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LA DIFERENCIA ENTRE DOLOR Y SUFRIMIENTO


En nuestro día a día, solemos utilizar las palabras “dolor” y “sufrimiento” indistintamente. El dolor genera sufrimiento y el sufrimiento genera dolor, por lo que en nuestra mente ambas sensaciones están unidas indisolublemente. Sin embargo, existe una diferencia sutil entre ambos conceptos, una diferencia que puede marcar un gran cambio en la forma de afrontar la vida y la adversidad.

La diferencia principal entre el dolor y el sufrimiento radica en la forma de enfrentar los problemas, los conflictos y las dificultades que van surgiendo a lo largo de los años. El dolor es una sensación que experimentamos cuando vivimos una situación que ha tenido un impacto negativo sobre nosotros. 

Es una respuesta automática ante algo que nos ha hecho daño, ya sea a nivel físico o psicológico. Así, experimentamos dolor cuando nos cortamos un dedo pero también cuando perdemos a un ser querido, cuando alguien nos humilla o nos desprecia. 

Desde esta perspectiva, el dolor es una respuesta que no podemos evitar ya que se activa inmediatamente después del suceso. Sin embargo, llegados a este punto, podemos elegir entre dos caminos: aceptar la existencia del dolor y enfrentarlo, o negarlo y hacer como si no existiera.

Sin embargo, el sufrimiento es otra cosa, es el resultado de la interpretación negativa que le damos a ese dolor a lo largo del tiempo. Y en muchos casos, es precisamente ese significado lo que acrecienta el malestar. Por tanto, aunque el dolor puede ser necesario para crecer, el sufrimiento es innecesario y nos limita.

¿Qué sucede en el cerebro que sufre?


El sufrimiento se genera a partir de los significados negativos que le damos a determinadas situaciones dolorosas, pero se mantiene debido a nuestro miedo a experimentar esas emociones negativas. Cuando negamos o queremos ocultar el dolor, lo que estamos haciendo es evitar que la vivencia traumática se integre en nuestra experiencia de vida, como resultado, se mantiene activa causando sufrimiento. Si no comprendemos y aceptamos el dolor, si no le conferimos un significado, impedimos que se integre como una experiencia narrativa de contenido neutro, por lo que continuará atesorando su valencia negativa.

De hecho, se ha apreciado que cuando vivimos una experiencia particularmente dolorosa o incluso traumática, en nuestro cerebro se produce una desregulación bioquímica. En práctica, la amígdala se mantiene activada porque cree que el peligro aún existe, aunque no sea así.

Esa hiperactivación incrementa los niveles de cortisol, una hormona que inhibe el funcionamiento del hipocampo, la estructura que se encarga de procesar las experiencias que vivimos, confiriéndoles un significado y ubicándolas en nuestra memoria. 

Por tanto, hasta que sigamos percibiendo la experiencia dolorosa como una amenaza, hasta que no estemos dispuestos a enfrentarla, no seremos capaces de asumirla y, por tanto, esta seguirá causando sufrimiento. Sin embargo, ese sufrimiento no nos conducirá a ninguna parte.

Cambiar el significado del dolor


En un experimento llevado a cabo en las universidades de Massachusetts y Stanford, los investigadores les presentaron a los participantes una serie de imágenes que despertaban emociones negativas. Sin embargo, a algunos se les pidió que intentasen cambiar su significado, para que dejasen de experimentar esas emociones.

De esta forma, se pudo apreciar que las personas capaces de encontrar explicaciones alternativas, podían cambiar sus emociones negativas. Por tanto, la reestructuración cognitiva es una técnica particularmente eficaz para enfrentar el sufrimiento que se genera a partir del dolor. En práctica, se trata de cambiar las emociones negativas, cambiando el significado que le atribuimos a determinados hechos. ¿Cómo lograrlo?

1. Identifica los pensamientos que te causan sufrimiento. Casi siempre, estos pensamientos se basan en formas distorsionadas de ver la realidad, en una exageración de las consecuencias o en el miedo a no ser capaces de afrontar la adversidad. Sin embargo, considera que lo que sientes, no es la realidad, es tan solo una reacción ante esta. Por tanto, toma papel y lápiz y escribe los pensamientos que más te molestan.

2. Evalúa los pensamientos. Analiza si esos pensamientos se ajustan verdaderamente a la realidad, pregúntate: ¿Qué evidencias confirman lo que pienso? ¿Es una interpretación parcial o exagerada? Luego, debes analizar sus consecuencias: ¿Son útiles estos pensamientos? ¿Me ayudan a sentirme como me gustaría? También es conveniente que imagines las peores consecuencias y te preguntes: ¿Son realmente tan graves? ¿Qué efectos tendrán en mi vida dentro de un año?

3. Busca pensamientos alternativos. Por último, deberás sustituir esos pensamientos negativos que alimentan el sufrimiento con otros más positivos o desarrolladores. Por supuesto, no se trata de engañarse ni de minimizar los problemas sino de asumir una actitud que te ayude a procesar el dolor y seguir adelante. Por tanto, pregúntate: ¿Cómo podría interpretar lo que me está sucediendo de forma más positiva? ¿Cuáles son los beneficios que podría sacar de esta situación? ¿Qué me diría mi mejor amigo en esta situación?

RECETA - PALAFEL


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Receta de falafel con salsa de yogur

INGREDIENTES

  • 300 gr. de garbanzos
  • 1 cebolla
  • 2 dientes de ajo (cantidad al gusto)
  • 2 cucharadas de perejil fresco y 1 cucharada de cilantro fresco
  • 1 cucharada tipo café de comino molido
  • 1 cucharada tipo café de levadura química (tipo Royal)
  • Aceite de oliva suave (para freír)
  • Sal y pimienta negra recién molida (al gusto)
  • Salsa de yogur: 1 yogur natural
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • 1 diente de ajo muy picado
  • El zumo de medio limón
  • Menta fresca picada, sal y pimienta negra
El Falafel es uno de los platos más característicos de la Gastronomía árabe y es muy popular en todo Oriente medio. Su elaboración puede ser diferente en cada país, región, ciudad e incluso casa según el toque personal del cocinero. En la actualidad es muy conocido en el mundo occidental debido a la gran cantidad de restaurantes de cocina árabe y a la facilidad que nos dan Internet y las redes sociales para acceder a platos del resto del mundo.
Hay diferentes versiones sobre cual puede ser su origen, pero la más aceptada lo sitúa en la India donde se cocinaba junto con un pan y una mezcla de especias. Su nombre proviene del árabe “filfil”, que significa pimiento y del sánscrito“pippali”Los garbanzos suelen ser la base de la receta, aunque en algunos territorios como Egipto se elabora conhabas, exactamente de la misma manera, solo cambiando el ingrediente principal. En el falafel, los garbanzos o las habas no se cuecen, sino que simplemente se hidratan en agua y luego se trituran, para obtener una textura “arenosa” que luego mezclaremos con el resto de ingredientes. Es costumbre servirlo como entrante, con el complemento de una salsa de yogur, muy común también en los países mediterráneos como acompañamiento de muchos platos. Otra opción es acompañarlo de Hummus o Tahini, y meterlo en pan de pita caliente para degustarlo a modo de “bocadillo”.
Este plato es muy saludable, y además es 100% libre de gluten. Los garbanzos son una buena fuente de proteínas vegetales,  y sin aporte de grasas saturadas como sucede con la carne. Proporcionan también un alto contenido en fibra, minerales como el hierro, potasio, calcio y magnesio, “lecitina” (un tipo de grasa excelente para el control del colesterol); y ácidos grasos esenciales como el “linoleico”, más conocido como Omega 6. En definitiva es un plato vegetariano, saludable y muy fácil de preparar. Espero que os guste y lo tengáis entre vuestras recetas preferidas, ya me contaréis.

PREPARACIÓN DE LOS GARBANZOS

  1. Como los garbanzos son el ingrediente principal vamos a poner especial interés en prepararlos. Partiremos de unos buenos garbanzos secos, que pondremos en remojo al menos 24 horas, aunque si tenéis tiempo podéis comenzar unas 48 horas antes y cambiáis el agua cuando resten 24 horas. Si el agua está templada ayudaremos a que se hidraten mejor.
  2. Seguro que os surge la duda de si podéis utilizar garbanzos de bote o que nos hayan sobrado de otra elaboración. No los utilicéis ya que esta receta se hace exclusivamente con garbanzos o habas hidratadas, y nunca deben de estar cocidos/as con anterioridad. De esta manera el sabor es mucho más intenso y sabroso.
  3. Una vez hidratados escurrimos los garbanzos y los dejamos sobre un papel absorbente durante unos minutos para que suelten el agua que pueda quedarles.
  4. Los metemos en un utensilio picador de batidora o robot de cocina y trituramos bien, hasta conseguir una textura similar a la de la arena. Queremos que nos queden bien picados pero sin llegar a convertirse en harina de garbanzo. Incluso puede quedar algún que otro tropezón pequeño.
  5. Una vez picados, los reservamos en un bol y seguimos preparando el resto de ingredientes.

PREPARACIÓN DEL FALÁFEL

  1. Echamos en el vaso de la picadora: la cebolla cortada en gajos pequeños, los dientes de ajo en cuartos (sin la parte central para que no nos repitan), el perejil y el cilantro en hojas, sal y pimienta al gusto, el comino en polvo y finalmente la cucharadita de levadura química. Trituramos todo y añadimos la mezcla a la masa de garbanzos.
  2. Con la ayuda de una espátula vamos removiendo con movimientos circulares, hasta que nos quede todo bien incorporado y resulte una mezcla homogénea.
  3. Le damos forma de bola, tapamos con un paño limpio y dejamos que repose al menos 1 hora en un lugar fresco o en su defecto la metemos en el frigorífico en la parte de arriba, donde menos enfría. Durante este tiempo dejamos que la levadura actúe y así nos quedarán más esponjosos.
  4. Pasado ese tiempo, prepararemos las bolas de faláfel. Para ello debemos mojarnos las manos para que no se nos pegue la masa. Hacemos bolas del tamaño aproximado de una nuez, apretándola para que suelte el agua que pueda aún quedar. Si os resultase demasiado húmeda la masa y no podéis darle bien forma,  podéis añadirle un poco de harina para darle más consistencia, si es harina de garbanzo mucho mejor.
  5. Una vez hecha la bola, la aplastamos ligeramente para darle la forma definitiva. Repetimos esta acción hasta que se nos acabe la masa para elaborar el resto. Procuramos que no nos queden muy compactas porque si no el faláfel resultará seco y “mazacote”.
  6. Con estas cantidades nos saldrán unos 20 – 25 faláfel. Si no los queréis comer todos, esta masa se puede congelar perfectamente para cocinarlos en otra ocasión. Al igual que cuando hacemos croquetas, los freiremos directamente sacados del congelador. Os sacarán con éxito de un apuro si necesitáis un aperitivo o una cena ligera.
  7. En un cazo ponemos abundante aceite de oliva suave (que no le dé mucho sabor al falafel), de modo que al freírlos queden sumergidos. Cuando esté caliente (no demasiado, que no llegue a echar humo), los freímos “vuelta y vuelta”. Aproximadamente en 1 minuto estarán listos, en cuanto comprobemos que estén dorados. Vamos friendo 3-4 cada vez, para que no baje demasiado la temperatura del aceite, y una vez hechos los apartamos en una fuente con papel absorbente, para que escurran bien el aceite. Terminados los falafel, preparamos nuestra Salsa de yogur en un momento.

PREPARACIÓN DE LA SALSA DE YOGUR Y PRESENTACIÓN FINAL

  1. En un bol, vertemos el yogur natural, y sobre él un diente de ajo muy bien picadito, el zumo de medio limón, el aceite de oliva, sal y pimienta al gusto. Para darle un toque “árabe” añadimos también unas hojas de menta fresca bien picada (si no la conseguimos nos valdría seca).
  2. Removemos bien con la ayuda de un tenedor/cuchara y en tan sólo 1 minuto, ya tenemos lista la salsa para acompañar los falafel. Los servimos calientes en la mesa, acompañados de la salsa a temperatura ambiente o fría, dependiendo de vuestro gusto.
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ANOREXIA Y BULIMIA, UN PROBLEMA DE LAS JOVENES DE HOY


OSHO - JUEGO


EL TEMIDO ENEMIGO - JORGE BUCAY


DESDE EL CIELO DE LOS PERROS


"Humano, veo que estas llorando porque llegó mi momento de partir. No llores por favor, quiero explicarte algunas cosas.Tu estas triste porque me he ido, y yo estoy feliz porque te conocí. ¿Cuántos como yo mueren a diario sin haber conocido a alguien especial? Los animales a veces pasamos tanto tiempo solos a nuestra suerte! Sólo conocemos el frío, la sed, el peligro, el hambre. Tenemos que preocuparnos por como conseguiremos algo para comer y dónde pasaremos la noche resguardados. Vemos muchas caras todos los días que pasan sin mirarnos, y a veces es mejor que ni nos miren antes de que se den cuenta que estamos ahí y nos maltraten.A veces tenemos la enorme suerte que entre tantas personas pasa un ángel y nos recoge.
 A veces los ángeles vienen en grupo y están organizados, a veces hay otros ángeles lejos que mandan ayuda para nosotros. Y ahí todo cambia. Si hace falta nos llevan con otro tipo de ángeles que saben mucho y nos dan remedios para que nos curemos. Eligen una palabra rara que la pronuncian cada vez que nos ven, “nombre” creo que le dicen y ahí nos sentimos especiales, dejamos de ser anónimos, de ser uno más de tantos.Y conocemos lo que es una casa! Tienes idea de lo importante que es eso para nosotros? Ya no tenemos que tener miedo nunca más, no más hambre ni frío ni dolor ni peligro. Si te pudieras dar cuenta de lo felices que nos pone eso.
 Para nosotros cualquier casa es un palacio! Ya no nos preocupa si va a llover, si pasa un auto muy ligero o si alguien nos hará daño. Y principalmente ya no estamos solos porque a ningún animal le gusta la soledad, qué más se puede pedir?Se que te entristece mi partida pero me tenía que ir ya. Quiero pedirte que no te culpes por nada, te escuché sollozar que tendrías que haber hecho algo más por mí. No digas eso, hiciste mucho por mí! Sin ti no hubiese conocido todo lo lindo que hoy me llevo conmigo.
 Debes saber que nosotros los animales vivimos el presente intensamente y que somos muy sabios: disfrutamos cada pequeña cosa de cada día y olvidamos lo malo del pasado rápidamente. Nuestras vidas empiezan cuando conocemos el amor, el mismo amor que tu me has dado, mi ángel sin alas y de dos patas. Debes saber que aun cuando encuentras un animal que esta muy grave y que solo le queda poco tiempo en este mundo, le prestas un servicio enorme al acompañarlo en su transición final. Como te dije antes, a ninguno de nosotros nos gusta estar solos y menos cuando nos damos cuenta que ya nos estamos por ir. 
Quizás para ti no sea importante, pero que uno de ustedes esté al lado nuestro acariciándonos y sosteniendo nuestra patita nos ayuda a irnos en paz.No llores más por favor. Yo me voy feliz. Me llevo el recuerdo del nombre que me pusiste, del calor de tu hogar que durante este tiempo se transformo en el mío. Me llevo el sonido de tu voz hablándome aunque no entendiese siempre lo que me decías. Me llevo en el corazón cada caricia que me diste. 
Todo lo que hiciste por mí fue muy valioso y te lo agradezco infinitamente, no se como decírtelo por que no hablo tu idioma pero seguramente en mis ojos has visto mi gratitud.Voy a pedirte solo dos favores. Lávate la cara y empieza a sonreír. Recuerda lo lindo que hemos vivido juntos en este tiempo, recuerda las travesuras que hacía para alegrarte.
 Revive como yo todo lo bueno de este tiempo compartido. Y no digas que ya no adoptarás otro animal por que has sufrido tanto con mi partida. Sin ti no hubiese vivido lo lindo que viví. Por favor, no hagas eso! Hay tantos como yo esperando a alguien como tú. Bríndales lo que me has dado por favor, ellos lo necesitan al igual que yo lo necesité. 
No te guardes el amor que tienes para dar por miedo a sufrir. Sigue mi consejo y atesora lo bueno que compartes con cada uno de nosotros reconociendo que eres un ángel para nosotros los animales y que sin gente como tú nuestras vidas serían más difíciles de lo que a veces son. Sigue con tu noble tarea que ahora me toca a mí ser tu ángel.
 Te estaré acompañando en tu camino y ayudándote a ayudar a otros como yo. Hablaré con otros animalitos que estén aquí conmigo, les contaré todo lo que has hecho por mí y te señalaré y diré orgulloso “esa es mi familia”.Mi primera tarea ahora es ayudarte desde aquí a que no estés más triste. Esta noche cuando mires el cielo y veas una estrella parpadear quiero que sepas que soy yo guiñándote un ojo, avisándote que llegué bien y diciéndote gracias por el amor que me has dado.
 Me despido por ahora no diciéndote “adiós” sino HASTA LUEGO. Hay un cielo especial para gente como tú, el mismo cielo a donde vamos nosotros y la vida nos premia volviéndonos a encontrar allí. Te estaré esperando!"

UNA BONITA REFLEXION



UNA BONITA REFLEXIÓN!!
Existe una tribu en África, donde la fecha de nacimiento de un niño no se toma como el día en que nació, ni como el momento en que fue concebido, sino como el día en que ese niño fue "pensado" por su madre.
Cuando una mujer decide tener un hijo, se sienta sola bajo un árbol y se concentra hasta escuchar la canción del niño que quiere nacer.
Luego de escucharla, regresa con el hombre que será el padre de su hijo y se la enseña. Entonces, cuando hacen el amor con la intención de concebirlo, en algún momento cantan su canción, como una forma de invitarlo a venir.
Cuando la madre está embarazada, enseña la canción del niño a la gente del lugar, para que cuando nazca, las ancianas y quienes estén a su lado, le canten para darle la bienvenida.
A medida que el niño va creciendo; cuando el niño se lastima o cae o cuando hace algo bueno, como forma de honrarlo, la gente de la tribu canta su canción.
Hay otra ocasión en la que la gente de la tribu le canta al niño.
Si en algún momento de su vida, esa persona comete un crimen o un acto socialmente aberrante, se lo llama al centro de la villa y la gente de la comunidad lo rodea. Entonces le cantan su canción.
La tribu reconoce que la forma de corregir un comportamiento antisocial no es el castigo, sino el amor y la recuperación de la identidad.
Cuando uno reconoce su propia canción, no desea ni necesita hacer nada que dañe a otros.
Y así continua durante toda su vida.
Cuando contraen matrimonio, se cantan las canciones juntas.
Y finalmente, cuando esta persona va a morir, todos en la villa cantan su canción, por última vez, para él.
"Puedes no haber nacido en una tribu africana que te cante tu canción en cada una de las transiciones de tu vida, pero la vida siempre te recuerda cuando estás vibrando a tu propia frecuencia, y cuando no lo estás.
Sólo sigue cantando y encontrarás tu camino a casa".








10 cucharadas del aceite del sofrito del relleno o compango (hecho con un buen aceite de oliva virgen extra, 150 ó 200 ml).
- 40 gr de levadura prensada de panadería.
- 200 ml de agua tibia o del tiempo.
- 700 gr de harina de fuerza de trigo (especial para panadería), de los cuales 150 gr son para engordar la masa y trabajar en la encimera.
- 2 pellizcos de sal (unos 10 g. aproximadamente).

"SOMOS SERES SAGRADOS", CHARLA CON LA ABUELA MARGARITA.

Abundancia, Amor y Plenitud


Posted: 13 Apr 2015 11:03 PM PDT

"SOMOS SERES SAGRADOS".

La Abuela Margarita, curandera y guardiana de la tradición maya, se crió con su bisabuela, que era curandera y hacedora de milagros como ella lo describe. Sabia practica, conoce los círculos de la danza del sol, de la tierra, de la luna, y la búsqueda de visión.

Pertenece al consejo de ancianos indígenas y se dedica a sembrar salud y conocimiento a cambio de la alegría que le produce hacerlo, porque para sustentarse sigue cultivando la tierra.

Cuando viaja en avión y las azafatas le dan un nuevo vaso de plástico, ella se aferra al primero: “No joven, que esto va a parar a la Madre Tierra”.

Rezuma sabiduría y poder, es algo que se percibe con nitidez. Sus rituales, como gritarle a la tierra el nombre del recién nacido para que reconozca y proteja su fruto, son explosiones de energía que hace bien al que lo presencia; … Y cuando ella te mira a los ojos y te dice que somos sagrados, algo profundo se agita dentro de tu ser....


CHARLA CON LA ABUELA MARGARITA:


-¿Abuela Margarita, dónde vamos tras esta vida?

-¡Uy hija mía, al disfrute! La muerte no existe. La muerte simplemente es dejar el cuerpo físico, si quieres.

-¿Cómo que si quieres…?

-Te lo puedes llevar. Mi bisabuela era chichimeca, me crié con ella hasta los 14 años, era una mujer prodigiosa, una curandera, mágica, milagrosa. Aprendí mucho de ella.

-Ya se la ve a usted sabia, abuela.

-El poder del cosmos, de la tierra y del gran espíritu está ahí para todos, basta tomarlo. Los curanderos valoramos y queremos mucho los cuatro elementos (fuego, agua, aire y tierra), los llamamos abuelos. La cuestión es que estaba una vez en España cuidando de un fuego, y nos pusimos a charlar

-¿Con quién?

-Con el fuego.

“Yo estoy en ti”, me dijo.
“Ya lo sé”, respondí.
“Cuando decidas morir retornarás al espíritu,
¿por qué no te llevas el cuerpo?”, dijo.
“¿Cómo lo hago?”, pregunté.

– Interesante conversación

-“Todo tu cuerpo está lleno de fuego y también de espíritu -me dijo-, ocupamos el cien por cien dentro de ti. El aire son tus maneras de pensar y ascienden, si eres ligero. De agua tenemos más del 80%, que son los sentimientos y se evaporan. Y tierra somos menos del 20%, ¿qué te cuesta cargar con eso?”.


-¿Y para qué quieres el cuerpo?

-Pues para disfrutar, porque mantienes los cinco sentidos y ya no sufres apegos. Ahora mismo están aquí con nosotras los espíritus de mi marido y de mi hija.

-Hola

-El muerto más reciente de mi familia es mi suegro, que se fue con más de 90 años. Tres meses antes de morir decidió el día. ‘Si se me olvida -nos dijo-, me lo recuerdan’. Llegó el día y se lo recordamos. Se bañó, se puso ropa nueva y nos dijo: ‘Ahora me voy a descansar’. Se tumbó en la cama y murió. Eso mismo le puedo contar de mi bisabuela, de mis padres, de mis tías…

-Y usted, abuela, ¿cómo quiere morir?

-Como mi maestro Martínez Paredes, un maya poderoso. Se fue a la montaña: “Al anochecer vengan a por mi cuerpo”. Se le oyó cantar todo el día y cuando fueron a buscarle, la tierra estaba llena de pisaditas. Así quiero yo morirme, danzando y cantando. ¿Sabe lo que hizo mi papá?

-¿Qué hizo?

-Una semana antes de morir se fue a recoger sus pasos. Recorrió los lugares que amaba y a la gente que amaba y se dio el lujo de despedirse. La muerte no es muerte, es el miedo que tenemos al cambio. Mi hija me está diciendo: ‘Habla de mí’, así que le voy a hablar de ella.

-Su hija, ¿también decidió morir?

– Sí. Hay mucha juventud que no puede realizarse, y nadie quiere vivir sin sentido.

– ¿Qué merece la pena?

– Cuando miras a los ojos y dejas entrar al otro en ti y tú entras en el otro y te haces uno. Esa relación de amor es para siempre, ahí no hay hastío. Debemos entender que somos seres sagrados, que la Tierra es nuestra Madre y el Sol nuestro Padre. Hasta hace bien poquito los huicholes no aceptaban escrituras de propiedad de la tierra. “¿Cómo voy a ser propietario de la Madre Tierra?”, decían.

– Aquí la tierra se explota, no se venera.

– ¡La felicidad es tan sencilla! Consiste en respetar lo que somos, y somos Tierra, Cosmos y Gran Espíritu. Y cuando hablamos de la madre tierra, también hablamos de la mujer que debe ocupar su lugar de educadora.

EL NIÑO Y SU AMIGO EL PEZ


CHOCOS O SEPIA CON GUISANTES

Posted: 13 Apr 2015 10:29 AM PDT

Como ya seguro sabéis, las Chicas de Cocinando con Las Chachas somos choqueras, por lo que recetas de choco o sepia no pueden faltar en nuestro recetario.
Si alguna vez habéis ido al mercado de la capital onubense, habréis podido observar que hay puestos en los que sólo se vende este molusco ya que en nuestra tierra se come de todas maneras: a la plancha, frito, es salsa, paellas, guisos... y siempre exquisito.


La receta de Choco con Guisantes que hoy os traemos es sabrosísima y además muy saludable. Esperamos que os guste.

Ingredientes:
  • Medio kilo de choco o sepia
  • Una cebolla
  • Medio pimiento rojo
  • Un vaso de vino blanco
  • Un vaso agua
  • 250 gramos de guisantes
  • Cuatro cucharadas soperas de aceite virgen extra
  • Una hoja de  laurel
  • Pimienta
  • Una pizca de sal

Elaboración:

Con Cookeo:
Ponemos el aceite en la Cookeo y doramos las verduras a fuego medio durante 5 minutos.
Ponemos el sofrito en el vaso de la batidora y trituramos.
Añadimos el choco troceado en la Cookeo, doramos a fuego alto. Agregamos el vino y dejamos que se evapore el alcohol.
Agregamos el sofrito, los guisantes, el agua y la hoja de laurel. Rectificamos de sal y pimienta.
Cerramos la Cookeo e iniciamos la cocción a presión durante unos 20 minutos.

Tradicional:
Hacemos un sofrito con la cebolla y el pimiento. Cuando esté bien pochado sacamos y trituramos. Incorporamos a la olla el choco en trocitos. Dejamos rehogar un par de minutos y añadimos el vino. Cuando se evapore el alcohol ponemos es sofrito, el agua y la hoja de laurel.
Lo cocinamos a fuego lento hasta que el choco esté tierno.
Cuando el choco esté tierno le ponemos los guisantes. Todo lo dejamos cocinar durante 15 minutos a fuego lento, hasta que los guisantes estén en su punto.
El toque final se lo damos con la sal y la pimienta. Dejamos al fuego unos minutos más y ya está listo para servir.