¿Recuerdas qué te hizo sentir especial cuando eras pequeño? Es probable que hayan sido esos momentos que compartiste con tus padres, en los que te sentiste querido, amado y aceptado. Sin embargo, el 70% de los padres de hoy afirman disponer de poco tiempo para jugar con sus hijos. Según un estudio realizado por Observatorio del Juego Infantil, los niños solo pasan un 10% del día en compañía de sus padres, a pesar de que el 60% de los más pequeños de la casa reclaman que sus padres estén presentes en sus actividades de ocio. Por eso, cuando pasemos tiempo con los niños, es importante asegurarse de que se trata de tiempo de calidad.
La infinita soledad de los niños
La noche había caído pero el pequeño niño seguía luchando contra el sueño, quería permanecer despierto porque esperaba a su papá. Los traviesos ojos se iban cerrando cuando se abrió la puerta de la habitación.
- Papá, ¿puedo hacerte una pregunta?
- Sí, claro.
- Papá, ¿cuánto dinero ganas en una hora? – le preguntó con los ojos muy abiertos.
Su padre, entre enfadado y cansado, le dio una respuesta tajante.
- Eso no es asunto tuyo, ¿por qué me preguntas?
- Sólo quiero saber, por favor dime, ¿cuánto ganas por una hora?
El papá contrariado terminó contestándole.
- 100$ por hora.
El niño se entristeció.
- Entonces, ¿puedo pedirte prestado 50$?
El padre se enfureció.
- Si quieres saber cuánto gano para pedirme dinero y comprarte un juguete tonto, entonces quédate en tu habitación, no salgas y piensa por qué estás siendo tan egoísta. Yo trabajo duro todos los días, como para lidiar con ese comportamiento tan infantil.
El niño se quedó en silencio. El padre salió de la habitación preguntándose cómo era posible que su hijo le hiciera tales preguntas.
A la mañana siguiente, más tranquilo, se dio cuenta de que en realidad no sabía para qué quería su hijo aquel dinero. Después de todo, el niño no le pedía dinero a menudo. Así que antes de irse para el trabajo, le preguntó.
- Quizá fui demasiado duro contigo. Ayer tuve un día complicado en el trabajo. Aquí tienes los 50$ que me pediste.
Al niño se le dibujó una sonrisa en el rostro.
- ¡Oh, gracias papá!
Fue corriendo a su habitación y regresó con varias monedas y unos billetes arrugados. El padre, al ver que el niño ya tenía dinero, empezó a enfadarse de nuevo. El niño contó despacio su dinero, y luego miró a su padre.
- ¿Por qué quieres más dinero si ya tenías bastante?
- Porque yo no tenía suficiente, pero ahora sí, –contestó entusiasmado. - Papá, ahora tengo 100$. ¿Puedo comprar una hora de tu tiempo? Por favor, hoy ven a casa temprano, me gustaría jugar y cenar contigo.
El padre se sintió acongojado. Abrazó a e su pequeño hijo y le suplicó que le perdonase.
Recordemos que la mejor inversión de nuestro tiempo es en la familia, en las personas que tenemos a nuestro lado y en nuestros corazones. Si el día de mañana morimos, en pocos días habría alguien reemplazándonos en el trabajo; pero para la familia y los hijos que dejamos atrás, será una pérdida eterna. Valora el tiempo que pasas con los tuyos, porque no hay nada más valioso. Y asegúrate de transmitirle a tus hijos cuánto les quieres.
No basta con querer, es necesario demostrar ese cariño
1. Apaga el móvil. Cuando llegues a casa, apaga el móvil y dedícale a tus hijos al menos media hora. Los pequeños se sentirán muy satisfechos de saber que tienen tu completa atención, sin que te distraigas con los mensajes. De hecho, el 33% de los niños se quejan de que sus padres siempre están con sus móviles. Brindarles una atención plena hará que cada minuto valga la pena. Así le estás diciendo que para ti, son muy importantes.
2. Apaga el televisor y todos los dispositivos a la hora de las comidas. Cuando toda la familia se sienta alrededor de la mesa, es importante que nada compita por la atención de los padres y los niños, como los anuncios de la televisión o los mensajes entrantes. Alrededor de la mesa se pueden crear momentos muy agradables, además de que desconectar todos los dispositivos os permitirá disfrutar más de los platos y de la compañía.
3. Haz que la hora de acostarse sea un momento mágico. Los niños pequeños, sobre todo, crearán preciosos recuerdos de esos minutos en los que le arropas en la cama y le lees una historia. No solo es reconfortante sino que también crea una conexión íntima muy especial y además, la lectura estimulará el desarrollo cerebral de los niños.
4. Que no falten los besos, abrazos y caricias. Los niños necesitan el contacto físico, sobre todo cuando son pequeños. A través de los besos, abrazos y caricias les demuestras tu amor y cariño. De hecho, los
beneficios de los abrazos son enormes y estimulan la producción de neurotransmisores como la dopamina y la oxitocina, que le harán sentir relajado y potencian la confianza y la conexión emocional. Un niño que se siente amado, será un niño que se ama y se estima, que no se avergüenza de mostrar su afecto.
5. Háblale mirando a los ojos. La mejor manera de comunicarse con los niños es mirarlos directamente a los ojos. El contacto visual es muy importante porque logra captar su atención, que durante los primeros años suele ser difusa. Además, también permite establecer una conexión más personal. Por eso, cuando los niños son pequeños, es conveniente que los padres siempre se agachen para hablar con ellos, de esta manera quedarán a su nivel.
6. Involúcrále en la toma de decisiones. Muchos padres creen que sus hijos son demasiado inmaduros para decidir. Si bien es cierto que no tienen mucha experiencia de vida, eso no significa que no tengan sus gustos y preferencias. Por tanto, siempre que puedas, pídele su opinión sobre aquellas decisiones que le afectan. Así el niño se sentirá valorado y desarrollará una autoestima sana, de manera que en el futuro será una persona más segura de sí, que no permitirá que los demás decidan en su lugar.
7. Solo juega. Uno de los recuerdos más bonitos de la infancia se refiere al juego. Aunque los niños crezcan y tengan compañeros de juego, el placer de jugar con los padres no se puede substituir. Curiosamente, muchos niños afirmaban que sentían que sus padres hacían demasiadas cosas y tenían las jornadas demasiado programadas. A veces, hay que dedicar un tiempo solo a jugar y divertirse, sin ningún plan, dejando que todo fluya. De hecho, jugar no solo es positivo para los niños sino también para los padres ya que les ayuda a aliviar la tensión y olvidarse de las preocupaciones cotidianas.
8. Déjale pequeñas muestras de amor. No hay que tener un motivo para decirle a tu hijo que le quieres. No te canses de decírselo y déjale pequeñas muestras de cariño. Escríbele notas simpáticas, hazle pequeños regalos hechos por tus propias manos… De esta forma el niño también aprenderá a valorar los pequeños detalles.
9. Celebra sus logros y su esfuerzo. Jamás demerites sus logros, por pequeños que sean, celébralos y anímale a que se siga esforzando. No obstante, recuerda que
algunos elogios pueden destruir la autoestima infantil, por lo que es esencial que le des importancia al esfuerzo realizado, más que a las capacidades de base. Este es uno de los mayores regalos que puedes hacerle para la vida.
10. Disciplina con amor. Los niños necesitan ciertas reglas y normas ya que estas no solo lo mantienen seguro sino que también le dan un sentido a su mundo y le indican qué se espera de él. No obstante, debes asegurarte de castigar el mal comportamiento, no al niño. Jamás condiciones tu amor a sus comportamientos con frases como “si eres un niño malo, no te querré más”. Hazle saber que le quieres, aunque lo que ha hecho está mal. Es posible disciplinar con amor.