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RECETA - Champiñones rellenos de tortilla


Con sólo 4 ingredientes, qué verdura queda más rica!! Champiñones rellenos de tortilla cocina tradicional. Súper saludable, con 1 SÓLO HUEVO. Probarlos,  que os va a sorprender.


Champiñones rellenos de tortilla cocina tradicional Ana Sevilla



*PINCHA AQUÍ!! Para ver la receta con Thermomix.

Ingredientes:

-12-14  champiñones grandes
-sal
-pimienta
-130 gr cebolla
-aceite
-250 gr. patatas chascadas pequeñas
-140 gr. agua caliente
-1 huevo L


Preparación:

1- Quitar el pie a los champiñones con una puntilla, vaciando el sombrero un poco. Hacer al vapor unos 15 minutos o en el microondas tapado con film.
2-  Picar los pies y la cebolla y pochar en un chorro de aceite, hasta que esté bien sofrito. Agregar las patatas chascadas pequeñas, agua caliente, sal y pimienta, y guisar como 12-15 minutos, hasta que la patata esté blanda.
3-  Mezclar con el huevo batido con sal, chafando un poco con el tenedor, la patata.
4- Rellenar los sombreritos, espolvorear perejil y horno precalentado a 200º, unos 10-15 minutos, hasta que la tortilla esté cuajada.


Colocar los sombreritos de los champiñones salpimentados y hacer al vapor



Los pies y cebolla los picamos



Picar



Chascar las patatas pequeñas



Champiñones hechos al vapor, yo, ya me los comería así, jaja me encantan.



Chafar la patata para que quede mas espesito



Rellenar



Y al horno unos pocos minutos



Están buenísimos, no podréis comer sólo uno.

El truco de la abuela contra el cansancio

REMEDIOS CASEROS


El truco de la abuela contra el cansancio
¿Te sientes más cansado de lo habitual? No te preocupes; aquí tienes el truco de la abuela para recuperar la energía que te falta durante el día.

La receta de la abuela para recuperar la energía

Acabar con el cansancio es tan fácil como tomarse un zumo todas las mañanas. Eso sí, no vale un zumo cualquiera... Porque no hay nada mejor para comenzar (y acabar) el día con energía que una combinación de zanahoria y naranja:
  1. Lava bien un par de zanahorias (preferiblemente orgánicas) y echa a la licuadora con piel incluida.
  2. Añade una naranja pelada y troceada.
  3. Pon una pizca de canela (opcional, pero le da un toque exquisito).
  4. Puedes estar tranquilo y comenzar el día con una sonrisa; tu cuerpo no te dejará en la estacada 

​¿Por qué nos vemos feos en las fotos? La ciencia lo explica

Psicología


La imagen que tenemos de nosotros suele chocar con el modo en el que aparecemos en las capturas.

​¿Por qué nos vemos feos en las fotos? La ciencia lo explica
Oscar Castillero MimenzaOscar Castillero MimenzaPsicólogo

Hacerse una foto. Mirar el resultado. Borrarla de inmediato. Se trata de secuencia que se repite de forma relativamente frecuente en la mayor parte de las personas en el momento de fotografiarse.
El motivo principal que suelen argumentar para repetirla varias veces es también conocido: no nos vemos bien. ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué nos vemos feos en las fotos?

El aspecto físico y la apariencia

Vivimos en un mundo en el que la imagen tiene un gran valor en muchos aspectos de la vida. Relacionarse con los demás, obtener un empleo, conseguir pareja… la imagen de una persona puede indicar una gran cantidad de cosas sobre ella, siendo juzgada socialmente. Se promueve socialmente que todos intenten mostrarse lo mejor posible en todos los aspectos.
Esto ocurre también a nivel intrapsíquico, intentando la persona crearse una imagen y autoconcepto positiva y actuando en pos de que su identidad se acerque a su ideal. El atractivo físico es uno de los elementos que resultan más fácilmente visibles desde el exterior, con lo que una gran cantidad de personas lo cultivan de cara a sentirse mejor consigo mismas.
Sin embargo, seamos como seamos es frecuente que en el momento de hacerse una foto y ver el resultado aparezca un desagrado más o menos profundo hacia la imagen que ésta refleja. A veces nos vemos atractivos y nos podemos sentir más o menos identificados, pero en otras ocasiones pensamos que la imagen no nos hace justicia; nos vemos raros, diferentes e incluso “feos”. Esta sensación tiene diferentes causas, tales como la presencia de una autoexigencia elevada, la autoestima o estar acostumbrado a verse de manera diferente.

Exigirse demasiado

Como hemos dicho, vivimos en una sociedad competitiva que nos exige demostrar lo mejor de nosotros mismos de una forma constante. La mayoría de la gente mantiene establece objetivos, metas y exigencias más o menos realistas y asumibles según sus capacidades. Sin embargo, en muchos casos el individuo puede llegar a necesitar hacerlo todo lo mejor posible, intentando alcanzar la perfección y estableciéndose objetivos que no puede alcanzar.
Lo mismo puede ocurrir en el momento de tener en cuenta la autoimagen: la persona puede querer tener una imagen excesivamente buena, independientemente de su capacidad y medios para alcanzarla. Ello puede provocar que cuando se ve en una fotografía la imagen reflejada no sea considerada suficiente, sintiéndose feo/a en comparación con el ideal que le gustaría alcanzar.

¡La culpa es de la cámara!

La excusa que solemos usar cuando salimos mal en las fotos no es, del todo, incorrecta. Y es que parte de la razón de la que podamos vernos extraños en las fotografías (y en ocasiones poco agraciados) tiene que ver con el instrumento a través del cual somos retratados. Y es que las lentes de las cámaras no tienen la misma forma que un ojo humano, cosa que provoca que el producto final sea diferente según a partir de qué se observe.
Al igual que ocurre cuando nos miramos en un espejo cóncavo o convexo, la lente empleada va a hacer que la imagen se vea de una forma ligeramente diferente a la que percibimos mediante el ojo humano. Algunas lentes provocarán que elementos lejanos parezcan mucho más pequeños de lo que son en realidad mientras que otras aplanan los elementos fotografiados, variando su tamaño o volumen aparente.
También la luminosidad, nitidez y perspectiva influyen en este hecho, pudiendo exagerar o ocultar aspectos que no nos parecen tan atractivos de nosotros mismos.

Cuestión de perspectiva

Uno de los aspectos que pueden propiciar que nos veamos feos en las fotos es la perspectiva. Normalmente las personas no somos capaces de observar nuestro propio rostro, de manera que la única referencia que tenemos de él es la imagen que nos llega a través de espejos y superficies reflectantes.
El punto desde el que observamos la imagen tiende a ser siempre el mismo: una posición ligeramente elevada que coincide con la altura de nuestros ojos y además relativamente cercana. Sin embargo, no solemos vernos a larga distancia, desde abajo o desde una altura superior a la de nuestros ojos. La imagen que nos devuelva cámara y la visión que pueden tener otras personas de nosotros van a poder ser también distintas, viéndonos desde perspectivas con las que no estamos acostumbrados a tratar.

El hábito y el efecto de la mera exposición

Además de que no se corresponde con la imagen a la que estamos habituados, otro aspecto que participa en que nos veamos raros o feos en las fotos tiene que ver con estar habituado a vernos de determinada manera.
A nivel psicológico se ha observado que el ser humano muestra una tendencia a tener preferencia por las cosas que conoce, aumentando la evaluación positiva de lo que nos rodea cuanto más frecuente sea el contacto con él. Este efecto es denominado efecto de la mera exposición y suele aplicarse en psicología social para hablar del cambio de actitud ante estímulos, personas o colectivos debido al contacto frecuente, pero también puede explicar fenómenos intrapsíquicos como éste.
Nuestra imagen reflectada no es nuestra imagen real sino su reflejo o imagen especular, la cual es una imagen inversa de la realidad, y es a ésta a la que solemos estar habituados. De este modo la imagen que nos devuelve la cámara, que es además más cercana a nuestra imagen real y a la perspectiva de quienes nos observen, sería pues algo distinta a la que estamos acostumbrados a ver. Si bien se trata de algo en apariencia insignificante, puede ayudar a que en ocasiones nos percibamos ligeramente extraños en las fotos.

Sesgos derivados de la autoestima

Otro de los aspectos principales a la hora de explicar porqué nos vemos feos en las fotos tiene que ver con nuestra autoestima. Concretamente diversos estudios y experimentos han demostrado que a mayor nivel de autoestima del individuo, peor se ve reflejado en la fotografía.
Esto se debe a que el ser humano intenta de manera inconsciente mantener un estado de bienestar interno, provocando que intentemos identificarnos con una autoimagen positiva de nosotros mismos hasta el punto de que dicha imagen es ligeramente superior a la real. Al observar la imagen de nosotros mismos que nos devuelve la fotografía dicha autoimagen inconscientemente mejorada se ve en parte negada, provocando que consideremos que hemos salido mal en la captura. En otras palabras, por norma general las personas tienden a considerarse físicamente más atractivas de lo que son.
Este efecto también se aplica a aquellas personas, objetos o estímulos a los que nos une el afecto. El hecho de mantener un contacto con algo o alguien a quien apreciamos provoca que la imagen que de él tenemos se embellezca subjetivamente. Sin embargo, en este caso en ocasiones el afecto hace que la imagen en sí sea mejor percibida de lo que sería objetivo (ya que vemos a esa persona o objeto de un modo muy similar al reflejado por la cámara).
Del mismo modo, personas con una baja autoestima suelen considerarse menos atractivos de lo que realmente son, con lo que en fotos en que realmente salen mal por diferentes motivos pueden verse más fácilmente identificados.

Referencias bibliográficas:

  • Epley, N. & Whitchurch, E.(2008). Mirror, mirror on the wall: enhancement in self-recognition. Pers Soc Psychol Bull.34(9):1159-70.

Hasta el rabo, todo es perro


Si prohibimos cortarle los rabos a los perros, imagino que estará cerca el momento en el que se deberá terminar con las banderillas, los picadores y las espadas de la muerte
ERC retirará su apoyo a propuesta para poder cortar el rabo a perros de caza
Imagen de archivo. EFE
Día grande en el Congreso de los Diputados. Y no por el asunto de los estibadores (que también). Lo que realmente me interesa de lo vivido ayer en la Carrera de San Jerónimo es el fin, 30 años después de ser aprobado por Europa, de las mutilaciones legales de los animales de compañía. Aunque sea con retraso, es una gran noticia, imposible sin el advenimiento del multipartidismo y la debilidad del PP en la cámara.
Y es que en esto del maltrato a los animales, los populares se han mostrado siempre muy reacios a prohibir. Ellos, tan partidarios de poner límites a las libertades de las personas, son tremendamente libertinos en cuanto al trato de los animales (de compañía, en este caso).

Muy poético se ha puesto Pablo Iglesias en su intervención, recordando a su perro y al del mismísimo Rajoy. A este paso, dadas las lisonjas que desde la tribuna se intercambian ambos líderes, no sería extraño ver jugar en los jardines de la Moncloa a Rico (el perro de Rajoy) y a Tirso (el can de Iglesias), mientras sus dueños se toman un café y planean el siguiente movimiento para terminar de asfixiar al PSOE (si es que este no se les adelanta y se suicida antes), el enemigo político común.
Y es que los animales de compañía tienen mucho tirón, no hay más que ver cómo perros y gatos triunfan en las redes y se han convertido casi en un modelo de negocio para algunos medios (de triste futuro), que parecen más interesados en contar sus gracias que los problemas de los humanos que sobreviven con salarios de miseria y contratos –los que los tienen– plagados de incertidumbres.
Pero dejemos los contratos y volvamos a los malos tratos y los animales. Sería interesante que lo de ayer sea el inicio de algo más. El principio de un cambio radical en cómo nos relacionamos con los animales, tanto los de compañía como el resto. Por muy tradicionales que sean, hay aún un buen puñado de festejos en los que el personal se divierte hiriendo, lacerando, aterrorizando a toritos, caballos, cabras, patos y demás especies. Son las fiestas populares, dicen, pero por muy populares (y creo que en este caso no se refieren a los partidarios del PP) que sean, en 2017 deberíamos aprender a festejar, sí, pero de otra puñetera manera.
Lo mismo sucede con las corridas de toros. Otro asunto polémico. Si prohibimos cortarle los rabos a los perros, imagino que estará cerca el momento en el que se deberá terminar con las banderillas, los picadores y las espadas de la muerte, que, por cierto, tan pocos matadores saben usar con maestría y tanto dolor inútil ocasionan a los astados. En este caso, quizá sería una buena idea que el dinero público no pudiera subvencionar estos tristes espectáculos. Privada del apoyo de ayuntamientos y comunidades, la llamada fiesta nacional se extinguiría en casi toda España en muy poco tiempo. Ese día sería perfecto.Ya no se cortarían orejas y rabos, ni de toros ni de perros.

QUE ES LA POLITICA jajajja

La política es probablemente la parte más contenciosa y complicada de la vida. Así que, ¿te imaginas lo difícil que debe ser para un niño entenderla? Por suerte su padre se lo explica con ejemplos prácticos...
 

Cada vez que dejas ganar a tu hijo, le arrebatas una oportunidad para crecer


Hay que saber perder”, es una frase que nos repitieron nuestros padres en nuestra infancia y que probablemente repitamos a nuestros hijos, con la secreta esperanza de que logren encajar mejor los golpes de la vida y asuman la derrota con espíritu deportivo.

Sin embargo, no hay nada mejor para enseñarles a perder, que dejar que pierdan, algo que los padres no suelen hacer. La tendencia de los adultos a dejar ganar a los niños para que se sientan bien podría pasarles una factura en el plano psicológico.

En muchas ocasiones, cuando jugamos con los niños, fingimos una derrota, para que no se entristezcan o no sufran una rabieta. De esta forma los pequeños son felices pues experimentan una agradable sensación de empoderamiento, pero también les arrebatamos la posibilidad de desarrollar esas estrategias psicológicas tan necesarias para lidiar con la derrota y el fracaso en la vida real, para minimizar el disgusto por haber perdido.

La tendencia a facilitarles la vida a los niños es normal y no resulta dañina, pero en ocasiones se nos puede ir la mano. Cuando intentamos facilitarles absolutamente todo, no pensamos en las consecuencias que ello acarrea en la formación de su personalidad.

En este sentido, un estudio realizado en la Universidad de Virginia con niños de 4 y 5 años reveló que los niños a los que se les regala una victoria no merecida desarrollan una percepción distorsionada sobre sus habilidades. 

Estos psicólogos comprobaron que cuando los niños tienen mucho éxito en una tarea, son menos conscientes de la información relevante que podrían usar para aprender sobre el mundo ya que consideran que esta es menos importante pues alguien les está facilitando el camino. En práctica, resolver los problemas en su lugar les impide desarrollar las herramientas necesarias para solucionar los problemas por sí mismos.

¿Por qué es tan importante que los niños aprendan a perder?


- Su autoestima se protege y refuerza, pues quien sabe perder no ve la derrota como algo personal, como una falta de capacidades o de valía, sino como algo normal que ocurre en diversas situaciones y que se puede revertir. Por tanto, las derrotas no afectan su autoestima sino que, al contrario, la refuerza.

- Mejora sus habilidades sociales, pues sabe participar y jugar con deportividad, de manera que no se enfadará con los demás cuando pierda ni generará conflictos por ello.

- Aprende a centrarse en la actividad, más que en los resultados, por lo que deja de pensar en términos de éxito y fracaso y disfruta mucho más del camino. 

- Comprende la importancia de la perseverancia y el esfuerzo, centrándose en la posibilidad de cambiar a partir del error en vez de atribuir el éxito a la buena suerte.

Desarrolla una mejor tolerancia a la frustración, siendo capaz de ver los obstáculos como desafíos, lo cual le permite lidiar mejor con la adversidad, sin derrumbarse y saliendo fortalecido de esta.

- Aprende a ser más cooperativo y ayudar al otro, en vez de desarrollar una actitud más competitiva y egoísta que puede traerle problemas en su vida.

- Desarrolla una autoimagen más realista, que le servirá para enfrentar los futuros retos de la vida, ya que es consciente de sus capacidades, habilidades, potencialidades y limitaciones.

Entonces, ¿nunca debemos dejarles ganar?


El juego siempre debe ser una experiencia divertida, pero no podemos olvidar que también es una excelente oportunidad de aprendizaje. Si los padres dejan que el niño gane siempre, le impiden irse preparando para las derrotas que sufrirá a lo largo de la vida. Sin embargo, si el niño pierde siempre, es probable que desarrolle una gran frustración.

Por eso, podemos dejarles ganar a veces. Aunque la mejor estrategia consiste en equiparar las fuerzas en el juego. Por ejemplo, se le puede dar un poco de ventaja antes de comenzar para que la competencia sea más justa. 

Cuando son pequeños, también podemos priorizar los juegos de azar sobre aquellos que demanden habilidades más complejas ya que de esta manera no es necesario dejarles ganar y nosotros los adultos tampoco tendremos ventaja.

Obviamente, la edad del niño es determinante. A edades tempranas los conceptos de victoria y derrota suelen ser irrelevantes ya que el pequeño disfruta más el juego en sí mismo, no lo asume como una competencia. En esa primera etapa lo más importante es que el niño aprenda a seguir las reglas.

Más adelante, a medida que el niño crezca, desarrolle sus habilidades y comience a buscar la aprobación social, le dará más importancia a la competencia y los resultados del juego, aunque eso también dependerá de la relevancia que los padres le confieran a las victorias. Si desde pequeño les enseñamos a disfrutar del camino, más que concentrarse en el resultado final, el peso de una derrota no será tan grande.

No obstante, aproximadamente a partir de los 4 años los padres deberían comenzar a trabajar los conceptos de victoria y derrota, sin trucos. Debemos tener en cuenta que cuando los niños pierden tienen la oportunidad de lidiar con esa situación, con los sentimientos que genera, y recuperarse. 

¿Cómo lograr que las derrotas se conviertan en victorias?


- Validar sus sentimientos centrándose en lo positivo. Perder no sienta bien, pero no se trata de sentir pena por el niño sino de validar sus emociones y ayudarle a centrarse en lo positivo, haciéndole ver cuánto habéis disfrutado del juego.

- Asumir la derrota como una oportunidad de aprendizaje. Si le enseñas a tu hijo que perder no es algo negativo sino una oportunidad para aprender y crecer, este tipo de situaciones no le afectarán tanto.

- Cambiar los conceptos de ganador y perdedor. En realidad, no gana quien vence el juego sino quien más disfruta de la actividad, aprende, coopera y no se rinde ante los obstáculos. Por eso, es importante que no alabes en demasía al ganador ni ridiculices al perdedor.

Recuerda que todo lo que siembres hoy, dará sus frutos mañana. Una pequeña derrota en el juego puede hacer que tu hijo esté más preparado para lidiar con las decepciones, fracasos y adversidades de la vida. 


Fuente:
Palmquist, C. M. et. Al. (2016) Success inhibits preschoolers’ ability to establish selective trust. Journal of Experimental Child Psychology; 152: 192–204.

La sangre RH Negativo esconde el gran secreto de la humanidad



La sangre RH Negativo esconde el gran secreto de la humanidad La sangre del tipo RH Negativo es la más extraña y menos común del planeta, concretamente el 0,5% de la población la tiene. 

Es extraño encontrarla en los antiguos faraones de Egipto (cuando en Egipto predomina el RH Positivo) y en el linaje de reyes y líderes mundiales de la actualidad. Diversos investigadores como Walter Emery han descubierto que el RH negativo proviene de un pueblo anterior a todo lo conocido llamado Shemsu Hor (los seguidores de Horus) con aspecto nórdico que aparecieron después de la última glaciación y una posible catástrofe mundial hace 13.400 años. ¿Esto explicaría por qué hay semejanzas en los Mayas y los Aztecas con Egipto y sus construcciones? ¿Eran los Shemsu Hor los científicos que construyeron las pirámides en Egipto y las Ruinas de Puma Punku en Bolivia? ¿Este pueblo descendió de seres extraterrestres? Leer más: http://codigooculto.com/2017/03/la-sangre-rh-negativo-esconde-el-gran-secreto-de-la-humanidad/#ixzz4bSzXsYm0 Under Creative Commons License: Attribution Non-Commercial No Derivatives Follow us: @codigoocultocom on Twitter | codigooculto on Facebook

Artículo publicado en CodigoOculto.com: La sangre RH Negativo esconde el gran secreto de la humanidad http://codigooculto.com/2017/03/la-sangre-rh-negativo-esconde-el-gran-secreto-de-la-humanidad/#axzz4bSzTx2km