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Viviendas colaborativas, envejecer entre amigos

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mayores_udp_cohousing

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Comenzamos con este artículo una serie centrada en el modelo residencial denominado “cohousing”, “covivienda” o “jubilar”. En este y los siguientes posts queremos difundir y debatir sobre este tipo de entorno, favorecedor de una forma de vida que recupera valores solidarios y de colaboración mutua entre personas que viven en proximidad.
Escribiremos desde la Asociación Jubilares, entidad socia sectorial de UDP, junto a nuestras amigas y amigos de Cohousing Verde. Un espacio que quiere hablar de cooperación y amistad sólo puede hacerlo coherentemente trabajando de la misma forma. Esperemos que sirva para despejar dudas, para seguir aportando confianza a agentes clave (administración, entidades financieras…) y para animar a la reflexión sobre un futuro digno, sostenible, próspero, amigable y, en definitiva, feliz.
¿Conoces el “cohousing”?
Aunque este anglicismo (CO-llaborative HOUSING) o incluso la traducción como “vivienda colaborativa” pueda aparentar lejana en nuestras latitudes, lo cierto es que el concepto empieza ya a ser bien conocido. Cuando hace un año la UDP publicó el informe  “EL COHOUSING Y LAS PERSONAS MAYORES” ya no nos sorprendió que 6 de cada 10 personas mayores de 65 años supieran de este modelo residencial y un 40% se plantearía ir a vivir a uno de estos lugares. Cuántas veces hemos escuchado en la comida familiar del domingo, o entre unas cañas en el bar: “¿y si nos jubilamos juntos?”…
La motivación para el cohousing en el grupo poblacional de mayor edad es variada… A menudo nace en oposición a un futuro no deseado (“no quiero ser una carga para mis hijos”, “no voy a poder pagar los cuidados si los necesito”, “no quiero que nadie decida por mí dónde o cómo voy a vivir”…). Estas reflexiones pueden resultar impulsoras en un primer momento pero la idea realmente se consolida y se hace fuerte cuando la persona – el grupo embrionario – comprende el cohousing como un vasto nicho de oportunidades: envejecimiento activo, soporte emocional de una comunidad en la que me siento incluida, ahorro económico, un entorno capacitante donde emprender proyectos y adaptable a mis necesidades cambiantes, mucha diversión…
Origen del cohousing
El cohousing nace en los años 70 en Dinamarca y Holanda, partiendo de las necesidades de familias jóvenes. En oposición al modelo “comunal”, el cohousing permitía, conservando en todo momento una economía propia y la vivienda de uso privativo, compartir labores domésticas, crianza de niñas y niños, etc. Rápidamente se extendió en estos países y muchos otros (Suecia, Alemania, EE.UU., Canadá…). En los 80, cuando algunos de aquéllos pioneros comenzaron a envejecer descubrieron que sus necesidades eran diferentes que las de las personas más jóvenes y empezaron a crear comunidades “senior”. Es una opción personal: hay quien quiere encontrarse entre personas afines y piensa que un rango similar de edad ayuda. En todo caso la vida en estas comunidades es verdaderamente intergeneracional, puesto que está abierta al barrio o comunidad más amplia.
En nuestro país el “senior cohousing” se adelantó al de jóvenes familias. Aquí está naciendo desde la iniciativa de personas mayores que buscan una oportunidad de vida más rica, activa y con más futuro que la jubilación como mero “retiro”. Como en tantas ocasiones, las personas mayores son las que han venido a traer innovación y emprendimiento.
¿Pero qué es el cohousing?
La definición es empírica. Esto es, el modelo se ha ido definiendo a partir de los cientos de casos de éxito en todo el mundo. Así, las características invariantes son las siguientes:
  • Es autopromovido, de iniciativa y diseño del grupo.
  • Es co-diseñado, con un enfoque intencional para favorecer la relación vecinal.
  • Existen zonas comunes significativas, que se comprenden como extensión de las viviendas (no de gestión externa).
  • Autogestionado, con organización colaborativa de las tareas comunes (comisiones).
  • No hay jerarquías,  y los roles se reparten de forma natural.
  • La economía es privada, y las viviendas cuentan con todos los elementos que aseguran la independencia de los residentes.
En el imaginario colectivo las comunidades de senior cohousing (o jubilares) se asocian erróneamente a un cierto modelo derivado de las “residencias” de personas mayores: a menudo se confunden con “apartamentos con servicios”, “senior resorts” o “apartamentos tutelados”, donde no encontramos las seis características mencionadas anteriormente, principalmente en lo que se refiere a la autopromoción, autogestión y falta de jerarquía (suele haber “tutela” externa). Tampoco el cohousing se define por su configuración arquitectónica, pero sí por su diseño social.
Realmente el cohousing se asemeja más a un pequeño barrio o a una comunidad de vecinas y vecinos bien avenidos (porque lo crearon con esa intención de vida colaborativa y mutualismo comunitario). El proceso de creación de comunidad, previo a la creación del complejo exige metodologías participativas y herramientas de inteligencia colectiva. Y es que ese deseo de “formar parte” (= participación, en mayor o menor medida) es una de las grandes claves. La otra, muy importante especialmente cuando nos referimos a colectivos en riesgo de fragilidad o exclusión, es la autonomía que da la plena inclusión en la comunidad. El cohousing es entorno físico y social que, construido de forma colectiva, facilita que esto ocurra.

AQUÍ Y AHORA



AQUÍ Y AHORA


“La vida no es mañana; el amor no es mañana; lo trascendental nunca es mañana. Siempre es ahora, siempre es aquí. Cada minuto, irrepetible, exige su plenitud y su canción.”
(Antonio Gala)



En mi opinión, nos ponemos grandilocuentes cada vez que hablamos de aquí y ahora… ¡como si supiéramos lo que eso significa!

¿Lo sabemos?

¡Pero si no puede ser más fácil!

“Aquí” es donde estoy, el sitio desde el que estoy hablando.

Y “ahora”, es este momento, a esta hora, en este mismo instante, ni ayer ni mañana.

En realidad sobra el aquí porque ya va implícito en el ahora. Y viceversa.

En realidad no hay un “ahora” si no hay un “aquí” donde situar ese “ahora”. Y “aquí” necesita un “ahora” para ser; si no hay un “ahora” no se puede estar “aquí”. Y todo esto no es un juego de palabras.

Otra cosa es lo que hacemos con ello, porque, estemos en la parte del mundo que estemos, y sea la hora que sea, siempre se acierta al decir “aquí y ahora”.

Nos estamos perdiendo una parte importante de la vida si no somos absolutamente conscientes de ello, por lo menos de vez en cuando al principio pero tratando de que sea cada vez más a menudo hasta que se convierta en constante.

Para tomar consciencia de ello, al principio sirven trucos sencillos como el de pararse cada cierto tiempo (y si hace falta se pone una alarma en el reloj o en el teléfono móvil para que suene cada diez minutos) y separarse de lo que se esté haciendo, aislarse simbólicamente del mundo y entrar dentro de uno, en el Uno Mismo, para decir algo como: “Soy yo”, o “Estoy aquí”, o “Estoy vivo”.

Mejor si se acompaña de cualquiera de los sentidos. Si se toca algo, eso confirma la sensación de estar aquí y estar ahora y estar vivo. Si haces unas cuantas respiraciones completas, mejor. Y si miras a tu alrededor como si vieses el mundo por primera vez, mejor todavía.

Lo importante es separarse de la rutina en la que te encuentres para verlo distinto, con consciencia.

Otra cosa que resulta bien es mirarse en un espejo, preferiblemente a los ojos –es uno de los ejercicios más difíciles que existen…-. Si se puede sonreír a quien nos devuelve nuestra propia mirada, mejor. Y si la sonrisa es sincera, aún mejor. Y si se puede mantener la mirada y se puede escuchar lo que siente o lo que piensa quien nos está mirando, todavía mejor.

Tocarse también está bien. Acariciarse los brazos (¿Abrazan tanto como crees que tendrían que abrazar?). Tomar conciencia del vientre (Y de los órganos que hay dentro). De las arrugas, quien las tenga (Que son la garantía de que se ha vivido). De las manos (¿Cuántas cosas han tocado estas manos?)

Y después de hacer cualquiera de las cosas sugeridas, volver a uno, aquí y ahora.

Estoy.

Estoy vivo.

Estoy es la vida.

Esto es la vida.

Vivo.

Estoy aquí.

La vida me pertenece.

Respiro.

Puedo ver, puedo oír.

Ahora estoy pendiente de mí.

Me acompaño a todos los sitios.

Estoy a todas horas conmigo, pero no soy muy consciente de ello.

Si me pongo a pensar en mi pasado, tengo la sensación de que no he vivido una gran parte de mi vida. Me falta algo.

He vivido como un autómata.

Parece que sólo han dejado huella en mí las cosas un poco extremas: mucha felicidad y mucho dolor.

Estuve en todos los minutos, pero… ¿De qué los he llenado?

¿Podría poner más plenitud a este presente y a los próximos?

¿Eso es lo que quiere decir “aquí y ahora”?

¿Estar con la consciencia plena y atenta?

Respiro.

Yo.

Soy yo quien respira.

Eso quiere decir que estoy aquí y ahora.

Siento mi vida y siento que estoy vivo.

No aplazo esta consciencia.

No me pierdo el placer de saberme Yo y sentirme Yo.

Estoy aquí y ahora.

Y comprender esto es, casi casi casi, el todo.


Te dejo con tus reflexiones…

(Si te ha gustado, ayúdame a difundirlo compartiéndolo. Gracias)

No busques, permite que te encuentren



La vida es demasiado corta como para correr detrás de alguien que ni siquiera camina por ti. No es necesario ir detrás cuando ya saben dónde estás, cuando conocen tu hogar y saben de tus misterios. Por eso, no busques, permite que te encuentren.
Lo cierto es que hay personas a las que no les importamos pero que, sin embargo, a nosotros sí que nos importan. En estos casos puede resultarnos difícil comprender la situación, pues el interés por los demás no habla el lenguaje del egoísmo. Pero no busques algo que no te ofrecen, tampoco lo mendigues.
Recuerda que tu número de teléfono está compuesto de los mismos dígitos y que, en realidad, no existe la falta de tiempo, sino la falta de interés. Piensa en que cuando alguien quiere o necesita de algo o de alguien es capaz de remover cielo y tierra para compartir aunque sea unos segundos.

El cariño no se suplica

No busques. Arrastrarnos y suplicar migajas de un cariño que no nos quieren dar no es saludable ni a corto ni a largo plazo. Sin embargo, puede que ciertas muestras nos lleguen a enternecer y que nos sirvan para buscar motivos para seguir anclados en el deseo de que esa persona permanezca en nuestra vida.
Si nos paramos a pensar, lo único que hacemos con esa actitud es prolongar de manera innecesaria elsufrimiento emocionalSometernos a la voluntad de los otros hace que nos convirtamos en marionetas de sus necesidades y de sus antojos.
En este sentido, como es obvio, hay cosas que pasan porque tienen que pasar, pero hay otras que pasan cuando hacemos que pasen. No podemos sentirnos libres ni ser felices si vivimos aferrados y atados a unas esperanzas que manejan los demás.
Marioneta de una niña

No busques, deja que el viento se lleve lo innecesario de tu vida

Resulta complicado soltar o dejar marchar aquello que consideramos muy nuestro, ya sean sentimientos o personas. Es decir, que a ciertas piedras que cargamos sobre nuestra espalda nos une un sentimiento de identidad y pertenencia que se fusiona con nuestro miedo a perder algo que creemos tan intenso e importante.
Sin embargo, a pesar de que todo ese caos emocional nos ate a ciertas personas, también acabamos cansándonos de que no nos valoren. Es probable que cuando nos percatamos de esto nos sintamos algo egoístas, lo cual es terrible para nuestra salud emocional.
Sentir que si no aguantamos un poco más una situación o a ciertas personas estamos fracasando es algo asombrosamente común. El fundamento de este sentimiento es el miedo que nos da enfrentarnos con el vacío que la pérdida genera.
Dicho de otra manera, sentimos que si dejamos de sacrificarnos perdemos la oportunidad de construir parte de la historia emocional de nuestra vida. Sin embargo, lo que realmente estamos haciendo es comportarnos de la manera más cruel posible con nosotros mismos, con nuestras expectativas y con nuestros deseos.
Corazón dibujado en el cristal de una ventana
El camino de ida hacia la libertad emocional está construido a partir de las piedras que vamos soltando; es decir, de sentimientos y personas tóxicas de las que nos vamos deshaciendo.
Soltar es la única manera de dejar hueco a nuestras fortalezas, de asumir nuestros errores y de conseguir manifestar nuestras intenciones y nuestro compromiso. De esta forma evitamos que lo negativo le reste espacio a lo positivo, consiguiendo incrementar nuestro entusiasmo por la vida y nuestro bienestar.

No es más fuerte quien más soporta, sino quien es más capaz de “soltar”

Si no te trae alegría a tu vida… SUELTA
Si no te ilumina ni te construye… SUELTA
Si permanece, pero no crece… SUELTA
Si te procura seguridad y así te evita el esfuerzo de desarrollarte… SUELTA
Si no brinda reconocimiento a tus talentos… SUELTA
Si no acaricia tu ser… SUELTA
Si no impulsa tu despegue… SUELTA
Si dice, pero no hace… SUELTA
Si no hay un lugar en su vida para ti… SUELTA
Si intenta cambiarte… SUELTA
Si se impone el `yo´… SUELTA
Si son más los desencuentros que los encuentros… SUELTA
Si simplemente no suma a tu vida… SUELTA
SUÉLTATE…la caída será mucho menos dolorosa que el dolor de mantenerte aferrado a lo que pudo ser pero no es
No busques ni vayas detrás de lo que no quieren darte, suéltalo… Pero mantente abierto a la posibilidad de que te encuentren aquellos que si quieren forman parte de tu vida de una manera sana.No busques, permite que te encuentren…

Zentangle, el dibujo que nos ayuda a meditar

Zentangle, el dibujo que nos ayuda a meditar

El Zentangle es un método de dibujo que utiliza de manera repetitiva todas las formas geométricas y curvilíneas. El objetivo es fomentar la calma y la meditación a través del trazo de patrones estructurados que conforman bellas imágenes. Su técnica es fácil de aprender, además de relajante y divertida.
Sus creadores, Maria Thomas y Rick Roberts, afirman que casi cualquier persona puede conseguir realizar bonitas imágenes. Su objetivo principal es aumentar la concentración y la creatividad, así como proporcionar una gran sensación de bienestar a través de la satisfacción artística.
Se parte de la premisa de que descuidamos una parte fundamental de nuestro ser al olvidar la importancia de cultivar el arte como forma de vida. Así, se plantea que la exploración del método Zentangle y su puesta en práctica sea una manera de “liberarnos”.

Lo que debes saber sobre el método Zentangle

Según sus autores, el método es sencillo de entender y fácil de disfrutar incluso si uno no está convencido de que no es para nada hábil con el lápiz y las pinturas. Comprender el método y crear una pieza de arte Zentangle es como aprender el secreto que está detrás de un truco de magia.
Cada línea que se realiza se produce de manera consciente y meditada, como si de pensamientos, palabras o hechos se tratara. Es decir, le “ponemos trazo” a aquello que toma relevancia en nuestra vida.
No importa cómo se vea, se trata de conectar nuestra mente con nuestra mano y el papel. Esto permite nuevos pensamientos y nuestras perspectivas, lo que nos ayuda a fluir y a centrarnos en el presente. Por eso no se permite la goma de borrar, porque estaríamos borrándonos a nosotros mismos.
Zentangle coloreado
O sea, no saber qué va a resultar es algo que se plantea de manera intencional, siendo esto tanto una libertad como un desafío. El hecho de que no haya solución predeterminada como en otrospasatiempos puede resultar irritante al principio (hemos sido educados para buscar soluciones perfectas). Veamos por puntos lo que necesitamos:
  • Cada prototipo de azulejo o recuadro Zentangle es de 8,89 cm de lado. Vale cualquier tipo de papel texturizado que no tenga patrones. Preferiblemente debe ser blanco y de las extensiones indicadas.
  • Debe comenzarse por el dibujo de un hilo y proseguir enredando de manera repetitiva el patrón que estamos creando.
  • Está diseñado para completarse en una sola sesión que puede finalizar en 15 minutos o en el tiempo que se desee. Así, la sensación de logro y satisfacción puede ser obtenida de manera rápida para quienes no disponen de mucho tiempo.
  • La ceremonia que rodea la realización de nuestros patrones Zentangle necesita recrear un entorno personal, íntimo y único. Fundir nuestras sensaciones con la textura de las baldosas de papel Zentangle nos hará sentirnos maravillosamente relajados y conectados.

Lo que el Zentangle nos aporta

Hemos hablado en otras ocasiones de los beneficios emocionales y cognitivos que obtenemos al colorear mandalas y otros patrones. Sin embargo, el Zentangle va un paso más allá, pues fomenta la creación de patrones haciéndonos ver que también nosotros podemos generar bellas ilustraciones.
Así, alejándonos de la conciencia del espacio-tiempo, la creación de Zentangle:
  • Nos relaja profundamente.
  • Nos ayuda a liberarnos del insomnio si los hacemos antes de acostarnos.
  • Fomenta que valoremos más nuestras capacidades.
  • Nos une a una comunidad de apoyo y divertimento (hay varias páginas y grupos por la red).
  • Alimenta y desarrolla nuestras capacidades creativas.
  • Ejercita nuestro cerebro y nuestra mente.

Zentangle de colores

Características del método Zentangle

No es de extrañar que el arte y la creación nos ayuden a reconectar con nosotros mismos, pues es una faceta que habitualmente dejamos de lado y que nos permite liberarnos de nuestro habitual encasillamiento de tareas y actividades.
El Zentangle nos ayuda a establecer  interiormente un lenguaje no verbal de patrones y proporciones que abre la puerta a nuevas percepciones que habitualmente están bloqueadas. Así, como la técnica de los mandalas, este método es una forma de “meditación moderna”.
Entrecomillamos “meditación moderna” porque Jung ya usaba estos protocolos geométricos y arquetípicos como instrumento de terapéutico. Asimismo, el hecho de que el resultado no sea premeditado nos ayuda a plantearnos la vida como un arcoíris de colores y no tanto como blanco o negro.