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Un matrimonio muere cogido de la mano tras 67 años juntos

CON 5 HORAS DE DIFERENCIA


La historia de amor de Floyd y Violet, unos granjeros de Easton (California), conmueve a la prensa estadounidense

La historia de Floyd y Violet ha conmovido a la prensa estadounidense.
MIÉRCOLES, 25 DE FEBRERO DEL 2015 - 08.30 H
Después de 67 años de matrimonioFloyd y Violeta Hartwigmurieron el pasado 11 de febrero, cogidos de la mano y con tan solo cinco horas de diferencia, en su casa de Easton, California. Su historia de amor ha conmovido a la prensa estadounidense, que lleva tres días informando sobre los pormenores de la relación de esta pareja de granjeros y padres de tres hijos.
Precisamente ha sido una de ellos, Donna Scharton, la que se ha encargado de explicar la historia de sus padres. La recogen diarios, como 'El Huffington Post' y el FresnoBee.

DESDE LA ESCUELA

Los Hartwig se conocieron en la escuela y se hicieron novios en la década de los 40, mientras Floyd disfrutaba de un permiso de la Marina durante la segunda guerra mundial. Durante el conflicto, los enamorados mantuvieron la llama viva, escribiéndose románticas cartas de amor. Posteriormente, al terminar la guerra, Floyd embarcó de nuevo hacia el Pacífico, hasta que fue licenciado a principios de 1948. En esa época, Floyd llegaba a escribir hasta 5 cartas en un mismo día; en total 131 misivas, entre 1946 y 1948
Se casaron en agosto de 1947, durante un permiso de Floyd. Ese mismo año Violet escribió: "Necesito tus brazos alrededor mío, querido. Espero tenerlos pronto. Te quiero, te amo y siempre te amaré mientras viva". Tuvieron 3 hijos: Donna, Carol y Kenneth.

UNIDOS EN LA ENFERMEDAD

En los últimos años de sus vidas --él ha muerto con 90 años y ella, con 89--, los dos sufrieron diferentes enfermedades. Violet tenía demencia y perdía peso a gran velocidad. Floyd sufría cáncer de colon y de vejiga y, en sus últimos días, también tenía insuficiencia renal.
Pero hasta el mismo mes de enero, los dos cuidaron el uno del otro. Floyd aún cortaba el césped del jardín y podía con los haces de leña. Incluso, una semana antes de su muerte, cenaron juntos en la mesa de la cocina.

TECNICA PARA ALIVIAR LA ANSIEDAD


Estás sentado tranquilamente pero de repente comienzas a sentirte extraño. Se te dificulta respirar y sientes una sensación de agobio en el pecho. La intranquilidad sienta casa y no logras concentrarte, por más que lo intentes. 

Es una sensación que casi todos hemos experimentado porque, en mayor o menor medida, todos hemos sido víctimas de la ansiedad. El problema comienza cuando la ansiedad se convierte en un estado constante, que afecta nuestro desempeño y merma considerablemente nuestra calidad de vida.

Por eso, no es extraño que el consumo de ansiolíticos haya aumentado de manera alarmante en todo el mundo. De hecho, se estima que uno de cada tres españoles han recurrido a estos medicamentos a lo largo del último año.

Sin embargo, los medicamentos para la ansiedad deben ser el último recurso. Es mejor probar con otras técnicas, que no tienen efectos adversos y que están dirigidas a erradicar el problema de raíz, no a esconderlo. Una de las técnicas para aliviar la ansiedad llega de la mano de un estudio realizado en la Universidad de Michigan.

Hablar contigo mismo en tercera persona


Hablar con nosotros mismos, pero en tercera persona, utilizando los pronombres “ella” o “él”, o nuestro nombre, puede aliviar la ansiedad y mejorar nuestro desempeño en situaciones de tensión, como por ejemplo, cuando debemos dar un discurso en público o queremos causar una buena impresión en una entrevista de trabajo.

¿Cómo es posible?

Cuando nos referimos a nosotros en tercera persona, en vez de utilizar el clásico “yo”, podemos tomar distancia, establecemos un espacio entre el “yo” que observa y reflexiona y el “yo” que se deja invadir por la ansiedad. Este simple cambio en el discurso nos permite ver la situación con más perspectiva por lo que podremos enfrentarla más como un desafío que como un obstáculo.

En el estudio en cuestión se le pidió a las personas que imaginaran una situación en la que no se sentirían cómodos, que les generase mucha ansiedad. A continuación, se evaluó su nivel de ansiedad y les pidieron que escribieran los pensamientos que le venían a la mente.

Luego, les dieron diferentes afirmaciones para que manejaran la ansiedad, que debían repetir en su mente. Como por ejemplo: “Voy a pensar en otra cosa”, “Enfrentar esta situación me hará sentir bien” o “Voy a hacerlo bien”. El truco radicaba en que algunos participantes debían repetir estas afirmaciones en primera persona y otros en tercera persona. 

Así los psicólogos pudieron apreciar que quienes mantenían un diálogo interior en tercera persona, reducían sus niveles de ansiedad.

El poder del diálogo interior


Pequeños cambios en el lenguaje que utilizamos para referirnos a nosotros mismos pueden tener una influencia decisiva en nuestra habilidad para regular nuestros pensamientos, emociones y comportamientos en situaciones de estrés.

No se trata simplemente de pequeñas frases motivadoras del tipo “puedes hacerlo” sino de explotar al máximo el poder del diálogo interior. De hecho, un metaanálisis que recogió más de una docena de estudios llegó a la conclusión de que las auto-instrucciones son una técnica muy eficaz para aliviar la ansiedad y lidiar con las preocupaciones. 

Las auto-instrucciones no son más que esos comentarios que hacemos en nuestra mente cuando debemos enfrentarnos a una tarea complicada o nueva. En situaciones estresantes o que generan ansiedad, si dirigimos bien nuestro diálogo interior podremos:

1. Concentrar nuestra atención, focalizándonos en los elementos importantes de la actividad.

2. Regular el esfuerzo que realizamos tomando decisiones sobre lo que debemos hacer, cómo y cuándo.

3. Manejar las reacciones emocionales ante los contratiempos.

Por tanto, la próxima vez que experimentes ansiedad o nerviosismo, pon en marcha tu diálogo interior. Y asegúrate de referirte a ti en tercera persona. Es una manera de aprovechar tu coach interno.


Fuentes:
Kross, E. et. Al. (2014) Self-talk as a regulatory mechanism: How you do it matters. Journal of Personality and Social Psychology; 106(2): 304-324. 
Hatzigeorgiadis, A. et. Al. (2011) Self-Talk and Sports Performance. A Meta-Analysis. Science; 6(4): 348-356.
Rincón de la Psicología ~ 8:25

LA HISTORIA DE LAS FALLAS - VALENCIA

Es uno de los videos mejores que he encontrado en la red sobre las Fallas de Valencia, su historia, su música, en fin lo mas completo sobre el tema. Disfrutarlo con toda la alegría que lleva la fiesta y aunque sea una vez en la vida visitar Valencia en Fallas no os arrepentireis.



LA PIEDRA - CUENTO



“Existía una persona cruel, la cual no podía soportar ver nada sano ni bello sin destrozarlo.
Al borde de un oasis se encontró con una joven palmera. Esto le irritó, así que cogió una pesada piedra y la colocó justo encima de la palmera y, entonces, con una mueca malvada pasó por encima de la misma.
La joven palmera intentó eliminar la carga, pero fue en vano……
…… así que, con el tiempo, el joven árbol probó una “táctica” diferente……
…… y así fue como esta palmera cavó hacia el interior de la arena para soportar su peso hasta que sus raíces ¡sorpresa! encontraron una fuente escondida de agua.
Entonces la palmera creció más alta que todos los otros árboles. Con el agua de las profundidades de la tierra y el Sol de los cielos se convirtió en un árbol majestuoso.
Años más tarde, el hombre malvado regresó para disfrutar de la imagen de la pequeña palmera que había destrozado, pero no pudo encontrarla en ningún lugar.
De repente un alto árbol se inclinó, le mostró la piedra sobre su copa y le dijo:
- “Tengo ‘algo’ que comentarte: tu daño me hizo más fuerte”.

(Reflexión:
En circunstancias adversas, y no pudiendo desprendernos de ellas, deberemos realizar un intenso trabajo de progreso personal en forma de “cambio de estrategia”: fortaleciendo nuestro interior…… dejando crecer nuestras “raíces” alimentándolas de la tierra que es nuestra base…… y creciendo y creciendo más y más.
SIEMPRE DE ADENTRO HACIA FUERA.)

GESTIONAR EL SUFRIMIENTO


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Sufrimos frustrados por lo que desearíamos que fuera y no es, por lo que esperábamos que hubiera sido y no fue, por lo que queremos que sea y no llega. Generamos pensamientos negativos repetitivos y nos anclamos en sentirnos víctimas, nuestro pesar aumenta y se vuelve adictivo. Cuando cavilamos mucho sobre lo que no funciona, nos agotamos mental y emocionalmente, acumulamos malestar y no podemos decidir con claridad. Si además nos anclamos en preguntas como “¿por qué sigues cometiendo los mismos errores?, ¿por qué me toca vivir esto?”, sentimos dolor, pena y rabia.
Podemos cambiar de rumbo si prestamos atención a lo que nos aporta bienestar, preguntándonos y conversando sobre qué solución nos beneficiaría más, adónde nos gustaría llegar, qué es lo que nos ilusiona. Según sea nuestro discurso interior, contribuimos a sufrir más o menos.
La mayoría de las personas tienen miedo de volver a sí mismas, porque temen enfrentarse al dolor que hay en su interior” (Thich Nhat Hanh)
Cuando uno padece, suele tener más preguntas que respuestas. Si se repite la pregunta que le lleva a la tristeza y a la decepción, se queda atrapado en el pozo del sufrimiento. Para no incrementarlo, seamos conscientes de los interrogantes que nos planteamos y elijamos bien el que conviene.
Es necesario controlar nuestros pensamientos para que no provoquen un efecto de martillo sobre el clavo que a base de golpes profundiza en el agujero. Lo que ocurrió ya pasó, pero dejó herida, y con los pensamientos recurrentes de angustia, rencor o culpa nuestra herida no se cura. Entonces intentamos huir del sufrimiento. Huimos de él absorbiéndonos en las acciones. Lo ocultamos con consumismo, juegos de azar, adicciones, acontecimientos deportivos. Tomamos decisiones por miedo a sufrir o huyendo, y dejamos conflictos por resolver. No afrontamos lo que nos ocurre, no nos permitimos sentirlo. Escapándonos del dolor, este se acumula en nuestro interior, hasta que uno se encuentra deprimido o con necesidad de explotar.

Primer paso: escucharse

ILUSTRACIÓN DE JOÃO FAZENDA
No incrementemos el sufrimiento dándole vueltas en nuestro interior. Los primeros pasos para sentirnos aliviados son escucharse; luego, comunicarse, escribir, pasear por la naturaleza, rodearse de buenos entornos donde haya silencio y así dejar que salga lo que hay dentro para conseguir clarificarnos. De otra forma, las sombras internas se convierten en monstruos. Y como consecuencia, uno se siente impotente con los sentimientos que le acechan.
Creemos tiempos y espacios para tomar perspectiva respecto a lo que vivimos. Paremos unos instantes varias veces al día y respiremos centrándonos de forma consciente en este acto. Practiquemos mirar y escuchar sin juzgar. Observemos. Reflexionemos. Meditemos. Tomemos distancia para no ahogarnos. Con la práctica de la atención plena y de la meditación generamos una actitud que nos permite reconocer y abrazar nuestro sufrimiento transformándolo.
Si vivimos obsesionados por la satisfacción de lo inmediato y estamos permanentemente huyendo de los inconvenientes y de las adversidades, nos debilitamos. Una sociedad que elimina el sufrimiento huyendo de él es frágil porque se siente permanentemente amenazada. La sociedad occidental está orientada hacia el éxito. Sufrir se asocia a fracaso, a ser flojo, a no llegar, a sentir que uno no forma parte del sistema productivo y no sirve.
Tememos lo que desconocemos, lo que no tiene forma, lo que está en nuestra sombra, diría Carl G. Jung. Permitirnos espacios y tiempos para estar solos de vez en cuando facilita establecer un diálogo interno con el cual descubrir y conectar con nuestra fuerza personal. Si uno está bien consigo mismo, le será más fácil estar bien en el entorno y con los otros. Si uno se siente cómodo, no huirá de sí mismo. Gozará estando solo y también en compañía. Es en la soledad cuando uno puede escucharse mejor. El sufrimiento emocional nos indica que quizá estamos aguantando algo que deberíamos soltar. Tal vez hemos de aprender a decir no o sí, o a poner límites; tal vez debemos cuidarnos más, o necesitamos más silencio.
Al no escuchar lo que el abatimiento nos señala, llega un momento en que se produce una grieta interna. Hemos huido de nuestra propia voz interior que nos quiere comunicar algo. El desconsuelo indica la posibilidad de un cambio latente. Cuando encontramos el sentido de nuestra angustia, esta se transforma.
Con motivación se atraviesan las dificultades que se presentan para lograr nuestro objetivo. Cuando la serpiente tiene que desprenderse de su piel vieja, escoge transitar por dos piedras próximas que le aprieten, le rasquen y le ayuden a eliminar su piel. Ese tránsito le provoca dolor, pero le ayuda a deshacerse de lo viejo para dar lugar a lo nuevo. Es el final de un proceso y el inicio de otro. Y en ese tránsito sufrimos. Si nos resistimos a atravesarlo, la angustia se incrementa, pues no soltamos lo que ya no nos aporta, lo que necesitamos, ni damos espacio a lo que quiere nacer. Uno puede enquistarse en ese dolor, alargando el padecimiento y haciéndolo agónico.
Cuando el ser humano tiene un para qué, puede atravesar cualquier cómo” (Viktor Frankl)
El sufrimiento nos indica que algo nuevo está naciendo. Si mantenemos puesta la marcha atrás, no avanzamos, podríamos decir que la herida se infecta. Si asumimos y pasamos el dolor, dejamos paso a lo nuevo. Hay que fluir aunque sea en mitad de la incertidumbre. No sabemos lo que nos espera después de ese cambio, y esa inquietud nos puede provocar una falta de fuerza interior. Sin embargo, desprenderse de lo que nos daña es lo que nos libera, nos fortalece y nos hace libres.
Por ejemplo, uno puede sentirse invadido por el sufrimiento que le provoca la pérdida de un ser querido y estar años y años padeciendo. O bien, aunque haya perdido a un hijo, a una madre, a un gran amigo, puede conectar con los momentos llenos de sentido y felicidad vividos con ellos, y aunque probablemente habrá una sombra de dolor con el recuerdo, este no ocupará ni nublará todo. Uno sentirá el agradecimiento por esos momentos.

Para conectarnos

LIBROS
‘Después del éxtasis, la colada’
Jack Kornfield
‘La liebre de marzo’ y
‘Estás aquí. La magia del
momento presente’
Thich Nhat Hanh
PELÍCULA
‘En busca de la felicidad’
Gabriele Muccino
Cuando atravesamos el sufrimiento, nadie puede responder por otro. Este es un sentimiento intransferible y, aunque nos demos cuenta, nadie puede hacer nada, cada uno debemos recorrer ese camino por nosotros mismos. Si, para evitar que una mariposa sufra al salir del capullo, le ayudamos a abrirlo, la mariposa no utiliza su propia fuerza, sus alas se debilitan y se muere. Es ella la que debe atravesarlo para fortalecerse y así poder volar. Cada uno tenemos que salir de las propias redes que nos envuelven y reforzarnos en el tránsito.
Sin embargo, compartir la dificultad, darle nombre y expresarla, aligera la carga. Es más fácil si lo identificamos, lo nombramos, lo escuchamos, lo miramos cara a cara y lo humanizamos. Lo que ocurre a veces es que la vergüenza o el miedo a lo que pensarán al ver nuestra vulnerabilidad o debilidad, o a que nos etiqueten como alguien fracasado, dificulta que compartamos nuestro sufrimiento. Debemos aprender a acompañar al que se encuentra en esta situación sin juzgarle. Una mirada amorosa que acoge ese dolor y no juzga cuando uno se abre a ser escuchado y a compartir ayuda a expresarse para soltar el dolor acumulado en nuestro interior. Y cuánto más hayamos pensado que seríamos juzgados, si descubrimos en el otro ternura y comprensión, eso es profundamente liberador. Tener dónde expresar y manifestar lo que nos angustia descarga nuestro peso.
Para aligerar, nos ayudará también escribir. Elaborar una carta dirigida a uno mismo, en la que se conversa con la parte que sufre y está herida. Ejercitando la verdadera presencia, conseguimos aliviar la angustia que hay en nuestro interior.
Se trata de transformar las adversidades y los monstruos, que son nuestros miedos, en aliados sobre los que cabalgamos. El mito de san Jorge es un ejemplo de transformación: el miedo y el dolor que simboliza el dragón se convierten en una cabalgadura que libera a la princesa. San Jorge no mata al dragón, sino que monta sobre él porque lo ha integrado.
En una sociedad que nos prohíbe nuestras debilidades, ¡qué liberador es manifestarse vulnerable!”
(Javier Melloni)
Entregarse en el tránsito que implica el sufrimiento y no eludirlo hace que aquello que parece un obstáculo y una gran devastación se convierta en una oportunidad. No es fácil dar este salto. Pero la clave está en confiar. En un espacio en el que impera este clima se crean nuevas dinámicas liberadoras que nos revitalizan y nos abren al sentido de vivir. Creemos que a cada instante respiraremos, que a cada paso que demos el edificio aguantará, que cuando lleguemos a casa nos encontraremos con la persona a quien hemos dejado. Nuestra vida está hecha de confianza. Cuando nos convertimos en seres recelosos, nos deshumanizamos. La confianza nos humaniza. Vivamos en la fe radical de que todo tiene sentido más allá de lo que podemos percibir con nuestras cortas miradas.

LA FIESTA GRANDE DE VALENCIA - LAS FALLAS

Para que conozcáis mas las fiestas de las Fallas comenzaré por poneros este video en el podeis ver las telas de los trajes típicos de fiesta de la mujer valenciana.



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LAS ALAS SON PARA VOLAR