Todas las emociones que experimentamos diariamente crean y envían sensaciones a nuestro cuerpo a través de las sustancia químicas que el cuerpo crea al ponerse en contacto con una emoción. No es lo mismo reírse a carcajadas y manifestar sentimientos de alegría, compasión y agradecimiento, que estar triste, deprimido, con culpa y rencor. De hecho, un estudio publicado por la revista PNAS, de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, afirma que las sensaciones, positivas o negativas, despiertan reacciones físicas en el organismo.
Por ejemplo, si tu cuerpo libera un producto químico llamado seretonina o dopamina, seguramente experimentarás constantes sentimientos de felicidad y alegría, mientras que si libera cortisol es probable que las nubes negras empiecen a invadir tu paisaje con frecuencia. Te preguntarás ¿Qué ocurre en tu cuerpo cuando sólo manifiestas pensamientos negativos todo el tiempo y si es posible combatirlos? Aquí te dejamos algunos consejos para que aprendas a lidiar con esos recurrentes pensamientos negativos que se vienen a nuestra cabeza de vez en cuando.
1. No todo es tan negativo como parece:
El mundo está lleno de opuestos, negativos y positivos, todo depende de la manera en que mires y asimiles cada experiencia que se te presenta en la vida. Por ejemplo, si la alarma no te suena a la hora que era, y cuando te das cuenta empiezas tu día con el pie izquierdo porque piensas que de ahí en adelante todo va a salir mal, inmediatamente le estás dando esa señal al cerebro; una señal de predisposición hacia lo malo que tu mente cree que va a pasar. ¿Qué tal si solo respiras, miras la hora, tratas de llamar a tu trabajo para informar que puedes demorarte un poco más y te apresuras a arreglarte para salir lo antes posible?- ¡Más fácil, no crees! De las prisas solo queda el cansancio. Nosotros definimos las experiencias que vivimos y les ponemos su respectiva etiqueta: negativo o positivo.
El mundo está lleno de opuestos, negativos y positivos, todo depende de la manera en que mires y asimiles cada experiencia que se te presenta en la vida. Por ejemplo, si la alarma no te suena a la hora que era, y cuando te das cuenta empiezas tu día con el pie izquierdo porque piensas que de ahí en adelante todo va a salir mal, inmediatamente le estás dando esa señal al cerebro; una señal de predisposición hacia lo malo que tu mente cree que va a pasar. ¿Qué tal si solo respiras, miras la hora, tratas de llamar a tu trabajo para informar que puedes demorarte un poco más y te apresuras a arreglarte para salir lo antes posible?- ¡Más fácil, no crees! De las prisas solo queda el cansancio. Nosotros definimos las experiencias que vivimos y les ponemos su respectiva etiqueta: negativo o positivo.
2. Empieza y termina cada día con una actitud positiva
Cada día la vida nos da una nueva oportunidad y con ella la posibilidad de programar nuevamente nuestro cuerpo y mente. ¿Qué tipo de pensamientos quieres tener hoy? ¿Pensamientos buenos o malos? ¿Pensamientos que te den bienestar emocional o que te mantengan inquieto y al límite?- Si aún no conoces el impresionante y enorme poder que tiene nuestra mente a la hora de crear nuestra vida, empieza a creerlo: lo que piensas, creas. Teniendo en cuenta esto, es importante aplicarnos una buenas dosis de positivismo y tratar de verle siempre el lado bueno a las cosas para empezar el día con una sonrisa y buena actitud.
3. Escucha a tu cuerpo
Cuando la mente está mal, el cuerpo enferma, pero lamentablemente pocas veces lo escuchamos. Los efectos de la mente sobre el cuerpo son bastante profundos e innumerables, en el peor de los casos puede terminar en enfermedades. O irradias una actitud positiva que se combine con un estilo de vida saludable, lo que desencadena un vivo sentimiento de bienestar general, o por el contrario generas pensamientos negativos- autodestrutivos, cosechas malos hábitos de vida y, en el peor de los casos, enfermas. Nuestras emociones son energías que se acumulan en nuestra memoria celular, es por eso que aún guardamos dolores y malestares que dejaron huella en nuestro cuerpo en el pasado, en épocas presentes.
Cuando sientes dolor, riguidez o malesta en ciertas partes del cuerpo es porque tu cuerpo está gritando ayuda, una ayuda a la que tienes que responder. Cada parte de nuestro cuerpo está conectada a una emoción y por ende desencadena en una enfermedad. Préstale atención al patrón de pensamiento que sigues, ¿qué tipo de pensamientos e ideas corren por tu mente día a día? Recuerda que hay muchas actividades que incrementan y fomentan esos espacios de soledad y tranquilidad que tanto necesitamos para dialogar y escuchar a nuestro cuerpo. Prueba con ejercicios de Yoga, 10 minutos de meditación diaria mínima, y/o colorear.
4. No Por qué sino Para qué
El día que adoptes esta frase en tu vida verás como todo empezará a cambiar. En vez de estresarte y gritar desesperado por qué te sucede eso a ti, y qué has hecho para merecerlo, pregúntate ¿para qué?, ¿qué debo aprender?, ¿qué debo aceptar?, ¿qué debo hacer? Trata de encontrar respuestas sinceras al para qué de tu situación. Tú mismo te conviertes en víctima o héroe de tus problemas; o te quedas viviendo en él o por el contrario aceptas, aprendes y lo dejas ir. Las emociones más destructivas para el cuerpo son la ira, la rabia, el rencor, la crítica y la culpa. Louise Hay dice que, por ejemplo, la culpa se convierte en dolor en el cuerpo, el rencor y el no perdonar se transforma en tumores o cáncer, y la crítica en artritis.
El día que adoptes esta frase en tu vida verás como todo empezará a cambiar. En vez de estresarte y gritar desesperado por qué te sucede eso a ti, y qué has hecho para merecerlo, pregúntate ¿para qué?, ¿qué debo aprender?, ¿qué debo aceptar?, ¿qué debo hacer? Trata de encontrar respuestas sinceras al para qué de tu situación. Tú mismo te conviertes en víctima o héroe de tus problemas; o te quedas viviendo en él o por el contrario aceptas, aprendes y lo dejas ir. Las emociones más destructivas para el cuerpo son la ira, la rabia, el rencor, la crítica y la culpa. Louise Hay dice que, por ejemplo, la culpa se convierte en dolor en el cuerpo, el rencor y el no perdonar se transforma en tumores o cáncer, y la crítica en artritis.
5. 1 Minuto de descanso diario
Corremos al ritmo acelerado del día a día, entre obligaciones, responsabilidades y el tiempo pegado en nuestros pies. Cuando estamos a mil por hora es difícil mantenernos en calma, y claramente más complicado dejar los pensamientos negativos atrás. Por eso es imprescindible tomarnos al menos un minuto al día para tratar de relajar la mente, y reiniciarla. Aquí vuelve a ser vital un poco de meditación para recargarnos de energía y volver a empezar de forma positiva.
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6. Recuerda las cosas buenas de la vida
Si solo te centras en las circunstancias negativas que se te presentan y olvidas todas las bendiciones y cosas buenas que te rodean, es hora de hacer un alto en el camino y volver a empezar. Es natural que debido a la rutina diaria, perdamos el enfoque sobre las cosas positivas que tenemos en nuestra vida: salud, familia, comida, trabajo, un techo donde vivir, ropa que ponernos, educación etc... Al igual que el cuerpo, la mente también se debe entrenar. Préstale especial atención a todo lo bueno que la vida te ha regalado y practica diariamente el don del agradecimiento. Recuerda que muchas veces las grandes felicidades se esconden en cosas pequeñas y que a veces la magia de la vida está justo frente a nosotros pero no nos damos cuenta. El que agradece es merecedor de mucho más.
Los pensamientos positivos mantienen al corazón sano y vivo, mientras que los pensamientos negativos llevan a la depresión.