En el año 2000, los herederos de la familia Cassirer descubrieron la obra por casualidad. Un sobrino estaba de visita en Madrid y visitó el Museo Thyssen, por lo que comenzó una batalla legal para recuperarlo. David Cassirer presentó una demanda ante el juez californiano de Pasadena, donde está su domicilio, ya que esta familia judía nunca regresó a Europa.
Ahora, la Fundación Thyssen acaba de recurrir al Tribunal Supremo de Estados Unidos para que analice el caso y para ganar tiempo, ya que la otra parte busca conseguir que el caso vuelva a primera instancia y el juez analice por qué nadie se planteó la procedencia del cuadro, cuando iba con un sello de una galería en Berlín y datado en 1942.
¿Quiénes litigan? Hay cuatro actores. El pasado 7 de septiembre de 2017, la fundación formuló una petición de reconsideración por el pleno de la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito. El Estado español se personó en calidad de tercero interesado (amicus curiae) en apoyo de la fundación. Uniéndose a la familia Cassirer, la Comunidad Judía de Madrid y la Federación de Comunidades Judías de España se opusieron a la petición de reconsideración.
¿Por qué en un principìo la Fundación Thyssen fue declarada legítima heredera? El juez determinó, en un principio, que la Fundación Thyssen se había convertido en legítima propietaria por prescripción adquisitiva conforme al artículo 1955 del Código Civil español, que dispone que se "prescribe el dominio de las cosas muebles por la posesión no interrumpida de seis años". Es decir, independientemente de cómo hubiese adquirido el cuadro, la fundación se habría convertido en legítima propietaria por su posesión no interrumpida durante seis años.
¿Qué alegó la otra parte para que el caso no se cerrara y seguir luchando por el cuadro? La Comunidad Judía de Madrid y la Federación de Comunidades Judías de España alegaron que el juez había errado porque el artículo 1956 del Código Civil español dispone que "las cosas muebles hurtadas o robadas no podrán ser prescritas por los que las hurtaron o robaron, ni por los cómplices o encubridores". El término 'encubridor' incluye la receptación, es decir, la recepción de bienes muebles a sabiendas de que son robados.
¿Cuál es la actualidad del caso? La Fundación Thyssen acaba de recurrir al Tribunal Supremo de Estados Unidos para que analice el caso, ya que el pasado 5 de diciembre la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito Federal de EEUU desestimó su apelación y el caso iba a volver a primera instancia al juez de Pasadena (California). La intención tanto de la familia como de la Comunidad era reabrir el caso y analizar si declaraba o no que la fundación era conocedora del origen de la obra cuando la adquirió, la clave para establecer los derechos de propiedad.
La otra parte: "El cuadro figura en listas de cuadros robados"
Bernado M. Cremades, representante de la comunidad judía de España, está tranquilo y así se lo manifiesta a este medio. "Los Cassirer y nuestros clientes tienen de plazo hasta el 6 de abril de 2018 para oponerse a la admisión a trámite del recurso de casación presentado por la fundación. La decisión de admisión o no a trámite debería tener lugar en torno a junio de 2018. Si se deniega la admisión a trámite, el expediente vuelve al juzgado de distrito (primera instancia) para que continúe el procedimiento.
En cambio, si se admite a trámite, las partes tendrán que presentar escritos sobre el fondo del asunto ante el Tribunal Supremo", explica. Y añade: "El cuadro de Pissarro está además en varias listas de cuadros robados y hay una sentencia de un tribunal de Múnich que lo certifica. Su tranquilidad además le viene porque, según él argumenta, cada año se presentan de 7.000 a 8.000 peticiones ante el Tribunal Supremo de EEUU, de las cuales algo menos de 200 se admiten a trámite.
Cuadros y contratos con el Estado: la baronesa Thyssen, "cliente clave" de Appleby
D. GRASSO
El despacho en el centro de los Paradise Papers ayudó a montar la estructura 'offshore' que se utilizó para vender la colección a España, mientras gestionaba otros bienes de la familia
No es la primera vez que el apellido Thyssen y el nazismo van en la misma noticia. A esto se suma que un juez francés acaba de despojar de otro Pissarro, 'La cosecha de guisantes', a una pareja estadounidense y lo ha devuelto a los descendientes de Simón Bauer, coleccionista judío al que los nazis robaron la obra. ¿Perderá la Fundación Thyssen una de sus pinturas más emblemáticas.
De salir beneficiada la familia
Cassirer sentaría precedente para que otros
cuadros supuestamente robados Abran los ojos porque esta disputa podría sentar un precedente en Estados Unidos sobre la recuperación de obras de arte durante el nazismo. Y ahora lean. El origen de la disputa radica en la adquisición por parte de la Fundación Thyssen del cuadro del impresionista Camille Pissarro titulado'Calle Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia', que desde finales de 1992 cuelga en las paredes de la institución madrileña. Dicha obra pertenecía a la galerista judía afincada en Berlín Lilly Cassirer. La marchante se vio obligada a vender la pintura a un comerciante de arte de Berlín del círculo nazi por el equivalente a 360 dólares y así consiguió visas para ella, su esposo y su nieto. Era 1939. El cuadro fue su pasaporte a Estados Unidos, a la libertad. La pintura fue adquirida en 1976 por el barón Thyssen, quien se lo vendió a la Fundación Thyssen en 1993.