El significado profundo de las tradiciones con animales: zorros, toros, delfines y más
“La cacería del zorro: lo innombrable persiguiendo lo incomible”
Oscar Wilde
Oscar Wilde
En cualquier ámbito de la vida, más allá de los debates políticos, filosóficos, técnicos, ideológicos e incluso espirituales,debería aparecer la Ética. Fácil de decir, pero difícil de hacer.
Los motivos podrían ser cientos; para mí, el principal es la propia evolución del hombre. Simplemente desde un punto de vista antropológico, se podrían explicar muchas cosas.
Las tradiciones, por ejemplo, se estudian y entienden mediante la antropología. La cultura, también.
Por ello, si nos fijamos en ese punto de vista, quizá somos capaces de llegar a ese punto ético que, una vez rebasado, no tiene vuelta atrás. En toda tradición que implique uso de animales, conlleve maltrato o no, encontramos un origen social, cultural, e incluso ligado a la supervivencia de la comunidad.
Con los años, las tradiciones se mantienen como base de muchas sociedades. Sociedades que no obstante han cambiado con respecto a ellas.
1. Zorros
En Inglaterra, la cacería del zorro se inició en el siglo XVI. En las zonas rurales los zorros acostumbran a comerse gallinas, pollos y otros animales. Debido a que la población de zorros rojos crecía demasiado y hacía estragos, los granjeros idearon éste tipo de caza para reducirlos. La caza se efectúa con perros entrenados, caballos, y en algunos lugares del mundo con armas de fuego.
Así, entendemos que las comunidades rurales de la Inglaterra del XVI introdujeron una tradición completamente ligada a la SUPERVIVENCIA.
Y con el paso de los años, la tradición se convirtió en deporte. Y en ese punto es donde la Ética debería haber aparecido, y no lo hizo. Hasta que en 2005 el gobierno británico abolió dicha práctica, después de casi 50 años de tira y afloja en el parlamento.
La pregunta sería: ¿realmente es hoy en día necesaria una matanza indiscriminada de animales simplemente por deporte? Hoy por hoy gozamos de infinidad de sistemas técnicos en las granjas, tan altamente industrializadas que se hace raro llamarlas así.
Es comprensible que los defensores de la tradición quieran mantenerla, como tejido cultural propio, pero entonces la Ética no aparece por ningún sitio…
Sí aparece la moral, que nos legitima: “Esto es un país democrático…”, “hace cientos de años que se hace…”, “con otros temas pasa de manera peor, y nadie se queja…”. Recurrimos a la moral para dotarnos de ley, de soporte técnico, sin tener en cuenta que la Ética sobrepasa las leyes del hombre, hechas hoy y obsoletas mañana.
2. Toros
En España encontramos el mismo caso en los toros.
A diferencia de la caza del zorro, el toreo está más ligado a una ceremonia de iniciación, del paso de la niñez a la edad adulta, tanto personal como espiritualmente hablando.
Se simboliza en el hombre perfecto, de gran potencial masculino, de gran fuerza, domando al toro, que simboliza los instintos, la libido, lo sensual. El hombre controla su libido, luce un “traje de luces” (brilla), luce sus atributos, y controla a la bestia que los ensalza, la torea, y le da muerte.
Se conoce que dicha tradición se remonta a la edad de bronce, apareciendo en España como principal exponente cultural a partir del siglo XII.
Hay miles de historias en la mitología referidas a ese momento. Las más conocidas son la de Los 12 Trabajos de Hércules, concretamente el 7º, en el que el héroe es enviado a a Creta para domar a un toro de gran capacidad destructiva, y conducirlo a través del agua hasta Euristeo. Una vez lo entrega y marcha, el toro recupera su fuerza y destruye todo cuanto hay a su paso.
También encontramos la leyenda del Minotauro, encerrado en un laberinto en Creta. El Minotauro debía comer jóvenes y doncellas para saciar su hambre, descontrolada y atroz. El joven Teseo se introduce en el laberinto dejando atrás un hilito atado a un ovillo, que luego podría recoger para salir de él con éxito.
La lucha del hombre para domar su libido ha sido tema de estudio en su historia, tanto a nivel psicológico como social. No es extraño que existan ritos que signifiquen y ejemplifiquen dicha lucha, en la que se debe usar la mente y la técnica para vencer a la potencia y la fuerza descomunal del instinto.
Y en este punto, volvemos a lo mismo: ¿acaso una sociedad aparentemente moderna debe seguir ejemplificando esos ritos? Ritos que se usaron antaño, y que han ayudado a entender el mecanismo que explican, pero que a día de hoy se pueden trabajar y simbolizar de un modo mucho más humano y menos bruto.
Una de las respuestas a esto es el gran negocio en que se ha convertido la Tauromaquia, que mueve millones cada año, además de generar crónica social y rosa.
Vamos, que la Ética por ningún lado. Pero sí la moral: “cada uno es libre de dedicarse a lo que quiera…”. “hay que tener un par de narices para hacerlo, atrévete tú…”
3. Delfines
En otros países encontramos ritos de este tipo, digamos de iniciación. El Dinamarca, concretamente en Islas Feroe, se efectúa cada año una ceremonia en que adolescentes cazan y matan a unos 900 delfines. Es claramente un rito de paso, del siglo XIX.
La caza de delfines esta ligada a las características del lugar, en el que no se pueden criar animales terrestres, y se ha subsistido desde siempre con la caza del delfín.
Históricamente los hombres se encargaban de la caza, principal actividad de las islas, y una vez al año los adolescentes que debían empezar a cazar con los adultos se “estrenaban”, entrando a formar parte del grupo de hombres, abandonando la niñez.
No hace falta decir que dicha tradición, hoy en día, es una atrocidad. Pues actualemnte el paso de la adolescencia a la edad adulta se efectúa desde diferentes ámbitos, y no hace falta decir que existen muchas otras posibilidades además de dedicarse a la caza. Si alguien encuentra a la Ética, que avise. Se debe haber hundido con los delfines. No la moral, que suelta: “la caza del delfín está íntimamente ligada a la actividad económica de la zona, y perfectamente regulada por las leyes…”
Para resumir, toda tradición tiene su origen y se comprende desde el mismo. Las sociedades evolucionan, deberían las tradiciones hacerlo con ellas, pero muchas no lo hacen. Acostumbran a aparecer, como siempre, los intereses creados, la cristalización de ideas, y… tachán!! la falta de Ética.
Alguien podría decir: “¿Y qué pasa con los mataderos?¿A caso no comes filete?”. Touché.
Está clarísimo que debemos replantear también el modo en que la industria de la alimentación trata, alimenta y mata a los animales que consumimos. Es demencial. Y fíjense, ya apareció la moral: “la industria de la alimentación…”. ¿Y la Ética? ¿Qué os parece si comemos carne una sola vez a la semana y reducimos la bestial matanza de animales al 20%?
Les aseguro que la moral daría de inmediato caza a la Ética como si de un zorro, toro, delfín, pollo o cerdo se tratase.
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