Es una persona que, misteriosamente, todo en su vida son problemas, desgracias y catástrofes. Aparentemente, todo lo que le ocurre está teñido de miseria. Sin embargo, observamos que no tiene problemas graves en su vida o si los tiene, podrían solucionarse.
Pase lo que pase, cada vez que veis esa persona tiene algo negativo que contar, y hasta en sus éxitos busca la parte desagradable. Lo peor es que si intentas convencerle de lo contrario, le dará mil vueltas al asunto – o las que sean necesarias- para volver de nuevo a lo negativo.
Cuando te encuentras con esta clase de persona, ya sabes lo que te espera. Intentas mantener una actitud positiva, pero pese a tus esfuerzos en pocos minutos ésta devora tus energías.
Ni en las redes sociales estos individuos descansan. Cuando entras en su perfil está lleno de todo tipo de críticas, noticias dramáticas y quejas que esconden llamadas de atención.
No le encuentras explicación a este fenómeno y llegas a pensar incluso que esa persona disfruta emitiendo quejas.
¿Te suena la historia? No es de extrañar que hayas coincido con este tipo de personas en tu camino, es algo frecuente. Lo complicado de esto es saber cómo tratarlas y, sobre todo, controlar que no pongan en peligro tu bienestar.
Pueden ser personas cercanas, seres queridos o compañeros de estudios o trabajo con los que tenemos que pasar bastante tiempo. Por tanto, no es fácil evitar que una lluvia de quejas nos empape cada día, provocándonos estrés, desesperación y haciéndonos ver la vida cada vez más negativa.
¿Cómo podemos lidiar con estas personas sin que nos afecte?
No lo dejes pasar: la negatividad y el estrés que pueden causarte estos individuos pueden ocasionar alteraciones irreparables en tu cerebro.
De hecho, se descubrió que niveles altos de cortisol (hormona de estrés) en el cerebro por largo tiempo pueden provocar daños en el hipocampo, una estructura integradora asociada a la memoria, entre otras cosas (Resmini, Santos y Webb, 2013).
11 Consejos para tratar a las personas que se quejan constantemente
A continuación te explico una serie de técnicas que puedes poner en práctica para tratar a las personas que se quejan constantemente.
1. Identifica si son quejas reales o no y si merecen ser atendidas
Debes tener cuidado y ser sabio en distinguir: si las quejas corresponden a un problema real o no, y si escucharlas en el momento van a afectar a tu bienestar.
Muchas personas utilizan las quejas como un instrumento para ser atendidos, consolados, elogiados o conseguir ciertas cosas. Es decir, realmente no desean resolver los problemas.
Procura desenmascarar qué se oculta detrás de una queja, cuál es el verdadero motivo que preocupa a la persona. Para ello haz las preguntas que veas necesarias. Quizás la persona está en busca de atención o elogios y exagere los hechos para conseguirlos.
En cambio, puede que los problemas sean reales y la persona necesite apoyo y ayuda.
Para distinguir si las quejas son verdaderas o falsas, lo mejor es hacer preguntas sobre hechos específicos. Ahí podrás ver si hay congruencia o no y si hay tanta gravedad como parecía. Por otra parte, intenta mostrar empatía, pero sin contagiarte demasiado de la negatividad.
2. Muestra empatía, comprensión y cariño
Quizás después de hacer la valoración te das cuenta de que esa persona tiene verdaderos motivos que estás dispuesto a escuchar.
No es de ayuda intentar cambiar su opinión o decirles que las cosas no son tan malas. Lo mejor que puedes hacer es demostrar que le estás escuchando: mírale a los ojos, asiente con la cabeza, hazle preguntas para aclarar, dale un pequeño resumen de lo que estás entendiendo de su discurso, etc.
Evita juzgarle de manera negativa o ponerle etiquetas (“es que te enfadas por todo”). En cambio, dile “te entiendo”, “ya mejorarán las cosas”, “todos cometemos errores” … Mostrando una actitud empática. Incluso puedes elogiarle: “eres una persona muy fuerte seguro que lo resuelves”.
3. Ofrece ayuda
Muchas de las personas quejicas no quieren realmente resolver el problema, sino ser atendidos. Por ello, intenta crear una conversación que gire en torno a la búsqueda de soluciones, puede que des un giro a su actitud y que decida actuar.
Además, ofrécete voluntario para solucionarlo: dale consejos, dile qué harías tú o simplemente hazle la pregunta: “¿qué puedo hacer para ayudarte?” Puede que sólo necesite desahogarse con alguien o un abrazo.
Si a pesar de todo rechaza tus consejos y no para de repetir que sus problemas no tienen solución, quizás no merezca la pena seguir escuchando.
4. No saques temas que resulten negativos para la persona
Si ya tenemos identificada a una persona quejica en nuestra vida, tenemos que andar con pies de plomo para que no dañe nuestro estado de ánimo.
Un truco puede ser recibirle con positividad: “Me enteré de que aprobaste la asignatura, me alegro mucho ¡Enhorabuena!” Así no das espacio para sus quejas.
Otra manera es evitar temas conflictivos: si sabes que tiene problemas familiares o de pareja (su tema centras de quejas), procura no hablar de ello cuando os veáis. Céntrate en cualquier otro tema, ¡aprovecha para hablar de gustos comunes!
5. Distánciate emocionalmente
Puedes llegar al punto de escuchar a personas quejicas, ser empático y dedicarles tiempo. Pero sin involucrarte emocionalmente, simplemente viéndolo como un fenómeno externo. Puedes escuchar con curiosidad, tratando de entender, como si hicieras un experimento pero sin que altere tu vida.
6. Ignora sus quejas y atiende sus verbalizaciones positivas o neutras
Nuestra atención funciona como una gran recompensa en las relaciones sociales. Cuando demostramos que estamos escuchando a alguien, esta persona siente que dice cosas importantes. Por ello, si se está quejando y tú le atiendes siempre, puede llegar a pensar que quejarse es una buena manera de sentirse importante y escuchado. Así, es normal que la conducta se repita: nosotros la estamos facilitando.
En cambio, si ignoras las quejas quedándote en silencio, haciéndote el distraído, cambiando el tema o cortando la conversación, esa persona verá que no son efectivas para conseguir tu atención y dejará de emitirlas.
Si te muestras atento y amable cuando la persona expresa cosas positivas, haciéndole sentir que te importa lo que dice, aumentaras la probabilidad de que diga más cosas positivas.
7. Pon límites
Intenta transmitir a la persona quejica que tú le escuchas por voluntad propia, dejándole claro que sólo le atiendes cuando lo consideras necesario y que no estás a su absoluta disposición.
No pienses que por poner ciertos límites vas a ser maleducado o insensible, simplemente estás reaccionando ante algo que te resulta molesto.
Hay varias formas de transmitir esto sin incomodar a la persona. Una de ellas es cambiar sutilmente el tema de la conversación por otro más positivo o neutro. No tienes por qué decirle directamente a la persona que quieres cambiar el tema, simplemente lo enlazas y ella entenderá que sus quejas no son atendidas.
Intenta, de manera asertiva y amable, poner espacio de por medio si lo ves necesario. Puedes decir, por ejemplo: “espero que tu situación mejore, voy a marcharme porque estoy algo cansado”.
Otra manera de “silenciar” a este tipo de personas es enfocarles a solucionar el problema: “¿y ahora que harás para resolverlo?” o “¿cómo puedo ayudarte?”.
8. Mejor estar en grupo que a solas
Este tipo de personas pierden su poder cuando están en grupo; en ellos las quejas no suelen ser valoradas porque crean un ambiente tenso y desagradable.
Algo que puedes hacer si tienes que quedar con una persona quejica es encontraros con más amigos, de esa forma es más probable que no emita frases negativas. Si comienza a quejarse, fácilmente la gente le ignorará o cambiarán el tema de conversación.
Además, las quejas no te afectarán tanto a nivel psicológico, pues podrás ignorarlas de manera sencilla hablando con los demás.
9. Pasa más tiempo con personas positivas que te transmitan vitalidad
Hay compañías que no podemos elegir, pero nuestro grupo de amigos sí. Intenta relacionarte más con personas con estas características, te contagiarán su manera de ver la vida y mejorarán tu estado de ánimo.
Lo mejor es que le dediques más tiempo a estas personas y hagas más actividades con ellas que a las personas que tienen el hábito de quejarse constantemente.
10. Valórate a ti mismo, cuídate de lo que te hace daño
Hay muchas personas que tienen la costumbre de sacrificarse siempre y rechazar sus deseos y preferencias por los demás. Piensan que sus necesidades son menos importantes que las de los otros, siendo así el candidato perfecto para que algunos descarguen sus frustraciones.
Esto a la larga puede generar un importante desgaste, además de mantener una baja autoestima, sin contar cómo afecta a la salud estar siempre al servicio de los demás.
Si te sientes identificado, inicia ya el cambio: dedícate más tiempo a ti mismo, intenta darte algún capricho, pregúntate qué necesitas en ese momento y actúa acorde a ello, aprende a decir “no” e intenta pensar en las cosas buenas que tienes.
11. Reduce el estrés
Puede que debido a tu trabajo o por las circunstancias que sean tengas que escuchar o ayudar a personas que se quejan.
Lo primero en estas situaciones es manejar el estrés y la ansiedad: dedícale un tiempo al día a hacer ejercicios de relajación, meditación o mindfulness. Es importante que seas disciplinado para notar sus efectos. El ejercicio físico diario también es muy efectivo para lidiar con el estrés, al igual que mantener un estilo de vida sano y con ciertas pautas rutinarias.
Al mismo tiempo no olvides trabajar en tus pensamientos, de forma que intentes decirte a ti mismo más cosas positivas y ajustadas a la realidad. Intenta adoptar el hábito de mirar la vida desde una perspectiva que te anime y te ponga en marcha, no que te llene de miedos.
Por otro lado, si tu problema es de ansiedad y te está afectando demasiado, lo mejor es que acudas a un profesional para tratarlo lo antes posible.
¿Y tú qué recomiendas para tratar con las personas quejicas?
Autora de este artículo Cinta Martos Silván