MAPA DE VISITAS

A veces no se llora por debilidad, sino por haber sido demasiado fuertes



Solemos asociar el llanto con la debilidad. Pensamos que cuando alguien llora es débil. Sin embargo, no siempre es así. El llanto es una expresión muy versátil que nos permite liberar muchos sentimientos y emociones. Por eso, a veces no se llora por debilidad, sino por haber sido demasiado fuertes.

A menudo en la vida nos vemos obligados a afrontar una situación difícil tras otra, sin poder tomar un respiro. Ya sabemos que los malos momentos se juntan y que los problemas nunca vienen solos. En esos casos, nos obligamos a ser fuertes y a soportar el vendaval.

Sin embargo, cuando los problemas finalmente nos dan un respiro, nos desplomamos, caemos por el peso de nuestro propio esfuerzo. En esos casos, el llanto no significa debilidad sino que hemos llevado nuestras fuerzas más allá de nuestros límites. Significa que la vida nos ha exigido demasiado y que llevábamos sobre nuestros hombros una carga demasiado pesada.

Nadie puede ser fuerte todos los días de su vida


Muchas personas han sido educadas pensando que las lágrimas son sinónimo de debilidad y que no se debe llorar ya que no sirve de nada. Esta idea suele hacer que reprimamos nuestra tristeza, dolor o frustración. Sin embargo, eso no significa que esos sentimientos desaparecen sino simplemente que los hemos escondido. A largo plazo, esa represión puede provocar problemas más serios. 

Aparentar normalidad y atornillarse una sonrisa no es la solución porque cuando escondes tus emociones al mundo, terminas escondiéndolas a ti mismo. Esas emociones reprimidas saldrán bajo la forma de problemas de salud, como los dolores de cabeza, los trastornos digestivos, las tensiones musculares, los mareos, los problemas en la piel o incluso enfermedades más graves.

Por eso, es importante que comprendas que no se puede ser fuerte todos los días, que llega el momento en el que debes afrontar esos sentimientos y dejarlos salir, aunque sea a través del llanto. De hecho, te darás cuenta de que es profundamente liberador y hasta terapéutico. Llorar es catártico. Después de ellas, llega la calma, lograrás asumir una distancia emocional de la situación y podrás tomar mejores decisiones.

¿Por qué nos “rompemos” después de un periodo de gran tensión?


Es probable que en alguna ocasión te haya ocurrido: después de un periodo de gran estrés, en el que resististe hasta el final, llega un punto en el que las fuerzas te abandonan y simplemente colapsas, en el sentido más literal del término.

Esto se debe a una respuesta natural de nuestro organismo. De hecho, el estrés tiene tres fases bien diferenciadas:

1. Alarma. En esta fase se activa la respuesta de lucha o huida. Aumenta el nivel de adrenalina, la cual genera una serie de cambios en el organismo que nos permiten mantenernos activos, con la mente despejada y dispuestos a reaccionar ante el peligro. Se trata de esa fase en la que simplemente actuamos, sin pensar demasiado, con enorme energía.

2. Resistencia. Cuando la situación estresante no desaparece, pasamos a la segunda fase, en la cual aumenta el nivel de cortisol, segregado por las glándulas suprarrenales. Esta hormona nos ayuda a lidiar con el estrés, nos permite mantenernos firmes y soportar las dificultades. El problema es que las glándulas suprarrenales terminan fatigadas y esto se extiende a todo el organismo. 

3. Agotamiento. Aunque la situación estresante no haya desaparecido, llega un punto en el que nuestro organismo no puede mantener ese nivel de actividad y excitación. Entonces se produce un colapso de los niveles de las hormonas que nos mantenían activos, y tenemos esa sensación de agotamiento extremo, tanto a nivel físico como psicológico. Es en esta fase donde, el llanto no es expresión de debilidad sino que implica que hemos luchado demasiado durante demasiado tiempo.

Poner límites, para no dar más de lo que podemos ofrecer


Es cierto que a veces la vida nos pone contra las cuerdas, pero la decisión final, la forma en que afrontemos los problemas, depende de nosotros. Por ejemplo, podemos elegir encerrarnos en una coraza protectora o, al contrario, pedir ayuda para no tener que llevar el peso nosotros solos. Podemos apartar a las personas que nos están haciendo daño, sin esperar a que la herida sea más profunda o podemos buscar pasatiempos relajantes ante un trabajo demasiado estresante.

Las claves para ser fuertes sin llegar a derrumbarse son:

- Mantenernos atentos a las señales de estrés y angustia, para no dejar que crezcan desmesuradamente.

- Sentirse bien con uno mismo, aceptarse y amarse por lo que somos, de manera que aunque nos equivoquemos, ese error no se convierta en un peso innecesario.

- Poner límites claros, no tanto para los demás como para nosotros mismos, de manera que sepamos cuándo ha llegado el momento de decir un “no” rotundo.

- Permitirnos ser débiles de vez en cuando, decir que no podemos lidiar con la situación, que no podemos asumir más responsabilidades o que necesitamos un descanso.

- Demandar a los demás el mismo respeto, cariño, afecto y reconocimiento que les damos. No podemos dar continuamente sin recibir nada a cambio porque nosotros también necesitamos apoyo y comprensión.

POR QUÉ NECESITAMOS LA FE Y LA ESPERANZA?


¿POR QUÉ NECESITAMOS LA FE Y LA ESPERANZA?
En mi opinión, cualquier día de estos los científicos tratarán de sorprendernos con la noticia de un descubrimiento que ya han hecho los esotéricos: que la fe y la esperanza son innatos en el ser Humano.
Si observamos a las personas nos daremos cuenta de que quien no tiene fe o no tiene esperanza es porque ha hecho algún esfuerzo intelectual pesimista para deshacerse de ellas, o porque alguna experiencia –aún incomprendida por su parte- le ha llevado hasta el extremo de la frialdad auto-impuesta y el desánimo como norma, o porque una desilusión pesarosa le ha hecho dudar de ellas.
En este último caso, conviene recordar que la ilusión es, según el diccionario: “Concepto, imagen o representación SIN VERDADERA REALIDAD, SUGERIDOS POR LA IMAGINACIÓN O CAUSADOS POR ENGAÑO DE LOS SENTIDOS”. Así queda claro que confiar en las ilusiones es una utopía.
En cambio, la fe y la esperanza, que pudieran estar compuestas por un pequeño porcentaje de ilusión, tienen más solidez, y tienen la fortaleza de una seguridad que es indemostrable, inmedible, pero al mismo tiempo tiene una intensidad y una firmeza que no la destruyen algunos acontecimientos que parecen negarlas.
Que uno tenga fe y esperanza en algo no le garantiza que ese algo se vaya a cumplir, pero sí es cierto que le da el ánimo y la fuerza y la voluntad necesarios para encararlo de un modo más confiado.
La fe aporta una seguridad que no necesita de una razón lógica para poder ser beneficiario de sus aportaciones. La fe, sin entrar en asuntos religiosos, es la confianza en algo, y la confianza produce seguridad y vigor, aliento y ánimo, certidumbre y convicción, lo cual aporta una entereza y una firmeza que sustituyen o afianzan a la voluntad cuando esta no tiene suficiente vigor.
La esperanza, sin entrar en asuntos religiosos, es un estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea. Ese estado de ánimo también aporta un estado de confianza que colabora en lograr que el deseo o la voluntad se puedan convertir en realidad.
Necesitamos la fe y la esperanza porque son los motores inconscientes que nos van a llevar adelante en nuestro empeño, porque sin ellos la voluntad se puede diluir y el ánimo puede decaer por falta de una convicción firme, y porque nos aportarán un optimismo que nos ayudará a afrontar o enfrentar los asuntos desde un perspectiva más vital y más entregada.
Necesitamos sacarlas a la luz, al día a día, a todos los proyectos y las situaciones menos fáciles, porque son el plus que nos facilitará un poco o mucho nuestras tareas.
Las necesitamos porque nos aportan vida, ilusión, convicción, aliento…
Las podemos fortalecer permitiendo que se manifiesten a menudo, y se harán más asiduas y más notables si establecemos con ellas una relación abierta y diaria, si las comprometemos en todos nuestros planes, si nos aliamos con ellas no dudando de su efectividad y colaborando con toda nuestra voluntad  y todas nuestras fuerzas de un modo consciente, implicándonos totalmente con lo que hagamos en su compañía y bajo su tutela.
La relación con nosotros mismos tiene que verse mejorada si somos conscientes de que la fe y la esperanza nos pertenecen, o que nosotros somos –también- fe y esperanza.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
Si te ha gustado ayúdame a difundirlo compartiéndolo.

Método para saber tu futuro: Descubre tus años cruciales


RECETA - VASOS DE CEREZAS, CREMA DE HUEVO Y BIZCOCHO CON KIRSCH

El jardin de mis recetas ♥


Posted: 17 Oct 2016 01:00 AM PDT

Hice estos vasitos en plena temporada de cerezas y os aseguro que están de vicio, metes la  cuchara y ya no paras hasta terminarlos, que buenos han quedado, sencillos de hacer y mejor de comer, os animáis??...
INGREDIENTES:
*Para la crema de huevo:
  • 3 huevos frescos
  • 150 gr de azúcar
  • 210 gr de mantequilla
  • 35 gr de maicena
*para el coulis de cerezas:
  • 400 gr de cerezas sin hueso
  • 50 gr de azúcar
  • 50 ml de agua
*Otros:
  • 300 gr de cerezas sin hueso
  • 50 gr de almendras granillo caramelizadas
  • 4 bizcochos de soletilla
  • 100 ml de licor de kirsch
  • menta fresca
PREPARACIÓN:
Prepara la crema de huevo; para ello mezcla los huevos con el azúcar y la maicena hasta que no quede ningún grumo, ponemos sobre un cazo la mezcla a fuego lento hasta que de un hervor y sin dejar de remover, apartamos del fuego la crema y agregamos la mantequila troceada, movemos todo con unas varillas hasta que se disuelva y dejamos enfriar.
Haz el coulis; para ello ponemos el azúcar y el agua en un cacito al fuego, damos un hervor y añadimos las cerezas sin hueso. Cuecelo unos 5 minutos, luego trituralo hasta que nos quede una salsa fina y dejamos enfriar.

Sobre un vaso de cristal, colocamos unas 2 cucharadas de coulis, el bizcocho de soletilla troceado y mojado previamente en el licor kirsch, ponemos un poco de crema de huevo, agregamos unas cerezas cortadas a la mitad sin hueso y la almendra granillo.

Volvemos a rellenar con la crema de huevo, las cerezas y la almendra y así hasta rellenar el vaso. Por último, decoramos con las almendras granillo caramelizadas, unas cerezas con hueso y tallo y unas hojas de menta fresca, la mía de mi huerto...
Nota: para caramelizar la almendra lo hice muy sencillo y estaba deliciosa, hice un caramelo con un poco de agua y un poco de azúcar, cuando empezó a ponerse rubio le agregué el granillo de almendra, removí un poco al fuego y lo saque.En la piedra del mesado extendí una hoja de papel de hornear y volqué encima el caramelo con la almendra, lo estire un poco y lo deje enfriar totalmente.Para decorar los vasos lo pique en una picadora y listo, esta delicioso...

Es mejor estar solos, que con alguien que nos haga sentir solos



Hay determinados momentos en los que podemos sentirnos solos, aunque estemos rodeados de personas. Estar con los demás no implica conectar con ellos. Por ejemplo, en una fiesta en la que no encajamos, no solo nos aburriremos sino que podemos sentirnos excluidos, raros y solos. Sin embargo, tarde o temprano esa fiesta llegará a su fin y todo terminará ahí. Regresaremos a nuestro hogar y nos deshacernos de esas sensaciones desagradables.

El problema comienza cuando las personas con las que nos relacionamos todos los días, las personas que deberían estar más cercanas a nuestro corazón, nos hacen sentir solos. Si no nos damos cuenta de esa “soledad acompañada” a tiempo o simplemente no sabemos cómo acabar con esa situación, nos invadirá un enorme vacío y sufriremos heridas emocionales que serán difíciles de sanar.

Las señales que indican que estamos solos, aunque estemos acompañados


Solemos pensar que al encontrar una pareja o tener un hijo, nunca más nos sentiremos solos. Por desgracia, no siempre es así. El tipo de relación que se establece y los conflictos que surgen a lo largo del tiempo pueden hacer que, estando acompañados, nos sintamos solos e incomprendidos. Sin embargo, a veces tardamos demasiado en comprender de dónde proviene esa sensación de vacío y dejamos pasar años antes de tomar cartas en el asunto. Para ese entonces, nuestro equilibrio emocional se habrá deteriorado mucho.

La buena noticia es que es posible evitar que esta situación empeore, basta saber reconocer las señales que indican que en realidad estamos solos, aunque tengamos a alguien a nuestro lado:

- La persona que debe motivarte en tus nuevos proyectos e ideas, te desmotiva y crea obstáculos.

- La persona que debe apoyarte en los momentos difíciles te echa la culpa de lo ocurrido y se lava las manos.

- La persona que debe compartir tus intereses, te critica constantemente y no tiene en cuenta tus gustos y necesidades.

- La persona que debe estar a tu lado no te dedica tiempo de calidad, por lo que no te sientes comprendido/a ni amado/a.

- La persona que debe ayudarte a crecer y mejorar, te hace sentir inferior.

Las heridas emocionales que deja la "soledad acompañada"


Pasar tiempo con la persona equivocada puede llegar a ser una experiencia muy negativa que abrirá graves heridas emocionales. En estos casos suele aparecer una profunda sensación de culpa, además de un enorme vacío. De hecho, el problema es que a menudo esa soledad se experimenta como un rechazo. Así, poco a poco, esa persona se sentirá cada vez más inadecuada e indigna de afecto, por lo que su autoestima terminará resintiéndose. Si no resuelve esta situación a tiempo, la depresión puede acechar a la vuelta de la esquina ya que la persona se va sumiendo en un estado de apatía y pierde la alegría de vivir. 

En otros casos, la persona que se siente sola puede hacer todo lo posible por acercarse al otro y conectar emocionalmente. Sin embargo, al no encontrar la respuesta esperada, esa búsqueda de conexión puede transformarse en una búsqueda de aprobación, que terminará generando unadependencia emocional. En este punto, el estado de ánimo y la autoestima de la persona dependerá de la atención, los elogios o las críticas del otro, lo cual la subirá a bordo de una montaña rusa emocional que terminará causándole grandes desequilibrios.

¿Por qué es tan difícil romper con todo?


Tomar la decisión de acabar con una relación que en realidad nos hace sentir solos puede llegar a ser muy complicado, por varios factores.

- Nada es en blanco y negro. En las relaciones interpersonales nada es en blanco y negro. Esto significa que quizá esa persona que hoy nos hace sentir solos, en otro momento fue una fuente de alegría, apoyo y satisfacción. Esos recuerdos hacen que permanezcamos atados al pasado, obviando los problemas del presente.

- Miedo a salir de la zona de confort. Aunque seamos conscientes de que no estamos atravesando precisamente por nuestro mejor momento, es probable que nos hayamos acostumbrado a esa situación, que hayamos encontrado un equilibrio dentro de ese malestar, y tenemos miedo a que nuestra decisión empeore las cosas. El hábito y las rutinas son motivos muy poderosos que nos mantienen atados a situaciones que nos lastiman.

- Rechazo al “fracaso”. En muchas ocasiones, cuando decidimos darle una segunda, tercera o cuarta oportunidad a la otra persona, en realidad nos las estamos dando a nosotros mismos. Hay quienes creen, por ejemplo, que el divorcio implica que han fracasado, y se resisten a aceptarlo, empeñándose en insuflarle vida a una relación que ya ha muerto.

La soledad elegida: Disfrutar de tu compañía es un regalo extraordinario


Abandonar una relación en la que nos sentimos solos, una relación que en vez de satisfacer nuestras necesidades genera problemas y crea carencias, es un acto de amor propio y, en muchas ocasiones, incluso de supervivencia. Apostar por tu equilibrio psicológico y darte otra oportunidad, esta vez de verdad, es el mejor regalo que puedes hacerte.

En este punto, no se trata de correr a buscar a otra persona que supla ese vacío sino de aprender a estar bien con nosotros mismos, disfrutar de nuestra compañía y hacer las cosas que nos agradan y nos hacen sentir vivos. Se trata de asumir esta etapa como una fase de crecimiento y descubrimiento, para lograr aceptarnos y cerrar las heridas que ha dejado esa relación.

Ya lo había dicho el poeta inglés John Milton en el siglo XVII: "La soledad es a veces la mejor compañía, y un corto retiro trae un dulce retorno".

"NO TE DETENGAS", un bellísimo poema de Walt Whitman

Posted: 16 Oct 2016 03:05 PM PDT

Walt Whitman es maestro de la lítica de verso libre, polémico y con una intensa vida a sus espaldas en la que trabajó como poeta, enfermero voluntario, ensayista, periodista y humanista estadounidense. 




 
   Su obra representa una transición entre el trascendentalismo y el realismo filosófico, incorporando ambos movimientos a su prolífica producción poética. Además de ser considerado uno de los escritores más influyentes de Estados Unidos, el autor sufrió censura y fue criticado en su tiempo por la abierta sexualidad que desprendían los contenidos de su libro Hojas de hierba, calificado en su época como obsceno y pornográfico por contener referencias explícitas a la homosexualidad o bisexualidad del escritor.  


   La poesía de Whitman está encarnada por un espíritu vigoroso y agresivo y considerando los elementos cotidianos como una expresión de lo eterno. Entre sus versos se cuelan temas recurrentes como el hombre, el cuerpo, el sexo, la religión, los animales o la geografía. La actitud predominante en su obra es de euforia y alegría, emociones que traslucen sus poemas. 


 Su objetivo era dar dignidad a todas las cosas, por lo que se opuso firmemente a medidas como la pena de muerte y problemas como la esclavitud. Sin él, la poesía moderna estaría huérfana y carente de vivacidad. Por eso compartimos "No te detengas", una bellísima obra para que conocer a este genio.



No te detengas

   No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
   No te dejes vencer por el desaliento.

   No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.

   No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
   No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.

   Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
   Somos seres llenos de pasión.
   La vida es desierto y oasis.

   Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
   Aunque el viento sople en contra,

la poderosa obra continúa:
   Tu puedes aportar una estrofa.
   No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.

   No caigas en el peor de los errores:
el silencio.

   La mayoría vive en un silencio espantoso.
   No te resignes.
   Huye.
   “Emito mis alaridos por los techos de este mundo”,
dice el poeta.

   Valora la belleza de las cosas simples.
   Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
   Eso transforma la vida en un infierno.

   Disfruta del pánico que te provoca 
tener la vida por delante.   
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
   Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.

   Aprende de quienes puedan enseñarte.
   Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros “poetas muertos”,
te ayudan a caminar por la vida

   La sociedad de hoy somos nosotros:
   Los “poetas vivos”.

   No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas …

WALT WHITMAN (1819-1892)