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Depresión y un padre "Satanás" protagonizan las revelaciones de Bruce Springsteen en su libro

Artículo por Paula Arenas



Depresión y un padre "Satanás" protagonizan las revelaciones de Bruce Springsteen en su libro El cantante Bruce Springsteen, en Madrid. (PATRICIA CANO) 

"No podía levantarme de la cama. Joder, ni siquiera lograba una erección", confiesa el artista en su recién publicada autobiografía. Llamada como su álbum de mayor éxito, Born to Run, está llena de revelaciones.

 "Había sentido cómo nos visitaba esa fuerza de las tinieblas bajo la forma de mi frustrado padre".  La depresión o los trastornos mentales, no es que dé igual lo que sea es que quién sabe exactamente lo que a Bruce Springsteen realmente le pasaba y le pasa, sólo tenemos y acabamos de tenerla la revelación propia del artista en su recién publicada autobiografía Born to Run (Random). 

En ella, la depresión y el trastorno se cruzan hasta confundirse. Y eso que, es el quien lo reconoce, no está todo en el libro (acompañado del disco Chapter and Verse), por respeto a los que le quieren. Aún así hay mucho de nuevo en el topless que acaba de hacer el autor de Darkness on the edge of town, de infancia cruda y cruel (en Nueva Jersey), en la que él era el chaval de la pandilla macarra que vivía mal no ser de esa otra tribu, la de los pijos.

 Había sido testigo de lo que tenía que ser el rostro posesivo de Satanás: mi padre destrozando la casa. Fue sin embargo aquel origen lo que le dio la fuerza para patear el determinismo de por ejemplo Zola que siempre sostuvo que nunca se puede salir del lugar del que se procede. Bruce es la otra cara de La taberna, la novela que pretende demostrar cómo no hay opciones de escapatoria. 

Él escapó, al menos de lo que le esperaba:  "Había sido testigo de lo que tenía que ser el rostro posesivo de Satanás: mi padre destrozando la casa en plena noche en un ataque de rabia provocado por el alcohol, aterrorizándonos a todos. Había sentido cómo nos visitaba esa contundente fuerza de las tinieblas bajo la forma de mi frustrado padre...  el caos emocional y el poder de no amar". No termina ahí la confesión del cantante que acaba de cumplir los 67, también hay hueco para sus problemas sexuales debidos a una religiosidad extrema inculcada por una madre irlandesa ultracatólica y a su vez su máxima valedora y quien más lo quiso. 

Ella le compró su primera guitarra. Una guitarra barata que hizo que le echaran de la primera banda por ser demasiado malo el instrumento. Tras esa negativa vinieron otros ‘noes’,  pero también la justicia poética, el éxito: Born to run, ese himno al oasis rozado y ese mordisco a una América en la que sintió toda la miseria de la clase baja. 

Es la infelicidad el hilo que recorre su biografía (salvada por su mujer y sus hijos) y llega a los últimos 30 años. En ellos su lucha va contra los trastornos y la depresión. Psicoanálisis, fármacos y más psicoanálisis han protagonizado media vida de la estrella del rock, que primero era incapaz de acercarse a una chica y luego, cuando pudo, se pasó, se excedió con todo y ahí ‘estalla’  una de las revelaciones más crudas y acaso más ciertas del que fue un niño débil –así se ve él–: "No podía levantarme de la cama. Joder, ni siquiera lograba una erección". 

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