Aunque han sido desplazados por sofisticadas cazuelas de acero y otros materiales modernos, los pucheros de barro son parte de nuestro pasado, nuestros recuerdos y un símbolo de los tesoros que encierra la cocina.
Las brujas tenían los calderos en los que hacían pocimas mágicas (normalmente infusiones de hierbas medicinales para curar) y nuestras abuelas cocinaban riquísimos guisos a fuego lento que alimentaban el estómago y el Alma.
Ya disfutamos de una poesía de Pepita Calles* dedicada a los delantales y mandiles multiuso de nuestras antepasadas y ahora lo hacemos con un texto sensible que homenajea al orondo puchero de barro…
PUCHERO DE BARRO*Pepita Calles Crespo es una poetisa salmantina afincada en Barcelona que destaca por su sensibilidad y su inspiración en las cosas sencillas y cotidianas de la vida. Es autora de varias obras como “Prisionero en libertad” y “Ecos de mis pensamientos” y participa en la Asociación Poética Constanza del barrio de Sant Andreu. En este enlace se pueden leer varias de sus poesías
Pucherito de barro y orondo,
que arrimado al calor del tizón
desprendía tu panza un aroma
que aún recuerdo con mucha emoción.
En mi niñez tú estuviste presente
junto a cosas por mí muy queridas,
y a esa extensa familia que fuimos
nos saciaste con ricas comidas.
Qué sabrosos guisados de carne;
qué lentejas tan bien cocinadas;
las legumbres que en ti se cocían
al comerlas, eran aclamadas.
De mil formas hacía mi madre
las patatas de nuestro sustento,
el comerlas no fue sacrificio
que era gloria aquel rico alimento.
Y que decir de aquel rico cocido
que comíamos casi a diario,
y ese día al fuego no estabas
es que había algo extraordinario.
Al correr de los años he vuelto
a encontrarme contigo, y ha sido
el despertar de mi mente a un recuerdo
que en el tiempo se había dormido.
Al subir al desván hoy te he hallado
apartado como un trasto viejo,
allí estabas con otros cacharros
aparcado junto a un roto espejo.
De mis ojos brotaron las lágrimas
recordando mis días de ayer,
ya se fueron mi abuela y mi madre
y con ellas te fuiste también.
Con los tiempos modernos hoy eres
una pieza casi de museo,
y pensar que un día fuiste vital…
y ahora viejo y ruinoso te veo.
Tu momento pasó como todo
lo que tan útil fuera en el ayer,
y a pesar de que ya uso no tienes
de tu extinción yo te salvaré.
Limpiaré tu barriga tan negra
y le daré un bonito color,
te pondré en un lugar preferente
donde luzcas con mucho primor.
Llenaré bien tu panza de flores
y serás un precioso florero,
desde hoy volverás a tener
nueva vida, “mi orondo puchero”
Pepita Calles 3-10-2012