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RECETA - Costillas a la barbacoa

JULIA Y SUS RECETAS


Posted: 28 Jun 2017 02:05 AM PDT

Hoy vamos a preparar una receta que casi todos hemos comido alguna vez, unas costillas a la barbacoa.
Uno de los platos típicos de la gastronomía de Estados Unidos. La receta original dice que se deben cocinar a fuego lento y ahumar para que  conserven su jugo y su grasa natural...

La salsa barbacoa original se hacía a base de vinagre y pimienta , a la que posteriormente se le añadió mostaza, tomate, ketchup y azúcar... por lo que actualmente hay muchas variantes de dicha salsa.
Hoy os dejo la forma en que yo las hago y que no se si cumple todos los requisitos de la cocina americana, pero os aseguro que quedan deliciosas. Aunque si os apetece, podéis probar estas costillas al horno.
Ingredientes:
     -   1 kg de costillas de cerdo
     -   3 dientes de ajo
     -   Perejil picado
     -   aceite de oliva virgen
     -  sal al gusto
Para la salsa barbacoa:
     -   2 cucharadas soperas de mostaza amarilla
     -   100 ml de vinagre
     -   200 ml de ketchup
     -   250 ml de coca-cola
En un mortero ponemos los ajos pelados y los machacamos con una poquita sal. Añadimos el perejil picado y un chorro de aceite y lo mezclamos todo bien.
Ponemos las costillas de cerdo en una fuente de horno y las untamos bien con la masa del mortero. Las dejamos macerar 30 minutos.

Hacemos la salsa poniendo el vinagre en un cazo a fuego medio, lo dejamos hervir 2 minutos y añadimos la mostaza, el ketchup y la coca-cola. La dejamos cocer 2 minutos más.   
Cubrimos las costillas con esa salsa.
Las metemos en el horno , precalentado a 180ºC durante 30 minutos, las sacamos les damos la vuelta y las horneamos otros 20 minutos más.
Las servimos con patatas fritas o un buen pan para mojar en la salsa.

Personas hipócritas: Hoy te abrazan y mañana te empujan



Me gusta la gente auténtica y directa, esa que si te extraña te busca, si te quiere lo expresa y si algo le molesta lo dice. Sin rodeos. Siempre he preferido las distancias honestas que las cercanía hipócritas.

Sin embargo, en el mundo hay personas hipócritas. Y tenemos que aprender a lidiar con ellas. La hipocresía es la inconsistencia entre lo que se dice y lo que se hace. De cierta forma, es una manera de esconder o reprimir los verdaderos deseos, pensamientos y emociones para adaptarse a las expectativas del entorno o sacar provecho.

Aunque quizá la mejor definición de la hipocresía proviene del político estadounidense Adlai E. Stevenson: "Un hipócrita es el tipo de persona que cortaría una secuoya, montaría un escenario y luego haría un discurso sobre la preservación de la naturaleza".


Los 3 tipos de hipocresía


1. Duplicidad moral. Se refiere a las personas que citan continuamente motivos irreprochables pero en realidad no obran según esas reglas morales. Por ejemplo, una persona puede hablar continuamente de la importancia de ayudar al prójimo pero cuando llega el momento de tender la mano mira hacia otro lado. Esa persona puede ensalzar valores como la fidelidad y la importancia de decir la verdad pero luego le es infiel a su pareja.

2. Estándares de doble moral. Se refiere a quienes son laxos a la hora de juzgarse pero aplican un duro rasero moral a los demás. Por ejemplo, esa persona se enfadará muchísimo si cuando está en un cruce de peatones un conductor no se detiene pero cuando esté al volante y haga lo mismo, recurrirá a excusas para explicar por qué no se ha detenido. Es la clásica persona que puede ver la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el ojo propio.

3. Debilidad moral. Se trata de personas que entran en conflicto con sus actitudes debido a lo que se conoce como disonancia cognitiva. Por ejemplo, esa persona puede hablar de la importancia de ir a votar pero el día de la votación no acude a las urnas. En este caso lo que falla es el autocontrol, esa persona en realidad cree lo que dice, pero a la hora de llevarlo a la práctica no tiene la fuerza de voluntad suficiente, aunque no se atreve a reconocerlo públicamente, por lo que sigue dando lecciones morales.


¿Por qué las personas son hipócritas?


Es probable que en tu entorno conozcas a más de una persona hipócrita. Y también es probable que te preguntes cómo es posible que parezca no darse cuenta de la inconsistencia entre sus palabras y sus acciones.

La explicación a este fenómeno llega de la mano de la psicóloga Patricia Linville, quien trabajaba en la Universidad de Yale y a mediados de 1980 acuñó el término “autocomplejidad”. Su hipótesis es que mientras menos compleja sea la representación cognitiva del “yo”, más extremas serán las fluctuaciones del estado de ánimo y las actitudes de la persona. 

En otras palabras, algunas personas tienden a percibirse desde una perspectiva muy limitada, por ejemplo, se definen a través de una serie de roles que desempeñan, de manera que piensan que son una "madre abnegada" o un "directivo de éxito". El problema es que tener una definición de nosotros mismos tan limitada hace que seamos más inestables psicológicamente y nos impide lidiar con las contradicciones propias de la complejidad de la personalidad y el entorno.

Para entender mejor este fenómeno podemos echarle un vistazo a un experimento realizado en la Universidad de Miami. Estos psicólogos les pidieron a estudiantes universitarios que evaluaran la importancia de las habilidades de estudio. A continuación les pidieron que rememoraran todas las veces que habían descuidado el estudio, con el objetivo de desenmascarar la posible hipocresía detrás de las primeras respuestas.

Curiosamente, en ese momento los estudiantes que tenían una menor autocomplejidad fueron más propensos a cambiar sus primeras opiniones; es decir, rectificaron indicando que, después de todo, estudiar no era tan importante. 

Esto podría explicar por qué algunas personas dicen una cosa y hacen otra. Sus comentarios provienen de una representación del “yo” completamente separada del “yo” que actúa en otras circunstancias. En práctica, las personas hipócritas solo intentan mantener inmune la identidad simple que han construido separando sus palabras de sus acciones.

En el caso de los políticos, por ejemplo, es usual que mantengan un discurso conectado con su “yo político” mientras hacen algo diametralmente opuesto en su “yo empresarial” o “familiar”. De esta forma logran salvar sus diferentes "yos", porque no son capaces de integrarlos.

Estos estudios nos indican que muchas personas son hipócritas sin darse cuenta. De hecho, a menudo cuando las ponemos frente a frente con sus contradicciones no las reconocen y se escudan en excusas.

Obviamente, no todas las personas viven en ese estado de “desconocimiento hipócrita”. También hay quienes aprenden a sacarle partido a la hipocresía, sobre todo cuando se dan cuenta de que seguir ciertas ideas no es práctico ni ventajoso. Estas personas no tienen problemas en proclamar algo y hacer justo lo contrario, si piensan que es más conveniente. Pero tampoco reconocerán abiertamente su hipocresía ya que es demasiado doloroso y representaría un gran golpe para su “yo”, por lo que aducirán que han obrado movidos por las circunstancias.

5 comportamientos que delatan a las personas hipócritas


1. Siempre están dispuestas a castigar a alguien. Su “elevado” rasero moral hace que siempre apunten el dedo acusatorio contra alguien, e incluso pueden estar dispuestos a humillar a esa persona públicamente. Se trata de una estrategia de compensación a través de la cual intentan centrar la atención en el otro para que no caiga sobre sus discrepancias y comportamientos.

2. Tienen un aura de superioridad moral. Las personas hipócritas suelen estar a medio camino entre el narcisismo y la superioridad intelectual. Su nivel de arrogancia puede hacer que cuando te relacionas con ellas te sientas como alguien de nivel inferior, inmaduro o no lo suficientemente bueno. Estas personas no dudarán en reprender cualquiera de tus acciones, palabras o actitudes.

3. Las reglas nunca se aplican a ellas. Las reglas y las normas existen, pero solo para los otros. Las personas hipócritas creen que como tienen un sentido innato del derecho y la moral, están por encima de la ley. 

4. La culpa nunca es suya, siempre tienen una excusa a mano. Las personas hipócritas no suelen reconocer sus discrepancias y errores, incluso ante la evidencia. Estas personas no se disculpan ni admiten su responsabilidad sino que recurren continuamente a excusas. Para ellas, las circunstancias siempre son un atenuante, y los errores nunca son suyos.

5. Haz lo que digo, no lo que hago. Esta podría ser la máxima por la que se guían las personas hipócritas. Sus acciones casi nunca coinciden con su discurso. Esto se debe a que su principal motivación es quedar bien y cumplir con las expectativas.

¿Por qué nos molestan tanto las personas hipócritas?


La respuesta, o al menos una parte de ella, proviene de un estudio realizado en la Universidad de Yale. Estos psicólogos descubrieron que lo que más nos molesta de las personas hipócritas no es la inconsistencia entre sus palabras y sus acciones sino que sus proclamaciones morales son falsas y pretenden hacerse pasar por personas más virtuosas de lo que son.

En práctica, no nos gustan las personas hipócritas porque nos decepcionan. De hecho, se ha comprobado que solemos creer y preferir afirmaciones morales o que impliquen cierto grado de generalización para explicar los comportamientos. Por ejemplo, si una persona abandona un proyecto, preferimos la explicación “no tiene sentido gastar más energía” que “no quiero gastar más energía”. Por eso, cuando descubrimos la verdad nos sentimos más defraudados y engañados.

Esto significa que, de cierta forma, nosotros también contribuimos a que la hipocresía perdure a nivel social. De hecho, incluso en ciertas situaciones puede ser que nos hayamos comportado de manera hipócrita para intentar dar una mejor imagen de nosotros mismos. 

Por eso, la mejor manera de luchar contra la hipocresía consiste en ser auténticos y comprender que dentro de cada uno de nosotros existen muchas contradicciones. No necesitamos cumplir con las expectativas de los demás ni tenemos que convertirnos en predicadores de la moral. Vive y deja vivir :)


Fuentes:
Jordan, J. J. et. Al. (2017) Why Do We Hate Hypocrites? Evidence for a Theory of False Signaling. Psychological Science; 28(3): 1–13.
McConnel, A. R. & Brown, C. M. (2010) Dissonance averted: Self-concept organization moderates the effect of hypocrisy on attitude change. Journal of Experimental Social Psychology; 46(2): 361-366.
Linville, P. W. (1985) Self-Complexity and Affective Extremity: Don't Put All of Your Eggs in One Cognitive Basket. Social Cognition; 3: 94-120.

LAS HERMOSAS MUJERES LECTORAS DE FRANCINE VAN HOVE


Posted: 28 Jun 2017 07:26 AM PDT

  A lo largo de la historia, son innumerables las mujeres artistas que han existido, pero muy pocas consiguieron ser reconocidas en el ámbito del arte. Actualmente y poco a poco, algunas comienzan a ser incluidas en los estudios de arte y en las grandes enciclopedias. Al mismo tiempo, las propias artistas reivindican tener un sitio propio. La realidad, sin embargo, es que aún queda mucho por hacer.


  Históricamente, pocas fueron las mujeres afortunadas de contar con familiares pintores que estuvieran dispuestos a enseñarles sus técnicas, y aún menos, los que consintieran compartir sus estudios. Al estar excluida de la formación en las escuelas de arte, la mujer, inexperta en temas como la representación anatómica, solo podía aspirar a pintar temas que hoy se siguen considerándose menores, como bodegones o naturalezas muertas.

  Y como si esto fuera poco, hay que añadir que han sido muchas las artistas a las que se les ha arrebatado la autoría de sus obras. Normalmente esto ha ocurrido en favor de sus cónyuges u otros familiares masculinos. El menosprecio hacía la figura femenina como creadora del arte es algo por todos conocido y se la relega al papel de simple "musa".


 Sin embargo, y por fortuna, los historiadores han empezado a subsanar estos olvidos. Poco a poco, el aficionado al arte puede empezar a acercarse a las grandes obras realizadas por mujeres. A día de hoy, aunque siga tratándose de cifras ridículas, cualquiera puede nombrar algunas mujeres que no sólo realizaron obras de calidad, sino que rompieron con lo establecido. Y Francine Van Hove es una de ellas.

   Esta artista francesa desde hace décadas viene rompiendo estructuras no sólo con su exquisito arte y talento, sino porque no reniega del papel de las mujeres como musas inspiradoras, y siendo ella mujer, encuentra inspiración en la belleza femenina.

  Su obra se encuentra repartida en colecciones públicas y privadas de Europa, América y Japón. Comercializa y expone su obra a través de la Galería Alain Blondel de París y la Galería Bellefeuill de Québec. También suele presentarse a la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (FIAC) de París y en exposiciones de grupo ha expuesto en Chicago, Estocolmo, Bolonia, Los Ángeles, Nueva Cork, Tokio, Miami, entre otras.

 
Francine Van Hove dibujando en su estudio del natural. Detrás uno de los bocetos para sus cuadros de mujeres en torno a una mesa.
  Se ha especializado en la pintura de mujeres jóvenes muy bellas, a menudo desnudas, pero sólo con la pizca necesaria de provocación sensual.

  Las mujeres pueden aparecer solas en actitudes muy naturales y cotidianas: ensimismadas, leyendo, dibujando, disfrutando de una copa, en el cuarto de baño acicalándose, descansando en el jardín o en la cama, mirándose en el espejo…y en esta selección, traemos sus más bellas obras de mujeres lectoras.

  

  Sus mujeres están dotadas de una belleza especial que emana de la serenidad de sus rostros y de la sensualidad de sus cuerpos. Su estereotipo es inconfundible, pese a que cambie de modelo: rubias, guapas y de piel nacarada. Pero lo que identifica más inconfundiblemente su estilo es la captación de la esencia femenina a través de poses nada forzadas y cuerpos flexibles.

 Las sensaciones que transmiten son de calma y bienestar.  Una paz interior fruto de la seguridad de estar haciendo lo que deben hacer.






















Fuente: Le miau noir 

MUSICA - GRANDES BOLEROS