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La ciencia lo confirma: Los ricos no te ven ni notan tus problemas

Rincón de la Psicología


Posted: 02 Oct 2017 02:00 AM PDT

Nadie puede prestarle atención a todo lo que encuentra a su paso. Es simplemente imposible porque no tenemos la capacidad para ello, nuestros recursos atencionales son limitados y nuestro cerebro solo puede procesar cierta cantidad de información simultáneamente. Sin embargo, la mayoría de las personas se esfuerzan por reconocer a los demás. A menos que sean ricos, en cuyo caso es más probable que pasen por alto a las personas que le rodean.

De hecho, cada vez existen más investigaciones que demuestran cómo el dinero cambia la forma en que las personas ven a los demás y a sus problemas. Un estudio realizado recientemente por psicólogos de la Universidad de Nueva York demostró que las personas ricas prestan, inconscientemente, menos atención a los transeúntes en la calle.

Dime cuánto tienes y te diré cuánto ves


Estos psicólogos analizaron lo que se conoce como "relevancia motivacional" de otros seres humanos. Es decir, se supone que cuando le asignamos más valor a algo, estamos más motivados a prestarle atención, ya sea porque encierra una amenaza o debido a que puede representar una recompensa potencial.

Los investigadores analizaron a 61 personas que caminaban por las calles de la ciudad en Manhattan usando unas Google Glass. Esos transeúntes, a quienes se les dijo que estaban probando la tecnología, más tarde tuvieron que rellenar una encuesta en las que se les pedía que identificaran su clase social. 

Al analizar las grabaciones de Google Glass, los psicólogos descubrieron que quienes se catalogaron como ricos no posaban sus ojos en el resto de las personas durante tanto tiempo como quienes pertenecían a clases sociales más bajas.

Los psicólogos siguieron adelante realizando otra serie de experimentos, esta vez con un sistema de rastreo ocular más avanzado. En esa ocasión, los participantes debían mirar en una pantalla una serie de fotografías tomadas de Google Street View y luego debían indicar su clase social. Una vez más, se apreció que las personas ricas miraban durante menos tiempo a la gente.

No contentos con estos resultados, los investigadores quisieron comprobar si la diferencia en la cantidad de tiempo que cada participante miraba a una persona era una decisión consciente o una reacción cognitiva espontánea. 

Para ello, reclutaron a casi 400 personas, quienes se expusieron a una serie de fotos que contenían diferentes objetos y una cara. La trampa radicaba en que los participantes debían detectar la diferencia entre dos imágenes prácticamente iguales, en algunas cambiaba el rostro humano, en otras uno de los objetos.

En ese caso, los participantes menos ricos fueron mucho más rápidos que quienes pertenecían a clases sociales altas en notar el cambio en las caras en las imágenes. Esto significa, sin lugar a dudas, que los rostros humanos tenían para ellos una mayor relevancia motivacional.

Las personas más ricas tienen menos habilidades sociales y emocionales


No es el primer estudio que llega a estas conclusiones. En otro experimento realizado en la Universidad de California hicieron que los participantes miraran dos vídeos: en uno de ellos se explicaba cómo construir un patio y en otro se presentaban las vidas de niños con cáncer. Descubrieron que las personas más ricas reportaban menos sentimientos de compasión por los niños y sus familias. 

Mientras miraban los videos, todos los participantes también llevaban monitores cardíacos, porque se conoce que cuando sintonizamos emocionalmente con los sentimientos de otra persona nuestra frecuencia cardíaca se ralentiza. Esta reacción se observó en los participantes de clases sociales más bajas, pero no en los más ricos, lo cual indica que son menos empáticos.

Otra investigación desarrollada también en la Universidad de California encontró que las personas de un nivel socioeconómico más alto no son tan buenas leyendo las emociones de los demás ni lo hacen con tanta precisión como quienes pertenecen a las clases sociales más bajas. Además, se apreció que no se trataba únicamente de un sesgo debido a la clase social sino que, al parecer, las personas más ricas prestan menos atención a todo el mundo, independientemente de la clase social a la que pertenezca. Es decir, en sentido general, prestan menos atención a todos los que le rodean.

¿Por qué los más ricos se "abstraen" de quienes le rodean?


Los psicólogos creen que una razón puede ser que las personas más ricas son menos propensas a valorar a los demás porque pueden permitirse contratar ayuda profesional para satisfacer sus necesidades, en vez de depender de amigos, familiares o la ayuda de un vecino. 

Según esta teoría, la diferencia económica termina creando una diferencia de comportamiento. Por tanto, las personas de clases más bajas estarían mejor adaptadas a las relaciones interpersonales que las ricas porque comprenden su importancia y son conscientes de que necesitan a los demás, lo cual hace que sean más habilidosos socialmente.

Obviamente, generalizar siempre encierra el riesgo de dejar fuera a personas que son la excepción de la regla pero, sin duda, esta serie de estudios nos dejan un mensaje claro: debemos cuidar cómo vivimos porque nuestro estilo de vida terminará determinando no solo cómo pensamos sino también cómo nos relacionamos y sentimos.

En el mundo no necesitamos más brechas que nos dividan sino más empatía que nos una.

Fuentes:
Dietze, P. & Knowles, E.D. (2016) Social Class and the Motivational Relevance of Other Human Beings: Evidence From Visual Attention. Psychol Sci; 27(11):1517-1527. 
Stellar, J.E. et. Al. (2012) Class and compassion: socioeconomic factors predict responses to suffering. Emotion; 12(3): 449-459. 
Kraus, M.W. et. Al. (2010) Social class, contextualism, and empathic accuracy. Psychol Sci; 21(11):1716-1723. 
Kraus, M.W. & Keltner, D. (2009) Signs of socioeconomic status: a thin-slicing approach. Psychol Sci; 20(1): 99-106.

RECETA - ESPAGHETTI CON CHAMPIÑONES

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Karen Aguirre

 
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Ingredientes

 
  • 400 gramos de spaghetti
  • 7 cucharadas de aceite de oliva
  • 2 cucharadas de mantequilla
  • 100 gramos de seta en trozos
  • 1 cucharada de ajo en trozo McCormick®
  • 1 cubo de caldo de pollo
  • 1 cucharada de sal de grano
  • 2 1/2 litros de agua
  • 100 gramos de espárragos cortados en trozos

Preparación

En una olla agregar el agua, el aceite de oliva, ajo en polvo, sal y el caldo de pollo. Dejar hervir y agregar el spaghetti según las indicaciones del empaque.
Cocer la pasta al dente escurrir y reservar.
Mezclar las setas y los espárragos sazonar con el aceite restante, la mantequilla, sal y pimienta.
Mezclar con el spaghetti y servir.

COMO EXPANDIR TU PROPIA LUZ

Abundancia, Amor y Plenitud


Posted: 30 Sep 2017 11:45 AM PDT

Formas de hacer crecer nuestra luz.

Todos los seres humanos somos portadores de luz pero lo hemos olvidado y por eso vagamos en las sombras. Hay muchas formas de hacer crecer tu luz, tu conciencia o tu magnetismo y te las enumero a continuación.

Una de las formas más básicas de permitirnos crecer en la luz es cuidar nuestros hábitos alimenticios. Ingerir alimentos de alta vibración nos permite iluminar el receptáculo de nuestra luz (cuerpo) y así podemos aumentar la frecuencia de la vibración y por ende nuestro ser lumínico.

Otra manera es vivir en el presente. Parece algo tan fácil pero es lo más difícil de la vida porque estamos tan habituados a quedarnos enganchados en situaciones del pasado, placenteras y no tanto, o vivir planificando el futuro, que estar en el presente es muy escaso. Aprender estar en el aquí y el ahora y poner cada uno de nuestros sentidos, nuestra mente y nuestra alma en el hoy es una tarea a realizar si o si para adquirir conciencia.

Si queremos juntar luz lo ideal es no despilfarrarla y eso es otra tarea dificilísima porque vivimos derrochando nuestra energía ¿Cómo? Vivimos distraídos con el afuera y se nos va la vida ocupándonos que lo que pasa en el exterior, que los niños, la casa, al marido, el trabajo, las noticias, la vida social, el aparentar, el mantener la imagen, el chismorreo, los enojos… en fin… Es tanto lo que ocupamos nuestros sentidos allá afuera que gastamos una energía capaz de hacer volar un avión Concord…

Cuida tu energía sexual. El sexo desordenado es la manera más común de perder la luz o la energía… Nadie te dice que no tengas sexo, pero hacer de eso algo sagrado. Si tuvieras conciencia de la gran herramienta para el crecimiento que te fue dado al poder realizar el acto sexual no promoverías el libertinaje sexual. La verdad es que a todos nos enseñaron que el sexo era para reproducirse, para pasarlo bien y nadie nos dijo que era el instrumento sagrado. Infórmate al respecto y recuerda que cada vez que estás íntimamente con alguien estás compartiendo tu luz.

Meditar… Este es quizás instrumento más potente para ir ganando luz. Medita todos los días y siempre libérate a través de ella de todo lo innecesario para ti crecimiento. Deja atrás. Corta los resentimientos y las cosas nocivas y camina ligero… Elévate por sobre esa humanidad imperfecta que, a veces, impide salir tu luz… Medita, no como quien cumple un deber latero, sino como un regalo que te haces cada día…

Y otra principal fuente de luz es la naturaleza. Camina descalzo por el pasto, la tierra, la arena… Báñate en un río, lago o en el mar y disfruta del astro rey… Respira profundamente el aire puro y déjate fluir… Déjate acariciar los las hojas de los árboles y embriágate del perfume de las flores… Acaricia a todo ser viviente con la mirada, ya sea una mariposa, un perrito o un gusano que se desliza por una rama… Se consiente de que todos los reinos están entrelazados…

Y por sobre todo invoca a la luz... llámala para que no se aleje de ti..



*Fuente y autoria: desconocida

No te adaptes a lo que te hace infeliz

Rincón de la Psicología


Posted: 30 Sep 2017 02:58 AM PDT

A veces, sin darnos cuenta, terminamos acostumbrándonos a situaciones que nos hacen infelices. Nos adaptamos a rutinas cotidianas y nos contentamos con relaciones que no nos hacen felices simplemente porque nos limitamos a seguir adelante, impulsados por los hábitos que marcan el ritmo de nuestra vida.

En práctica, es como si la vida girara tan rápido que no nos da tiempo a parar, reflexionar y darnos cuenta de que no vamos por el camino correcto o, al menos, por el camino que nos permita ser más felices y sentirnos más satisfechos. Así seguimos funcionando en piloto automático, nos olvidamos de vivir y nos limitamos a sobrevivir como buenamente podamos. 

La búsqueda de la seguridad es una espada de doble filo 


Cuando éramos pequeños, nuestros padres nos ataban los cordones de los zapatos con un doble nudo para que no se desataran y cayéramos. También solían subirnos hasta arriba la cremallera del abrigo, para que no nos resfriáramos y estuviéramos bien calentitos. Esos cuidados generaban cierta presión corporal, pero la soportábamos porque también nos causaban la sensación de seguridad, de estar protegidos.

Ese mecanismo no desaparece al crecer: soportamos ciertas presiones porque nos hacen sentir seguros. Aunque no siempre somos conscientes de ello, en muchos casos preferimos la seguridad a la felicidad. Esa es la razón por la que muchas personas pasan toda su vida soñando con algo pero nunca deciden a dar el paso porque eso significaría renunciar a la seguridad conquistada. 

El problema comienza cuando esa seguridad no nos hace felices sino que nos convierte en personas amargadas y frustradas, con la vista siempre puesta en un futuro que no nos atrevemos a hacer realidad. El problema es cuando hemos creado lazos que nos atan tan fuerte que nos impiden respirar.

La adaptación asegura la supervivencia, no la felicidad 


Nuestra capacidad de adaptación es enorme, pero el problema es que la adaptación está enfocada a la supervivencia, no a la felicidad. Esto significa que podemos adaptarnos a situaciones que no nos hacen felices, solo porque prevalece el instinto de supervivencia, que es muy poderoso.

Esa es una de las razones por la que las personas pasan gran parte de su vida realizando trabajos que no les gustan o mantienen relaciones que han dejado de satisfacerles emocionalmente con personas con las que ya no tienen ningún punto en común más allá del hábito construido a lo largo de los años.

Nos adaptamos a situaciones que nos hacen infelices debido a que estas generalmente ocurren de manera paulatina. Sin darnos cuenta, nos sometemos a un mecanismo de desensibilización sistemática. Ocurre a menudo con la violencia: primero llegan las humillaciones verbales, luego se escapa un golpe y al final la violencia se convierte en el pan cotidiano. 

Sin embargo, la desensibilización no se limita a la violencia sino que se extiende a todas las esferas de la vida. Y cuando la situación es muy dolorosa o provoca una disonancia cognitiva, ponemos en práctica diferentes mecanismos de defensa que nos protegen. En el desplazamiento, por ejemplo, redirigimos una emoción o sentimiento sobre una persona u objeto que no puede responder, porque de esta manera podemos seguir manteniendo una relación con la persona que realmente generó ese sentimiento. Obviamente, vivir de esta manera implica condenarse a la infelicidad, es como vivir con los ojos cerrados negándonos la posibilidad de alcanzar algo mejor.

Para ser feliz hay que tomar decisiones


Hay un momento para la adaptación y un momento para el cambio. Hay momentos en los que necesitamos descansar en nuestra zona de confort y otros en los que necesitamos salir de ella. La clave radica en encontrar el equilibrio y saber cuándo ha llegado la hora de cambiar de rumbo.

La felicidad no llega sola, es necesario tomar decisiones. Debes ser consciente de que para avanzar tendrás que dejar cosas atrás. Si cargas con todo, el peso no te dejará progresar. Llegará un punto en la vida en el que no necesitarás el doble nudo en los zapatos sino que podrás atreverte a caminar descalzo. Si realmente lo deseas. En ese momento tendrás que preguntarte: ¿a cuánta seguridad estás dispuesto a renunciar para perseguir tu sueño?

MUSICA - GIPSY KINGS "VOLARE " | Penelope Cruz


INFELICES SIN TRATO - LOS MORANCOS