Posted: 05 Sep 2017 05:15 AM PDT
Cuando hablamos o pensamos en grandes reinas egipcias, incluso algunas erigidas con el título de faraón, los nombres de Nefertiti, Hatshepsut o Cleopatra acuden inmediatamente a nosotros. Hasta la figura de la reina Tausert, dado la popularidad que se le dio en algunos famosos libros de un conocido egiptólogo, es reconocible por muchos. De nuevo la historia o la falta de más información sobre su paso por el trono egipcio han hecho de esta reina un misterio y una incógnita.
Muchos egiptólogos no dan credibilidad a la existencia de esta reina pues no existe demasiada información sobre ella o su reinado. Otros, en cambio la consideran la primera gobernante femenina de Egipto, la primera reina conocida del mundo y la primera mujer que toma el título de faraón. Por ello, el nombre de la reina Nitocris se resiste a caer en el olvido y es mencionada al menos en el papiro del cánon real de Turín, que sitúa el nombre de Nitocris, o mejor dicho el nombre de Neithikerty Siptah, después de Pepi II y de Merenre II (del que se cree pudo ser su esposo y hermano) y un desconocido faraón del final de la VI dinastía. La razón por la que se le relaciona a ambos nombres es porque el fragmento donde aparece este nombre se creía que pertenecía al capítulo de la dinastía VI de esta lista de reyes, confirmando así tanto a Heródoto como a Manetón que también se hacen eco de la existencia de esta reina.
Aunque el nombre de Nitocris es mencionado por el padre de la historia Herodoto y el sacerdote Manetón como una reina (este último incluso la incluye en su propia lista) no podemos identificarla con ningún faraón histórico como tampoco verificar los hechos relatados por Herodoto.
Maneton ya en el siglo III a.C dijo de ella lo siguiente:
La más valiente de todos los hombres de su época, la más bella de todas las mujeres, de piel hermosa y rojas mejillas”.
Mencionando que ella además fue quien ordenó construir la tercera pirámide de Guiza, la que es atribuida habitualmente a Menkaura ( Micerinos). Algo que sería incongruente si nos basamos en que el constructor de esta pirámide fue el sexto rey de la IV dinastía. Tal vez esta afirmación se deba al hecho de que algunos arqueólogos han propuesto que en tiempos de Nitocris la pirámide del faraón Menkaura fue restaurada, lo que hubiera llevado al nacimiento de esta leyenda.
Herodoto en uno de sus libros de historia cuenta una pequeña historia sobre la reina.
«… el nombre de la mujer que reinaba era el mismo que el de la reina babilónica, a saber Nitocris».
De ella dijeron que deseando tomar venganza por su hermano, a quien los egipcios habían matado cuando era su rey y luego, después de haberlo matado, le había dado su reino, deseando, digo, tomar venganza por él , Destruyó por arte muchos de los egipcios. Porque ella hizo construir una cámara muy grande bajo tierra, y haciendo como si ella lo estuviera inventando, pero pensando en otras cosas en su mente, invitó a los egipcios que ella sabía que habían participado más en el asesinato, y dio una Gran banquete. Entonces mientras estaban comiendo, ella dejó entrar el río sobre ellos por un conducto secreto de gran tamaño.
De ella dijeron que deseando tomar venganza por su hermano, a quien los egipcios habían matado cuando era su rey y luego, después de haberlo matado, le había dado su reino, deseando, digo, tomar venganza por él , Destruyó por arte muchos de los egipcios. Porque ella hizo construir una cámara muy grande bajo tierra, y haciendo como si ella lo estuviera inventando, pero pensando en otras cosas en su mente, invitó a los egipcios que ella sabía que habían participado más en el asesinato, y dio una Gran banquete. Entonces mientras estaban comiendo, ella dejó entrar el río sobre ellos por un conducto secreto de gran tamaño.
De ella no contaron más que esto, excepto que, cuando esto se había logrado, se arrojó a una habitación llena de brasas, para escapar de la venganza.
Historias de Herodoto II
En honor a la verdad
Lo cierto es que ni la lista real de Abidos ni la de Saqqara mencionan el nombre de Nitocris y en una reciente restauración del canon real de Turín se pudo comprobar que el nombre de este rey, Neitikerty Siptah y el de la célebre reina Nitocris, citada por Manetón y Herodoto, eran en realidad los nombres del mismo personaje. Lo que supuso que de este faraón no sólo se encontrara su título, sino también su sexo, masculino y no femenino, como durante mucho tiempo se creyó.
No existe ningún cartucho real identificado con el nombre de la reina, ni documento de su época o posteriores que la citen, a excepción de los ya mencionados, ni tumba,ni imágenes, ni rastro alguno que avale su presencia en el trono egipcio o en la historia.
Así que, tendremos que asumir que lo más probable es que la reina Nitocris jamás existiera y que se trate más de un mito que de una realidad.
Pero como todo en la historia egipcia, el caso de la mítica primera reina de Egipto es susceptible de interpretaciones y teorías. Si tomamos como reales los datos de Maneton y nos situamos a finales de la VI dinastía, nos encontramos en medio de un tiempo convulso y turbulento, con inundaciones decrecientes, importantes invasiones de tribus beduinas desde la península del Sinaí, el poder cada vez mayor de los dieferentes nomos egipcios… Hechos que anunciaban ya el inicio del primer período intermedio.
No es descabellado pensar que a causa de esta situación, ya que además se desconoce por completo el final que tuvo este faraón nombrado Neitikerty Siptah y que Manetón cita también, a esa mujer llamada Nitocris con palabras de verdadera admiración y vehemencia y asegurando además que durante este primer período intermedio hubieron hasta «setenta reyes en Menfis que reinaron durante setenta días», que el nombre y la figura de Nitocris sufrieran una damnatio memorie. No sería desde luego el primer caso de una reina egipcia a la que se la quiere borrar de la historia como ya sabemos todos, pese a que no parece quedar demostrada la ruptura generalizada de los nuevos gobernantes con el anterior poder real.
Una vez más tendremos que ser nosotros, a tenor de la falta de pruebas, quienes decidamos si Nitocris fue real o fruto de las miles de leyendas que componen los misterios del antiguo Egipto.
A propósito de esta reina babilónica también llamada Nitocris que cita Herodoto en su libro, existe una anécdota muy curiosa que me gustaría compartir en este mismo artículo.
La leyenda cuenta que años después de que la reina muriese y fuese enterrada en su suntuosa tumba en Mesopotamia, el prícipe Dario , hijo de Histaspes subió al trono de Persia y se sintió en el derecho de profanar la tumba de la difunta reina. Esta había hecho inscribir en su propia lápida lo siguiente:
Si algún rey persa necesita de mi dinero y mi oro, en esta tumba encontrará todo lo que halla de necesitar”.
Por supuesto que Darío no necesitaba del dinero de Nitocris, era un rey rico y poderoso y la reina por alguna razón sospechó que alguien como él acabaría por corromper su descanso. Y es que cuando el nuevo rey se adentró en la sepultura lo único que encontró fue, además de un sencillo sarcófago que contenía el cuerpo de la reina, una tablilla en la que se podía leer:
Si no fueses el hombre más codicioso de todos no hubieras violado el sosiego y la paz de los muertos”.
Parece que además de una gran gobernante, fue una mujer de gran inteligencia y astucia. Y quizá algún día su historia también merezca ser contada…
Este artículo fue publicado anteriormente en Historia Enigmática y ha sido publicado nuevamente en CodigoOculto.com con permiso.