Aunque la respuesta puede parecer evidente, no lo es tanto. Los puntos erógenos no solo responden a la fisionomía, es decir, a cuantas terminaciones nerviosas oculten, sino que también dependen de nuestras asociaciones mentales, pudiendo erotizar a base de imaginación los lugares más insospechados.
Un informe de la Universidad de Indiana demostró que algunos individuos podían llegar al orgasmo con simples caricias en los labios, con pequeños golpes en los dientes y hasta con suaves roces en las pestañas. Existen, sin embargo, ciertos rincones del talle femenino que son una apuesta segura para despertar el deseo sexual, independientemente de las preferencias personales. Hasta el momento, solo podíamos intuir de qué zonas se trataba. Ahora, un equipo de científicos canadienses ha elaborado un ranking preciso de las zonas más erógenas del cuerpo femenino.
Para ello, los investigadores testaron la sensibilidad de las distintas zonas del cuerpo de la mujer, incluyendo tanto las presumiblemente sexuales (genitales, perineo, senos) como las más neutrales (cuello, abdomen, antebrazo). Una treintena de mujeres sanas de edades comprendidas entre los 18 y los 35, se prestaron a desnudarse y recostarse sobre una mesa para participar en este experimento, no tan altruista. Los científicos aplicaron un ligero toque de presión, uno más intenso y también vibración en un lapso de 2 segundos en las diferentes partes mencionadas para evaluar el nivel de excitación que proporcionaban.
Los resultados revelaron que, cuando se trata de tocar con suavidad, el cuello, el antebrazo y las zonas cercanas a la vagina son las zonas más receptivas, y la areola del pezón la que menos. Cuando se trata de ejercer presión con fuerza, el clítoris y los pezones son los “botones” más efectivos, al contrario que los costados de los senos y el abdomen. Por último, cuando se trata de la vibración, el clítoris y los pezones son los puntos que generan mayor convulsión.
Si no conocemos lo suficiente los gustos de nuestra compañera de vigilia, siempre podemos optar por alguno de estos puntos erotizantes, sin olvidar que todo ranking estará encabezado por el único órgano femenino que no cumple otra función que la puramente sexual: el clítoris.
Para ello, los investigadores testaron la sensibilidad de las distintas zonas del cuerpo de la mujer, incluyendo tanto las presumiblemente sexuales (genitales, perineo, senos) como las más neutrales (cuello, abdomen, antebrazo). Una treintena de mujeres sanas de edades comprendidas entre los 18 y los 35, se prestaron a desnudarse y recostarse sobre una mesa para participar en este experimento, no tan altruista. Los científicos aplicaron un ligero toque de presión, uno más intenso y también vibración en un lapso de 2 segundos en las diferentes partes mencionadas para evaluar el nivel de excitación que proporcionaban.
Los resultados revelaron que, cuando se trata de tocar con suavidad, el cuello, el antebrazo y las zonas cercanas a la vagina son las zonas más receptivas, y la areola del pezón la que menos. Cuando se trata de ejercer presión con fuerza, el clítoris y los pezones son los “botones” más efectivos, al contrario que los costados de los senos y el abdomen. Por último, cuando se trata de la vibración, el clítoris y los pezones son los puntos que generan mayor convulsión.
Si no conocemos lo suficiente los gustos de nuestra compañera de vigilia, siempre podemos optar por alguno de estos puntos erotizantes, sin olvidar que todo ranking estará encabezado por el único órgano femenino que no cumple otra función que la puramente sexual: el clítoris.