyendo a la comprensión de los nuevos conceptos.
Un estudio realizado en la Universidad de Rochester descubrió que los estudiantes que gesticulaban mientras aprendían álgebra tenían casi tres veces más probabilidades de comprender lo que habían aprendido que sus compañeros que no gesticulaban.
En un segundo experimento, estos psicólogos constataron que los estudiantes universitarios que gesticulaban mientras contaban una historia corta después podían recordar mejor y más detalles, lo cual sugiere que los gestos nos ayudan a recuperar la información de la memoria.
Por tanto, los gestos que hacemos con las manos son una especie de “código secreto”. De hecho, es probable que en algún momento hayas usado de manera automática las manos para dibujar números en el aire y sacar una cuenta.
Eso se debe a que esos movimientos nos ayudan a recopilar información e integrarla. Se ha comprobado que los gestos con las manos facilitan la representación mental, sobre todo cuando tenemos que solucionar problemas complejos, ayudándonos a llevar a la práctica algunas ideas abstractas.
Por si fuera poco, psicólogos de la Universidad de Columbia comprobaron que los gestos con las manos también nos ayudan a mejorar nuestro discurso. Cuando gesticulamos hablamos de manera más fluida, cometemos menos errores y nos mostramos menos vacilantes.
Fuentes: Rincón de Psicología
Wagner, S. (2011) Abstract thinking in space and time: Using gesture to learn math. Cognition, Brain, Behavior; 15(4): 553-570.
Wagner, S. et. Al. (2011) Gesturing makes memories that last. J Mem Lang; 63(4): 465–475.
Goldin-Meadow, S. (2009) Gesturing Gives Children New Ideas About Math. Psychol Sci; 20(3): 267–272.
Goldin-Meadow, S. (1999) The role of gesture in communication and thinking. Trends Cogn Sci; 3(11): 419-429.
Rauscher, F. H. et. Al. (1996) Gesture, Speech, and Lexical Access: The Role of Lexical Movements in Speech Production. Psychological Science; 7(4): 226-231.