LA ACTRIZ ESTRENA 'SÉPTIMO' Y GRABA 'DE BOCA EN BOCA'
Belén Rueda: "Aprendo mucho de los errores porque tardo en recuperarme de ellos"
A Belén Rueda le va bien. No hay más que ver, en mitad de la promoción de la película Séptimo y grabando la serie con la que vuelve a la televisión, De boca en boca, su sonrisa. La vida sonríe y su carrera va viento en popa. En el terreno personal, sale con el empresario francés Roger Vicent y en el profesional se ha consolidado como una de las actrices más respetadas del panorama patrio, por mucho que algunos la definan como la ‘sufridora oficial’ después de reincidir en el dolor a lo largo de películas como Mar adentro, El Orfanato o Los ojos de Julia. Ella no se toma a mal esa etiqueta reductora. “No me importa. Sí que entiendo que en mis historias últimamente los personajes pasan por trances…pero en todas las películas, sin excepción, tiene que haber una situación no habitual, un conflicto, y después un desarrollo en el que hay obstáculos en las que el personaje se encuentra con situaciones que no controla”, asegura a Vanitatis esta mujer rubia de ojos claros y trato afable que pone algo de ella misma en cada trabajo.
Poco o casi nada queda de aquella Belén Rueda que, hace más de veinte años, presentaba el Vip Noche con Emilio Aragón. Es tentador saber cómo se ve a sí misma después de tanto tiempo, después de conseguir ser un rostro tan respetado en nuestro cine. “Cuando me ponen algún casting de la época, que les gusta tanto repetirlo, digo: Pero, ¿qué es esto? (riendo) Todos cambiamos pero afortunadamente hemos pasado por un proceso. Cuando ya tienes un recorrido en la vida no puedes pensar en que todo lo que vas haciendo es un acierto porque la cabeza se te va”. Belén también piensa en los errores como el mecanismo idóneo para el aprendizaje: “Cuando intentas prevenir a tus hijas (ella es madre de dos) de determinadas cosas, es algo injusto porque piensas: “No sé si hubiese querido que me hubiesen prevenido de esto cuando tenía esa edad porque de los errores he aprendido mucho más”. Tardo mucho tiempo en recuperarme y soy muy consciente de ellos”.
En Séptimo, el ejercicio de suspense en el que comparte cartel con Ricardo Darín e interpreta a una madre que no sabe dónde están sus hijos, la actriz ofrece aspectos de su propia personalidad, de la Belén Rueda que se esconde tras la máscara de la ficción. “En Séptimo, el personaje es muy contenido y yo no soy así. Con todo lo que le está pasando no había muchas líneas de diálogo para contarlo. En algunos casos la lupa es personal pero siempre tiene que ser diferente a lo último que he hecho.”, asegura.
Una profesión que le entusiasma
Si hay algo que haga brillar los ojos de Belén Rueda eso es su profesión. Conoce a la perfección cada resorte de la misma, sabe perfectamente qué es lo que hace una interpretación mejor y enSéptimo ha elaborado un mapa del dolor para una madre que tenía que mostrarlo a través del estilo visual y no del guión.Además, sólo tiene buenas palabras para su compañero de viaje, Ricardo Darín. “Tiene una forma de interpretar, unos primeros planos, en las que tiene una intensidad impresionante y tiene que medirla. La complejidad la hace sencilla. Interioriza al personaje para echar mano de ello cuando está rodando. Cuando dicen acción no ves a Ricardo, sino al personaje”.
Si a la hora de elogiar a sus compañeros de reparto la actriz no tiene reparos en ‘echar flores’, tampoco los tiene a la hora de analizar la situación que está viviendo ahora mismo su profesión, afectada seriamente por el aumento del IVA impuesto desde el Gobierno. “Hay cosas que ha dicho Wert que son auténticas barbaridades, como la de “si el cine español tuviese más calidad…”. Eso es mentira. En cuanto se ha puesto un puesto más asequible el precio, la gente ha ido al cine”, asegura refiriéndose a la reciente ‘Fiesta del Cine’. Rueda sabe que la industria va mucho más allá de su cara más visible y que “da trabajo a mucha gente”.
Belén Rueda es mucho más que una ‘sufridora oficial’. Se ha convertido en una mujer capaz de expresar las emociones más profundas desde aquel momento que le cambió la vida, “cuando me llamó el director de cásting de Alejandro Amenábar para hacer Mar adentro y le colgué. Son cosas que no te esperas”. Aquel instante fue decisivo para que la mujer que una vez fue el simpático rostro de muchos programas televisivos se haya convertido para muchos en la máscara del dolor del cine de género en España. Una hazaña nada fácil y una definición que ella trasciende sin problemas para demostrar que como actriz, ya pertenece al Olimpo de las grandes.