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UNA NUEVA MATERNIDAD

entrevista a la periodista Ileana Medina Hernández sobre el movimiento social emergente de la crianza respetuosa

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“PROPONEMOS UN CAMBIO hacia una crianza respetuosa. Derribar el último y más importante tabú que nos queda: el de creernos superiores a los niños y obligarles a cumplir nuestros deseos. Una crianza consciente que comience cuidando todo el proceso, desde la gestación”
“La “nueva maternidad” es ya el presente y el futuro. Uno de los pocos futuros posibles que alcanzo a vislumbrar es, por ejemplo, el de una ciudad llena de pequeños negocios familiares, donde la gente conozca, ame y sienta el oficio en el que trabaja, utilice materias primas cercanas y de calidad, y trabaje desde el amor y la pasión, mientras los bebés cuelgan de sus madres y los niños corretean por el negocio familiar a la vez que aprenden, se integran, y se vuelven seres humanos plenos.
El modelo intensivo de la industrialización está agotado, no es sostenible por ninguna parte. Ni ecológicamente (el mundo se deteriora como todos vemos) ni económicamente (esa es la crisis de la que hablamos), ni humanamente, pues la gente no acepta ya más ser mercancía barata en manos de políticos, empresarios y banqueros”
Ileana Medina Hernández
Es un silencio a gritos…
Miles de madres y padres han roto con el “modo automático” de criar hijos interiorizado desde hace siglos y están configurando el movimiento más revolucionario pero menos investigado y tomado en cuenta del momento: lacrianza consciente y el cuestionamiento de muchos “…ismos” oficiales.
El mundo no solo se cambia desde acampadas o instituciones, sino que las raíces y las alas están dentro de nuestra casas.
Para hablarnos de esta tendencia emergente, imparable y mundial hemos entrevistado a Ileana Medina Hernández, periodista y analista de los cambios microsociales que están ocurriendo en los hogares, en las redes sociales, en los paritorios, en los parques, … y sus influencias.
Ileana es coordinadora y una de las 15 co-autoras del libro “Una nueva maternidad” en el que madres y mujeres toman la palabra para mostrar las nuevas reglas del juego, que son estas…

1. ¿Qué es la “nueva maternidad”?

La “nueva maternidad” es un fenómeno del siglo XXI que se cuece en las casas de cada una, y se teje en Internet.
Desde cientos de blogs que crecen y crecen, páginas webs, redes sociales, foros, se puede constatar hoy un nuevo fenómeno: el de la maternidad «consciente» y la crianza «natural», una especie de m(p)aternidad posmoderna, posfeminista y ecologista, que a grandes rasgos, podría caracterizarse así:
Familias tardías, que posponen la procreación hasta más allá de la treintena, una vez alcanzados los objetivos de estabilidad laboral y personal. Estos hijos son escasos, planificados y deseados.
Cada vez mayor nivel cultural, cualificación profesional, búsqueda y contraste de información en libros, revistas, internet… en lugar del mero acatamiento de las instrucciones de un pediatra o de las abuelas.
Identificación de los males de la «pedagogía negra» y de la violencia familiar que se han perpetuado a través de generaciones, para evitar repetirlos con nuestros hijos.
Regreso al paradigma de la «crianza natural». La propia capacidad para buscar información más allá de la inmediata que aporta el entorno, la madurez sociológica de las clases medias, la reconciliación con los arquetipos de la femineidad, y el compromiso emocional de la pareja, permite una re-conexión con la fisiología, un rechazo al exceso de intervencionismo tecnológico, y una crianza más «natural», espontánea y de contacto físico: parto respetado, lactancia materna a demanda, colecho, porteo, alimentación casera cuidada, etc.
Conciencia ecológica: utilización cada vez más frecuente de alimentos eco y bio, productos de higiene naturales, pañales reutilizables, juguetes de madera, materiales orgánicos y artesanales, etc.
Madres foreras y blogueras: el uso de las nuevas tecnologías, la nueva cultura en red. El debilitamiento de las redes familiares tradicionales (madres, abuelas, hermanas, vecinas…) que vivieron la «cultura del biberón» y que no coinciden con nuestro modo de entender la maternidad, y que muchas veces viven a largas distancias, ha sido sustituido por la aparición de gran cantidad de sitios web dedicados a la maternidad, foros, blogs, redes sociales, y modos de apoyo virtual que permiten a las madres (y también padres) de similares inquietudes compartir conocimientos y experiencias, formando nuevas «tribus virtuales».
- Madres en solitario, adoptivas, homosexuales, con matrimonios sucesivos o en parejas de hecho, conmodelos familiares distintos del matrimonio tradicional, y en familias nucleares muy reducidas. Parejas volcadas en el tiempo y cuidado dedicados a nosotros mismos, más interesadas en la felicidad y en el aspecto «nutricio» de la familia, que en la producción, el consumo o la moral tradicional.
Influencia política. Hoy es posible, desde dentro del sistema económico-productivo, la exigencia de nuevos derechos laborales y de nuevas formas de organización del trabajo, que permitan bajas maternales y paternales remuneradas más largas, protección de la vuelta al trabajo de las madres, más
tiempo con nuestros hijos
, así como una consideración social más alta de las labores de la crianza, y de cuidado en general.
- Orgullo renovado del cuerpo femenino y maternante, no como mero «mecanismo reproductor» ni como falso estereotipo de belleza, sino como sentido primario de la sociedad, como derecho femenino, y como experiencia enriquecedora y única, que no tiene por qué ser «obstáculo» para el desarrollo laboral ni intelectual de las mujeres, sino todo lo contrario. Si se hicieran las transformaciones socio-laborales necesarias, que a su vez redundan en beneficio de los bebés (o sea, de toda la sociedad y su futuro), la maternidad y la capacidad laboral e intelectual de las mujeres pueden ser perfectamente compatibles.

2. ¿Y qué tiene de “nueva” exactamente? ¿Acaso habéis descubierto algo que no sabían las madres y la sociedad durante millones de años?

Lo nuevo es la conciencia. Durante millones de años, las hembras humanas han amamantado, abrazado, porteado y sostenido a sus hijos en todas las culturas, naturalmente.
Lo nuevo es que hoy las mujeres con estudios, con puestos de trabajo cualificados, estamos ELIGIENDO criar de esta manera. A contrapelo de las políticas oficiales, e incluso contradiciendo lo que nuestras madres y abuelas hicieron con nosotras y nos dicen que hagamos.
La lactancia materna extensa, el porteo, el colecho, el respeto por los ritmos de los niños, la crianza respetuosa… la estamos eligiendo conscientemente, y para ello, muchas veces tenemos que leer y estudiar, pues la sociedad no nos lo pone fácil.
Dar un biberón o comprar un carrito cualquiera sabe, y la publicidad está por todas partes, pero para mantener la lactancia a pesar de varias mastitis (el único especialista español en mastitis humana es un veterinario, siempre lo digo para dar idea del punto en que estamos), o para aprender a usar los fulares y portabebés, hay que buscar ayuda, conocimiento, apoyo… hay que hacerlo con conciencia y con muchas ganas.

2. ¿Qué criticáis respecto a la situación de la crianza, maternidad-paternidad e infancia en el mundo actual?

Mi principal crítica es que la crianza es adultocéntrica. Quiero decir, desde el punto de vista del adulto. Todas las decisiones sobre los niños se toman desde el adulto, lo que es más cómodo o conveniente para nosotros. Y los bebés tienen unas necesidades emocionales que están bastante distante de lo que los adultos imaginamos y hemos practicado hasta el día de hoy.
La historia de la infancia a lo largo de los siglos ha sido la historia de la INFAMIA. Hasta el siglo XIX, lo “normal” era que los niños fueran abandonados, castigados, violados, abusados, explotados laboralmente, por sus propios padres y familiares.
El psiquiatra Luis Rojas Marcos, en su importante ensayo Las Semillas de la Violencia, habla de que hasta un tercio de los niños eran abandonados o asesinados por sus propios padres en el siglo XIX en Europa.
Películas como La Cinta Blanca (Alemania, 2009) o La Celebración (Dinamarca, 1998) reflejan una realidad que no era la excepción, era lo habitual hasta hace bien poco en las mejores familias.
Alice Miller ha desmenuzado las biografías de los grandes dictadores, y también de grandes artistas y literatos, y en todos ha encontrado una infancia profundamente desdichada. Era y es lo normal todavía en muchas casas.
Todos provenimos en mayor o menor grado de esas cadenas históricas de desamparo, de violencia intradoméstica… la familia ha sido la reproductora social de la violencia por excelencia.

3. ¿Y qué proponéis? ¿Realismo o utopía?

Proponemos un cambio hacia una crianza respetuosa. Derribar el último y más importante tabú que nos queda: el de creernos superiores a los niños y obligarles a cumplir nuestros deseos. Una crianza consciente que comience cuidando todo el proceso, desde la gestación.
La ciencia, con la neurobiología a la cabeza, ha demostrado en los últimos años que las primeras fases, lo que se llamado salud primal (la vida intrauterina, el momento del nacimiento, los primeros meses y años de vida) son importantísimos para la construcción de nuestro sistema cerebral, neuronal y emocional.
El conocido divulgador científico Eduard Punset lo ha dicho con claridad: “Si mis lectores me insisten en que les diga cuál es el descubrimiento social más trascendental de estos dos últimos siglos, no tendré más remedio que responder: el impacto insospechado en su vida de adulto de lo acontecido al bebé desde el vientre de la madre.”
Lo que el bebé viva en esa etapa configurará su cerebro, sus redes neuronales y su sistema nerviosopara el amor, la confianza, la seguridad, la paz, la autoestima… o en cambio para el miedo, la violencia, la competitividad, la lucha, la ansiedad o la depresión.
Embarazos conscientes, partos respetados, que no separen a la criatura recién nacida de la madre, lactancia materna a demanda y hasta que el niño quiera, porteo, acompañar a dormir…
El tema del sueño me parece particularmente importante. Todas las crías de animales duermen junto a sus padres y su manada. Ningún progenitor expulsa a las crías del nido para dormir. La noche es larga, oscura y llena de depredadores.
Cuando un bebé humano nace, él no tiene forma de saber que en su hermosa cuna está seguro, él se siente seguro únicamente junto a su madre y a su padre, como ha sido siempre filogenéticamente.
Mandarlo a dormir solo es decirle inconscientemente que no nos importa que muera, que lo mandamos a exponerse al peligro de los depredadores. Cada bebé humano que nace es exactamente igual que el que vivía hace millones de años en una cueva, nace con las mismas necesidades que cualquier otro primate.
El hecho de echar a los niños a dormir solos, en cunas con barrotes o incluso en su propia habitación, usando para ello a veces métodos conductistas disuasorios muy crueles, tiene necesariamente repercusiones en el futuro: miedos, terrores nocturnos, enuresis, fobias, inseguridad, baja autoestima, agresividad… Acompañarles a dormir nos permite además compensar por tantas horas diarias de separación.
No creo que sea una utopía. Basta con echar un vistazo a la “red maternal” para ver que cada vez más madres y padres intentan criar con cuerpo, compañía y respeto a las necesidades emocionales de los niños pequeños.

4. Hablas de temas que buena parte de la sociedad y autores de renombre como la intelectual feminista francesa Badinter consideran una “peligrosa ofensiva naturalista ecológica” y “una nueva forma de esclavitud”. ¿La nueva maternidad es progreso o retroceso para los derechos de las mujeres?

El “progreso” ocurre en espiral y no en línea recta. Incluso ocurre en muchas direcciones. Eso de creernos que hay una línea que nos lleva de las cavernas a un futuro luminoso era una creencia de la modernidad que ya no se sostiene, y que nos está cobrando precios muy altos en materia de salud y de destrucción del planeta.
La maternidad es, puede y debe ser UN PLACER. Y permitirnos vivir la maternidad como fuente de placer y satisfacción es por supuesto un avance en la comprensión y la plenitud de la femineidad y en los derechos de las mujeres.
Los procesos fisiológicos todos son placenteros. Gestar, parir y amamantar también lo serían en condiciones normales. Son todas fases del proceso reproductivo-sexual de la especie.
Es la represión sexual y vital de la mujer la que ha convertido el parto en doloroso, y la lactancia en un “sacrificio”.
El dolor del parto es cultural. Como sugiere la Biblia uniéndolo en un mismo versículo, está relacionado con el dominio masculino, con el patriarcado. No tiene que ver con nuestras cabezas grandes ni con la posición bípeda: cuando la mujer pare empoderada y respetada, en su hábitat, puede llegar a tener partos orgásmicos. Hay testimonios.
Al reprimir sexualmente a las mujeres desde la infancia, nuestro útero se vuelve espástico, y por eso duele. Como bien ha explicado Casilda Rodrigañez a partir de los hallazgos de varios ginecólogos y obstetras, lo que se considera hoy día como dolores normales del parto en realidad son calambres del útero contraído.
¡Todas las mujeres tenemos el útero espástico en esta sociedad represora durante milenios! Nuestra sexualidad reprimida, el miedo, la baja autoestima, y el perder costumbres como las danzas del vientre, nos desconectaron de nuestro útero. El parto horizontal, en presencia de extraños, y atemorizadas, hace lo demás.
Con la lactancia, ocurre lo mismo, está previsto por la naturaleza y por la evolución que sea fácil, natural y placentera para la mujer.
De hecho, la mujer durante el parto y la lactancia libera las mayores cotas de oxitocina y prolactina de la especie humana, y la oxitocina es la hormona del amor y el placer. Los neurotransmisores del placer se activan durante el parto y la lactancia, y está previsto por la naturaleza que así sea: ¡la maternidad sería entonces el momento de mayor plenitud y placer de las mujeres!
Nada más lejos de la esclavitud, desde mi punto de vista.

5. ¿Son los hijos el enemigo de la carrera profesional de las mujeres?

Bueno, es posible que tal como están planteadas las carreras profesionales hasta ahora, sí lo sean. Pero también podríamos hacer la pregunta a la inversa: ¿son nuestras carreras profesionales, la de mujeres y hombres, el mayor enemigo de nuestros hijos?
Las mujeres nos hemos incorporado a un mercado laboral diseñado por hombres en una época en que las mujeres nos quedábamos en casa con los niños.
Por eso, la incorporación de la mujer al trabajo ¡tiene que servir para cambiarlo! No para sacrificar a nuestras criaturas escolarizándolas durante 12 horas al día desde los 4 meses de nacidos, y con ello, perjudicando a todo el futuro de la humanidad.
Es urgente cambiar el sistema productivo-laboral y adaptarlo a las nuevas familias donde ambos miembros trabajan: jornadas de trabajo más reducidas, excedencias, horarios flexibles, trabajos en casa, trabajo en red, trabajo por objetivos, aumento de la productividad, empleos donde se pueda acudir con los niños, guarderías pequeñas en los centros de trabajo… todo lo que nos ayude a estar menos tiempo en el trabajo, y más cerca de nuestros hijos.
La esclavitud siempre ha radicado en el trabajo y no en quedarse en casa, según cuenta la historia más oficial, ¿no? La palabra trabajo proviene del latín tripalium, castigo en tres palos.

6. ¿Qué cambios están ocurriendo dentro del feminismo? ¿Y quiénes conforman este movimiento? ¿Les debe temer el Sistema?

A mí me gusta una tendencia del feminismo que se llama ECO-FEMINISMO. Pretende que pongamos la vida en el centro y que cultivemos el paradigma del cuidado. La mujer, la maternidad, los niños, la naturaleza… La protección de la naturaleza y la protección de nuestros niños, ancianos, enfermos… (que somos todos en algún momento de nuestras vidas) van unidos. El “cuidado de sí”, ese principio ético que ya cultivaban los antiguos filósofos griegos.
Se trataría de poner un poco de freno a la vida productiva alocada que llevamos, a la dinámica producción-consumo, y centrarnos, todos, hombres y mujeres, en lo verdaderamente importante: el tiempo generoso compartido con las personas que amamos. Que los trabajadores asalariados tengamos esa posibilidad: no es verdad que “la crisis” necesite que trabajemos más, “la crisis” lo que necesita es que se reparta mejor la riqueza.
Desgraciadamente el feminismo que prima en los Institutos de la Mujer y afines es lo que el sociólogo Jesús Ibañez llamó “feminismo converso”. Un feminismo que consiste en que todos, mujeres y hombres, seamos patriarcas: generales de ejército, empresarias de éxito, ministras, jefas, millonarias. Me temo que por eso triunfa en los gobiernos y en las instituciones: porque en realidad ese feminismo es funcional al patriarcado y al capitalismo. Es digamos, el colmo del patriarcado. El patriarcado asumido, interiorizado y representado por las propias mujeres.
Y no digo que no sea importante que las mujeres ocupemos puestos de poder. Pero más interesante sería que mináramos el poder, que cambiáramos las formas de ejercer el poder. QUE “FEMINIZÁRAMOS” LA SOCIEDAD,entendiendo por “feminización” unas mayores cuotas de ternura, sensibilidad, empatía, cooperación, solidaridad, justicia social…
Más interesante que llegar al poder, es prestigiar las labores de cuidado. Que nos demos cuenta de que para la sociedad en su conjunto, es más importante la labor de crianza de los niños que las labores de un Ministro o de un General, por ejemplo. Que debería ganar más –porque aporta más a la sociedad- una educadora infantil que un ejecutivo de la banca.
Ese cambio de valores es lo que yo esperaría del feminismo, y lo que sería verdaderamente un salto de progreso.

7. ¿Qué relación tiene la lactancia o lo doméstico con la Política, la ecología o la soberanía alimentaria?

Criar es hacer política. Los políticos de hoy y del mañana fueron niños criados y amados o desamados por alguien. Y en la medida en que hayan sido criados con justicia y amados suficientemente, podrán luego ejercer el poder de una manera ética y justa.
El poder lo suelen ambicionar y ostentar personas con grandes vacíos personales, que vienen de su propia infancia, y que buscan llenarlos a través de la “erótica del poder” y del dominio sobre los demás. No podemos en general esperar que desde ese vacío personal, puedan hacer algo para mejorar la sociedad.
El cambio vendrá desde lo microsocial, desde lo que cada una de las personas con conciencia hagamos en nuestra casa, en nuestras familias, en nuestro entorno inmediato.

8. ¿Tiene apoyos esta nueva tendencia o se mueve en tierra de nadie?

Aparentemente no tiene muchos apoyos. No veo hablar de esto en ningún programa de ningún partido político, ni en las escuelas, ni en las universidades, ni en los grandes medios de comunicación… Pero ES UN SILENCIO A GRITOS.
Las grandes instituciones de la época moderna (la escuela, el Parlamento, los medios de comunicación de masas…) están llamados a cambiar, y poco a poco lo vamos viendo. Han perdido credibilidad, nadie confía hoy en los políticos, nadie les cree… Vivimos como en una farsa, sosteniendo en apariencia un sistema en el que nadie realmente confía, y poco a poco, y desde abajo, eso está empezando a cambiar. Sin revoluciones violentas, sin alardes, desde la casa y la cama de cada uno, desde nuestras decisiones de compra, desde la intimidad, nos vamos haciendo más libres y más conscientes.

9. ¿Qué es el libro Una Nueva Maternidad y qué puede encontrar el lector en él?

El libro Una Nueva Maternidad es una recopilación de artículos heterogéneos, escritos no en lenguaje literario ni en jerga profesional, sino en lenguaje “blogueril”, limpio y correcto. Muy ameno y de rápida lectura, pero contundente y profundo en los contenidos, y con basamento científico.
El hilo argumental que lo une es la experiencia maternal: el embarazo, el parto, la lactancia, la crianza… hemos intentado ordenarlos de modo que conforme una idea coherente de todo el proceso.
El lector encontrará en él una descripción de la maternidad vista desde adentro. Algo aparentemente tan sencillo, y sin embargo sin precedentes en la historia de la humanidad. Nunca antes madres normales habían escrito sobre la maternidad y la crianza. No es un libro escrito por psicólogos, pediatras ni gurús de la crianza, tampoco por literatas ni escritoras de renombre, sino por madres con cierto nivel cultural que nos hemos atrevido a reflexionar sobre la maternidad y sus dimensiones sociales.

10. ¿Cómo se ha parido-gestado este libro y quién está detrás?

Detrás no hay “nadie”, si se entiende por ello un encargo de una gran editorial, o a los intereses de alguna empresa.
Fue una idea de una madre bloguera, Raquel Tasa, y su marido, diseñador. Contactaron conmigo, y entre los tres nos dedicamos a convocar al resto de las madres blogueras participantes*. Cuando se lo ofrecimos a la Editorial Ob Stare, ya el libro está hecho, incluso maquetado.
Es un libro de la “tribu 2.0”, de esa tribu de mujeres y madres que, a falta de grupos reales en la vida cotidiana, nos encontramos, conversamos y sostenemos unas a otras en la red.
La blogosfera ha elevado la crianza a categoría temática de primer nivel, que no existía en los medios tradicionales. Los grandes periódicos, frente al éxito de la blogosfera maternal, han tenido que contratar también a columnistas blogueras que hablen de maternidad, pero que están lejos de alcanzar la autenticidad, frescura y profundidad que ofrece la blogosfera de madres independientes, que escriben desde el corazón en sus espacios libres y personales.

11. ¿Qué puede mostrar esta obra a la nueva generación de mujeres jóvenes?

Las mujeres –y también los hombres- jóvenes tienen que saber que sí, que es posible vivir la m(p)aternidad y nuestras carreras profesionales ambas de modo intenso. Que tenemos que exigirle al sistema esa posibilidad.
Quizás los altos índices de paro vengan a decirnos que tenemos que encontrar otros caminos, fuera del mercado laboral al uso, que nos hagan más plenos como profesionales y también como seres humanos.
La plenitud del ser humano no está en trabajar como un esclavo de sol a sol para una multinacional, para ganar un mal-sueldo que nos permita comprarnos un coche de pacotilla y pagar la gasolina a precio de oro, sin poder siquiera independizarnos de nuestros padres. Tenemos que buscar caminos alternativos, y aparecerán. Tenemos que usar la imaginación y darle un vuelco a esto, desde nuestros corazones y nuestros úteros, no desde lo que nos viene impuesto desde afuera como la única posibilidad. Porque al poder le importamos un pimiento, nadie va a hacer nada por nosotros, si no nos movemos.

12. ¿Qué puede aportar este libro a madres-familias de crianza “convencional” o con otra visión de estos temas…?

Quizás la posibilidad de pensar. Nosotras mismas venimos de familias con crianza “tradicional” y teníamos ideas muy convencionales, hasta que la maternidad y el encuentro con otras mujeres nos permitió hacer un “clic”, conectar con un conocimiento que está muy escondido, pero por suerte, cada vez menos.
Por mi experiencia en foros, blogs y redes sociales, y por la mía propia, la gran mayoría de mujeres cuando nos exponemos a estos mensajes, cuando accedemos a este tipo de lecturas, nuestro corazón nos dice que ahí está la verdad.
Si algunas prefieren evitar estos mensajes, o reaccionan de manera “virulenta” es porque se sienten impotentes –y muchas veces, injustamente culpables- ante sus propias historias de partos violentos, lactancias fracasadas, familias autoritarias, infancias desamparadas, convencionalismos sociales que creen no poder enfrentar ni evitar…
Preferimos muchas veces cerrar los ojos y no ver, ante la falta de apoyos, ante nuestra frágil autoestima, o ante nuestra propia historia vital de desamparo, que preferimos mantener en el olvido, en el inconsciente. Es duro enfrentarse de pronto a nuestras propias carencias y limitaciones.
Criar de esta manera es todo un taller de crecimiento personal, y cada uno lo hace desde el punto en que está. Pero lanzarse ¡es tan reconfortante! Una vez que el “clic” sucede, y salimos de Matrix, todo empieza a funcionar mucho mejor en nosotras mismas, con nuestros hijos, con nuestras familias. Nos damos cuenta de la fuerza interior que poseemos, y de la capacidad de ser libres que tenemos por delante.
Ojalá les dé la posibilidad de conectar mejor con su instinto, con su corazón, con sus sentimientos, y de darse cuenta de que el modo automático de criar que heredamos de nuestros padres o que nos impone la sociedad, ni siquiera es el mejor para nosotros mismos.

13. ¿Existe alguna relación entre la “nueva maternidad” y la Spanish Revolution? ¿Hay futuro para la “nueva maternidad”?

La “nueva maternidad” es ya el presente y el futuro. Uno de los pocos futuros posibles que alcanzo a vislumbrar es, por ejemplo, el de una ciudad llena de pequeños negocios familiares, donde la gente conozca, ame y sienta el oficio en el que trabaja, utilice materias primas cercanas y de calidad, y trabaje desde el amor y la pasión, mientras los bebés cuelgan de sus madres y los niños corretean por el negocio familiar a la vez que aprenden, se integran, y se vuelven seres humanos plenos.
El modelo intensivo de la industrialización está agotado, no es sostenible por ninguna parte. Ni ecológicamente (el mundo se deteriora como todos vemos) ni económicamente (esa es la crisis de la que hablamos), ni humanamente, pues la gente no acepta ya más ser mercancía barata en manos de políticos, empresarios y banqueros.