Posted: 18 Apr 2018 03:01 AM PDT
La Maison Bernand es una casa renovada hace año y medio, tras una gran reforma que duró cinco años. Esta mansión, construida en 1971, parece más un submarino o una representación cinematográfica retro-futura, que un edificio real. Edificada en la Costa Azul (cerca de Cannes), su ubicación exacta no se conoce hasta que no reservas la visita guiada. Está abierta al público todos los martes desde octubre hasta abril y sólo admiten grupos reducidos de hasta ocho personas. Si no puedes escaparte a conocerla en su último mes de apertura, la traemos a nuestra página para darle una visual y conocer su trayectoria. Una casa parecida a un hormiguero en la que son humanos los que pasean a través de sus túneles y cavidades, pero, ¿Es lo bastante cómoda para vivir a diario? Con una visión única su arquitecto Antti Lovag llamó a su proyecto "Habitologist", 'una casa envoltorio que abarcaba las necesidades del hombre'. Edificada en la región de la Provenza junto a los Alpes y la Costa Azul es el primer trabajo del arquitecto húngaro a la cual se le sumarían posteriormente otras logradas construcciones como, Le Palais Bulles, un proyecto para el diseñador Pierre Cardin. En concreto Maison Bernad se construyó para un empresario francés con unas formas orgánicas que posiblemente fueran destinadas más a llamar la atención, que para vivir en ella. Las paredes revestidas con extraños orificios sustitutivos a los ventanales de una casa convencional y sus pasillos recuerdan a un pasadizo de hormiguero realizado a escala humana. Sus impresionantes vistas al mar Mediterráneo es otro de su atractivo principal, realmente sorprende encontrar en plena Provenza una casa con un diseño tan singular y construida hace 46 años. Antti Lovag concibió esta casa encuadrando las vistas más espectaculares con las zonas principales de la vivienda, a partir de ahí se conectaron las habitaciones mediante largos pasillos de metal. Las renovaciones de la Maison Bernad han sido supervisadas por la arquitecta Odile Decq (la arquitecta más punk), cosa que a la profesional le ha deleitado entre tanto arte y excentricidad. Estoy convencida que ha colmado el trabajo de Lovag dando ese punto extravagante y actual que le faltaba por completar en nuestros tiempos y que al gran arquitecto no le habría importado en absoluto. Los colores exteriores e interiores setenteros nos continúan sorprendiendo en nuestra época actual, mientras continúa causando una atracción intrigante. Las visitas en la Maison Bernad se realizan con los móviles en modo silencioso, los animales no están permitidos, los vídeos y fotografías están prohibidos desde cualquier dispositivo y para continuar con el misterio que la envuelve, no se facilita la ubicación real de la casa, ni siquiera en el mapa aparece su lugar especificífico, sólo una señas que donde más tarde el trayecto se desvía. La situación no establecida sólo se muestra en la intersección de las avenidas de la Costa Azul y la avenida Real. Imaginamos que estas restricciones se dan la mano con la afluencia de público que puede llegar a tener y que no beneficia a los artistas que en ella trabajan durante todo el año siendo un espacio experimental y en constante evolución para los estudiantes. El paisaje circundante contrasta con su estructura ondulada de color anaranjado. Una construcción repleta de burbujas relajantes, que hoy en día, siguen desconcertando por su diseño futurista y atrevido que siembra cierta duda para vivir en ella durante el año. ¿Qué opinas? Fotos | Antti Lovag, Le Xploreur |
MAPA DE VISITAS
Maison Bernard: una construcción alucinante de los setenta que nos continúa desconcertando
Hay personas que no se percatan de lo que hacemos por ellas, hasta que dejamos de hacerlo
Rincón de la Psicología |
Posted: 18 Apr 2018 03:04 AM PDT
Pequeños gestos que mejoran el día a día. Grandes entregas que marcan el curso de la vida. La ayuda puede adoptar mil formas distintas. Puede ser esa persona que nos facilita la jornada, desde un discreto segundo plano, para que todo fluya mejor. O puede ser esa persona que hace un gran sacrificio con una sonrisa en los labios, sin dejar entrever el verdadero costo de lo que nos ofrece.
Todos en algún momento hemos ayudado a alguien. Y nos hemos sentido bien por ello. El desgaste emocional comienza cuando nuestra ayuda no es reconocida, cuando damos y damos, sin recibir nada a cambio, cuando los demás no se dan cuenta de todo lo que hacemos por ellos e incluso presuponen que es nuestra obligación.
“Síndrome de dar por sentado”: Cuando a fuerza de ayudar, nos volvemos invisibles
A menudo, las personas caen en lo que podríamos llamar el “Síndrome de dar por sentado”, que consiste en obviar el valor de las cosas buenas en la vida. Estas personas dan por sentado que nuestra ayuda y apoyo simplemente están ahí, que tienen derecho a ello, y no lo aprecian en su justa medida.
El “Síndrome de dar por sentado” está relacionado con la capacidad de adaptación, un proceso mediante el cual las personas se acostumbran rápidamente a los entornos, las situaciones y las relaciones. En práctica, es probable que esa persona se haya sentido emocionada la primera vez que la ayudaste, y te haya agradecido ese gesto, pero luego lo asumió como algo natural, se activó el mecanismo psicológico de la desensibilización, y esa ayuda pasó de ser una novedad a convertirse en algo familiar.
Obviamente, la capacidad de adaptación es importante, sobre todo para evitar un sufrimiento innecesario provocado por cambios drásticos, pero juega en contra de las relaciones. Debemos pensar en las relaciones y en la ayuda como una planta que debe ser cuidada todos los días. Si asumimos que la planta siempre estará ahí y no necesita nuestros cuidados, un día simplemente se secará.
Cuando eso sucede, la persona se sentirá desorientada, como si de repente su estructura de apoyo se hubiera venido abajo. De hecho, eso es precisamente lo que ha pasado: a fuerza de no cuidar una relación que le aportaba auténtico valor, el vínculo se ha roto y ha perdido una importante fuente de ayuda. Solo entonces valora lo que hasta ese momento había dado por sentado. Aunque quizá es demasiado tarde.
Dar mucho y recibir poco, cansa
Dar mucho y recibir poco, agota. Aunque es importante ayudar a cambio de nada, también necesitamos recibir sin tener que pedir. De hecho, el psicólogo Adam Grant, de la Universidad de Pensilvania, explicaba que podemos imaginar las relaciones interpersonales como una línea, en uno de sus extremos se encuentra el dar y brindar ayuda, en el otro extremo se encuentra el recibir y obtener ayuda.
En algunas fases de la vida, podemos estar en un punto más cercano a uno de los extremos, como cuando debemos cuidar de una persona querida, pero en sentido general, lo ideal sería encontrarnos en un punto más intermedio, donde podemos dar sin que ello se convierta en una hemorragia energética porque también recibimos apoyo y ayuda.
Ni siquiera se trata de que la persona a quien ayudamos nos “devuelva el favor”. No se trata de un quid pro quo, sino de establecer ese profundo y muchas veces indestructible vínculo emocional basado en el agradecimiento y el reconocimiento. Al contrario, cuando ayudamos y el otro se vuelve demandante o menosprecia nuestra contribución, esa ayuda se convierte en una carga psicológica.
Ayudar también tiene límites
“Ayuda a tus semejantes a levantar su carga, pero no te consideres obligado a llevársela”, recomendaba Pitágoras hace siglos. Este filósofo y matemático griego sabía que existe un límite a la entrega, el sacrificio y la ayuda; un límite más allá del cual terminamos drenados emocionalmente, sobre todo cuando las otras personas no reconocen lo que hacemos por ellas.
Siglos más tarde, los experimentos psicológicos han comprobado el consejo pitagórico. En un estudio realizado en la Universidad de Columbia Británica dieron a los participantes una suma de dinero. A la mitad les pidieron que lo gastaran en ellos mismos y a la otra mitad que lo destinaran a los demás. Al final, quienes habían gastado dinero en los otros reportaron sentirse más felices que quienes habían empelado el dinero en sí mismos. Sabemos, sin rastro de dudas, que ser compasivos y ayudar a los demás nos beneficia psicológicamente. Con ciertos límites.
La empatía, por ejemplo, puede llegar a consumirnos haciendo que adoptemos hasta tal punto el sufrimiento ajeno que descuidamos nuestros propios sentimientos y necesidades. De hecho, quienes siempre priorizan las emociones de los demás son más propensos a sufrir ansiedad o depresión. Es lo que se conoce como “fatiga de la empatía”, que afecta fundamentalmente a quienes ayudan continuamente a los demás convirtiéndose en los pilares que lo sostienen.
En otro estudio, realizado en la Northwestern University, los investigadores analizaron los efectos de la empatía en los padres de 247 adolescentes. Descubrieron que asumir una actitud empática mejoraba la relación y la felicidad de la familia, pero cuando los padres se involucraban demasiado en los problemas de sus hijos, experimentaban más estrés y se disparaban los marcadores de inflamación crónica. Esto significa que llevar la carga de alguien, sin poder decicir ni actuar en su lugar, incrementa nuestra carga psicológica y fisiológica, dejándonos más vulnerables.
¿Qué enseñanzas prácticas podemos extraer?
1. Desarrolla una preocupación empática. Existen diferentes tipos de empatía, hay una empatía que te atrapa dentro del sufrimiento ajeno y otra que te permite conectar pero gestionando ese malestar, de manera que los problemas de los demás no te arrastren. Recuerda que por mucho que puedas ayudar, las decisiones finales nunca estarán en tus manos y, por ende, tu implicación emocional también debe limitarse a lo que puedes hacer.
2. No te extralimites ayudando. A veces la ayuda, aunque bien intencionada, puede hacer daño generando actitudes egocéntricas, demandantes o dependientes en el otro. Por eso, la ayuda siempre debe ser dosificada, pensada para que el otro crezca, no para que se produzca una dependencia.
3. No te pierdas. La filósofa Ayn Rand sostenía que si queremos desarrollar una buena salud mental, debemos cultivar el egoísmo racional, que no es más que ocuparnos de satisfacer nuestras necesidades e intereses ya que en muchas ocasiones los relegamos a un segundo o tercer plano, para terminar sufriendo las consecuencias.
Fuentes:
Manczak, E. M. et. Al. (2016) Does empathy have a cost? Diverging psychological and physiological effects within families. Health Psychol; 35(3): 211-218.
Dunn, E. W.; Aknin, L. B. & Norton, M. I. (2008) Spending money on others promotes happiness. Science; 319(5870): 1687-1688.
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Seshen: La Sanación a Distancia desde el Antiguo Egipto a hoy día.
En el Antiguo Egipto parece ser que se conocía una técnica basada en la combinación de principios de la física, metafísica y espiritualidad que permitía poner un misterioso conocimiento en el "castillo" de lo esotérico (doctrina secreta de conocimientos y técnicas de acceso restringido) mediante el cual se crea una energía de tamaño intraatómico que sigue a la generación de un pensamiento y que al igual que un rayo láser se focaliza en un punto de una persona o animal para reprogramar un desequilibrio energético con manifestación orgánica.
Por tanto hoy en Sabiens sabremos más sobre una energía que no se toca pero si se siente positivanente como es el Seshen.
fuente/Sabiens
RECETA - Pimientos rellenos de carne en salsa española
JULIA Y SUS RECETAS |
Posted: 16 Apr 2018 10:49 AM PDT
Una receta sencilla, que se prepara sin dificultad y cuyo resultado final es muy nutritivo y sabroso. Si te gustan los pimientos, éstos te van a encantar, es una manera deliciosa de disfrutar de su sabor y además esta salsa tan típica española va a resaltar su sabor. En casa se ha preparado siempre, la base de la salsa es la misma que la de las albóndigas pero el pimiento le da un sabor muy especial. Te invito a probarla. Ingredientes: - 8 pimientos pequeños (2 por persona) Para rellenar los pimientos: - 500g de carne picada de cerdo-ternera - 2 dientes de ajo o 1 cucharadita de ajo en polvo - pimienta molida al gusto - sal al gusto - 1 huevo - 1 cucharada de perejil picado - 2 cucharads soperas de vino blanco - 1 2 cucharadas soperas de pan rallado Para la salsa: - 1 cebolla pequeña - 4 dientes de ajo - 1 tomate grande y rojo - 1 zanahoria - sal al gusto - 1/2 vasito de vino blanco
Primero aliñamos la carne con todos los ingredientes, los ajos machacados o muy picaditos, sal y pimienta al gusto, el huevo, el perejil el vino y el pan rallado. Lo mezclamos todo muy bien.
Lavamos y limpiamos los pimientos, le quitamos el rabito y las pipas cortando alrededor , procurando que el pimiento quede entero. Rellenamos los pimientos con la carne, pasamos por harina solo la parte en que se ve la carne.
Los freímos en la freidora o en una sartén con aceite. Los sacamos y dejamos escurrir. Los ponemos en una cazuela.
Hacemos la salsa. Ponemos un poco de aceite en una sartén y freímos los ajos y la cebolla troceados, cuando estén dorados echamos el tomate triturado y la zanahoria picadita. Dejamos que se fría todo y le echamos el vino blanco, cuando evapore el alcohol, lo ponemos en el vaso de la batidora y lo trituramos bien.
Se lo añadimos a los pimientos junto con una poquita agua y dejamos que cueza 5-6 minutos , dándole vuelta a los pimientos de vez en cuando par que se hagan por todos lados.
¡Están riquísimos!
Si los quieres comer rellenos de tortilla y jamón, mira éstos del blog Entre 3 fogones. Quedan deliciosos.
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5 actitudes que separan más que cualquier distancia
Rincón de la Psicología |
Posted: 17 Apr 2018 02:18 AM PDT
Hay actitudes que separan más que mil millas o que un océano. La cercanía emocional no se mide en metros ni en centímetros sino en la sintonía psicológica que experimentas. Por eso, puedes estar rodeado de personas y aún así sentirte solo, o estar aparentemente solo pero sentirte acompañado porque sabes que, en alguna parte, hay alguien que te comprende y apoya, sin importar cuán lejos se encuentre ese persona.
Existen actitudes que dificultan la convivencia cotidiana y van creando una brecha emocional entre dos personas. Si no se le ponen coto, esa brecha puede llegar a convertirse en un abismo insalvable. ¿Cuáles son esas actitudes?
Actitudes que rompen vínculos y dejan profundas huellas emocionales
1. Hipercriticismo
No por mucho criticar, cambia el otro más temprano. Es una regla de oro que debemos recordar en nuestras relaciones interpersonales. Las críticas, sobre todo cuando están dirigidas a la persona y expresan un juicio de valor, pueden llegar a desgastar la relación más sólida ya que uno de sus miembros no solo se sentirá juzgado sino también incomprendido.
A veces esas críticas se hacen con buena intención, por el bien del otro, pero a esa persona solo le llegará un mensaje: “no soy lo suficientemente bueno o capaz” o “no me quiere lo suficiente ni me acepta como soy”. En cualquier caso, criticar continuamente es una receta infalible para interponer una distancia emocional pues la persona criticada se alejará cada vez más, al no encontrar la aceptación, el apoyo y la comprensión que necesita.
2. Frialdad emocional
La frialdad emocional separa más que un abismo. Toda relación íntima, ya sea de pareja, entre amigos o en la familia, tiene una importante función de validación emocional que debe ser satisfecha o, de lo contrario, genera un profundo vacío afectivo. Cuando permites que una persona acceda a tu círculo íntimo, esperas que pueda comprender lo que estás sintiendo y valide esas emociones. En pocas palabras: esperas que te apoye emocionalmente.
Por desgracia, no siempre es así. Algunas personas se distancian emocionalmente, recurren al silencio como herramienta para castigar al otro, le dejan de hablar e ignoran a propósito. Al desentenderse de las necesidades afectivas de la otra persona, se transmite un mensaje muy claro: "no me importas lo suficiente". Si ante cada conflicto la persona reacciona distanciándose emocionalmente, al final terminará construyendo un muro con los ladrillos de la incomprensión y los problemas irresueltos. Ignorar los conflictos no los soluciona, simplemente los esconde. Distanciarse emocionalmente no ayuda a solucionar los problemas, solo acentúa la distancia rompiendo toda posibilidad de comunicación.
3. Desprecio
El desprecio puede asumir mil formas. Los insultos con frases como “eres tonto” o “eres ridículo”, son la manifestación más directa, pero las humillaciones veladas, sobre todo cuando la persona adopta una actitud prepotente y recurre a tácticas de intimidación intelectual, también duelen y hacen daño. El sarcasmo, por ejemplo, es otra forma de desprecio que suele afectar mucho las relaciones ya que detrás de un matiz aparentemente ingenioso suele esconderse una burla cáustica que daña profundamente la autoestima de la otra persona, sobre todo cuando se repite a lo largo del tiempo. El desprecio hace que una relación, que debía ser una fuente de apoyo, se convierta en un pozo de desánimo constante, lo cual termina minando el vínculo. A diferencia del rechazo o incluso el odio, que son sentimientos momentáneos, lo que más duele del desprecio es que se trata de una actitud más racional y premeditada. El desprecio implica rechazo, pero también esconde el deseo de excluir a esa persona y una profunda falta de respeto hacia sus ideas o sentimientos.
4. Egocentrismo
Toda relación, sea del tipo que sea, siempre implica a dos personas. Esas dos personas deben ser capaces de satisfacer algunas de sus necesidades emocionales en esa relación. Cuando esa bidireccionalidad se rompe y una de las personas asume una actitud egocéntrica, la otra terminará drenada emocionalmente.
El “yoismo” es la tumba de cualquier tipo de relación. Cuando una persona demanda y recibe constantemente sin dar nada a cambio, tarde o temprano, la otra sentirá que está siendo sometida a una sangría emocional que le irá generando un gran vacío. A la larga, esa relación se convierte en un vínculo tóxico del cual es necesario desprenderse.
5. Actitud inculpatoria
Existen muchas actitudes que separan, pero una de las más dañinas es la manipulación inculpatoria. Se trata de personas que intentarán manipularte haciéndote sentir culpable. Hacen palanca en tu sentido del deber o en tus puntos débiles para obtener lo que desean, dejándote además con la sensación de que eres una mala persona.
Estas personas, de manera consciente o inconsciente, establecen relaciones de dominación, sometiendo a los demás a través de la culpa. Pueden erigirse como jueces, haciéndote notar constantemente todo lo que haces mal, o pueden adoptar el papel de víctimas dejando para ti el rol de verdugo. Obviamente, ese tipo de relación es agotadora emocionalmente, además de ser profundamente insatisfactoria pues sientes que siempre estás caminando sobre cristales, sin saber cuál de tu próxima frase o actitud la ofenderá.
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Husky muestra instintos maternales con animales de peluche
Todos sabemos cuánto aman los perros sus golosinas, sus juguetes y especialmente sus paseos. Pero este es un nivel completamente nuevo de amor por un juguete. Este husky precia a su animal de peluche fornido como si fuera un cachorro de la vida real. ¿Está tratando de insinuar tener su propia camada? Tal vez es hora de conseguir un compañero fornido masculino!
Los perros tienden a hacer cosas extrañas, pero mientras nadie sufra daños, ¿cuál es el problema? ¡Este husky está disfrutando su tiempo con su pequeño husky de peluche, eso es evidente!
Los perros tienden a hacer cosas extrañas, pero mientras nadie sufra daños, ¿cuál es el problema? ¡Este husky está disfrutando su tiempo con su pequeño husky de peluche, eso es evidente!
No llenes su cuarto de juguetes, llena su memoria de recuerdos
Posted: 14 Apr 2018 07:06 AM PDT
Diversos estudios y experiencias han demostrado que los niños que crecen con limitantes durante su infancia son proclives a presentar determinados déficits a corto, mediano y largo plazo; es decir, secuelas que estarán presentes incluso en su vida adulta.
Sin embargo, estos casos no solo se dan ante las carencias, sino frente a los excesos.
Las experiencias que dejó la crianza autoritaria, predominante hace algunos años, llevó a las nuevas generaciones de papás y educadores a buscar modelos mucho más democráticos.
Y en los que, como adultos, damos a los niños un papel mucho más activo que se refleja en darles mayor oportunidad para la toma de decisiones, por ejemplo.
Sin embargo, es muy fácil caer en un extremo nada recomendable.
Dentro de esta dinámica tratamos de compensar deficiencias en la crianza con regalos, buscando lo mejor para nuestro hijo y guiados por el anhelo de procurarle una infancia feliz, que generalmente relacionamos, en primer lugar, con el cumplimiento de sus deseos materiales: el juguete de moda, el gadget más moderno o el videojuego más anhelado.
Quizá sin darnos cuenta, y en el afán de brindarles herramientas para que adquieran habilidades para etapas futuras, sumergimos a los niños en un mundo de excesos, tanto de actividades como de juguetes y dispositivos que pueden llegar a limitar su espacio para la imaginación, la creatividad, la capacidad para resolver problemas, incluso para aprender a manejar la frustración y ser tolerantes.
Por otro lado, el exceso de información que los niños encuentran en internet, incluso les resta tiempo para analizar y procesar datos, al grado de llegar a limitar su capacidad de admiración al descubrir cosas nuevas, sin tomar en cuenta que la adicción a la red podría mermarles horas de sueño y descanso.
De ahí la importancia de que, como papás, no perdamos de vista nuestro papel en la educación de nuestros hijos, conscientes de que este tipo de excesos, lejos de prepararlos para la vida, podría significarles hasta cierto número de deficiencias en cuanto a habilidades socioemocionales.
¿Cómo evitar caer en extremos?
Es importante no perder de vista que los niños necesitan tiempo libre y actividades no dirigidas para que puedan echar a volar su imaginación y creatividad.
En ese sentido, incluso los lapsos de aburrimiento son útiles para que los niños puedan buscar formas de divertirse con los elementos que tengan a su alcance.
Si bien los juguetes electrónicos pueden representar para el niño un acercamiento a la tecnología de manera lúdica, es vital procurarle juguetes de acuerdo con su edad y etapa de desarrollo, así como aquellos que requieran la participación del niño y su imaginación.
Hacer un uso responsable y racional de internet y las nuevas tecnologías. Las últimas recomendaciones de los expertos indican que es preferible no exponer a los niños a las tecnologías modernas hasta después de los cinco años, sobre todo en casa, donde la supervisión es todavía más difícil.
Los espacios de esparcimiento y el tiempo libre para jugar significan también una oportunidad para socializar con otros niños.
Además, esto les ayuda en el desarrollo de habilidades socioemocionales, como el trabajo en equipo, la resolución de conflictos, la tolerancia y manejo de la frustración, entre otras.
Es necesario brindar experiencias que estimulen todos sus sentidos. No hay como el contacto directo con la naturaleza o crear objetos o juguetes que cobran vida con la imaginación de los niños y que serán utilizados para potencializar sus habilidades y desarrollar un mayor número de capacidades y destrezas.
Es necesario procurar horarios de sueño regulares. Un descanso adecuado, que incluya los horarios y el número de horas de sueño necesarios para su edad, apoya significativamente el desarrollo de las áreas cognitivas del cerebro infantil.
Diversos estudios han demostrado que el sueño favorece la maduración del cerebro, mientras que la falta o el desorden del mismo, pueden generar deterioro en la capacidad de autorregulación de las emociones, entre otros efectos nocivos.
El exceso de juguetes, dispositivos electrónicos e incluso experiencias “divertidas”, pueden brindar a los niños momentos de “felicidad”, pero generalmente esta falta de orden y de mesura tienen un costo. La saturación de estímulos los desensibilizan y los hacen perder una perspectiva de lo que es realmente “valioso”.
Como padres debemos buscar un equilibrio fundamental entre la cantidad y la calidad del tiempo que pasamos con nuestros hijos.
La cantidad debe ser la suficiente para que la relación se vea enriquecida a través de la satisfacción mutua de las necesidades básicas: alimentación, sueño, higiene, ejercitación física y, sobre todo, afecto.
El hecho de que los padres estén presentes en el día a día de sus hijos, siempre impulsará y potencializará su desarrollo.
Fuente: Patricia de la Fuente para Psicología para niños
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