Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, además de dos leyendas vivas de nuestra cultura, son dos tipos a los que llevamos conociendo desde hace mucho tiempo. A pesar de los años, aún quedan aspectos de su condición personal y profesional que para el público español están en la sombra. El símbolo y el cuate es el documental que explora la dinámica íntima de estos dos socios musicales y su importancia en el mundo latinoamericano mientras repasa una de sus giras conjuntas en aquel continente. El símbolo y el cuate es uno de los platos fuertes del Festival de Cine de San Sebastián fuera de concurso.
El periodista Francesc Relea se ha encargado de registrar esta relación a tres entre los cantantes y Latinoamérica, un lugar "convulso y que buscaba la libertad de punta a punta" cuando Serrat llegó por primera vez a él a finales de los 60. Una década después lo recorrió a fondo "en una furgoneta en un momento en que no podía volver a España y con ese viajé abrió camino al resto", recuerda en San Sebastián su compañero Sabina.
México, Argentina, Perú, Uruguay y Chile es el periplo que realizan condensado en 80 minutos el símbolo Serrat y el cuate Sabina, como se refiere a ellos su amigo el periodista mexicano Ricardo Rocha.
En ese tiempo de viaje compartido con el espectador vemos a un Sabina orgulloso de pasar por mexicano como autor de la ranchera Y nos dieron las diez.
"Yo soy más campechano, pero él bebe más", dice con cariño y a su modo Joan Manuel Serrat. "Mi envidia y su talento nos separan", contesta Joaquín Sabina. Pero las cosas que les unen, entre ellas su amor por América Latina, son muchas más.