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POR QUE UNA PERSONA SE MUESTRA INDIFERENTE


La indiferencia suele ser demoledora. Ese vacío emocional que expresa una persona significativa puede dejar profundas heridas. De hecho, mientras más importante es la persona para nosotros, más terribles serán las consecuencias de la indiferencia. Se trata de una actitud que provoca una profunda inseguridad, genera incertidumbre y abre de par en par las puertas a la soledad. Sin embargo, comprender por qué una persona se muestra indiferente nos puede ayudar a paliar estos efectos o incluso a romper esa capa de frialdad.

Las causas de la indiferencia 


- Falta de implicación emocional. El hecho de que una persona sea significativa para nosotros no siempre implica que nosotros seamos igualmente importantes. Algunas personas pueden adoptar una actitud indiferente porque no somos lo suficientemente significativos desde el punto de vista emocional. No perciben que exista una conexión afectiva sólida y prefieren mantener la distancia. 

- Necesidad de protegerse. Hay personas que prefieren no amar para evitar ser heridos, en estos casos, prefieren distanciarse emocionalmente y utilizan la indiferencia como escudo. Son personas que le temen al compromiso y que no quieren tener ataduras emocionales, casi siempre porque han vivido en carne propia experiencias traumáticas de abandono y no desean volver a experimentar ese dolor.

- Arma de manipulación. En algunos casos, sobre todo en las relaciones de pareja, la indiferencia se convierte en un arma de manipulación emocional. Cuando una persona sabe que la otra le ama lo suficiente como para ceder, puede adoptar una actitud indiferente para lograr sus objetivos. En estos casos, la indiferencia se utiliza como un instrumento de castigo.

- Necesidad de espacio. Hay personas que, por su naturaleza, son más distantes emocionalmente, no expresan con facilidad sus sentimientos y prefieren mantener las distancias. En otras ocasiones, simplemente están atravesando un periodo de su vida en el cual necesitan más espacio, como puede ser la adolescencia o después de una ruptura de pareja. Como resultado, estas personas pueden utilizar la indiferencia para proteger su espacio. 

- Autonegación. Una persona puede asumir una actitud indiferente porque ve en el otro algo que reconoce en sí mismo pero que no quiere aceptar. Por ejemplo, alguien que ha escalado varios escaños sociales puede mostrarse indiferente ante personas que pertenecen a un grupo social que le recuerda su pasado. En estos casos, la indiferencia es una coraza protectora para que su "yo" idealizado no tenga conflictos.

- Deseo de causar daño. Mal que nos pese, hay personas particularmente rencorosas que son conscientes de que aún tienen un poder emocional sobre alguien y utilizan la indiferencia para causarle daño. En estos casos la indiferencia es un arma de venganza que se usa para golpear al otro donde más le duele. 

Por supuesto, puede haber otras causas de la indiferencia y en ocasiones estas pueden solaparse entre sí ya que cada situación es única y las relaciones interpersonales son muy complejas. Para descubrir el origen de la indiferencia es fundamental excavar en el pasado de la persona, ponerse en su lugar y comprender qué significa esa relación desde el punto de vista emocional.

¿Por qué es importante descubrir las causas de la indiferencia?


En dependencia de las causas de la indiferencia, podremos asumir uno u otro camino. Por ejemplo, cuando una persona se muestra indiferente porque necesita espacio, es recomendable dar un paso atrás y respetar su intimidad. En el caso de que tenga miedo a volver a sufrir, tendremos que demostrarle que no representamos un peligro sino todo lo contrario, que estamos ahí para apoyarle.

También hay casos en los que una persona puede responder con indiferencia sin darse cuenta de ello, por lo que a veces es suficiente con hacérselo notar, indicándole cuánto nos daña esa actitud y cómo nos gustaría que fuera la relación. 

Por supuesto, en otros casos la indiferencia es una señal de que la relación no va por buen camino y nos indica que deberíamos replanteárnosla o, al menos, deberíamos intentar marcar una distancia emocional de manera que la otra persona no pueda blandir la indiferencia como un arma para hacernos daño.