Cuando llega el calor, nos gusta pasar más tiempo al aire libre y disfrutar del buen tiempo, pero cuando el calor es excesivo puede llegar a producir problemas de salud, como en el caso de producirse un golpe de calor.
Una persona puede sufrir un golpe de calor cuando su temperatura corporal pasa de los 40 grados centígrados, y si no se actúa a tiempo, el problema puede complicarse, por lo que resulta crucial conocer los síntomas y saber cómo actuar cuando se produce esta circunstancia.
Si quieres saber cómo puedes reconocer un golpe de calor y cómo actuar para evitar consecuencias fatales, no dejes de leer este artículo.
¿Qué es un golpe de calor?
Cuando llega el verano y el calor, no solamente hay que protegerse de los daños que el sol puede provocar en tu piel, sino que también tienes que tomar precauciones con el aumento de las temperaturas, dado que pueden aparecer problemas como la deshidratación y el riesgo de sufrir un golpe de calor.
Un golpe de calor es uno de los casos más graves de aumento de temperatura que puede sufrir el cuerpo humano. Este sobrecalentamiento puede venir como consecuencia de las altas temperaturas, pero también por un exceso de ejercicio o trabajo físico.
Se llega a él cuando el cuerpo alcanza temperaturas que superan los 40,5 grados y es incapaz de bajar esa temperatura por sus propios sistemas de regulación, provocando una pérdida importante de líquidos que hacen que algunos órganos dejen de funcionar como lo hacen de forma habitual. Si no se toman las medidas adecuadas y el cuerpo no es capaz de enfriarse rápido, pueden aparecer complicaciones frente a las que es necesaria una atención médica que evite otros problemas más serios o incluso un fatal desenlace.
¿Por qué se produce un golpe de calor?
La temperatura del cuerpo humano ronda los 37 grados, aunque puede ser normal que sufra pequeñas variaciones a lo largo del día considerándose estas normales. El órgano encargado de controlar la adaptación de tu organismo a la temperatura ambiente es tu cerebro, a través del hipotálamo, y lo hace de tal forma que cuando el ambiente es gélido, reacciona con temblores y vasoconstricción, subiendo la temperatura interna, mientras que si el ambiente es demasiado cálido, aumenta el pulso, la sudoración y la vasodilatación haciendo que la temperatura corporal descienda para poder adaptarse.
Pero a veces, este mecanismo que tiene el cuerpo humano de termoregulación puede fallar si se ve superado por las condiciones, como es el caso de calor extremo, pudiendo aparecer como consecuencia, un golpe de calor.
Cuando tienes que enfrentarte a una rápida exposición a una temperatura exterior muy alta y no tienes los elementos para protegerte de ella o tu cuerpo no está lo suficientemente hidratado, puedes llegar a sufrir este problema, que puede ser grave si no se sabe actuar a tiempo. Son especialmente sensibles a este problema los ancianos, enfermos crónicos, las mujeres embarazadas, los bebés y en general los niños menores de 6 años.
La aparición de un golpe de calor necesita una atención inmediata para conseguir bajar la temperatura y además, un tratamiento o una supervisión médica para comprobar que se ha superado este cuadro, dado que si no se proporciona la atención y el cuidado necesarios, el que lo experimenta puede sufrir un colapso e incluso puede llegar a morir. Hay que tener muy en cuenta que los niños pequeños tienen aún más riesgo de sufrir este colapso, dado que son mucho más sensibles que los adultos, y menos conscientes de estar atravesando una situación de peligro como esta, por lo que no hay que perderlos de vista y actuar ante los primeros síntomas
¿Cuáles son los síntomas de un golpe de calor?
Para poder reaccionar a tiempo y saber si alguien de tu entorno o tú mismo estás sufriendo un golpe de calor, es imprescindible conocer los síntomas que aparecen, dado que una respuesta adecuada puede ser fundamental para evitar consecuencias desastrosas.
Se pueden definir tres etapas de aparición de los síntomas que pueden ayudarte a reconocer que esta situación puede estar ocurriendo, y te ayudará a actuar a tiempo.
En un primer momento, los síntomas habituales que pueden aparecer cuando se produce este hecho son:
- piel enrojecida, caliente y seca,
- sed intensa y sensación de sequedad en la boca,
- sudoración excesiva,
- sensación de calor extremo,
- temperatura corporal superior a 40 grados centígrados.
En este primer momento, hay que actuar dado que el organismo nos está dando señales de la posibilidad de estar sufriendo un golpe de calor, y esto puede suponer una pérdida de agua de entre el 1 y el 5%, por lo que no pueden pasarse por alto.
Los síntomas que aparecerían en un segundo estadio de esta dolencia pasarían por:
- sufrir debilidad muscular y calambres,
- aparición de dolor de cabeza y mareos,
- ausencia de ganas de orinar,
- ausencia de sudor,
- aparición de pulso fuerte y acelerado,
- dolor de estómago y falta de apetito.
Si estos síntomas llegan a aparecer, pueden ser una señal de que el organismo ya ha perdido entre el 6 y el 8% del agua que hay en el cuerpo.
Si el problema no desaparece, y no se toman las medidas adecuadas, puede aparecer una verdadera situación de gravedad que podría desencadenar un colapso. Los síntomas que podrían aparecer en este tercer momento serían:
- hiperventilación,
- agotamiento,
- aparición de confusión y desorientación,
- pérdida de conciencia,
- delirio o convulsiones,
- desmayo o incluso coma.
Si aparecen estos síntomas nos pueden indicar que el organismo ha perdido entre un 9 y 11% del agua corporal, por lo que se requeriría una atención médica inmediata.
¿Cómo actuar frente a un golpe de calor?
Cuando percibas que tú mismo o una persona que se encuentre a tu alrededor, experimenta los síntomas de los que hemos hablado antes, conviene actuar con rapidez y seguir estos consejos:
1. Pon a la persona afectada a la sombra o en un sitio fresco.
Es conveniente mover a la persona afectada a la sombra, y si es posible, a un lugar ventilado o incluso con aire acondicionado. Para favorecer la circulación de su sangre, es preferible colocarla tumbada con la espalda recta y las piernas levantadas.
2. Intenta bajar su temperatura corporal.
Puedes ponerle paños o trapos humedecidos con agua, a ser posible fría, sobre la frente, el rostro, cuello, axilas y tobillos, para favorecer la bajada de su temperatura corporal.
3. Dale de beber agua o líquidos a pequeños sorbos.
Este punto es importante, dado que la persona afectada puede haber perdido mucho líquido corporal y es necesario que lo recupere, pero ten en cuenta que sólo puedes darle de beber si se encuentra consciente, dado que de lo contrario, podría correr el riesgo de ahogarse. En todo caso, puedes remojarle los labios con una toalla o gasa empapada en agua para evitar que se atragante.
4. Controla su temperatura para evitar que vuelva a subir.
Si es necesario, puedes seguir humedeciendo su rostro y pies si ves que la temperatura vuelve a subir.
5. Solicita ayuda en caso de necesidad.
Si después de haber puesto en práctica estos consejos, ves que la temperatura de la persona afectada no desciende, presenta pulsó débil, palidez o sabes que sufre de enfermedades cardíacas, llama rápidamente a los servicios sanitarios para que pueda verle un médico.
Consejos para evitar sufrir un golpe de calor
1. Mantente hidratado
Tu cuerpo necesita reponer agua, y con temperaturas elevadas o ejercicio extremo, el cuerpo pierde líquido y sales a través de la sudoración. Por eso, es necesario beber mucho líquido, aunque no sientas sed. Es conveniente tener a mano o llevar encima cantimploras o botellas con agua, sobre todo si se está al aire libre expuesto a las altas temperaturas o cuando se realiza ejercicio o trabajo físico con calor.
Es importante estar atentos a los ancianos y a los niños, dado que son más reacios a beber agua y ofrecérsela a menudo o asegurarse que beben frecuentemente.
2. Evita hacer esfuerzos en las horas centrales del día
En la época de verano o cuando hace mucho calor, es conveniente evitar la exposición al sol en las horas centrales del día, que suele ser entre las 12 y las 17 horas. También es importante no realizar actividades que requieran mucho esfuerzo físico a esas horas si se está a temperatura ambiente. En general, es conveniente no realizar exposiciones prolongadas al sol directamente, dado que el efecto continuado de las altas temperaturas puede causar el mismo aletargamiento y deshidratación si no se toman las medidas adecuadas.
3. Evita las comidas copiosas y opta por frutas y verduras frescas
Con el calor, es más conveniente sustituir las comidas copiosas y grasientas por otras más ligeras para evitar las digestiones pesadas. Es preferible que optes por frutas, verduras frescas, ensaladas… añadiendo algo de sal a las comidas, para que aporten a tu organismo las vitaminas y minerales que necesita para sobrellevar mejor el calor.
Además, te conviene evitar bebidas con cafeína, como el café y los refrescos de cola, y también el alcohol, dado que producen una mayor pérdida de líquidos de tu cuerpo.
4. Viste con ropas holgadas
En épocas de calor, es conveniente vestir con ropa amplia y ligera, a ser posible que sea de colores claros y de tejidos naturales como el algodón o el lino, para que absorban el sudor y permitan la transpiración, facilitando la disipación del calor.
Evita en la medida de lo posible las fibras acrílicas y sintéticas, dado que dificultan la transpiración y retienen más el calor en el cuerpo.
5. Protégete de los rayos de sol
Si estás al aire libre, protege tu cabeza con sombrero, gorra o casco, dependiendo de la actividad que vayas a realizar. Es conveniente que busques la sombra siempre que te resulte posible, ya sea de un árbol, sombrilla, lona o similar, si no es de forma contínua a ratos o cuando toque el momento de descansar. Igualmente, protege tu piel de los rayos del sol utilizando la protección adecuada para evitar quemaduras y la elevación de la temperatura corporal.
6. Si sales al exterior, intenta hacerlo de forma gradual para tu cuerpo
Cuando tengas que salir al exterior para hacer alguna actividad, y sales de un entorno más o menos fresco, deja que tu cuerpo se habitúe gradualmente al calor, dado que los cambios demasiado bruscos de temperatura pueden resultar perjudiciales para el organismo.
7. Descansa cuando lo necesites
Si estás haciendo una actividad que requiera un esfuerzo físico en el exterior y la temperatura es elevada, intenta descansar en cuanto notes cansancio o mareo, y si te resulta posible, retírate a un lugar más fresco o ventilado si notas cualquier malestar relacionado con la temperatura elevada. Al mismo tiempo, aflójate la ropa para favorecer la circulación sanguínea y que tu cuerpo pueda regular mejor su temperatura.
Lo mismo ocurre si estás conduciendo durante mucho tiempo y notas que el cansancio se apodera de ti, dado que calor puede dificultad tu capacidad de concentración.
8. Intenta mantener fresca la casa
Cuando permanezcas dentro de casa, intenta mantener el interior fresco recurriendo a toldos, cortinas que impidan pasar los rayos solares, persianas…etc. Intenta que el aire circule por el interior de la casa, ya sea con ventiladores o incluso con aire acondicionado si tienes la posibilidad.
Si el calor en casa te resulta un poco agobiante durante el día, puedes optar incluso por acudir a un centro comercial que se encuentre bien aclimatado en días de mucho calor para mantenerte fresco y permanecer allí durante las horas de más calor.
9. No permanezcas en vehículos estacionados o cerrados
Procura no permanecer durante mucho tiempo dentro de un vehículo parado y cerrado, dado que el calor dentro de estos habitáculos sube en pocos minutos. Los más vulnerables en este punto son los niños, por lo que ten especial cuidado y no dejes a un niño dentro del coche cerrado, aunque sea por pocos minutos, dado que la subida de la temperatura en los pequeños puede ser cuestión de poco tiempo y las consecuencias fatales.
10. Evita exponerte al sol los días de temperaturas extremas
Cada vez las previsiones meteorológicas son más precisas, y las olas de calor se pronostican con más exactitud. Por eso, cuando se anuncien olas de calor, procura evitar exponerte al sol los primeros días o realizar actividades en el exterior para ir aclimatándote poco a poco a la subida de las temperaturas. Es preferible que lo hagas de forma gradual y en las horas de menos calor.