El cerebro de las personas introvertidas funciona de otro modo. Por ello sus relaciones afectivas suelen ser más delicadas: con muchas menos palabras, pero con unos “te quiero” más sinceros y profundos. Son personalidades capaces de conectar con el ser amado de un modo mucho más intenso, casi mágico.
Podríamos decir sin temor a equivocarnos que la personalidad introvertida se comprende mucho mejor a día de hoy. Gracias a la gran diversidad de estudios y libros publicados, como “El poder de los introvertidos” de Susan Cain, sabemos ya aspectos tan importantes como que el introvertido no es tímido. Que son selectivos, observadores, sensibles e incluso buenos líderes en entornos de trabajo.
Ahora bien, en lo que se refiere al amor, es común que las personas introvertidas tengan que enfrentarse a dificultades características de este rasgo de la personalidad. La adolescencia o la primera juventud pueden llegar a pensar que no tienen nada que hacer ante el brillo y la chispa deslumbrante de los extrovertidos. Durante un tiempo, habitan en esos rincones silenciosos de las últimas filas desde donde observar el mundo en calma y discreción.
El adolescente introvertido suele amar a escondidas. No se atreve a dar el paso en un contexto que a simple vista, parece estar hecho para los audaces, para los amantes del bullicio y los grupos de extensos amigos donde todos hablan y nadie escucha.
Aunque poco a poco, el introvertido “despierta” y se da cuenta de todas sus cualidades…
Cuando la necesidad de soledad se convierte en un problema
Dicen que la simplicidad consiste en dejar a un lado lo obvio para quedarnos con lo significativo. Esta idea, este enfoque es el caracteriza sin duda a los introvertidos. No les agradan los artificios, el hablar solo por hablar, el llamar la atención o invertir tiempo y energía en aspectos que no sintonizan con su auténtica esencia, con su alma, con su personalidad.
Quizá por ello, no resulta precisamente fácil iniciar tareas como el flirteo, acudir a fiestas para socializar o entablar conversación con la persona que les atrae si está en un grupo amplio de gente. No podemos olvidar que tal y como nos explican los neurólogos, los introvertidos sufren un mayor cansancio neuronal a la hora de comunicarse y de socializar. Necesitan, por tanto, largos momentos de soledad “para recargar pilas”.
También Carl Gustav Jung abordó con interés el tema de la introversión. Para él, las personas introvertidas ponen toda su atención en el centro de los procesos subjetivos y psicológicos. De ahí, que suelan alejarse del rumor de lo cotidiano para aspirar el necesitado oxígeno de la soledad.
Ahora bien, vistas estas características… ¿cómo lograr encontrar pareja?
Las personas introvertidas y el amor
A día de hoy se ha puesto en marcha lo que se conoce ya como “Quiet Revolution“. Este enfoque busca varias finalidades. Por una parte derribar falsas ideas: la introversión y la extroversión no son categorías estancas. Son dos extremos de un continuo, donde cada uno suele presentar diferentes grados.
El introvertido no odia socializar. Ni carece de habilidades sociales, todo lo contrario. Estamos ante alguien que ha conquistado su propia libertad. En una sociedad hiperactiva que nos obliga a estar pendientes del exterior por la cantidad de información que pone a nuestro alcance, el introvertido ha encontrado refugio en sí mismo para ser más creativo, sensible, original, analítico y un buen gestor emocional.
A veces, no hace falta acudir a una fiesta para encontrar pareja. Este perfil de personalidad sabe en qué contextos moverse y cómo conectar con los demás. Es un seductor o seductora de las distancias cortas, de las conversaciones cara a cara, de los instantes de sencilla y mágica complicidad.
Características de la pareja introvertida
Otro mito que debemos dejar a un lado es la idea de que los introvertidos solo hacen buena pareja con aquellos que tienen su misma personalidad. No es así. Introvertidos y extrovertidos también formalizan excelentes relaciones donde enriquecerse mutuamente.
Veamos ahora los rasgos que suelen definirlos:
- La persona introvertida disfruta compartiendo instantes de soledad con su pareja. Centran toda su atención y energía en esa persona. Asimismo, son mágicos arquitectos a la hora de conectar con nuestras emociones más profundas, edificando un compromiso firme y auténtico.
- Por otro lado, y esto es importante, el perfil introvertido sabe dar espacio al ser amado. Lo hace, porque también él o ella necesita de esos momentos en soledad para procesar el entorno, para disfrutar de sí mismo.
- Algo que debemos entender también es que jamás debemos obligar al introvertido a ser o hacer algo que no va con él o con ella. Son reacios a cambiar de hábitos, a ir en contra de sus valores, esencias o costumbres. No entienden de artificios ni “socializarán más” solo porque la pareja así se lo pida.
- Estar callado no significa que esté pensando “algo malo”. Este es un hecho muy frecuente. Tener una pareja introvertida supone a veces compartir muchos instantes de silencio. El que esto sea así no significa que se esté aburriendo, que no sepa qué decir o que esté incómodo/a.
No hay que bombardearlo/a con el clásico “¿qué estás pensando?
Porque si hay algo que aprecian las personas introvertidas es compartir esos instantes de silencio. Es permitirse ser uno mismo sin presiones, es deleitarse de esa simplicidad auténtica, vinculando el propio mundo interior con el del ser amado en sencilla complicidad.
¿Puede haber algo mejor?
Copiado de la Mente es Maravillosa