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VIAJES - La ruta de la almadraba: cinco pueblos de Cádiz para degustar el atún del Estrecho


Durante toda la primavera, los pueblos pesqueros la costa gaditana celebran citas gastronómicas que se pueden combinar con el turismo de playa y el windsurf
Foto: Kevin Walsh
Foto: Kevin Wals

¿Qué es una almadraba?

La Costa de la Luz es famosa por sus kilométricas playas de belleza salvaje pero, más allá del paisaje, en altamar se pueden apreciar unas boyas coloradas que sirven para demarcar la zona donde los pescadores calan sus redes con el fin de atrapar a los atunes que vienen migrando desde el Atlántico hasta el Mediterráneo. Es lo que se conoce como la 'levantá' de la almadraba.
Raúl García, experto en pesca de WWF-Panda, considera que la almadraba "es una arte milenario que estaba extendido por todo el Mediterráneo hasta hace relativamente poco tiempo". Asegura además que "es una arte pasiva y por tanto tiene claramente limitada su capacidad de pesca en función de la abundancia que haya". Como testigo presencial de la 'levantá', García reconoce que "las imágenes son muy impresionantes", pero no cree que "actualmente la almadraba que sea más cruel que otras pescas si la hace bien y se respetan al máximo las normas".

200 formas de comer el atún

La almadraba es un acontecimiento que condiciona la economía y la cultura gastronómica de buena parte la de la costa gaditana. En consecuencia, en la época de pesca el atún abunda en los menús de los restaurantes de la zona y se dan distintos certámenes gastronómicos. Son inimaginables las sorpresas que ofrecen cada año los chefs y se pueden llegar a probar hasta treinta tapas distintas en un fin de semana. 
Hay que tener en cuenta que al atún se le llama 'el cerdo del mar', ya que se aprovecha todo de él. Por otro lado, hay contabilizadas hasta 200 maneras diferentes de prepararlo: crudo, semicrudo, guisado, a la plancha, frito, rebozado, estofado, en manteca para desayunar, etc. A esta gran versatilidad culinaria ayuda la amplia variedad de cortes -más o menos gruesos o en carpaccio, a tacos, en filetes, en transversal, etc.- y las mezclas con ingredientes exóticos para el paladar medio, como el chocolate, el jengibre, el cilantro o las algas. 
Foto: Pedro Lozano
Foto: Pedro Lozano
A continuación te ofrecemos cinco pueblos de Cádiz donde además de disfrutar de su singularidad y su arquitectura, podrás degustar en sus restaurantes interesantes recetas que tienen como base el atún. 

Barbate, la primera 'levantá'

En el pueblo de las conservas del atún por excelencia (visitas gratuitas a Herpac yLa Chanca para llevarte sus productos enlatados), tuvo lugar ya el 26 de abril la primera 'levantá' y su consiguiente semana del atún. Si bien, permanentemente, queda ahí El Campero, el mejor restaurante especializado en atún de la provincia. Su propietario posee La Taberna, en Zahara.
Pero si lo que queremos es playa, Barbate no se queda atrás. Las del municipio se extienden salvajemente hasta Los Caños, la zona hippy (véase La Jaima) más ambientada en verano, que se prolonga hasta la casi desconocida playa de Zahora, mucho más glamourosa, con chiringuitos como el Sajorami Beach, pero también con la macrodiscoteca de la provincia, el Ohju
Foto: Carlos ZGZ
Foto: Carlos ZGZ

Zahara no se apellida 'de los Atunes' por azar

Del 10 al 15 de mayo, el pueblo con ocho kilómetros de playas alucinantes, desde la lujosa cala de los Alemanes pasando por la asilvestrada Atlanterra, se llena deactividades culinarias como talleres de cocina o exposiciones. La misión aquí es recorrer todos los restaurantes, más de 30, para probar todas las tapas posibles, a cual mejor y más rompedora, y rellenar el cupón para su concurso posterior.  
Antonio HotelesLa TascaLa SalEl Vapor o La Morada triunfaron en 2015, pero los demás lucharán por ganarles este año. Si vas más pasado el certámen, pide las tapas que concursaron y tendrás un éxito asegurado, ya que tienen la experiencia de ocho ediciones.

Vejer de la Frontera y El Palmar

Desde Zahora se arriba a El Palmar, la playa de moda en esta costa, por sus chiringuitos y sus escuelas de surf. Allí se recomienda comer en La Cervecería y pasar a los cafés y cócteles para disfrutar del atardecer con dj en directo en El Cartero. Puedes cenar después en los columpios de La Torre
Foto: Diego Delso
Foto: Diego Delso
Pero El Palmar es la playa de Vejer, un pueblo blanco que se ilumina colina arriba, cuya arquitectura habla de su historia, y, que, aprovechando el tirón del archiconocido El Califa, está destacando como meca gastronómica por todos los bares y restaurantes que van abriendo con originalisimas propuestas, como Las Delicias, un antiguo teatro que ahora da conciertos mientras cenas, a imitación delUtopía, en Benalup. 

Conil, la ruta más divertida

Esta belleza de pueblo -con 7 kilómetros de playas de arena fina y prensada, entre acantilados que conducen hasta las inigualables calas del Aceite y de Roche- extiende su XX Ruta Gastronómica desde el 6 de mayo hasta el 6 de junio. Sus restauradores calculan servir unas 11.000 tapas durante todo el mes, ofreciendo no sólo las que presentan como novedad a su concurso solidario, sino muchas otras recetas ya bien trabajadas. 
TxicoteFeduchy y La Gloria nunca decepcionan. Y la noche prosigue con el flamenco de bares como El Tablao de la Torbellino, siguiendo por La Tertulia y El Sitio, si no se quiere bailar en los pubs de la calle Peñón desaforadamente hasta altas horas de la madrugada. 
Foto: Tsui
Foto: Tsui

Tarifa, chill out para desconectar

Si bajas a Cádiz del 9 al 12 de junio, aún tendrás tiempo de vivir la IV Ruta del Atún de Tarifa, que se celebra en prácticamente todos sus restaurantes. La gracia de este pueblo milerario está en ir de terraza en terraza: ya sea de tapas en bares como El otro MelliPetit Bistró o Casa Antonio; o de mojitos en chiringuitos resguardados del viento, como el BienStar o el Tangana -en la espléndida playa de Valdevaqueros- el Agua o el Arte Vida -en la playa de Los Lances. 
La cuestión, por el día, es tirar tu cuerpo en una hamaca y entregarte al 'chill out' en cuerpo y alma; mejor si puede ser desnuda en la playa de Bolonia o en Punta Paloma. De camino hacia esta magnífica playa, en el Paraje Betijuelo, hay que subir a deleitarse en el restaurante y mirador El Tesoro. Por la noche, de vuelta a la ciudad del viento, hay cientos de bares, pero todo el mundo acaba en el Café del Mar o el Mombassa

RECETA - JUDIAS VERDES CON TOMATE


Opinión de los internautas
Resultado de imagen de judias verdes con tomate
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Origen de la receta:  Española
Tipo de cocción:  placas eléctricas, gas, vitrocerámica
Tiempo de preparación: 20 minutos
Tiempo de cocción: 40 minutos
Ingredientes (4 personas):


Preparación: 

1-Retiramos las hebras de las judías verdes, cortamos en varios trozos y hervimos en abundante agua con sal hasta que estén tiernas.

2-Troceamos la cebolla y los ajos, ponemos aceite en una sartén y pochamos. Incorporamos el tomate maduro pelado y pasado por la batidora. Ponemos el fuego fuerte y dejamos que reduzca.

3-Salpimentamos el tomate frito, añadimos pimienta y el comino molido al gusto, damos un hervor y añadimos las judías verdes cocidas. Apartamos.

VIAJES - Siete pistas para disfrutar de Grecia esquivando los tópicos


El archipiélago sigue siendo un destino con un incalculable patrimonio cultural y paisajístico. 

Foto: Elisabeth G. IborraFoto: Elisabeth G. Iborra
Grecia es mucho más que la terrible crisis económica que asola a sus ciudadanos. Más allá de la decadencia de un sistema político o del turismo de lujo, distante al drama que viven los griegos, hay un patrimonio histórico, cultural y paisajístico que permanece intocado, puro y dispuesto a darse a conocer. Te propongo siete modos de conocer Atenas y la islas del Egeo en las cuales no te sentirás un turista más, sino un viajero libre.
Al fin y al cabo, tal como decía Graham Greene, "la diferencia entre el turista y el viajero, es que el turista sabe cuándo volverá y el viajero no". Si necesitas más información para construirte tu propio viaje con independencia de los tópicos que asolan las guías y las páginas de internet, ésta es mi crónica Sin Grecia no habría más mundo (civilizado) que recorrer.

1. Atenas no es fea, de verdad

Te lo van a advertir, seguro. Sobre todo, la gente que considera que la Acrópolis no son más que piedras y la que no ha pasado de Plaka, el barrio turístico por excelencia. Pero es tan fácil como adentrarse en los barrios donde residen los locales. Empezando por Monastiraki, cuya calle Ermou está repleta de tiendas de todo tipo y la plaza Monastirakiou, que por las noches tiene unas vistas increíbles a la Acrópolis.
Por el barrio de Psiris, se mueven artistas y bohemios por sus mercadillos, cafés, restaurantes, creperías, etc. que sacan sus terracitas al aire libre y, en la plaza de Dacon Anargyriou o en la calle Lepariotou, hay muchos bares interesantes, algunos con conciertos. Entre Omonia y Paneristimio, en la plaza de la Universidad, hay multitud de placitas con cafés y boutiques modernas colindando con tiendas de siempre y con el mercado popular. 
Foto: Elisabeth G. Iborra
Foto: Elisabeth G. Iborra
Si estás harto de masas en la plaza Syntagma, encontrarás la paz en Kolonaki, el barrio que se eleva hacia el monte Licabeto. Descendiendo al nivel del mar, en el puerto del Pireo, Mónica Caballo, una española criada en Atenas aconseja "la zona de ocio nocturno de Microlimanos, después de una excursión al cabo Sunion, para ver el atardecer en los templos de Poseidón y Atenea".

2. Tienes alternativas para navegar entre las islas

Lo fácil es apuntarte a uno de esos cruceros que paran unas cuantas horas en las islas más demandadas y navegan mientras duermes. Más laborioso, a la par que independiente, es organizarte el tour por tu cuenta, de ferry en catamarán, combinando horarios y días de las compañías navieras.
Si prefieres que el viaje te lo customice un profesional, Patxi Urzaiz es un vasco helenizado que alquila veleros para grupos u organiza circuitos con el sistema plaza por plaza, al que te puedes apuntar solo, en pareja o con amigos, hasta que se llene el velero.
"De mayo a septiembre, partimos durante una semana a las islas del Sarónico y la costa oriental del Peloponeso, aconsejable para quienes no hayan hecho nada o poca navegación, ya que las aguas son más tranquilas y son raros los golpes de mar", cuenta Urzaiz. Su oferta es una forma guiada de descubrir playas desiertas, pueblecitos y lugares recónditos, y aún poco transitados, en Egina, Epidauro, Poros, Dhokos y Leonidio, Fokianos e Hydra.
Foto: Elisabeth G. Iborra
Foto: Elisabeth G. Iborra

3. Las Cícladas Menores, para profundizar

Los griegos aseguran que en Donousa, Ano Kufonisi, Iraklia o Shinousa todavía se observa la vida tradicional griega, y que el silencio y la paz son la norma, porque no están explotadas. Si no puedes detenerte a pernoctar en cada una de ellas con el Skopelitis Express, confórmate con ir avistándolas superficialmente desde la proa del Skopelitis, seis horas que un ferry recorre en dos, pero sin vivir su idiosincrasia intacta (por el momento).
Al contrario que el velero, que te permite adentrarte en las Cícladas, pues, según Urzaiz, "lo único que cambia es la mar, que allí es más brava y sopla más fuerte el viento", los sitios adonde vamos son lugares tranquilos y alejados de la masificación turística. Las calas son realmente paradisíacas y los pueblos, tradicionales.

4. Santorini, millones de visitantes no pueden estar equivocados

Hay 2.000 islas deshabitadas en los mares griegos, pero no por ello Santorini va a desmerecer una belleza de visita obligada, como podrás comprobar ya desde la cubierta del ferry. Te extasiará la aproximación a La Caldera, la ladera frontal que da la cara a la isla volcánica, Thirasia, en cuyas aguas calientes es posible bañarse.
Foto: Elisabeth G. Iborra
Foto: Elisabeth G. Iborra
La centralizada Fira hay que pateársela cuesta arriba y abajo, si bien, para alejarte del gentío, se recomienda ir en bus a la preciosísima aldea de Oia. Eso sí, no te quedes en los bares atestados de turistas esperando a ver el el ocaso del sol dándole besos al volcán, aprovecha para callejear a solas haciéndoles fotos a los molinos y las campanas de sus iglesias a contraluz.

5. Paros y Antiparos

A la calle principal de la linda Paros le llaman 'street market', si bien, no es más que una calle con una tienda en cada número, de ropa y de joyería moderna que se aleja del souvenir hortera. Tanto en la capital como en Naussa, podrás apreciar la arquitectura típica blanca y azul. No obstante, para variar, los griegos recomiendan escapar de lo manido en el barco a Antiparos, por su viejo puerto de pescadores, sus peculiares casitas, sus plazas sombreadas por un solo árbol gigante y su castillo rodeado de viviendas con puertas diminutas. 
Foto: Elisabeth G. Iborra
Foto: Elisabeth G. Iborra

6 Naxos y sus aldeas paradas en el tiempo

Naxos es otra isla conocida por su vino y ciertos licores destilados, como los de la destilería Kitron Vallindrass, que está en la aldea de Halki, perdida en la montaña, paralizada en el tiempo. Al igual que la de Apiranthos, que rompe con la imagen de los folletos, gracias a las casas de piedra de estos antiguos pobladores de Creta que se exiliaron durante la matanza turca en la isla. ¡No te pierdas sus museos y los quesos de la región: xirotiro, arsénico kafalotiri, anthoiro, sour mizithira y gruyere de Naxos.

7. Amorgós, para ver arder el Egeo

En la isla de Katapola, se impone fisgar entre sus encantadoras villas, como la deKatapoliani. De allí, el bus te deja en la Hora en 10 minutos, de sobrecogedor paisaje. Coge fuerzas compartiendo mesa y rakipsimeni (una bebida tradicional destilada como el raki, pero con miel, té, canela y hierbas) con los paisanos en la taberna Xyma, que conserva la esencia de los hippies que la animaban en los 70. 
Foto: Elisabeth G. Iborra
Foto: Elisabeth G. Iborra

Y ya puedes subir zigzagueando entre sus 43 monasterios y sus divinas casitas, por sus suelos empedrados hasta el castillo y los molinos, que procuran unas vistas impresionantes de la bahía y del Egeo. Intenta verlo en llamas al atardecer, de camino al segundo puerto, el de Aegiali.

Los años nos ayudan a elegir mejor a las personas

Los años nos ayudan a elegir mejor a las personas


A medida que vamos creciendo nuestro círculo de amigos se vuelve más selecto. No es que nos volvamos personas antisociales, ni que debido a las responsabilidades no poseamos tanto tiempo para dedicárselo a nuestras amistades. Simplemente, con los años, hemos aprendido a elegir mejor a las personas que queremos que estén a nuestro lado.
Cuando somos más jóvenes, las relaciones interpersonales son todo un misterio. Hay muchas emociones con las que lidiar, muchas decepciones que superar y varias personas tóxicas de las que alejarnos. Con los años, conseguimos eliminar de nuestra vida a todas aquellas personas que no nos aportan nada y que se convierten en una piedra dentro de nuestros zapatos.
“Deben buscarse amigos como los buenos libros. No está la felicidad en que sean muchos ni muy curiosos; sino pocos, buenos y bien conocidos”
-Mateo Alemán-

Elegimos mejor porque aprendemos

Con el tiempo cambiamos, nuestras prioridades se transforman y valoramos situaciones y personas que antes pasábamos por alto. A medida que vamos cumpliendo años, entendemos que es mejor la calidad que la cantidad en lo que respecta a las relaciones. Ahora nos interesan las personas que cuenten, que aporten vibraciones positivas a nuestra vida.
Todo esto es comprensible y natural. Llega un momento en el que somos plenamente conscientes de que nuestro tiempo es muy valioso y desperdiciarlo con personas que no merecen la pena hará que lo disfrutemos mucho menos. Nuestro círculo de amistades se va reduciendo hasta que tan solo queden esas personas que consideramos especiales para nosotros.
amigos mirando paisaje
Pero, esta realidad no es una mera reflexión sino que un estudio ha brindado luz sobre este tema y resuelto a qué edad empezamos a ser conscientes de todo esto. La investigación fue realizada por la Universidad de Rochester, en Nueva York. Este reveló que a los 20 años priorizamos la cantidad de amigos más que la calidad. En esta edad, nos sentimos a gusto con esta decisión.
El tiempo no provoca que perdamos amigos, sino que aprendamos a distinguirlos
No ocurre lo mismo cuando pasamos la veintena y nos sumergimos ya en la edad de los 30. Aquí nos preocupamos ya por tener amigos verdaderos, amigos de calidad que nos alejen de la toxicidad de las relaciones, y también de la tristeza y soledad que muchas situaciones nos provocan. Mejorar nuestro equilibrio emocional es vital en esta época.
Aunque muchas personas puedan sentirse identificadas y este estudio sea una clara muestra de lo que a grandes rasgos pueda suceder, siempre hay excepciones. Dependiendo de nuestro grado de madurez, tal vez a los 20 años empecemos ya a acortar nuestro círculo de amigos o, por el contrario, podemos tener 30 años y continuar prefiriendo la cantidad a la calidad.

Con los años valoramos la amistad

Con los años somos conscientes de que muchas personas no merecen llevar la etiqueta “amigo”. La amistad no es lo que nos habían contado, va más allá. ¿Qué personas han estado a tu lado en los malos momentos? ¿A quién puedes llamar si tienes necesidad de desahogarte? Puedes responder a estas preguntas ahora mismo.
Quizás, para ti, no sea muy difícil encontrar un nombre, dos o incluso tres. Pero, para muchos tal vez no haya una respuesta. Si es así, no empieces a agobiarte. Esto significa que valoras la amistad y que, probablemente, no ha llegado a ti esa persona que será un amigo verdadero. Es difícil encontrarlo, pero no imposible.
ancianas tomando café
Llegados a este punto, seguramente te venga a la mente la hipocresía de las redes sociales. Esas en las que tenemos 100 amigos, 200…, pero curiosamente a muchos ni los conocemos. El afán por mostrarnos sociables y presumir de ello supera a la realidad. Pero, las apariencias, con los años, van perdiendo importancia.
Un verdadero amigo viene a tiempo. Los demás, cuando tienen tiempo.
Si no has pasado por la transición de empezar a reducir tu círculo de amigos, tal vez no has lidiado con la ansiedad que aborda a todas las personas que ven cómo esa cantidad de amigos que creían tener se va reduciendo considerablemente hasta que puedes contarlos con dos manos o incluso una. Es aquí cuando podrás ser consciente de la verdadera realidad y de la mentira en la que te encontrabas viviendo.
¿Eres de los que prefiere la calidad o la cantidad? Como bien hemos visto, hay un momento deaprendizaje en el que pasamos de tener muchas amistades a valorar verdaderamente lo que significa la propia palabra “amistad”. Todo es un proceso, es el curso natural de nuestra existencia el que nos permite valorar con los años a todas esas personas que, a pesar de las circunstancias, estarán siempre a nuestro lado.
amigos en bicicleta