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RECETA - Crema ligera de zanahoria y col


Una crema muy rica y sencilla de hacer
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    Ingredientes

    1. 7 u 8zanahorias grandes
    2. 1 trozocol (1/4 aprox)
    3. 1 litrocaldo de pollo (o una pastilla de caldo concentrado)
    4. 1 cucharaditacomino en polvo
    5. 1/2 cucharaditajengibre molido
    6. Aceite de oliva
    7. Sal
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      Pasos

      1. Cortar la col en tiras o pequeños trozos y sofreír en una olla con un poco de aceite de oliva.
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        • Pelar las zanahorias, cortarlas en trozos más pequeños y sofreír también junto con la col, sazonar.
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          • Añadir el caldo y dejar hervir unos 15 minutos. Añadir el comino, el jengibre.
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            • Apagamos el fuego y trituramos con la batidora para hacer la crema.
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              • Nota: yo he usado todo el caldo porque me gusta muy ligera, si la crema te gusta más espesa añadir menos caldo, si te quedas corto puedes añadir más después.
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                • Pasar la crema por el pasapuré, servir y listo.
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                  • Buen provecho

                  ESPECTACULAR AURORA BOREAL EN NORUEGA - FULL HD


                  Necesitamos avanzar con el pasado sano


                  Copiado de La Mente es Maravillosa


                  mujer envuelta en margaritas azules


                  Avanzar en la vida significa crecer, desarrollar las potencialidades, diseñar proyectos personales, profesionales y sociales, y lograrlos. Sin embargo, más de una vez te das cuenta de que ese avance no se produce, que el pasado aún está presente o se da a un ritmo demasiado lento, a pesar de que empeñes gran esfuerzo en ello. ¿Qué sucede?
                  Lo usual es que se busquen las causas del estancamiento en las circunstancias externas que rodean el presente. Aparecen entonces explicaciones que se relacionan con deficiencias del entorno y se les adjudica a ellas la responsabilidad. Aunque no se debe subestimar la incidencia de esos factores, lo cierto es que en lo fundamental, el avance siempre depende de uno mismo.
                  “Deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá.”
                  -Harold MacMillan-
                  Muchas veces simplemente no logramos avanzar porque hay algo en el pasado con la suficiente fuerza como para entorpecer nuestra evolución personal. Es un error pensar que el pasado simplemente se quedó atrás y ya no cuenta. De hecho, ocurre todo lo contrario: de todos los tiempos de la vida, el pasado es el más determinante.

                  El pasado siempre está sucediendo…

                  joven envuelta en un cielo estrellado
                  Es verdad: el pasado siempre está sucediendo. En el trabajo que realizamos hoy tan eficientemente en la oficina, también está el niño que aprendió a recibir estrellitas doradas por cada tarea terminada. En esa persona que hoy se enamora apasionadamente, también está ese pequeño que permanecía atento a los gestos de aprobación y desaprobación de su madre.
                  Somos esencialmente pasado, aunque tengamos que actuar en el presente y en función de lo que nos imaginamos que será el porvenir. De ahí que el pasado sea en realidad ese factor que catapulta o que obstaculiza nuestros avances por la vida.
                  La infancia es la etapa decisiva de nuestra existencia. Es el tiempo original de nuestro ser, la época en la que absorbemos y procesamos una postura frente a nosotros mismos y al mundo. Los otros tiempos de la vida son adaptaciones y reacomodaciones de ese pasado.
                  Una máxima dice que “el mayor regalo que un ser humano puede hacerle a otro es una infancia feliz”. Desafortunadamente, también ocurre lo contrario: los mayores daños en la existencia nacen de una infancia desdichada. Son heridas que pueden tardar toda una vida en sanar, o no sanar nunca.
                  Todo lo anterior no quiere decir que una vez establecido el pasado ya no hay nada que hacer. En realidad, cada uno de nosotros puede tomar esas experiencias vividas y convertirlas en un factor enriquecedor o limitante. De pasados traumáticos han nacido maravillosas obras del arte y el pensamiento, así como de infancias afortunadas surgen personas que “ni suenan, ni truenan”, como dice el refrán.
                  El pasado otorga una materia prima que, en esencia, es inmutable. Pero esa materia prima, como su nombre lo indica, es solo un material de base. Lo que se construye con ella depende tanto de la sustancia misma, como del trabajo de quien la modele.

                  Aprender a depurar el pasado

                  mujer envuelta en flores rosadas
                  Nadie escapa a las experiencias duras, difíciles o injustas. Pero lo duro, lo difícil o lo injusto de esas vivencias puede potencializarse o minimizarse, dependiendo de la forma como se procese. De todos modos, la peor de todas las alternativas es pretender hacer lo negativo a un lado, con el propósito de ignorar el dolor y hacer como si nada hubiese ocurrido.
                  Esa negación del pasado doloroso únicamente lleva a confusiones cada vez más difíciles de resolver. Si alguien ha vivido, por ejemplo, el desamor o el rechazo de sus padres y busca ignorar todo el dolor que esto genera, probablemente se va convirtiendo en alguien aparentemente insensible, a quien le cuesta intimar con los demás, pero que rompe en llanto mirando un comercial.
                  Sentirá una gran inconformidad consigo mismo y, por lo tanto, con quienes le rodean. Probablemente sea desmedidamente exigente y al mismo tiempo hipersensible a la crítica. Tendrá dificultades para evaluar con objetividad el valor de sus acciones y por lo general se sentirá o mucho mejor, o mucho peor con los demás, nunca igual.
                  Este conjunto de actitudes y emociones configuran toda una vida, en la que la nota predominante será el conflicto y la insatisfacción. Sin embargo, todo ello no proviene en sí de ese desamor o rechazo del que fue objeto cuando era un niño vulnerable, sino de la negativa a revisar esas experiencias para otorgarles un sentido constructivo. De la negativa a experimentar todos los rezagos de dolor que deja una situación semejante.
                  Por eso tantas veces las cosas no nos resultan. No se trata de que necesitemos de un postgrado, o de una pareja mejor, de unos hijos más obedientes, o de una casa más bonita. La respuesta alestancamiento seguramente está en el pasado, en esos cabos sueltos que no terminamos de atar, en esos dolores que no terminan de sanar.
                  Depurar el pasado es una tarea que todas las personas debemos realizar en algún punto de nuestras vidas. Especialmente en aquellos en los que notamos que nuestros esfuerzos no se ven compensados con resultados alentadores. No es que tengamos “algo malo” o algo deficiente. Es que tal vez no hemos descubierto que para avanzar necesitamos un pasado sano.
                  niño subido a un árbol frente a un atardeceer
                  Imágenes cortesía de Anna Dittman

                  No es lo que dices sino cómo lo dices


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                  Entre lo que pienso,

                  Lo que quiero decir,

                  Lo que creo decir,

                  Lo que digo,

                  Lo que quieres oir,

                  Lo que oyes,

                  Lo que crees entender,

                  Lo que quieres entender,

                  Y lo que entiendes…

                  ¡Hay 9 probabilidades de no entenderse!

                  Sin duda, la comunicación humana es complicada y el lenguaje es fuente de malos entendidos. Y es que no basta con elegir las palabras adecuadas, nuestra comunicación no verbal también dice mucho. De hecho, todos somos, en mayor o menor medida, expertos en comunicación extraverbal. Sin saberlo, nuestro cerebro decodifica esas pequeñas señales y activa la alarma cuando aparece una incongruencia o sentimos que estamos siendo atacados. 

                  Por eso, en muchas ocasiones no se trata de lo que dices, sino de cómo lo dices. A veces no son las palabras sino el tono de voz o los gestos los que marcan la diferencia. De hecho, el sarcasmo puede cambiar completamente el significado de las mejores palabras. De la misma manera, no podemos convencer a alguien de que no estamos enfadados si nuestra actitud desvela que nos sentimos molestos e incómodos.

                  Por otra parte, hay ocasiones en que transmitimos un buen mensaje pero no elegimos el tono o las palabras adecuadas. Por ejemplo, una crítica puede ser constructiva si utilizamos las palabras adecuadas pero esa misma crítica puede ser destructiva y minar la autoestima de la persona si usamos el tono erróneo.

                  ¿Cuál es la solución?


                  Para comunicar, no es suficiente con hablar, es necesario ser escuchado, y ni siquiera basta con ser escuchado, es imprescindible ser comprendido y aceptado. Esto significa que, más allá del mensaje que quieres transmitir, para conectar con otra persona es imprescindible que te pongas en su lugar.

                  No se trata de comunicar de forma artificial, escondiendo nuestras emociones, todo lo contrario, la clave radica encomunicar desde nuestra esencia. De hecho, el principal problema es que a veces intentamos esconder lo que realmente pensamos o sentimos, y nuestro interlocutor se da cuenta de que el mensaje que transmitimos no es auténtico.

                  Por supuesto, tampoco debemos dejar que las emociones se conviertan en un flujo imparable que rompa los diques y dañe la relación, sobre todo cuando se trata de la ira o la frustración. Debemos aprender a canalizar nuestras emociones de manera que nuestro mensaje sea auténtico y que, a la vez, tenga un efecto positivo sobre la otra persona.

                  No es lo mismo decir: “no vales para nada” que “no has hecho bien el trabajo, la próxima vez podrías intentar…”. Tampoco es lo mismo decir: “siempre haces lo mismo” a “me has hecho daño, quisiera que la próxima vez tuvieras en cuenta mi opinión”.

                  Por supuesto, estos cambios en la manera de comunicar no se logran de la noche al día. Es necesario practicar y, sobre todo, aguzar los sentidos para comprender el impacto emocional que están teniendo nuestras palabras en la otra persona. De esta forma podremos suavizar el mensaje cuando sea preciso o incluso podremos mostrar nuestra vulnerabilidad, si la ocasión lo demanda.

                  Recuerda que la clave está en comunicarnos desde nuestra esencia, con afecto y respetando al otro.
                  Rincón de la Psicología ~ 10:00

                  RECETA - PATATAS BRAVAS


                  Las 'bravas' del Mesón Burgos.
                  Allá donde se pida, la patata brava debe cumplir una serie de requisitos, sobre todo en lo referente a la salsa; esta debe ser de harinacebolla y pimentón picante (para muchos, la auténtica) o ha de tener como fondo principal un sofrito de tomate con pimentón o guindilla. A partir de ahí, las combinaciones son infinitas. Para ello proponemos una selección de los mejores locales de Burgos, ciudad experta enbravología, especializados en este plato clásico. Incluso el grupo local Cencerro Eléctrico dedica uno de sus temas más conocidos a este la patata brava, que tantas pasiones y discusiones provoca.
                  El mesón Amarilla (San Lorenzo, 26), en los aledaños de la Plaza Mayor, es una taberna con vocación tradicional, muy visitada por burgaleses debido a la amplia variedad de pinchos caseros que adornan su barra. Entre ellos destacan las patatas bravas, que encuentran el punto ideal de picante en la combinación de tomate y pimentón.
                  La Mejillonera es una cadena castellana especializada en calamares, mejillones y bravas. Fundada por Jesús G. Abadía hace 42 años en Valladolid, este bar, que en Burgos tiene su establecimiento muy cerca de la catedral (La Paloma, 33), ofrece unas patatas bravas muy particulares con una generosa base de salsa de alioli, de sutil sabor a ajo, y un hilito de salsa brava muy atabascada que las corona. Para los que gusten de experimentar, los mejillones bravos son una excelente variedad de la misma.
                  El Mesón Froilán (también conocido la alemana y sin acento, Froilan) está en la animada calle de Sombrerería, en el número 25. Si oyen a algún cliente decir que quiere un rollo y un lío, no se asusten, se refiere a las dos especialidades en cuestión de patatas: la que lleva salsa brava sin más añadidos y la que combina bravas y alioli. Con estos mismos mojes se aderezan los famosos perritos calientes, seña de identidad de la casa.
                  El Mesón Burgos (Sombrerería, 8) tiene un castizo aire castellano: vigas de madera, jarrillos de cerámica colgados de techos y paredes, un bonito comedor en el segundo piso y una recia carta con vinos y platos de la tierra. Sus patatas bravas cuentan con décadas de tradición, son muy sabrosas y muchos burgaleses las consideran las mejores de la ciudad.
                  Fuera del centro es aconsejable acercarse a Gamonal. Este barrio no era más que un pequeño pueblo atravesado por la carretera de Francia, hasta que fue declarado polo industrial. Sus campos de labor se convirtieron en fábricas y se levantaron populosas barriadas obreras. Los peregrinos que van a Santiago entran en la ciudad por este hormiguero en el que proliferan los bares proletarios, y no pocos tienen patatas bravas entre sus especialidades. Destacan las del Bar Tirol (Juan XXIII, 16) y las delCasablanca (Barcelona, 2), ambas prudentemente picantes y muy adictivas. Los fines de semana se junta una clientela variopinta en estos animados locales: familias que salen de misa, fogosos sindicalistas, parejas endomingadas y jóvenes en chándal que celebran una victoria deportiva, todos en torno a un plato de patatas bravas. Puro Gamonal.

                  Las pirámides ¿tecnología de gigantes?

                  CIENCIAEXPLORANDO ENIGMAS

                  Las pirámides ¿tecnología de gigantes?
                  Pirámide de Egipto (Photo credit should read MOHAMED EL-SHAHED/AFP/Getty Images)
                  “En aquellos tiempos existían gigantes sobre la Tierra, también después, cuando los hijos de los dioses se juntaron con las hijas de los hombres y de ellas nacieron sus hijos. Ellos son los héroes de la antigüedad, los hombres famosos” Génesis 6:4
                  Enclavado en las afueras de la ciudad de Baalbeck, en el actual Líbano, un bloque de más de 1.000 toneladas de peso parece esperar a través de los siglos la llegada de aquellos constructores encargados de transportar tan descomunal peso hacia el seno de la urbe.
                  En vez de eso, la “Piedra del Sur” recibe cada año la visita de cientos de turistas que posan junto a este coloso semi enterrado, cuya existencia forma parte de un enigma mucho más profundo y generalizado. ¿Qué seres o técnicas de ingeniería podrían mover bloques tan pesados como los que actualmente forman Baalbeck, Machu Picchu o las pirámides de Egipto?

                  Trasladar y encajar: dos grandes problemas

                  Así como en la bíblica ciudad de Baalbeck, ocupada por los antiguos romanos, muchos templos, monumentos y ciudades antiguas fueron erigidos utilizando rocas y bloques gigantescos, cuyo peso hace replantear a los estudiosos si el conocimiento acerca de las técnicas de traslado usadas por los antiguos es completo y correcto; más aún, cuando en muchos casos los pueblos constructores no conocían la rueda, la polea, ni las herramientas de hierro.
                  Exceptuando algunos grabados que ilustran el uso de las primeras grúas eficientes para trasladar obeliscos en el antiguo imperio romano, nada escribieron aquellos pueblos acerca de las técnicas que emplearon para la manipulación de estas gigantescas moles.
                  Inclusive en el caso de los romanos, las técnicas de traslado permitían mover aquellos pesos solo unos pocos metros al día, tal como lo atestiguan las inscripciones en el Obelisco de Teodosio, en Constantinopla: “La piedra tardó 32 días para alzarse en el lugar”.
                  Pero no solo Baalbeck representa un prodigio de la arquitectura. Machu Picchu, Puma Punku o Tiahuanaco son solo algunos ejemplos de cómo, al otro lado del océano, también existieron pueblos con templos y fortificaciones cuya técnica de construcción aún representan un misterio de la ingeniería. No solo la perfecta forma de encajar las piedras en las paredes permanece semi velada, sino que el traslado de bloques de cientos de toneladas tampoco es fácil de explicar.

                  ¿Un carpintero resuelve el misterio?

                  Wallace T. Wallington, un carpintero retirado de EE.UU., cree tener la llave al enigma de las grandes construcciones. “Este es primer arco tipo Stonehenge”, cuenta mientras muestra un pequeño trilito realizado con sus propios medios.
                  Wallington decidió levantar una réplica entera del famoso círculo de piedra druida en el patio trasero de su casa, en Michigan. Con la ayuda de vigas de madera, cuerdas y pequeñas piedras, quiere demostrar que los antiguos monumentos como Stonehenge, los moai de la Isla de Pascua o inclusive las pirámides de Egipto, podían ser erigidos sin el uso de poleas, ruedas o tecnologías extraterrestres de levitación, como muchos proponen.
                  Con solo la ayuda de vigas de madera, cuerdas y algunas piedras pequeñas, Wallington dedica su tiempo libre a mover bloques de varias toneladas con lo que él llama “tecnología perdida”.
                  “He comprobado que, para mover grandes pesos, sólo se necesitan sencillas herramientas de madera y la gravedad”, afirma el carpintero. “No se requiere nada rígido. No se necesita levantar el peso para moverlo de un lugar a otro”.
                  Sin embargo, Wallington probablemente ignora que los trabajos antiguos a menudo debían haberse realizado en forma mucho más rápida de lo que sus métodos lo permiten, aún contando con la presencia de miles de obreros. Tal es el caso de la gran pirámide de Giza, cuya estructura se compone 2,3 millones de rocas, con pesos que van de 2 a las 40 toneladas.

                  El caso de las pirámides: una piedra cada 2 minutos

                  En el caso de las grandes pirámides de Egipto, el misterio del traslado se profundiza aún más por el breve tiempo en el que se supone fueron construidas. Según el físico suizo Nassim Haramein, es imposible que el pueblo egipcio, en el inicio de su civilización, haya sido responsable de tan colosal hazaña.
                  “Es matemática simple”, dice Haramein. “Tomas el número de piedras y te dicen que, de acuerdo a cómo funcionaba el Egipto dinástico, las pirámides tuvieron que ser construidas en 20 años; y luego calculas con qué rapidez se tenían que poner las piedras. Si trabajaban los siete días de la semana, 10 horas al día y 365 días al año, tenían que poner una piedra cada 2 minutos”.
                  Además, el físico hace notar otras rarezas en la teoría de la construcción, como la ausencia de los supuestos troncos sobre los que se hacían rodar las piedras y la enorme distancia a la que se halla la cantera del emplazamiento. “Quizás no lo notaron, pero estas pirámides están en medio de un desierto. Necesitas muchos troncos para mover 2.300.000 piedras. ¿De dónde vino la madera?”.
                  Así como Haramein, muchos escritores piensan que, basados en evidencia concreta, las tres grandes pirámides debieron construirse unos cinco milenios antes del nacimiento de la civilización egipcia.
                  En efecto, parece inexplicable que todas las pirámides realizadas después de las tres grandes sean de una calidad tan pobre que al día de hoy apenas se diferencian de un montículo de escombros. ¿Intentaban acaso los egipcios copiar sin mucho resultado aquellos imponentes edificios dejados por una civilización desconocida?
                  Según el investigador Anthony West, es evidente por los patrones de erosión, que tanto la esfinge como las grandes pirámides fueron creadas hace unos 10.500 años, antes de que el gran diluvio hacia el final de la última era glaciar azotara el planeta entero.
                  Entonces ¿quién pudo haber realizado estas magníficas obras de ingeniería si no fueron los antiguos egipcios? De acuerdo con Haramein, todas las grandes pirámides alrededor del planeta fueron construidas por una civilización global de seres de gran altura, cuya evidencia se encuentra esparcida por todo el globo, como Egipto, Perú, México y China.
                  Haramein destaca que en muchos cráneos encontrados en Sudamérica y México, el volumen interior excedía al doble del volumen del cráneo humano normal. “Otra cosa interesante”, agrega Haramein a la polémica, “es que el agujero en la parte de abajo del cráneo (…) te dice cuán grandes eran estas personas”. “Estas personas tenían que tener entre 3,6 y 4,5 metros de altura”.

                  LA MENTE - OSHO

                  Camino al Despertar


                  Posted: 18 Jan 2016 12:23 PM PST


                  La mente es como el polvo que se va acumulando en la ropa de un viajero. 

                  Y has estado viajando y viajando durante millones de vidas, sin bañarte ni una sola vez. 

                  Naturalmente, se ha acumulado mucho polvo. Eso no tiene nada de malo, es natural que ocurra.
                   
                  Capas y más capas de polvo, y tú crees que esas capas son tu personalidad. 

                  Te has llegado a identificar tanto con ellas, has vivido tanto tiempo con esas capas de polvo, que las confundes con tu piel. 

                  Te has identificado con ellas.

                  La mente es el pasado, la memoria, el polvo. 

                  A todos les cae encima... si viajas, recogerás polvo. Pero no hay necesidad de identificarse con él, no hay necesidad de unificarse con él, porque si te haces uno con él vas a tener problemas, porque tú no eres el polvo, eres conciencia.

                  Este polvo se puede tratar de dos maneras. 

                  La manera «religiosa» corriente consiste en lavar la ropa y frotarse bien el cuerpo. 

                  Pero estos métodos no sirven de gran ayuda. Por mucho que laves la ropa, la ropa se ha ensuciado tanto que ya no tiene remedio. No puedes limpiarla; al contrario: todo lo que hagas solo conseguirá ensuciarla más.
                  La gente religiosa te proporciona jabones y detergentes, instrucciones para lavar la suciedad, pero estos productos dejan sus propias manchas. Por eso, una persona inmoral puede volverse moral, pero seguirá estando sucia. Ahora lo está de un modo moral, pero sigue sucia. A veces, la situación es aún peor que antes.
                  Un hombre moral tiene toda la inmoralidad dentro de la mente, y le ha añadido cosas nuevas: las actitudes moralistas, puritanas, egoístas. 

                  Toda la inmoralidad sigue estando dentro, porque no puedes controlar la mente desde la superficie; no hay manera de hacerlo. Simplemente, las cosas no funcionan así. Solo existe una clase de control, que es la percepción desde el centro.

                  La mente es como el polvo acumulado durante millones de viajes. La auténtica actitud religiosa, la actitud espiritual, consiste simplemente en tirar la ropa. 

                  No te molestes en lavarla, porque no se puede lavar. Simplemente despréndete de ella como se desprende una serpiente de su piel vieja, y no mires hacia atrás.

                  Osho