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FRANZ KAFKA ANTE EL ESPEJO

Las horas que pasó Franz Kafka ante el espejo

La introspección no es un lujo ni una huida individual, es un derecho y casi una condición para conseguir una sociedad lo más armónica posible: sólo mirándose uno mismo se puede ser capaz de saber mirar al otro, de interpretar lo que nos rodea
En las horas que pasó Kafka frente al espejo arreglándose el pelo está el germen de una de las más lúcidas miradas sobre el siglo XX
“La ciudad nos permite subir la cabeza para pensar
y bien sabe que después la bajamos”
(Cesare Pavese, Trabajar cansa)

Este fin de semana viajé a Tánger con unas amigas. Entramos en el zoco para callejear un rato pero, primero atraídas por el color de las mercancías, después obsesionadas por encontrar el tamaño justo de tajín, y finalmente hipnotizadas por los dibujos de las telas y alfombras, cuando nos quisimos dar cuenta habían pasado horas. Inclinadas sobre todos aquellos productos, no habíamos visto nada más. De repente, alguien subió la cabeza.
Tánger. 23 de marzo de 2014. 13:05 horas aprox.
Tánger. 23 de marzo de 2014. Sobre las 13:05 horas.
En pleno mediodía, el cielo que rodeaba al sol se había vuelto oscuro formando un círculo perfecto. Aquello nos sacó de la obsesión por los tajines y nos mantuvo un buen rato con la cabeza ahora hacia arriba, comentando si sería el apocalipsis o por fin los marcianos. Se trataba, supimos luego, de un fenómeno meteorológico bastante común pero que nunca habíamos visto. 
Esta secuencia de cabeza arriba y abajo fue lo que me recordó los versos de Pavese que he transcrito al principio, y más tarde lo que me hizo pensar en las movilizaciones que esos días tenían lugar en Madrid, con la llegada de las Marchas por la Dignidad desde todos los puntos de España. Con esas movilizaciones por fin se ha subido la cabeza, por tanto ahora llega el momento de pensar: no sólo hace falta una organización colectiva –necesaria, por supuesto–, sino también, digamos, una reorganización… individual.
Cuando uno ha subido la cabeza y ha mirado alrededor, no puede quedarse en la mera protesta y bajar la vista de nuevo. Quiero decir que ahora es el momento de dejar de repetir NO para afirmar algún , y para ello es necesario reflexionar un poco, pensar qué se quiere, qué se está dispuesto a dar y qué se espera recibir, cómo se articulan los deseos propios con los colectivos.
La introspección, tan denostada en algunos círculos, no es un lujo ni una huida individual, es un derecho y casi una condición para conseguir una sociedad lo más armónica posible. Sólo mirándose uno mismo se puede ser capaz de saber mirar al otro, de interpretar lo que nos rodea.
En sus últimos años, desde la cama, Proust no hizo otra cosa que repasar su vida y con ello nos dejó una obra que es también un ensayo sobre la condición humana y el reflejo de la organización social de su tiempo. No hay otro modo de mirar más que de adentro hacia afuera, lo que vemos pasa por el filtro de nuestros propios miedos, deseos y obsesiones. Pensar en uno mismo inevitablemente lleva a pensar en la organización social, ya que es ahí donde uno, sin remedio, se integra. Es el “conócete a ti mismo” socrático, nada nuevo, comprenderse es comprender la naturaleza humana, y así, la tensión entre individualismo y sociedad desaparece. O al menos se suaviza.  
El día 29 de marzo de 1912, Franz Kafka escribió esta enigmática entrada en sus Diarios (1910-1923):
"Mi alegría en el cuarto de baño. –Conocimiento gradual. Las tardes que he pasado con mi pelo".
Kafka
Franz Kafka.
Cuando Kafka arreglaba su tupé, seguro que no estaba mirando al suelo con la mente en blanco. Encontrándose día a día frente al espejo mientras se hacía la coiffure, se sostendría la mirada, se observaría a sí mismo. Esas horas en el baño "pasadas con mi pelo", que le proporcionaban “alegría” por un “conocimiento gradual”, seguramente aportaron mucho a lo que constituyó el eje de su obra: la denuncia de un sistema incomprensible del que no quería formar parte, el reconocimiento de su imposibilidad para compartir la vida con una pareja, su pereza, etc. En esas horas de introspección está el germen de una de las más lúcidas miradas sobre el siglo XX.

Esta es la toma de conciencia que nos hace falta. Porque “podemos”, vale, pero “podemos”, ¿qué? No es que se trate de bajar de los Picos de Europa con los diez mandamientos grabados en piedra, pero sí de trabajar buscando y exponiendo un acuerdo mínimo: renta básica, control de la especulación financiera, servicios públicos de calidad, reducción de la jornada laboral, decrecimiento… 

En definitiva, se trata de que tengamos algo que oponer –un sistema alternativo- antes de que nos obliguen a bajar la cabeza de nuevo.

CONTRA FRANCO SE CANTABA MEJOR

Contra Franco se cantaba mejor

Después de los himnos de la Transición y la banda sonora de las campañas electorales, los lectores habéis pedido una tercera playlist que es pura contracultura: himnos contra la dictadura
Esta es una selección de canciones que se cantaron contra Franco y todo lo que el general golpista representaba. La lista podría ser mucho más amplia, pero lo que sí está claro es que todos los intérpretes presentes en la relación fueron militantes antifranquistas y, gracias a ellos, muchos tuvimos conciencia de que también la música podía ser un arma para combatir la dictadura.

Al vent (Raimon)

Aunque nacido en Xátiva (Valencia), Raimon fue apadrinado por Els Setze Jutges, que a la sazón era el grupo paladín de la canción comprometida en catalán en los años sesenta. Compuso la canción en 1959 (tenía 19 años), aunque no fue hasta 1963 cuando apareció en disco. Como ocurría habitualmente en las canciones de la época, las palabras se disfrazaban para eludir la censura: sugerían, evocaban, connotaban, vinculaban. Ya que hablar de libertad directamente estaba prohibido (en los setenta se detectó una cierta permisividad), Raimon acudió al viento para que expresara su búsqueda de libertad.
Era habitual en aquella época que los conciertos de intérpretes como Raimon tuvieran problemas para ser celebrados. Si no eran prohibidos, la presencia policial se hacía tan patente que los asistentes, irremediablemente, acababan enfrentándose a la pasma. Yo fui testigo de ello en Santiago de Compostela, a finales de los sesenta, cuando un concierto de Raimon en el complejo deportivo universitario, en las afueras de la ciudad, se convirtió a su finalización en una batalla campal en el centro histórico.

Gallo rojo, gallo negro (Chicho Sánchez Ferlosio)

Sánchez Ferlosio no fue un cantautor tan notorio como otros compañeros de lucha, pero sus canciones estuvieron presentes en muchos actos reivindicativos contra el franquismo. Hijo de Rafael Sánchez Mazas, uno de los fundadores de la Falange, Chicho, sin embargo, se apartó pronto de las enseñanzas paternas y se enroló en el movimiento antifranquista a través de su música y su poesía.
Fruto de ambas fue Gallo rojo, gallo negro, un verdadero himno compuesto en 1964, pero que circuló clandestinamente hasta 1978, cuando fue incluido en su único LP. Por esta razón, durante mucho tiempo se llegó a creer que esta canción era un tema anónimo procedente de la Guerra Civil española.

A galopar (Paco Ibáñez)

Como muchos otros, Paco Ibáñez recurrió a los poetas para plasmar a través de ellos su propio compromiso antifranquista. Pareciera que la sabia forma en que los poetas interpretan sus sentimientos y denuncias sorteaban más fácilmente la mirada alerta de los censores.
"A galopar", un poema de Alberti que el propio Rafael recitaba a los soldados republicanos durante la Guerra Civil, se convirtió en un himno gracias a la música que Paco Ibáñez le puso desde su exilio parisino en los años previos a Mayo del 68. "A galopar hasta enterrarlos en el mar" era un grito contra el fascismo durante la guerra y un lamento contra el franquismo durante la dictadura.

L'estaca (Lluís Llach)

Otro himno. Su autor, Lluís Llach, un catalán comprometido con su tierra, pero también con la libertad en su concepción más amplia, fue probablemente el cantautor más represaliado de la época, con prohibiciones continuas, multas e incluso detenciones.
Como anécdota, cabe contar que en 1975, con Franco aún vivo pero ya no coleando, ve interrumpida una serie de recitales que celebraba en Barcelona y es multado con 100.000 pesetas. Una pasta para la época. El entonces gobernador civil de Barcelona y hoy demócrata de toda la vida, Rodolfo Martín Villa, justificó la medida por las infracciones cometidas, ya que el reglamento de espectáculos "prohíbe terminantemente que los artistas se dirijan al público y establezcan diálogo con él".
L'estaca, como su autor, también sufrió los embates y acometidas de la censura. Aprobada inicialmente en 1968, un año más tarde fue prohibida, pero la canción ya se había convertido en un himno colectivo. Cuentan algunos que en sus recitales Lluís Llach tocaba la canción al piano, sin pronunciar una palabra, y era el público quien, a coro, la cantaba. Los problemas con las autoridades venían al final del concierto.

Poetas andaluces (Aguaviva)

Otra muestra de la utilización de los poetas como vehículo de comunicación de los músicos. Era Rafael Alberti quien en 1950 reprochaba que los andaluces no alzaran su voz contra la situación que padecía España en aquella época. Aguaviva, un grupo que nació con una vocación reivindicativa más literaria que musical, la grabó en 1970, cuando Alberti había reconocido que muchos poetas andaluces ya se habían manifestado contra la dictadura.
No obstante, la canción siguió adelante y fue la bandera de un grupo que, si en España tuvo una buena repercusión, aunque sin grandes alardes, en otros países llegó a ser considerado un grupo estrella, especialmente en Italia, donde incluso participó en dos ocasiones en el entonces celebérrimo Festival de San Remo.

A cántaros (Pablo Guerrero)

Frente a los cantantes que ponen música e interpretan a los poetas, Pablo Guerrero es un poeta que canta. Probablemente no es un buen cantante, pero es un magnífico poeta al que un día se le hará justicia en esta faceta. Muy influenciado por la canción rural y el folk, con A cántaros, su primer y gran éxito, se introduce en una temática urbana.
No es un tema claramente de denuncia, pero en su época se convirtió en un estandarte de los libertarios, posiblemente mecidos por los versos "Estamos amasados con libertad, muchacha, pero ¿quién nos ata? Ten tu barro dispuesto, elegido tu sitio, preparada tu marcha".

Vientos del pueblo (Los Lobos)

Otra muestra de la puesta en música de poetas comprometidos. Los Lobos (no confundir con el rockero grupo méxico-americano que versionaron La bamba) fue un grupo que parecía folk en las formas, pero que estaba más cerca de la canción de autor, fundamentalmente a través de sus versiones musicadas de poemas de autores como Rafael Alberti, Nicolás Guillén o Celaya.
Pero su gran éxito les vino gracias a la versión de Vientos del pueblo, de Miguel Hernández, que colocó al grupo en la lucha contra la dictadura gracias fundamentalmente a la impronta del poeta alicantino, fallecido en una cárcel franquista a los 31 años de edad.

Can de palleiro (Bibiano)

Bibiano fue uno de los componentes del movimiento Voces Ceibes (Voces libres), surgido con enorme fuerza en Galicia a finales de los sesenta, aunque casi desconocido en el resto de España. Can de palleiro hace alusión a un perro que vive amarrado al palleiro (pajar) que hay (o había) en prácticamente todas las casas del campesinado y que hacía las veces de guardián de la finca (imagen muy común en el medio rural gallego).
Bibiano se dirige al viejo y rabioso perro que siente próxima su muerte y que ve cómo se van cayendo sus podridos dientes. La soflama es clara: "Tu fuerte dentadura se va para abajo. ¡ABAJO LA DENTADURA! Prácticamente desapercibida fuera de Galicia, esta canción causó furor entre las fuerzas antifranquistas gallegas. En sus conciertos, mientras Bibiano decía "Abaixo a dentadura", el público, obviamente, cantaba otra cosa.

Para la libertad (Joan Manuel Serrat)

Probablemente, Serrat es el cantautor con más talento y con mayor repercusión de los surgidos en los años sesenta, y sólo Lluís Llach le disputaría este cetro si se juzgara sólo la calidad de sus músicas. Serrat, además, fue uno de los más comprometidos contra el franquismo.
Muchas de sus canciones tenían un alto contenido reivindicativo, pero quizá Para la libertad haya sido la que más ha ocupado el papel de estandarte en esa lucha antifranquista que comentamos. Estaba incluida en el disco que Serrat grabó en 1972 con poemas de Miguel Hernández, en el que repitió la experiencia de 1969 con poemas de Antonio Machado.

Canto a la libertad (José Antonio Labordeta)

Excepto en su tierra aragonesa, José Antonio Labordeta no fue un cantante de gran repercusión hasta los últimos años de su vida, cuando alcanzó notoriedad pública, primero como presentador del programa televisivo "Un país en la mochila" y más tarde por sus intervenciones como diputado de Chunta Aragonesista en el Congreso. Pero gran parte de su vida la dedicó a la música y a la poesía, con múltiples actuaciones en público, además de unos 15 discos y 10 libros de poemas.
Su canción con mayor impacto popular la compuso en 1975, en los albores del final del franquismo: Canto a la libertad fue eso, una sinfonía en pro de un mundo en el que los yugos sólo sean pieza de museo. Casi 40 años después de ser creado, el canto a la libertad de Labordeta sigue plenamente vigente con su carácter profético: "Habrá un día en que todos, al levantar la vista, veremos una tierra que ponga libertad".

La muralla (Quilapayún) / Grândola, vila morena (J. Afonso)

Permitidme acabar este análisis con una incursión fuera de España. De un lado, La muralla, con letra de Nicolás Guillén e interpretada por el grupo chileno Quilapayún. De otro, Grândola, vila morena, una canción de José Afonso que sirvió como señal para que los militares portugueses iniciaran la Revolución de los Claveles, el 25 de abril de 1974.
Ambas canciones fueron adoptadas por el movimiento musical antifranquista en los últimos años de la dictadura española cuando, curiosamente, Portugal acababa de ganar la democracia después de muchos años de cruel dictadura, y Chile, por el contrario, perdía su democracia tras el golpe de Estado de Pinochet.
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  • Viajantefl Habrá que volver a cantarlas, plena actualidad

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3 Comentarios

  • Es una buena, muy buena selección. Sólo, y es una visión absolutamente personal, echo de menos a Luis Pastor que, en la mitad de los 70, recorría los barrios de Madrid (Carabanchel, Vallecas, Aluche, Latina, etc.,... con recitales efectuados en salas más insospechadas (me imagino que para la político-social resultaba más complicado prohibir aquellos actos, sobre todo a partir del año 1976) como centros juveniles de parroquias, festivales de fin de curso en institutos, etc.,,, Me consta que también se movió el Sr Pastor y su compañero el guitarrista Juan C. Fernández por otras ciudades en España y fuera de España. En fin, el enlace que pongo no es el mejor enlace posible (aunque no está mal ni mucho menos), pero yo creo que está por hacerse aún el vídeo perfecto para esta canción. Tampoco pienso que "Vamos juntos" de Mario Beneditti" sea su mejor tema de adaptación, pero si el más adecuado al momento actual. En mi opinión Luis Pastor estableció su más fructuosa asociación con el poeta Carlos Álvarez en canciones como "Parábola sobre el billar" o la brutal y desgarradora "Frank-Stein".
    En fin es sólo una aportación y no una crítica a su selección Sr. Castro. Este es el enlace que propongo. https://www.youtube.com/watch?v=o7TnMCi5A-k
    Un saludo y gracias su artículo.
  • Hay que leer antes de darle al botón. Pido perdón. Quise escribir: "...con recitales en LAS salas más insospechadas" y "Un saludo y gracias POR su artículo". Debe ser que hace tiempo que desayune y sin querer se me ha pasado la hora del almuerzo.
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