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Misteriosa escalinata en la meseta de Giza ( Egipto) podría esconder una 4ª gran Pirámide.




fuente/Sabiens

¿Por qué nunca te alcanza el tiempo? La culpa es de la Ley de Parkinson

Rincón de la Psicología

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Posted: 11 Apr 2018 06:19 AM PDT

¿Cuánto tiempo tardas en hacer una maleta? Todo el tiempo que tengas. Ni más ni menos. Si tienes poco tiempo la harás en pocos minutos, si tienes mucho tiempo, incluso puedes tardar una hora o más.

Muchas personas, sumergidas hasta el tuétano en la cultura de la productividad, o la hiperactividad, no encuentran placer en no tener nada que hacer, lo “divertido” e “interesante” es tener siempre mucho que hacer, de manera que el tiempo jamás sobre. 

Entonces entra en juego la “Ley de Parkinson”, que se basa en tres ideas: 

- El trabajo se extiende hasta que ocupa todo el tiempo disponible. 

- Los gastos aumentan hasta cubrir todas las ganancias. 

- El tiempo que se dedica a cada tarea cotidiana es inversamente proporcional a su importancia. 

¿Te suena familiar? 

¿Cómo surgió la Ley de Parkinson? 


Cyril Northcote Parkinson fue un historiador naval británico y observador sagaz del sistema de administración y gestión pública. Parkinson se dio cuenta de que a medida que el imperio de ultramar de Gran Bretaña declinaba y tenía menos colonias que administrar, la cantidad de personal aumentaba. Cada año se incorporaban entre un 5-7% más de empleados, aunque el trabajo burocrático objetivo disminuía. 

Era un contrasentido. Así que Parkinson se preguntó qué estaba ocurriendo. Comprendió que el trabajo se expande hasta ocupar todo el tiempo y los recursos disponibles, independientemente de las horas reales que sean necesarias y de la importancia objetiva de esas tareas. Y lo demostró con fórmulas matemáticas y datos estadísticos. 

Por supuesto, su teoría no se limita únicamente al funcionamiento de las administraciones públicas, también se aplica a nuestra vida cotidiana. Podemos llegar a ser auténticos expertos en aplicar la Ley de Parkinson en nuestro día a día.

Prolongar las tareas no solo consume tu tiempo, también tu energía 


Según la Ley de Parkinson, si te das un plazo de una semana para completar un trabajo que requiere tan solo un día, la tarea aumentará su complejidad para llenar ese espacio de tiempo. Y lo que es aún peor: esa tarea no solo se convertirá en un agujero negro por donde se escapa tu tiempo sino también tu energía. La tarea te generará estrés y ansiedad, volviéndose agotadora. 

Por supuesto, la tarea en sí no se multiplica, es nuestra manera de asumirla y gestionarla. El problema es que mientras más tiempo tengamos a nuestra disposición, más tardaremos porque más procrastinaremos. Haremos una pequeña parte hoy y dejaremos otra pequeña parte para mañana.

Cuando estamos inmersos en esa situación, no nos damos cuenta de que lo que más nos agota no es realizar las tareas, sino las tareas inconclusas, el recuerdo constante de lo que tenemos pendiente. Llevar esa agenda mental es agotador psicológicamente. 

En la base de esa trampa que nos tendemos a nosotros mismos se encuentra la creencia de que debemos “trabajar duro”. Nos han inculcado la terrible idea de que cuanto más tardemos en hacer algo, más valioso será. Obviamente, no siempre es así. Pero no nos enseñaron a “trabajar de manera inteligente y eficiente”. 

La Ley de Parkinson y la parálisis de la decisión en la vida cotidiana


- ¿Qué quieres hacer? 

- No lo sé, ¿qué quieres hacer tú? 

- ¿Y si vamos al cine? 

- Eh, ¿estaba pensando que podríamos ir a X, Y, Z…? 

- Como prefieras. 

- No, como prefieras tú. 

Y así el discurso se alarga durante una media hora, o el tiempo que tengamos a nuestra disposición para elegir el sitio. Es lo que en Psicología se conoce como “Parálisis de la Decisión” y se produce cuando tenemos tantas opciones que somos víctimas de la “fatiga decisional”. 

Un estudio muy interesante realizado en la Universidad de Columbia analizó qué ocurre cuando vamos a una tienda y nos dan a elegir entre 6 o 24 mermeladas gourmet. Los resultados fueron sorprendentes: no solo tardamos muchísimo más en elegir cuando tenemos tantas opciones, sino que nos paralizamos, literalmente. En el experimento, el 30% de los clientes terminaron comprando una de las seis mermeladas pero solo el 3% de las personas a las que les presentaron los 24 tarros de mermelada compraron alguno. Tener que decidir entre tantas cosas nos agota mentalmente, hace que la decisión sea más difícil y termina paralizándonos. 

Este fenómeno está profundamente vinculado con la Ley de Parkinson, siendo una de las causas principales por las cuales no terminamos las tareas sino que las alargamos todo lo que podamos. En el caso de la maleta, sabemos que tenemos que llenarla, pero nos resulta difícil elegir qué llevar entre tantas cosas. Eso nos lleva a procrastinar. 

Administración del Tiempo: ¿Cómo evadir la Ley de Parkinson? 


Psicólogos del American Institutes for Research, en Washington, pusieron a prueba la Ley de Parkinson. Reclutaron a un grupo de personas para analizar cómo el límite de tiempo afectaría su eficacia. 

En las primeras tres pruebas, a los participantes les dieron el doble de tiempo que necesitaban para completar una tarea, mientras que a otro grupo de personas les dieron el tiempo justo. En otro experimento, les pidieron a algunos que trabajaran rápido y a otros que “trabajaran lo más rápido posible”. 

¿Qué sucedió? 

Estos psicólogos comprobaron que cuando nos dan mucho tiempo para terminar una tarea, lo usamos todo, aunque podamos terminarla más rápido. Pero también apreciaron que el nivel de eficacia dependerá de las metas que nos propongamos. Las personas a las que les pidieron que trabajaran lo más rápido posible, terminaban antes y no cometían más errores que aquellas a quienes simplemente les pidieron que trabajaran rápido. 

- Establece metas realistas. Este experimento nos demuestra que el principal antídoto para la Ley de Parkinson consiste en establecer metas realistas. Una buena administración del tiempo pasa por ser capaces de estimar objetivamente cuál es el menor tiempo que necesitamos para realizar una tarea. Y trabajar en base a ello. 

- Prioriza las tareas más importantes. Cada día tenemos decenas de tareas por delante. Debemos aprender a detectar las tareas menos importantes de nuestra agenda ya que son las que más suelen expandirse para ocupar nuestro tiempo. Por tanto, hay que tener muy claras nuestras prioridades en la jornada, para dedicarles más tiempo. 

- Busca incentivos para terminar antes. No somos robots, por lo que establecer un límite tiempo y saber cuáles son nuestras prioridades no es una garantía al 100% de que nos salvaremos de la procrastinación. Una ayuda adicional consiste en planificar pequeños premios si terminamos antes. Eso te ayudará a mantenerte concentrado y motivado. 

- Simplemente, actúa. Para evitar la parálisis de la decisión, lo mejor es reducir las opciones. Si quieres ir a algún lugar, comienza limitando las opciones por área geográfica o nivel de tráfico, por ejemplo. Una vez que hayas elegido, simplemente ponte manos a la obra. 



Fuentes:
Bryan, J. F. & Locke, E. A. (1967) Parkinson's Law as a goal-setting phenomenonOrganizational Behavior and Human Performance; 2(3): 258-275. 
Iyengar, S. S., & Lepper (2000) When Choice is Demotivating: Can One Desire Too Much of a Good Thing? Journal of Personality and Social Psychology; 79: 995-1006.

SALUD - La obesidad, la principal causa de paro cardíaco súbito entre los jóvenes


La muerte súbita entre los jóvenes está más relacionada con la obesidad que con un esfuerzo excesivo realizado durante la práctica de un deporte. Estas son las conclusiones de un estudio(1) que ha relacionado los factores de riesgo cardiovascular (diabetes, hipertensión, obesidad, hiperlipidemia y tabaquismo) con los paros cardíacos súbitos.
Para confirmar esta relación se analizaron todos los casos de muerte súbita que se produjeron entre 2002 y 2015 en Portland (Estados Unidos), reuniendo datos de entre una población de casi un millón de personas. Se observó así que entre las personas de 5 a 34 años que sufrieron un paro cardíaco súbito sólo el 14% estaba realizando actividades deportivas en ese momento. Sin embargo, respecto a los factores de riesgo cardiovascular, el 15% tenía hipertensión, el 25% antecedentes de tabaquismo y el 40% sobrepeso.
De este modo, aunque ya se sabía que los jóvenes que presentan estos factores de riesgo tienen más probabilidades de fallecer por un infarto a una edad adulta, este estudio confirma que también pueden sufrirlo mucho antes. Una situación que preocupa especialmente si se tiene en cuenta que sólo el 29% de los jóvenes que fallecieron de manera súbita presentaron síntomas previos, a diferencia del 50% registrado entre los adultos que sufrieron un paro cardíaco.

RECETA - Tarta bakewel de almendra y mermelada

JULIA Y SUS RECETAS



Posted: 06 Apr 2018 01:00 AM PDT
Tarta bakewel de almendra y mermelada. Julia y sus recetas
La tarta Bakewel es de origen inglés, concrétamente de la ciudad de la que coge el nombre, Bakewel.
Se dice que fue un error de un cocinero que quería hacer una tarta de fresas y sin querer echó encima de ésta una mezcla de huevos y almendra.
Pues sería un error, pero como muchas veces pasa, ese error dio lugar a una deliciosa tarta.
Os la recomiendo, yo la he hecho muchas veces y siempre ha sido un éxito. Lo tiene todo, es fácil de hacer, con ingredientes que todos podemos conseguir porque son muy básicos, se hace en poco tiempo y el resultado es espectacular. Por eso la he reeditado de nuevo, merece fotos nuevas y volverla a mostrar para que más personas la vean y puedan probarla.
Ingredientes:
     -   1 lámina de masa quebrada comprada o hecha en casa
     -   1 tarro de mermelada de fresas
     -   140g de mantequilla  un poquito derretida
     -    115g de azúcar
     -   135g de almendra molida
     -   2 huevos medianos
     -   almendra laminada para espolvorear
     -   azúcar para espolvorear
     -   azúcar glas para decorar (opcional)
Cubrimos un molde con papel de horno (para desmoldarla mejor).
Forramos ese molde con la masa quebrada, recortamos los bordes y pinchamos el fondo con un tenedor.
Ponemos encima una buena capa de mermelada de fresas.
Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que esté cremosa, añadimos los nuevos y batimos bien. Por último añadimos la almendra molida y mezclamos bien. 
Lo echamos encima de la mermelada, ponemos bastante almendra laminada por encima y la espolvoreamos con azúcar.
La horneamos con el horno precalentado a 180ºC con calor arriba y abajo sin aire durante 30-40 minutos más o menos. Procurando que no se dore demasiado por arriba.
La sacamos dejamos que se enfríe y la servimos espolvoreada con azúcar glas, si os apetece, yo no le pongo porque me gusta menos dulce, pero si os gusta, se la ponéis.
¡Riquísima!
Lo mismo os apetece hacer alguna de estas recetas que os dejo en vídeo, y suscribiros a mi canal de YouTube
Suspiros de almendra

Hallan nuevas líneas de Nasca escondidas en el desierto por miles de años


Un equipo de arqueólogos en Perú han realizado un gran descubrimiento, se trata de más de 50 líneas de Nasca de las que no se tenía conocimiento hasta ahora.
Incluso, algunas de las nuevas líneas descubiertas son más antiguas que las más famosas líneas, por siglos de diferencia.
Los investigadores convencionales dicen que estos magníficos geoglifos fueron creados por la antigua civilización de Nasca, que se desarrolló en la misma región entre los años 200 al 700 d.C. Ahora, los investigadores creen que algunos de los diseños descubiertos recientemente fueron creados incluso mucho antes, por los Paracas y los Topará, quienes vivieron en esa región entre los años 500 y 200 d.C.
Estas líneas han fascinado (y lo continúan haciendo) al mundo entero; debido a que sus magníficos diseños abarcan grandes extensiones del desierto de Nasca, que se ubica entre las ciudades de Nasca y Palpa, en el místico país de Perú.Los diseños encontrados representan formas geométricas, tal como los anteriormente descibiertos; y también presentan elaboradas formas de animales y objetos.
Lo que causa mayor misterio es que estos diseños son tan amplios que no pueden ser vistos desde el nivel del suelo, siendo visibles desde el aire, donde pueden distinguirse los bellos patrones, y por lo cual no fueron entendidos hasta luego de la invención de los aviones.
Los geoglifos Paracas, sin embargo, se muestran muy a menudo en las laderas, lo que permite (desde una buena ubicación) que puedan ser vistos desde el nivel del suelo. También representan a humanos y formas geométricas similares a las de Nasca.
Sin embargo, los diseños recientemente descubiertos, y que podrían haber sido realizados por los Paracas, muestran guerreros, y son anteriores a los de Nasca por siglos. En el siguiente vídeo de National Geographic puedes ver estas líneas en toda su gloria.

Johny Isla del Ministerio de Cultura del Perú, quien tiene a su cargo la restauración y protección de las líneas, dijo a National Geographic:
Esto significa que es una tradición de más de mil años que precede a los famosos geoglifos de la cultura Nasca, lo que abre la puerta a nuevas hipótesis sobre su función y significado”.
Lamentablemente, la degradación y erosión a lo largo de los años están afectan a las líneas; sin mencionar los atentados que algunas veces son cometidos, como el que ocurrió hace unos meses, cuando un camión daño una parte de ellas.
Aunque los nuevos glifos se encuentran dentro del sitio protegido por la UNESCO entre Nasca y Palpa, aún no han sido registrados por el gobierno peruano. Esperamos que agilicen las labores de protección, porque son necesarias.
Se espera que los datos satelitales puedan ayudar a proteger las Líneas de Nasca de la intrusión humana, que representa la mayor amenza.
Artículo escrito por Fernando T. para CodigoOculto.com
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Mente ansiosa: ¿Cómo piensa un ansioso?


La mente ansiosa sigue sus propios derroteros, como si tuviera vida propia. Quieres dejar de preocuparte pero no puedes. Quieres dejar de experimentar esa aprehensión pero te resulta imposible. Como resultado, la ansiedad termina sumergiéndote en una espiral marcada por los temores irracionales, las expectativas infundadas y las generalizaciones erróneas.

Para salir de ese círculo vicioso, es imprescindible comprender cómo piensa un ansioso, saber cuáles son las cartas mentales con las que juega la ansiedad para vencerla en su propio campo. Y esa "batalla" debe comenzar con la convicción de que la ansiedad no elimina los problemas del mañana, pero absorbe tu energía de hoy.

La terrible trampa de la atención selectiva 


Para entender el funcionamiento de la mente ansiosa, puedes imaginar que existen unas “gafas de la ansiedad”. Cuando te pones esas lentes, no puedes evitar ver el mundo a través de esos cristales, lo cual significa que percibes y procesas los estímulos del ambiente de manera distorsionada. Esas distorsiones dan pie a generalizaciones y reacciones emocionales que acrecientan aún más la ansiedad. 

En práctica, la mente ansiosa se centra de manera automática en los estímulos que considera amenazantes. El problema es que pone en marcha un mecanismo de atención selectiva según el cual, solo se enfoca en la parte más negativa de lo que sucede, obviando todo aquello que pueda ser positivo, reafirmante o reconfortante. 

La interpretación amenazante de la realidad 


Dado que la persona ansiosa ve el mundo a través de esas "gafas de la ansiedad", termina haciendo una valoración exagerada de las amenazas. La mente ansiosa interpretará un sonido en medio de la noche como un asesino que se acerca o el mal humor de la pareja como un signo inequívoco de que se avecina una ruptura. 

La ansiedad altera el procesamiento de los estímulos hasta llevarlos a cuotas de amenaza irracionales. Incluso los eventos ambiguos o inocuos son interpretados como posibles amenazas que incrementan el nivel de alerta. Para la persona ansiosa, ningún lugar es seguro porque su mente está buscando peligros constantemente. Obviamente, vivir en ese estado de zozobra pasa una enorme factura a nivel físico y emocional.

La profunda intolerancia a la incertidumbre 


Uno de sus principales problemas de llevar las "gafas de la ansiedad" es que no verás las señales de seguridad que son incompatibles con tus preocupaciones y la interpretación amenazante que ya has elaborado. En práctica, la mente ansiosa desecha cualquier señal que implique una disonancia cognitiva con su forma de interpretar lo que sucede. Por tanto, no verá que aunque su pareja está de mal humor, sigue teniendo detalles cariñosos, su mente solo girará en torno a la amenaza de separación. 

En el fondo, la persona ansiosa tiene grandes dificultades para lidiar con la incertidumbre y las informaciones aparentemente contradictorias. Cuando alguien sufre ansiedad, siente que no tiene ningún asidero del cual agarrarse, que no hay nada que la ate a tierra firme. Esa sensación de inestabilidad la impulsa a buscar frenéticamente la seguridad, y aunque pueda parecer contradictorio, la encuentra en el pensamiento de que el mundo es un lugar amenazante. De esta forma elimina la disonancia cognitiva pues subyuga sus percepciones a sus sensaciones y pensamientos.

Las generalizaciones erróneas 


La mente ansiosa suele sacar conclusiones precipitadas, actúa de manera impulsiva sin darse cuenta de que los lentes a través de los cuales ve el mundo están distorsionados. Como resultado, es habitual que llegue a generalizaciones erróneas que aumenten aún más el nivel de ansiedad. 

Para entender cómo piensa un ansioso, podemos imaginar que en su mundo todos los peligros, reales e imaginarios, están sobredimensionados. La persona ansiosa tiene pocos términos medios. Si un amigo le cuenta que lo ha mordido un perro, pensará que todos los perros son peligrosos. Si en el pasado su pareja le abandonó, pensará que nadie es de fiar. La mente ansiosa generaliza los acontecimientos puntuales convirtiéndolos en una amenaza latente, por lo que no es extraño que la persona viva en un estado de alarma y expectación constante.

La preocupación desmedida por el futuro 


Como resultado de esas generalizaciones erróneas, la preocupación se convierte en uno de los principales síntomas de la ansiedad. En un escenario ideal, la preocupación nos ayudaría a resolver el problema ya que nos conduciría a prepararnos para los posibles contratiempos y planificar los pasos a seguir. Sin embargo, en la mente ansiosa, la preocupación es totalmente contraproducente ya que no conduce a ninguna parte sino que mantiene a la persona dando vueltas sobre los mismos pensamientos automáticos recurrentes. 

Lo peor de todo es que normalmente esa preocupación por el futuro tiene un carácter vago y difuso. La mente ansiosa anticipa que algo malo va a ocurrir pero no sabe qué ni cuándo. Sabe que debe protegerse pero no sabe cómo hacerlo ya que no conoce a ciencia cierta el peligro. La persona ansiosa se preocupa por su desempeño, cuando debe dar un discurso, y recrea todo lo que puede ir mal, pero no se esfuerza mucho por prepararse para que todo vaya bien. Eso desencadena un estado permanente de agitación mental que suele provocar un gran desgaste psicológico. 

La sensación de no ser capaz 


Como colofón, la mente ansiosa cierra el círculo vicioso haciéndole creer a la persona de que no será capaz de enfrentar los problemas o adversidades. La persona ansiosa tiene una baja autoeficacia, lo cual significa que no confía en sus capacidades y potencialidades para hacerle frente al desafío. Si esa persona se ve a sí misma como débil e incapaz, se preocupará más por los resultados negativos que por elaborar una estrategia que le permita salir del agujero donde se encuentra. 

Cuanto mayores sean las dudas sobre su nivel de competencia, más aumentará la preocupación, lo cual a menudo suele dar paso a una indefensión aprendida. La persona ansiosa que debe enfrentarse a un examen, por ejemplo, se preocupará por la posibilidad de no aprobarlo. Al final terminará pensando que no puede pasarlo y, como resultado, no estudiará lo suficiente. Así la mente ansiosa termina creando una profecía que se autocumple y ratifica una visión catastrofista del mundo. 

El resultado son los comportamientos defensivos y evitativos 


La persona ansiosa suele tener un locus de control externo, cree que el problema está “allá afuera”. Por tanto, recurrirá a diferentes mecanismos de defensa para desplazar el verdadero problema fuera de sí. A través de esas estrategias autodefensivas ignora la causa del problema, que siempre atribuye a los otros: unos padres ansiosos, un trabajo muy estresante o una sociedad que gira demasiado rápido. Cualquier excusa es válida para no asumir la responsabilidad y poner en marcha nuevas estrategias que le ayuden a combatir la ansiedad

De hecho, las personas ansiosas suelen ser auténticas maestras de la evasión. Los comportamientos evitativos son una estrategia clásica para lidiar con la ansiedad, de manera que la persona pospone el problema al que debe enfrentarse o recurre a la distracción para no pensar en una solución. Obviamente, la procrastinación, a la larga, empeora el problema y genera aún más ansiedad. 

Hay solución 

La buena noticia es que comprender cómo piensa un ansioso implica desenmascar la ansiedad y, por tanto, se trata del primer paso para eliminarla. Este libro para superar la ansiedad te servirá de guía, paso a paso.

Los gestos que haces con las manos revelan tu inteligencia


Hay pequeños gestos que revelan mucho más de nosotros de lo que estaríamos dispuestos a contar. Las manos, en especial, son las que más nos delatan. No solo revelan nuestro nerviosismo sino también nuestras incongruencias y, recientemente se ha descubierto que incluso pueden ser un indicador de nuestro nivel de inteligencia o, para ser más específicos, reflejan nuestro nivel de procesamiento cognitivo. 

Embodied Cognition: Pensar con el cuerpo 


En el ámbito de la Psicología está ganando cada vez más terreno la teoría del “embodied cognition”, que podría traducirse como “pensar con el cuerpo”. Esta nueva corriente argumenta que el pensamiento no ocurre en un espacio abstracto, limitado a nuestra mente, sino que se expresa en el cuerpo. Es decir, el trabajo cognitivo del cerebro tiene un reflejo directo en nuestro cuerpo. 

Desde esta perspectiva, nuestros gestos constituyen una especie de canal a través del cual expresamos nuestros pensamientos, aunque no siempre seamos conscientes de ello. Los movimientos que hacemos con las manos mientras hablamos constituyen una especie de segundo idioma, y ​​añaden información extra que no se encuentra en nuestras palabras, poniendo al descubierto el proceso de pensamiento que se encuentra detrás. 

El movimiento de las manos revela el proceso de pensamiento 

Susan Goldin-Meadow, profesora de Psicología en la Universidad de Chicago, ha dedicado años al estudio de los gestos que realizamos mientras aprendemos y resolvemos problemas. Está convencida de que “cambiamos de opinión moviendo las manos”. 

En sus investigaciones ha encontrado una pista fascinante sobre cómo los gestos que hacemos con las manos revelan nuestra inteligencia. Se trata de “desajustes” entre la expresión verbal y los gestos físicos. Por ejemplo, una persona puede decir que una pelota más pesada cae más rápido que una ligera, pero hace un gesto que indica que ambos caen a la misma velocidad, lo cual es correcto. Esa discrepancia revela que el pensamiento está trabajando a máxima capacidad y que la persona se encuentra en un estado de transición, pasando de un nivel de comprensión a otro superior. 

A menudo los pensamientos que expresan nuestras manos son ideas más nuevas y avanzadas sobre el problema que estamos intentando solucionar. Nuestra mente consciente aún no ha asimilado esas nociones a través del lenguaje, porque se trata de un proceso mucho más complejo, pero ya las ha captado y las expresa a través de los gestos. 

Por tanto, esos gestos con las manos que implican una “contradicción” con nuestro discurso verbal en realidad son muestras de nuestra inteligencia en plena acción, del trabajo cognitivo que estamos desarrollando en el fondo para resolver el problema. 

Mover las manos también nos hace más listos porque acelera el aprendizaje 


La teoría del “embodied cognition” es un camino de dos sentidos. Significa que el pensamiento no solo se refleja a través del cuerpo sino que los movimientos de las manos también aceleran el aprendizaje, llevando el conocimiento incipiente a la conciencia y contribuyendo a la comprensión de los nuevos conceptos. 

Un estudio realizado en la Universidad de Rochester descubrió que los estudiantes que gesticulaban mientras aprendían álgebra tenían casi tres veces más probabilidades de comprender lo que habían aprendido que sus compañeros que no gesticulaban. 

En un segundo experimento, estos psicólogos constataron que los estudiantes universitarios que gesticulaban mientras contaban una historia corta después podían recordar mejor y más detalles, lo cual sugiere que los gestos nos ayudan a recuperar la información de la memoria. 

Por tanto, los gestos que hacemos con las manos son una especie de “código secreto”. De hecho, es probable que en algún momento hayas usado de manera automática las manos para dibujar números en el aire y sacar una cuenta. 

Eso se debe a que esos movimientos nos ayudan a recopilar información e integrarla. Se ha comprobado que los gestos con las manos facilitan la representación mental, sobre todo cuando tenemos que solucionar problemas complejos, ayudándonos a llevar a la práctica algunas ideas abstractas. 

Por si fuera poco, psicólogos de la Universidad de Columbia comprobaron que los gestos con las manos también nos ayudan a mejorar nuestro discurso. Cuando gesticulamos hablamos de manera más fluida, cometemos menos errores y nos mostramos menos vacilantes. 


Fuentes: 
Wagner, S. (2011) Abstract thinking in space and time: Using gesture to learn math. Cognition, Brain, Behavior; 15(4): 553-570. 
Wagner, S. et. Al. (2011) Gesturing makes memories that last. J Mem Lang; 63(4): 465–475. 
Goldin-Meadow, S. (2009) Gesturing Gives Children New Ideas About Math. Psychol Sci; 20(3): 267–272. 
Goldin-Meadow, S. (1999) The role of gesture in communication and thinking. Trends Cogn Sci; 3(11): 419-429. 
Rauscher, F. H. et. Al. (1996) Gesture, Speech, and Lexical Access: The Role of Lexical Movements in Speech Production. Psychological Science; 7(4): 226-231.