La Fontana de Trevi, Anita Ekberg y ... Situada en el cruce de tres calles y marcando el punto final de uno de los acueductos que suministraba agua a la antigua Roma, se encuentra una de las fuentes más bellas del mundo, exponente singular del Bárroco italiano. Sí, sí hablamos de la Fontana de Trevi que hace apenas más de un mes renacía de nuevo gracias a una ambiciosa restauración. Hasta aquí nada que se salga de lo normal, ¿no? Pues sí, porque es importante reseñar que esto ha sido posible gracias a una firma de moda cuya historia va ligada como pocas a la ciudad eterna, a Roma. Así que hoy le dedico el "Top ten" de Md40 a esta maravillosa fuente de la que descubriremos curiosidades y alguna que otra leyenda. ¡Vamos a verlo!
1. Más de 2.000 años llevan esas aguas brotando en un lugar donde confluyen tres calles, "tre vie" en italiano. Además delimita su ubicación delimita el final del acueducto Acqua Vergine que mandó construir Marco Vespasiano, uno de los once que abastecían a la ciudad y hoy en día a otras tres fuentes. Pues parece ser que fue la intervención de una joven virgen la que llevó a localizar a los romanos su ubicación, un arroyo de aguas puras a 22 km de Roma.
2. La primera fuente que se ubicó en ese lugar no tiene nada que ver con la imponente fontana que vemos hoy en día. Y es que recuperando la tradición romana de erigir una al final de los acueductos, Nicolás V en 1453, mandó reconstruir el viaducto destruido en las guerras contra los pueblos godos. Todo ello con una pileta mucho más modesta, firmada por Leon Battista Alberti.
3. Tendríamos que esperar al papa Urbano VIII que encargó a Gian Lorenzo Bernini que planificase su renovación. Proyecto que no llegó a realizarse pero del que quedarían contribuciones decisivas, como ubicarla al otro lado de la plaza para el que pontifice pudiese contemplarla o su monumental tamaño, en el diseño final que haría Nicola Salvi, quién curiosamente perdió el concurso convocado para tal fin por el papa Clemente XII.
5. Su diseño es impresionante con el Palacio Poli de fondo, más de 25 metros de alto por casi 20 de ancho, y tres nichos. En el central, el Neptuno de Pietro Bracci y bajo él dos tritones que guían la carroza en forma de concha mientras luchan con dos caballos arrullados por los dos estados del mar embravecido y en calma. En ambos laterales, dos estatuas de Filippo della Valle que representan la Abundancia y la Salud. Una alegoría del mar en la que también se añade el blasón del Papa Clemente XII de Paolo Benaglia, y una referencia a la joven virgen. Todo enmarcado entre gigantes pilastras corintias, un gran arco del triunfo y bajorrelieves que retratan su origen.
6. Aquel curioso turista que la visita por primera vez quedará impresionado, porque su ubicación es bastante peculiar. Después tras callejear por las estrechas calles del casco viejo romano y tras abandonar la Vía del Corso y tomar camino por la Vía delle Muratte, uno comienza a notar un bullicio de gente que te indica que te estás acercando. Así, de pronto al cruzar su esquina, aparece casi por sorpresa la Fontana de Trevi. Cuyo tamaño sobrecoge, y casi, casi parece un milagro que queda en ese espacio diminuto. Desde luego a más uno le dejará con la boca abierta, este mítico monumento que recibe casi como la Torre Eiffel de París.
7. Son muchas cosas las que impresionan en la Fontana de Trevi, su tamaño, su disposición, su belleza…, pero también su caudal. Si bien es cierto que hoy resulta llamativo, imaginárosla con los casi 100.000 metros cúbicos que llegó a tener de caudal. Eso teniendo en cuenta que lo que ahora valoramos como algo normal, el disponer de una fuente de agua, en la época romana era todo un lujo.
8. Al inicio de este post, hemos hablado de la restauración de la Fontana de Trevi, costeada por la casa Fendi y que ha conseguido devolverle su esplendor perdido. En estos trabajos se han eliminado grietas, fisuras, hongos, moho e incluso una pátina oscura que cubría algunas zonas provocada por la contaminación. Se ha limpiado la piedra y se han recuperando trozos de estuco de capiteles y frisos que se habían desprendido, hecho que motivó que en el año 2012 se vaciase durante meses para poder examinarla. Una restauración que no ha sido la única que ha sufrido, ya que en 1998 se llevaron a cabo pequeños trabajos que está claro no fueron suficientes. Pues necesitaba una restauración completa que gracias a una donación de más de 2 millones de euros de Fendi ha sido posible. Así en el año 2013, se colocaron pasarelas e incluso se habilitó un pequeño espacio en el centro del monumento para que los turistas pudiesen arrojar sus monedas, y este pasado mes de noviembre por fin fueron retiradas. Me quito el sombrero ante el compromiso de esta firma italiana con su ciudad, ejemplo perfecto de responsabilidad social en el que muchas empresas podrían mirarse.
7. Son muchas cosas las que impresionan en la Fontana de Trevi, su tamaño, su disposición, su belleza…, pero también su caudal. Si bien es cierto que hoy resulta llamativo, imaginárosla con los casi 100.000 metros cúbicos que llegó a tener de caudal. Eso teniendo en cuenta que lo que ahora valoramos como algo normal, el disponer de una fuente de agua, en la época romana era todo un lujo.
8. Al inicio de este post, hemos hablado de la restauración de la Fontana de Trevi, costeada por la casa Fendi y que ha conseguido devolverle su esplendor perdido. En estos trabajos se han eliminado grietas, fisuras, hongos, moho e incluso una pátina oscura que cubría algunas zonas provocada por la contaminación. Se ha limpiado la piedra y se han recuperando trozos de estuco de capiteles y frisos que se habían desprendido, hecho que motivó que en el año 2012 se vaciase durante meses para poder examinarla. Una restauración que no ha sido la única que ha sufrido, ya que en 1998 se llevaron a cabo pequeños trabajos que está claro no fueron suficientes. Pues necesitaba una restauración completa que gracias a una donación de más de 2 millones de euros de Fendi ha sido posible. Así en el año 2013, se colocaron pasarelas e incluso se habilitó un pequeño espacio en el centro del monumento para que los turistas pudiesen arrojar sus monedas, y este pasado mes de noviembre por fin fueron retiradas. Me quito el sombrero ante el compromiso de esta firma italiana con su ciudad, ejemplo perfecto de responsabilidad social en el que muchas empresas podrían mirarse.
9. Y por si pensabais que no quedaban misterios que desvelar en esta majestuosa fuente, pensad que aun no hemos hablado de una sus leyendas más populares. Aunque es bien cierto que ésta es bastante reciente y tiene que ver con la magia del cine. Sí porque es obligado recordar una película de 1945, dirigida por Jean Negulesco, cuyo título fue bastante premonitorio, "Tres monedas en la fuente". De hecho algunos aseguran que fue el hecho que inauguró sin quererlo esa preciosa tradición de arrojar monedas a la fuente para encontrar el amor en esa preciosa ciudad o cumplir un deseo. Dos fueron arrojadas por las dos americanas protagonistas y la tercera por Rosanno Brazzi. Aunque es de suponer que este guiño a la fuente se inspirase en la antigua tradición de depositar una ofrenda tras beber de la misma, no lo hagáis ahora que ya no es potable, ¡eh! Ahora bien, la cosa se ha ido complicando hasta tal punto que ya sería recomendable tener claro una serie de indicaciones:
- La primera, es que debéis hacerlo con la mano derecha por encima del hombro izquierdo.
- La segunda, tiene que ver con el deseo que pidáis pues para regresar a Roma con una moneda bastará, para conocer el amor en la ciudad serían dos.
- Y si pensamos incluso en casarnos, tres. No sé yo porque también hay versiones que esta tercera nos puede ayudar a todo lo contrario, si ya estamos casados.
Podéis creer o no en la leyenda, pero incluso para los que no se les hay cumplido su deseo es agradable saber que todas ellas son recogidas y su recaudación se destina a fines benéficos. Para hacer un cálculo aproximado si tenemos en cuenta que se arrojan unos 3000 euros diarios, la cantidad recaudada es considerable nada más y nada menos que un millón anual, más o menos.
10. Y no podíamos hablar de la Fontana de Trevi, sin detenernos en una de las películas míticas de la historia del cine, "La Dolce Vita" de Federico Fellini (1960). En ella una exuberante y magnética Anita Ekberg se baña en la fuente, invitando a hacer lo mismo un anonadado Marcello Mastroianni. Cuentan que ella no se resbaló ni una sola vez, pero que Mastroianni tuvo que ponerse botas de pescador bajo los pantalones, después de caerse tres veces al agua. No me extraña que se bebiera casi una botellla de whisky para luchar contra el frío (o al menos eso dicen. A mí se me pone la piel de gallina cada vez que la veo, y si a vosotros os pasa lo mismo, ni lo intentéis porque corréis peligro de enfrentaros a una multa importante.
Realmente la historia de la fuente quedó ligada a la de esta bella actriz, y viceversa. Porque ni Anita Ekbergsería la misma sin ese famoso baño, ni la Fontana tampoco. Y no deja ser curioso que justo este año en el que la fuente recupera al fin su brillante faz, la luz de Anita se apagase a sus 83 años. La musa de Fellini que fue Miss Suecia con tan solo 19 años, y que también se presentó a Miss Universo, aunque no consiguiera ganar el certamen, encontró las puertas del cine abiertas ante ella como en su papel en “Guerra y paz” (1956), que filmó en Roma, junto a Mel Ferrer y Audrey Hepburn. Sin embargo, fue como la inalcanzable Sivia en "La Dolce Vita" (1960), cuando a la voz de "Marcello come here", "Marcello ven aquí" nos conquistó a todos.
Tuvo dos matrimonios fallidos, que en una entrevista a "The Times" achacó a su propia estupidez, por lo que decía preferir a sus perros. Habría que añadir también una larga lista de amantes, entre ellos Mastroianni y el hecho de que en ninguna de sus relaciones, llegase a ser madre. Abandonó Suecia para vivir definitivamente en Roma, en una villa en la localidad de Montegiove. Y fue durante una estancia en el Hospital de San Giovanni con una fractura de cadera, cuando su casa fue asaltada y sufrió un incendio. Situación que colocó a la actriz casi en la indigencia, por lo que con 80 años tuvo que pedir ayuda a la Fundación Fellini, cuya respuesta no mejoró mucho su situación. Ante la imposibilidad de arreglar su casa prolongó su estancia en la residencia de monjas de Nemi, sin saberlo hasta el día de su muerte. Allí sola, soñaba con pequeños placeres como el de un capuccino bien caliente que le era imposible tomar, pues no tenía quien empujase su silla de ruedas hasta un bar cercano. De hecho en una entrevista al "Corriere della Sera" confesó con nostalgia que…
"¿Quiere saber si me siento un poco sola? Sí, un poco sí. Pero no me arrepiento de nada. He amado, he llorado, he vencido y he perdido", Anita Ekberg.
"La Fontana de Trevi, Anita Ekberg y Fendi", acaba aquí. ¿Qué os parecido? ¿Habéis visitado ya esta maravillosa fuente? ¿No? Pues a qué esperáis.